miércoles, octubre 29, 2008

Pido disculpas


Por Frei Betto

Estoy gravemente enfermo. Me gustaría manifestar públicamente mis excusas a todos los que confiaron ciegamente en mí. Creyeron en mi presunto poder de multiplicar fortunas. Depositaron en mis manos el fruto de años de trabajo, de economías familiares, el capital de sus emprendimientos.

Pido disculpas a quien mira a sus economías evaporase por las chimeneas virtuales de las bolsas de valores, así como a aquellos que se encuentran asfixiados por la imposibilidad de pagar, los intereses altos, la escasez de crédito, la proximidad de la recesión.

Sé que en las últimas décadas extrapolé mis propios límites. Me convertí en el rey Midas, creé alrededor mío una legión de devotos, como si yo tuviese poderes divinos. Mis apóstoles –los economistas neoliberales– salieron por el mundo a pregonar que la salud financiera de los países estaría tanto mejor cuanto más ellos se arrodillasen a mis pies.

Hice que gobiernos y opinión pública crean que mi éxito sería proporcional a mi libertad. Me desaté de las amarras de la producción y del Estado, de las leyes y de la moralidad. Reduje todos los valores al casino global de las bolsas, transformé el crédito en producto de consumo, convencí a una parte significativa de la humanidad de que yo sería capaz de operar el milagro de hacer brotar dinero del propio dinero, sin el lastre de bienes y servicios.

Abracé la fe de que, frente a las turbulencias, yo sería capaz de auto-regularme, como ocurría con la naturaleza antes de que su equilibrio sea afectado por la acción predatoria de la llamada civilización. Me volví omnipotente, me supuse omnisciente, me impuse al planeta como omnipresente. Me globalicé.

Llegué a no dormir nunca. Si la Bolsa de Tokio callaba por la noche, allá estaba yo eufórico en la de São Paulo; si la de Nueva York cerraba a la baja, yo me recompensaba con el alza de Londres. Mi pregón en Wall Street hizo de su apertura una liturgia televisada para todo el orbe terrestre. Me transformé en la cornucopia de cuya boca muchos creían que habría siempre de chorrear riqueza fácil, inmediata, abundante.

Pido disculpas por haber engañado a tantos en tan poco tiempo; en especial a los economistas que mucho se esforzaron para intentar inmunizarme de las influencias del Estado. Sé que, ahora, sus teorías se derriten como sus acciones, y el estado de depresión en que viven se compara al de los bancos y de las grandes empresas.

Pido disculpas por inducir multitudes a acoger, como santificadas, las palabras de mi sumo pontífice Alan Greenspan, que ocupó la sede financiera durante diecinueve años. Admito haber incurrido en el pecado mortal de mantener los intereses bajos, inferiores al índice de la inflación, por largo periodo. Así, se estimuló a millones de usamericanos a la búsqueda de realizar el sueño de la casa propia. Obtuvieron créditos, compraron inmuebles y, debido al aumento de la demanda, elevé los precios y presioné la inflación. Para contenerla, el gobierno subió los intereses... y el no pago se multiplicó como una peste, minando la supuesta solidez del sistema bancario.

Sufrí un colapso. Los paradigmas que me sustentaban fueron engullidos por el imprevisible agujero negro de la falta de crédito. La fuente se secó. Con las sandalias de la humildad en los pies, ruego al Estado que me proteja de un deceso vergonzoso. No puedo soportar la idea de que yo, y no una revolución de izquierda, sea el único responsable por la progresiva estatización del sistema financiero. No puedo imaginarme tutelado por los gobiernos, como en los países socialistas. Justo ahora que los bancos centrales, una institución pública, ganaban autonomía en relación a los gobiernos que los crearon y tomaban asiento en la cena de mis cardenales, ¿que es lo que veo? Se desmorona toda la cantaleta de que fuera de mí no hay salvación.

Pido disculpas anticipadas por la quiebra que se desencadenará en este mundo globalizado. ¡Adiós al crédito consignado! Los intereses subirán en la proporción de la inseguridad generalizada. Cerrados los grifos del crédito, el consumidor se armará de cautela y las empresas padecerán la sed de capital; obligadas a reducir la producción, harán lo mismo con el número de trabajadores. Países exportadores, como Brasil, tendrán menos clientes del otro lado de la barra; por lo tanto, traerán menos dinero hacia sus arcas internas y necesitarán repensar sus políticas económicas.

Pido disculpas a los contribuyentes de los países ricos que ven como sus impuestos sirven de boya de salvación de bancos y financieras, fortuna que debería ser invertida en derechos sociales, preservación ambiental y cultura.

Yo, el mercado, pido disculpas por haber cometido tantos pecados y, ahora, transferir a ustedes el peso de la penitencia. Sé que soy cínico, perverso, ganancioso. Sólo me resta suplicar que el Estado tenga piedad de mí.

No oso pedir perdón a Dios, cuyo lugar pretendí ocupar. Supongo que, a esta hora, Él me mira allá desde la cima con aquella misma sonrisa irónica con que presenció la caída de la Torre de Babel.

Extraído de ALAI AMLATINA, 24/10/2008, Sao Paulo.
PARA DIARIO PAMPERO EN EXCLUSIVA de CRISTO REY.

Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero
nº 90 Cordubensis

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El movimiento nacional (Guerra Civil o Cruzada de Liberación)


España en pie

Porque es esto todo unido, lo que el 18 de julio de 1936, ante el inminente peligro de ESPAÑA, se pone de pie…
Como en la República se concentran todas los enemigos de España: en el MOVIMIENTO NACIONAL SE CONCENTRAN TODAS SUS FUERZAS DE SALVACIÓN. Dios las había querido conservar, en España, cada una en un arca o depósito sagrado. La Tradición, guardada en las breñas de Navarra, baja, al mando de MOLA, en un torrente de boinas rojas. El Ejército, intacto en el Norte de África, donde no podían llegar los bracitos trituradores de AZAÑA, pasa el Estrecho y sube al mando de YAGÜE y de VARELA. Por el resto de España, las camisas azules del FALANGE, las esperan. Estos no están guardados en un arca y depósito determinado. Estos son la hora joven, el ímpetu del momento: y están esparcidos por España toda, con un cielo azul y despejado de amanecer. Así se encuentran la vieja España y la España nueva.

Y al frente de ellos, FRANCISCO FRANCO: el valor sereno, la idea clara, la voluntad firme y la sonrisa. Porque FRANCO no es el “dictador” que preside el triunfo de un partido o sector de la nación. Es el padre que reúne bajo su mando, como un gran familia, todas las fuerzas nacionales de España. Por eso su gesto no es hosco: por eso su cara no es, como dicen los españoles, de “despide-huéspedes”. FRANCO no despide a nadie y acoge. Porque sabe que bajo su mando no tiene sólo soldados, ni falangistas ni requetés. Bajo su mando tiene a España entera: suma de todo esto. Por eso su palabra suprema es esa: “integración”: es decir, Unidad. La palabra de Roma y de ISABEL Y FERNANDO; y de CARLOS V y de FELIPE II. La clave de nuestra Historia.

LAS DOS ZONAS

EL MOVIMIENTO NACIONAL divide a España en dos partes. No es una línea militar táctica y estudiada. Es la frontera caprichosa que resulta del altibajo de la pasión española. Donde hubo de valor y espíritu, hubo zona nacional. La línea va no por esta ciudad y esta sierra y este río, según una necesidad militar: va por el corazón de VARELA, y el arrojo de QUEIPO y el empuje de MOLA. Y aun fuera de ella quedan las tenacidades gloriosas y aisladas de Oviedo de Aranda, del Alcázar de MOSCARDÓ y del Santuario de la Cabeza de SANTIAGO CORTÉS.
El mapa que resulta, es el mapa del Espíritu y de la Fe: de la verdad de España. Ya están, sin tapujos, frente a frente, la España y la Anti-España. El Espíritu y la Materia; el Bien y el Mal; la Verdad y la Mentira. Esa raya que las divide, es la eterna raya de nuestra Historia: fue la línea fronteriza ante los árabes; fue rigor de Inquisición y parón de reyes contra los herejes; fue línea de barcos frente al turco, en Lepanto; fue anteayer frontera carlista; fue ayer verja de cárcel sobre SANJURJO o los hermanos MIRALLES.

Y como siempre que corren aires de Cruzada, todo lo más profunda y mejor del alma española sube a la superficie de la Historia. La juventud, que se creía dormida y floja, despierta con un ímpetu nunca igualado. Las madres sufren en silencio. En Navarra hay casos en que se alistan en un mismo Regimiento, un abuelo, un hijo y un nieto. En los hospitales se ven maravillosas como aquel soldado que agonizando entre agudos dolores, rechaza la morfina que le trae la enfermera y dice: “No: quiero morir sufriendo por Dios y por España”.

Todo lo mejor Historia de España parece que se agolpa y resume en la Zona nacional. Hay Saguntos y Numancias, como Oviedo y Santa María de la Cabeza: donde el capitán CORTÉS pide a los aeroplanos que le tiren, con las provisiones, semillas de rosas amarillas y coloradas, para plantearlas y poder así ver todo momento los colores de España. GUZMÁN EL BUENO resucita en MOSCARDÓ, que deja que lo fusilen a su hijo antes de entregar el Alcázar. Vuelen las majezas personales del cerco de Granada, como las de QUEIPO en Sevilla. Renacen las milicias de la Independencia y las partidas de la guerra carlistas… Y en frente, en la Zona roja, tornan los primeros capítulos de nuestra Historia: los mártires, las catacumbas. La Misa dicha con un vaso de cristal, un pañuelo y un pedazo de rosca. El paseo misterioso por las calles de la Barcelona roja de aquel señor, aquella tarde de junio, seguido a cierta distancia, de varios amigos que cuchichean entre sí. Aquél señor lleva en el pecho, escondido, el Sacramento. Es el día del “Corpus” (Christi). Aquello es la procesión…

VICTORIA

Tres años de victorias continúas palmo a palmo. Apoyándose en el Cádiz de VARELA, en la Sevilla de QUEIPO, las tropas de África suben hacia el norte. MOLA ha bajado con sus tropas y sus requetés hacia Samosierra. El Alto de León ha sido gloriosamente defendido por la FALANGE. Con la toma de Mérida y Badajoz se unen Extremadura Castilla: La España de HERMÁN CORTÉS y la España de CID.

Poco después se toma Toledo, se libera el Alcázar y se llega hasta las puertas mismas de Madrid.

En aquella hora, la guerra cambia de cara. Los “rojos” empiezan a recibir enormes refuerzos de Rusia soviética, de Francia, del mundo masón y socialista. La Cruzada de Liberación se hace más dura y lenta. En el verano siguiente se domina toda la zona Norte – Bilbao, Santander, Gijón – y el frente queda reducido a una sola línea.
Mas tarde desde Aragón, se avanza impetuosamente hasta llegar al Mediterráneo. De este modo la Zona roja queda partida en dos. El golpe de muerte. Sólo el terror y la tiranía hacen que se mantenga todavía frente al Caudillo FRANCO, una Zona roja hambrienta y deshecha.
Y en este momento termina esta Historia. LA VICTORIA definitiva de ESPAÑA es en estas páginas seguridad y paz. Como también es fe y seguridad la ESPAÑA UNA, GRANDE Y LIBRE, que tras la victoria esperamos par siempre.

Ella será la vuelta de ESPAÑA a sí misma: a su camino y a su Historia. Porque la Historia que acabamos de contar no ha sido más que eso: una lucha constante por los más altos ideales del Espíritu. No servirnos para cosas bajas, pequeñas, menudas. No servimos más que para las cosas altas y grandes. Por eso cuando decimos “ARRIBA ESPAÑA”, en esas dos palabras, a un tiempo, resumimos nuestra Historia y ciframos nuestra esperanza. Porque lo que queremos es que España vuelva a su “sitio”: al sitio que la Historia le señala. Y el sitio es ese: “ARRIBA”. Es decir, cerca del espíritu, del ideal, de la fe… Cerca, sobre todo, de DIOS.

* Comentario editorial: Estos párrafos pertenecen a JOSÉ MARÍA PEMÁN+, poeta hispano de la Historia; relatan el último capítulo XXIV (p. 117 a 222) de su aguerrida “Historia de España contada con sencillez para los niños y para muchos que no lo son”, Establecimientos Cerón y Librería Cervantes, Cádiz, 1938. Y por último, “No he encontrado norma mejor ni expresión más feliz para significar el estilo de mi labor. Así he escrito este libro. Así h procurado en él dar la Patria a los niños y a los hombres de buena voluntad: con devoción, con recogimiento, con temor de responsabilidad. Así: “COMO QUIEN DA LA COMUNIÓN”.

Cerro de Santiago (Jerez de la Frontera), septiembre-noviembre de 1938. III Año Triunfal. Un verdadero ejemplo para España y la Argentina. Así sea.

Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero
nº 90 Cordubensis

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martes, octubre 28, 2008

Estados Judíos de Norteamérica: La Nueva Jerusalén


Respuesta al falasha Barack Obama con motivo de su discurso ante el Comité Israelita.
(Si es mentira dímelo; si error, corrígeme: si verdad, aprende.)

Por el Diácono Prócoro Mendieta, de la Parroquia de Quimilí, Santiago del Estero

A la memoria de los Viejos Camaradas inmolados en Malvinas. Junto con ellos marchaba al redoble del tambor siguiendo las banderas de los batallones. Virgen Santa: no te olvides de ellos. Recuérdate de mi Patria y no dejes solo a mi Pueblo que no puede estar sin Ti.


La Pirámide de Adam Weishaupt es Escudo de la Nueva Jerusalén el Gran Sello de la Nueva Jerusalén donde todo es trece.

Una tierra de resabiados, masones y judíos

América, y muy particularmente los Estados Unidos, fue tierra franca para el refugio de todos los heterodoxos resabiados de Europa. Fue también tierra de elección, desde el primer día, de la Masonería en todas sus formas, incluidas aquellas aborrecidas por los mismos ingleses, sus fundadores, panegiristas y propulsores; y fue para los judíos el Nuevo Hogar, a tal punto de que Ch. Wright Ferguson, autor del libro titulado Fifty Million Brothers (Cincuenta millones de Hermanos, Ferrar, Nueva York 1937)), tal vez el estudio más completo y riguroso sobre el tema (aparecido en 1937), considera a la Gran Nación Americana (el espejo donde todos los infelices de esta parte debemos mirarnos), como la verdadera Tierra Prometida , donde habría de hacer recalada buena parte de la judería de la diáspora.
En verdad fue una tierra de asilados, proscriptos, extrañados y exiliados. Y lo fue sucesivamente para los intransigentes (o no conformistas) y los católicos que huyeron de las Islas Británicas para no someterse a los pérfidos designios de Cromwell –a la derecha-, y su compadre el circunciso Manasseh ben Israel –a la izquierda-; para los Caballeros vencidos de las revoluciones de Inglaterra para los irlandeses despojados de sus tierras y de su libertad; para los insurgentes del carlismo; para los revolucionarios de la Europa Central , decepcionados por el fracaso de la gran empresa masónica encarnada en las revueltas de 1848 (3);de igual manera que ha sido el recipiente de los drenajes poblacionales del excesivamente anidado Viejo Continente; de los campesinos sin tierra; del ejército de reserva de los trabajadores; de todos los hambrientos; de los indigentes que deambulaban por las calles y los muelles; todos ellos reunidos en la esperanza común de rehacer su vida en una tierra virgen, de riquezas aparentemente inagotables.
Era la tierra bendita donde con gran facilidad se confundía, hasta el día de hoy, la República con de la Democracia y viceversa. Ella había recibido el bautismo masónico en ocasión tan temprana (o simultáneamente) con Inglaterra, fuere de manos de la primera comunidad judía establecida en Newport (en Rhode Island, la Ciudad de los Judíos) en 1658 (cuyos miembros le aportaron los tres primeros grados, si hemos de creer en Edwin Silcox (Calholics, Jews and Protestants, páginas 12 y 77, Harper’s 1934), o fuere de las de George Starkey, alias Irenée Philatéthe, íntimo en las andanzas de la secta satánica de sir George Vaughan (con nombre de guerra Eugenius Philatéthe), misionero protestante y hereje, lanzado en aquellas fechas por los Rosa Cruz, a la conquista del Nuevo Continente (C. E. Silcox. Tomo I, pág. 152).
Pero, al mismo tiempo, fue en el decurso de tres siglos la Tierra Prometida para los judíos y, a partir de entonces lo ha sido cada día más. Su papel en la edificación de América (Cohen, The Jews in the making of America, editado en Boston, 1924), impresionó a tal punto a Werner Sombart que llegó a escribir: Diríase que América sólo fue descubierta para ellos (El Apogeo del Capitalismo, Payot, París 1932). Al cumplirse el 250º aniversario de la llegada de los Predilectos Hijos del Señor de Israel, el judío Roosevelt confirmaba que pocas naciones han tenido, directa o indirectamente, más influencia en la formación y la dirección del americanismo de hoy. Que digo yo de puro metido como siempre: a Dios sean dadas las muchas gracias, porque a nosotros nos tocó sólo de chaflán. Pero lo importante es que de hecho, aquella sociedad en formación, descalabrada por carecer de cuadros tradicionales, aunque dominada por las sectas secretas unas y herejes las demás, y tan completamente extendida hacia el lucro, la conquista de las riquezas, la especulación y el Dinero, ofrecía para la Reconstrucción del Templo de la Nueva Jerusalén (do moraría el Señor que los llamó Mi Pueblo, a pesar de que cien veces lo traicionaron fieramente y sin asco, mientras se merendaban, de vez en cuando, un Profeta que el Señor les había mandado para ver si los podía enderezar), unos materiales incomparables para mostrar su amor a la Nueva Patria: espantosas traiciones, correrías, ladroneo sin rubor, fraudes y estafas sin abuela. Por ejemplo: la falsificación de la moneda, que en Inglaterra les costara unos 300 años de expulsión, hoy en día la hacen a escala mundial mediante el dólar, con el que han empapelado el mundo y cuyos billetes valen menos que las hojas de un diario mojado. El retrato de Maimónides (el Nuevo Moisés) arriba a la derecha: en él abrevó Espinosa y, por carácter transitivo, todos los iluminados que lo siguieron.

Los judíos: introductores de los judíos y de los negros

Como los israelitas, por una natural inclinación no fueron, ni son, ni serán jamás pioneros de nada, ni labradores, ellos esperaron a que otros hubieran acondicionado el lugar antes de aterrizar en él cómodamente. Digamos que como aquí: cuando ellos llegaron ya no existía la indiada brava que andaba taloneando; las guerras por la independencia se habían terminado y los políticos habían iniciado la guerra de la dependencia; las sangrientas campañas por la organización nacional se extinguieron y existía una Constitución Nacional, con algún cuerpo de leyes, que les garantizaba a los Predilectos del Señor todo tipo de derechos y garantías. Entonces aparecieron muy orondos, siempre en carácter lacrimógeno de pobrecitos desterrados y perseguidos. Y hoy no existe actividad, profesión o rincón de la Nación que no los encuentre; como si fuese una metástasis, una sub-diáspora inconmensurable en territorio patrio, que forma parte de la ilimitada Diáspora Internacional.
Después de varios fracasos de colonización en 1584, registrados por sir Walter Raleigh (el heredero del monopolio del inglés Sebastian Cabot: sí, el que los pámpidos tienen por veneciano; el sirviente de Enrique VIII que fundó aquí Sancti Spiritus, había creado en Londres, después de 1550, una Compañía de Aventureros del Mar), y por las dos joint stock companies, de Londres, y Plymouth, Virginia, entre 1606 y 1624, un grupo de 70 comerciantes puritanos de la City que disponían de un capital de unas 7.000 libras esterlinas, dirigidos por sir Edward Sandys, había conseguido establecer los primeros centros de población en tierra americana. En Virginia, 11 burgos o boroughs de alrededor de 4.000 habitantes, reunieron el 30 de julio de 1619 a sus notables en Jamestown, antes de constituir una provincia real en 1624. Más al norte, los pilgrims, o peregrinos, desembarcaron en Plymouth el 21 de diciembre de 1620, y ocho años después lo hicieron en Salem, fundando en 1630 Boston con John Endicott. Bajo el paraguas de la Massachusetts Bay Company , dotada de una Carta en 1629, crearon unas comunidades que iban a estar sometidas, durante setenta y un años, a las normas de un pacto (Brith, en hebreo).
En 1634, lord Baltimore ofreció a los católicos el Maryland, regido por la Toleration Act de 1649, que por otra parte excluía a los ateos y a los judíos (no serían admitidos en las funciones públicas hasta 1825). En cambio, el Estado de Rhode Island, fundado por Roger Williams en 1636, con el objeto de albergar a los intransigentes, sería el primero en acogerlos en 1658. En conjunto, desde 1620 hasta 1640, alrededor de 20.000 Hijos Predilectos lograron establecerse en las colonias inglesas, que no tardaron en extenderse a diversas dependencias de Massachusetts: Connecticut (desprendimiento de Rhode Island), Maine y New Hampshire, región de pescadores, poblada por los esfuerzos de sir Fernando Georges y del Capitán John Mason.
Por su parte, durante ese mismo período, los holandeses –escudo de Holanda a la izquierda-, de la Dutch East India Company, habían abordado las costas de la América del Norte: con sir Henry Hudson en 1609, fundando Nueva Amsterdam en 1614. Siete años después, se había constituido su simétrica: la Dutch West India Company y, acaudalados comerciantes, tales como el joyero Killiam van Tensselaer y otros, se establecieron a orillas del Hudson. La ciudad contaba con unos 10.000 habitantes cuando los ingleses se apoderaron de ella en 1664, para convertirla en propiedad del duque de York, que terminó dándole su nombre al año siguiente, antes de ceder Nueva Jersey a sus amigos, sir George Carteret y sir John Berkeley. Dos acontecimientos capitales -por otra parte, estrechamente ligados el uno al otro- señalaron aquel medio siglo de dominación holandesa: la llegada de los judíos y la introducción de los negros.
Dueños del mercado de los productos coloniales y controlando con sus capitales las grandes compañías con carta de privilegio, los judíos portugueses y sus herederos de Amsterdam se habían interesado desde hacía mucho tiempo en las provechosas plantaciones de ultramar. En Oriente, en Java, lo mismo que en el resto de las Américas y en Surinam (1644). En 1492 se los encuentra en Santo Tomé (Santo Tomás, al este de Puerto Rico), donde montan unas explotaciones azucareras, que hacia 1550 ocupaban a unos 3.000 esclavos negros. En vano la reina doña Juana trató en 1511, sin lograr gran éxito, de restringir la afluencia de negros y judíos hacia la América del Sur; pero la ley del 21 de mayo de 1577 levanta la prohibición de emigrar a las colonias españolas. En 1580 el General Juan de Garay fundaría la Ciudad de Buenos Aires: en 1600 ya la llamaban, según Hernandarias de Saavedra (en carta a Felipe II), la ciudad de los judíos. Así de rápidos son estos cosos.
En el Brasil, el primer gobernador general portugués encargado de organizar el país entre 1549 y 1553, el judío Tomé de Souza, los acogió sin dificultad, aunque otros dicen que los mando llamar porque aquello era una bicoca. Allí se dedicaron a extraer oro, plata y piedras preciosas. Desde luego la mano de obra no iba a ser de ellos, y sí fue suministrada, al principio, por dos cargamentos anuales de negros africanos cautivos (a estos negros los cazaban los propios negros en África y los hacían metálico o aguardiente en la playa; hecho terrible que no lo cuenta la llorosa novelita La Cabaña del Tío Tom y otras de su género). Estos esclavos permitieron también cultivar la caña de azúcar.
Habiendo pasado la colonia a manos de Holanda en 1624, 600 notables judíos se instalaron en ella en 1642 y no tardaron en hacerse dueños de todas las grandes plantaciones. Lo mismo puede decirse de las islas: Barbados (donde el cultivo de la caña de azúcar se remonta a 1641 y la exportación de azúcar a 1648) y Jamaica, ocupadas por Inglaterra –su escudo a la derecha- en 1627 y 1656, respectivamente. Pero he aquí que en 1654, Portugal expulsa a los judíos de sus territorios de ultramar (que vendría a ser la expulsión número 47, si se cuentan bien todas sus expulsiones). Algunos, con el hebreo Benjamín Dacosta, en número de 900, acompañados de 1.100 esclavos, se trasladaron a la Martinica en 1655. Otros llegaron a Santo Domingo, donde la caña era cultivada por los españoles desde 1587. Y otro grupo (unas dos docenas: a finales del verano de 1654), llama a las puertas de Nueva Amsterdam: el gobernador Peter Stuyvesant, un devoto de las correrías judaicas que narra el Antiguo Testamento, se las abre, tras la intervención de los directores de la Compañía de las Indias Occidentales. Ellos no pueden negar nada a los judíos, porque eran sus principales accionistas (1654). Desde allí se extendieron hacia Long Island, Newport y, más tarde, a Filadelfia, fundada en 1681 por William Penn (muy admirado por algunos de nuestros próceres en su correspondencia), masón de la primera hora (de allí el nombre de la ciudad: Amor entre amigos) y sus cuáqueros.
Entonces la parte Sur de aquel Norte de América, comienza a poblarse. En 1663, Carlos II., ha concedido las Carolinas a ocho landlords, entre ellos Anthony Ashley Cooper, futuro conde de Shaftesbury (mencionado en el trabajo que hice de Locke). John Locke –recuadro a la derecha-, que era el hombre de confianza de Cooper, pone a prueba su talento de legislador elaborando para la colonia una constitución tan compleja que la hará prácticamente inaplicable (si bien lo de Locke fue un bodrio sin costura, los liberales ultramontanos se derriten cuando hablan de ella). De los dos Estados así formados, la Carolina del Norte, donde predomina la ganadería, quedará constituida sobre todo por pequeñas propiedades; en tanto que la del Sur, compuesta de grandes dominios, se dedicaría al cultivo del arroz y del añil. Una parte de los colonos proceden de Virginia, donde se desarrollan las grandes plantaciones de tabaco de 5.000 acres de extensión, e incluso mayores. Los otros, de Inglaterra. La mitad fue indentured servants (criados bajo contrato por una duración media de siete años), cuyos propietarios habían pagado el pasaje (de 6 a 10 libras esterlinas por cabeza), y que les costaban de 2 a 4 libras esterlinas anuales de mantenimiento. Fundada en 1773 por sir James Oglethorpe, Georgia ofrece la particularidad de estar abierta a los condenados por deudas, que encuentran allí la posibilidad de rehacer sus vidas, bajo el control, durante veintiún años, de fiadores o trustees.

Los judíos suministran los fondos y trafican los esclavos

Esta economía colonial se vuelca consecuentemente, a ejemplo de las islas y del Brasil, hacia la mano de obra negra para la explotación de sus dominios. Proveedores de esclavos al Occidente en los tiempos lejanos de los godos, merovingios y de Carlomagno (véanse las condenas de los Concilios Toledanos; la palabra esclavo deriva de eslavo, que fueron los primeros que traficaron los del Pueblo de Dios; después vinieron los negros africanos), los judíos de Ámsterdam y los de la City londinense financian de buena gana aquel tráfico tan provechoso: la madera de ébano, que, en un santiamén, dará fortuna y esplendor a Londres y a Liverpool. Desde 1619, en que tuvo lugar en Jamestown la primera venta de esclavos del continente norteamericano, hasta 1660, los holandeses (nombre genérico con que se conocía a la judería de Ámsterdam), detentaron el monopolio (el precio de compra de un esclavo negro oscilaba entonces entre 18 y 30 libras esterlinas según la edad, la salud y la fuerza del individuo). A la izquierda esclava negra; a la derecha un hechicero africano.
Durante 28 años, 1660 hasta 1698, la Royal African Company of England los sucedió en aquel privilegio (observe el lector que todas estas empresas comienzan con Royal; sin embargo, si aparecía un problema, como el surgido en Buenos Aires en 1806 y 1807, inmediatamente el Rey declaraba que él no tenía nada que ver porque era un asunto privado). Más tarde, el mercado quedó libre (por el vergonzoso tratado de Utrech) y el número de cautivos aumentó rápidamente: de 59.000 en 1714 a 263.000 en 1754, y a 697.000 en 1790.
Por otra parte, la población blanca, había pasado de unos 250.000 en 1700 (de ellos 80.000 en Nueva Inglaterra, 60.000 en Virginia y 30.000 en Maryland), a casi 2.500.000 en vísperas de la insurrección contra Inglaterra. Entretanto, en el Norte, se había constituido Vermont, gracias a la concesión otorgada de 121 municipios por el gobernador Wenworth. Al oeste de Nueva York, el Piedmont, vertiente oriental de los Alleghanys, había sido ocupado a partir de 1683 por unos alemanes, unos suizos y unos irlandeses del Ulster. Efectivamente: entre 1700 y la revolución, 100.000 alemanes de Palatinado se instalaron en Pennsylvania; y desde 1730 a 1770, casi 500.000 escoceses-irlandeses se afincaron en América. Pero los capitales ingleses invertidos en el continente, alrededor de diez millones de libras esterlinas, apenas alcanzarían, entre 1760 y 1770, a la sexta parte de los dedicados a la explotación de los productos coloniales de las islas (Barbados, Jamaica, etc.), en las que imperan setenta sugar Lords del Parlamento. A través de un sistema de intercambios triangulares -escribe Werner Sombert-, los esclavos de África y los productos coloniales de las islas, el metal que permite alimentar el comercio de la América del Norte con Inglaterra, afluye de la América Central y de la América del Sur gracias al comercio judío (Los judíos y la vida económica, pág. 62). El saqueo en nuestra patria fue, a través de la Colonia del Sacramento: el contrabando (de plata del Potosí por baratijas y fruslerías; del tasajo y el saladero para alimentar a los negros de las plantaciones en el norte; y las corambres provenientes de las vaquerías que aniquilaron el ganado cimarrón.
Así pues, a pesar de la débil importancia numérica de sus comunidades, los judíos desempeñaban ya, desde el exterior, un papel preponderante en la naciente economía norteamericana (4). En nuestro país, esta minoría sería la autora del concepto de porteño que tanto daño ha causado a la nación y que aún pervive lleno de vida. Los de la ciudad fundada por Garay eran trinitarios y tenían a los del puerto (de Nuestra Señora del Buen Aire) como una recua de infames y ladrones. Triunfaron éstos y la ciudad pasó de la Santísima Trinidad a llamarse de Buenos Aires. El Pozo de Sevilla fue a Castilla, lo que Buenos Aires fue para sus hermanas provincianas: una maldición. Unos muchos comen hasta quedar barrigones; y los otros muchos miran hasta quedar finitos como un silbido.

Sigo con esto. A pesar de su diversidad de origen, las colonias inglesas se habían visto obligadas a agruparse en varias ocasiones para hacer frente a sus vecinos: indios y franceses. Alimentados de racismo bíblico, los puritanos (exceptuando a los cuáqueros de Pennsylvania, más humanos y más naturalmente amigos de la paz), solían mantener pésimas relaciones con los autóctonos. Los establecimientos ingleses de Plymouth, de Massachussetts, de Connecticut y de New Haven habían formado una Confederación contra los indios en 1643. Contra los franceses, 4.000 milicianos de Nueva Inglaterra habían tomado por primera vez, el 17 de junio de 1745, Louisbourg, que fue restituido por la paz de Aix-la-Chapelle, en 1748. Al desencadenarse la Guerra de los Siete Años, en 1754, un Plan de Unión, elaborado por Benjamín Franklin, fue sometido a la aprobación de los representantes de siete colonias, reunidos en congreso en Albany. En el curso del conflicto, del lado canadiense, los judíos (excepto los Gradis de Burdeos, abastecedores del Rey de Francia), continuaron estando al margen del territorio (como lo habían estado desde 1627 y lo estuvieron hasta la conquista inglesa en 1759). En cambio, del lado anglo-americano, ninguna restricción puso trabas a las transacciones del comisario del ejército de Wolfe, simplemente porque era judío. ¿Será ésta la raíz del terrible odio a los judíos de Franklin y de Washington, dos padres de la Independencia? No sé.

Con la derrota infligida a Francia, los colonos habían adquirido conciencia de sus capacidades. Aspirando a la Unión, alimentaban ya sueños de expansión. Toda una serie de medidas adoptadas imprudentemente por Londres, deseosa de hacer compartir a los americanos los gastos de la guerra, habían contribuido, comenzando en 1763, a emponzoñar las relaciones con la Metrópoli. Fue necesario dar marcha atrás. En 1764, la Sugar Act había disminuido en la mitad los derechos sobre los azúcares, establecidos en 1733 por la Molasses Act. En 1765, la Stamp Act había suprimido los derechos de timbre, que anteriormente oscilaban entre medio penique y 10 libras esterlinas. Pero la Quartering Act , imponiendo a las comunidades la obligación de alojar a las guarniciones inglesas, contra la cual se habían pronunciado Samuel Adams en Boston, John Dickinson en Filadelfia y la asamblea de Nueva York, había comprometido el beneficio de aquellas concesiones y provocado nuevos resentimientos. Arriba a la derecha: en un dibujo de la época, un cambiador judío de Ámsterdam hace su trabajo.
Aunque la tarifa aduanera establecida por las Townshend Acts de 1767 fue abolida en 1770, a excepción de una tasa de tres peniques por libra sobre el té (compensada por otra parte con una prima), los intercambios comerciales con la Metrópoli experimentaban frecuentes perturbaciones; por ejemplo: de 1.363.000 libras esterlinas en 1768, las exportaciones británicas bajaron a 504.000 libras en 1769; pero volvieron a subir a 4.200.000 en 1771, para retroceder a 2.590.000 en 1774 y hundirse a 201.000 en 1775. Mal síntoma este, porque aparte si los ingleses querían tomarse un tesito en aquella época, tenían que ir a buscarlo a Ceilán: un camino tres veces más largo. Pero había algo peor. Dueños ahora de las pieles canadienses, ¿los ingleses no obstaculizaban deliberadamente el desarrollo de su colonia americana? Una proclama de 1763 establecía en los montes Alleghanys, el límite para la población del Oeste, abolía el régimen de concesiones libres otorgadas por los gobernadores y lo reemplazaba por la venta de lotes de terreno en pública subasta, duplicando el importe de los quitrents para aquellas nuevas propiedades. Todos los colonos de la frontera estaban en efervescencia. Observe el lector que todo el drama que se desatará en adelante comenzará, como tantos otros de la Historia, con un problema rural. Pero a esto no lo entendieron los políticos de ayer. Y mucho menos los de hoy.

La Masonería: Haym Salomón y Robert Morris ayudan a la Independencia

En escritos anteriores he estudiado y repasado el papel decisivo de la Francmasonería -y especialmente de las logias de ancianos, secundadas en una década (de 1760 hasta 1770) por las misiones metodistas-, en la preparación de la insurrección americana. Al igual que Bernard Fay, el historiador Ch. Wrigth Ferguson subraya que Washington y Franklin hacían reposar su influencia chiefly, if not solely (esencialmente, si no exclusivamente), sobre las logias (Op. cit., pág. 20). El mismo informa que la reconquista de Filadelfia por los insurgentes dio lugar a un verdadero Te Deum masónico y señala la existencia de talleres militares en los dos bandos en presencia (se conocen once solamente entre los americanos). Ellos no vacilaron en atribuir a consignas masónicas ciertas lentitudes y maniobras inexplicables de los generales ingleses. Entre la población, por otra parte, la voluntad de luchar contra Inglaterra no era unánime, ni mucho menos: frente a unos 800.000 habitantes ganados para la rebelión, es decir, un tercio aproximado del total, existían unos 250.000 leales. Se unieron a las tropas inglesas entre 30.000 y 50.000 lories. Unos 15.000 de ellos de Nueva York; 3.000 habitantes abandonaron Filadelfia, evacuada por Clinton en 1778; de 35.000 a 100.000 pasaron al Canadá después de la victoria de los insurgentes. La Masonería, pues, fue el motor de la Revolución.
En cuanto al nervio de la guerra, dice Jean Lombard (La cara oculta de la historia moderna, Tomo II, Cap. XXVII, pág. 350) que procedía sobre todo del exterior, principalmente de Holanda y de Francia. Sobre el terreno, los que Peter Calisch llama The Jews who stood by Washington (Los judíos que permanecieron al lado de Washington), -Ed. en Cincinnati, 1932-, aportaron también su contribución: los Minis, los Cohen de Georgia, sobre todo el banquero Haym Salomón (1740-1785) y el armador Robert Morris, que ha sido el verdadero financiero de la Revolución, escribe Sombart (Los judíos y la vida económica, pág. 78), polaco de origen portugués, refugiado en Inglaterra y luego en América tras la partición de 1772, el buenazo de Salomón, detenido una primera vez en Nueva York por los ingleses por su celo revolucionario, liberado posteriormente y utilizado como intérprete cerca del general Heister, comandante de las tropas alemanas, volvió a ser detenido y condenado a muerte por haber incitado a sus hombres a la deserción. El 11 de agosto de 1778 consiguió huir sobornando a sus carceleros y pasó al servicio del Congreso en Filadelfia y -¡Oh, milagro! ¿de dónde procedía el dinero?-: se estableció como corredor de Bolsa; se convirtió en uno de los principales accionistas del Banco de América del Norte; actuó de tesorero-pagador de las tropas francesas que luchaban en América; sirvió de intermediario casi exclusivo para la transferencia de los subsidios de Francia, de España y de Holanda a los insurgentes; prestó al nuevo Estado 658.000 dólares en 75 operaciones desde agosto de 1781 hasta abril de 1784 (211.678 dólares de créditos; 353.729 de obligaciones y 92.600 de bonos), más 20.000 dólares de anticipos sobre la paga de los funcionarios, y murió arruinado en 1785. Ahora don lector, dígame con sinceridad: ¿vale o no vale la pena ser un Predilecto del Señor de Israel? Mire vea: ¡si hasta son magos! Pero en lugar de conejos, de la galera sacan dinero que, para nosotros, que no somos predilectos, siempre es escaso. Arriba a la izquierda: fotografía del monumento donde aparece Washington tomado de las manos de los judíos y masones Robert Morris y Haym Salomón (cualquiera diría que están por jugar al Don Pirulero). ¡Esto sí que es patrio! Estoy emocionado. ¡Qué gran nación! –como nos decían los profesores de Educación Democrática en 1956.

El 20 de febrero de 1781, el buenazo de don Robert Morris (1734-1806), fue nombrado, a propuesta de Pelatia Webster y de Alexandre Hamilton, director de las Finanzas por el Congreso. Por ello tuvo que hacer frente a las peores dificultades. Nacido en Liverpool, de un padre que se instaló en Maryland como exportador de tabaco, Morris fue estudiante en Filadelfia, luego socio de los armadores Willing, signatario del acuerdo de boicot a la ley del Timbre en 1765; ligado a los insurgentes después de Lexington, había ocupado sucesivamente los cargos de miembro del Comité de Seguridad (Council of Safeíy) el 30 de junio de 1775 y del Comité Secreto de Correspondencia; más tarde, el 30 de enero de 1776 lo fue del Comité de los Asuntos Exteriores y del Comercio. Banquero, encargado de los suministros militares y navales, había sido mantenido en sus funciones, a pesar de sus violentas críticas dirigidas hacia Silus Deane, y las mangoneadas contra él por Thomas Paine en enero de 1779. En el momento en que asumió la responsabilidad de las Finanzas, la situación era casi desesperada.
Se calcula en 104 millones de dólares/oro el costo de la guerra. Para hacerles frente, el Congreso decide el 22 de junio de 1775 y en primer lugar, emitir bills of credit por valor de dos millones de dólares, rescatables en Spanish milled dólares de los estados (de acuñación española). La confiscación de los bienes de los leales, decretada en noviembre de 1777, permite la creación de Continental Loan Certificates. Mucho ruido y pocas nueces. Se recurre entonces, a la emisión (inflación) del papel moneda. Que fue generosa, por otra parte; 191,5 millones de dólares emitidos por la Federación, hasta el 29 de noviembre de 1779, y 243,6 millones por el conjunto de los estados hasta 1783. Sin la afluencia de créditos y de moneda de oro de Europa, el edificio resultaba tan frágil que parecía habría de hundirse irremisiblemente. Sin embargo la aportación de 200.000 dólares en especies, traídos una flota francesa, permitió a Robert Morris fundar en Filadelfia, en enero de 1782, el Banco de América del Norte, con un capital de 400.000 dólares, de los cuales el Estado aportaría 250.000. A éste le siguieron otros establecimientos: el Banco de Nueva York y el de la Massachusetts Bay en Boston, que data de 1784. Entretanto, el secretario de las Finanzas, con el agua al cuello, había amenazado con dimitir, el 24 de enero de 1783, y sólo se habría salvado gracias a la gestión de John Adams para obtener un nuevo empréstito con los Países Bajos.
Al tiempo que las trece colonias sublevadas definían sus instituciones, promulgaban el 15 de noviembre de 1777 unos Artículos de Confederación, que no serían ratificados hasta 1781, se daban (después de varios congresos en Filadelfia, en Annapolís en 1786 y, de nuevo en Filadelfia en 1787), una Constitución instituyendo una Cámara Alta compuesta de dos senadores por estado; una Cámara Baja formada por representantes elegidos en número proporcional a la población; un Tribunal Supremo (arbitro entre los poderes y cumbre del aparato judicial); y nombraban presidente (el Ejecutivo) a George Washington (entre el 4 de marzo y el 30 de abril de 1769). Allí también echaron los cimientos de su estructura financiera, autorizando al gobierno federal a recaudar los impuestos y a legislar en materia de moneda, de comercio, de protección a la industria y de población de los territorios occidentales.
Habiendo declinado Robert Morris la cartera de Finanza en el gabinete formado por George Washington en 1789, teniendo a Thomas Jefferson como secretario de Estado, Alexandre Hamilton asumió las funciones del Tesoro. Él promulgó la tarifa aduanera proteccionista del 4 de julio de 1789 (sucesivamente aumentada en 1790, 1792 y 1794); hizo decidir a la Federación a hacerse cargo de la Deuda y a fusionar sus tres elementos: deuda exterior con Francia, España y Holanda, cifrada en 11.710.378 dólares; deuda interior al 6 %, o sea, 40.414.086 dólares; y deudas de los Estados, por un importe de 25 millones de dólares; lo que arrojaba un total de 77.124.464 dólares. En 1791 logró instituir, para un período de veinte años, un Banco Nacional con un capital de 10 millones, de los cuales el Estado suministraría dos, y en 1792 definió la moneda norteamericana, sobre la base del dólar Spanish milled, fijado en 24,75 grains de oro (cada grain equivale a 0,6 gramos ), coexistiendo bajo un régimen bimetalista con unas monedas de plata. La paridad oficial con el oro se estableció en 1 por 15.
Por desgracia, aquellas juiciosas medidas no sobrevivieron del todo a la oposición de los republicanos, de los intereses del oeste y de los Bancos de los Estados, cuya proliferación -su número pasó de 88 a 246 en sólo cinco años-, era tal en 1811 que la circulación fiduciaria había aumentado de 45 a 100 millones de dólares.

Una democracia de propietarios, secundados por sometidos y esclavos

Adquirida la independencia por el tratado de París del 3 de noviembre de 1783, en aquel país tenido hasta hoy como ejemplo de la Democracia, en el que únicamente los propietarios —uno de cada cinco habitantes, aproximadamente— gozaban del derecho de voto, la gran tarea era ahora la expansión hacia el norte hasta los grandes lagos y, hacia el oeste, hasta el valle del Mississipi. También democráticamente, las compañías creadas, no sólo para la industrialización del país, sino también para la explotación de aquellos territorios, habían velado de un modo especial para que la Constitución y las nuevas instituciones (es decir: los tres poderes) respetasen sus intereses.
Los ingleses se habían marchado, los quitrents habían sido abolidos, pero ni los grandes dominios ni la manía de especular con las tierras habían desaparecido. Por el contrario: la ordenanza de 1785 entrega hasta cierto punto el dominio público a los manejos dé los traficantes. Aquella ordenanza prescribía el establecimiento de un catastro y de una cuadriculación con vistas a la venta, por mitad en distritos comunales —según el sistema adoptado en Nueva Inglaterra—, y por mitad en lotes de 640 acres —según el sistema virginiano—, en pública subasta a un dólar, y luego a dos dólares el acre, en 1796, pagadero con un crédito a un año. A pesar de la reducción de la superficie de los lotes a 320 acres en 1800, y enseguida a 160 en 1804 (remunerables en cinco años), sólo los especuladores que dispongan de dinero suficiente podrán adquirirlos para revenderlos, lo que equivalía a conceder a los antiguos colonos puritanos del Este el privilegio de explotar a los nuevos pioneros, los agricultores del Oeste. En cuanto a la organización política de las nuevas provincias, fue determinada por la ordenanza de 1787, que limita a tres o como máximo a cinco el número de los Estados a crear y precisa que cada territorio, colocado al principio bajo la autoridad de un gobernador, tendrá derecho a elegir dos asambleas cuando el número de sus habitantes sea superior a 5.000 (el censo para ser elegible se fijaba en 200 acres y, para ser designado como gobernador, en 100), y podrá constituir un Estado cuando llegase a los 60.000.
Después de haber rechazado hacia el interior a los indígenas, derrotados por el general Wayne cerca de Toledo en 1794, algunos norteamericanos sueñan con aprovecharse de las guerras subsiguientes a la cruzada revolucionaria en Europa para expulsar a Inglaterra del Canadá. Preocupados sobre todo, al principio, por no dejarse arrastrar al conflicto debido a su alianza con Francia, se habían limitado a proclamar su neutralidad (22 de abril de 1793). El Chief Justice John Jay se había esforzado incluso en resolver los puntos en litigio con Inglaterra, pero al tratar sobre el derecho de visita de los buques y de las levas de marineros para el servicio de Su Majestad, había tropezado con una obstinada intransigencia, que retrasaría hasta el 24 de junio de 1795 la ratificación por el Senado del tratado concluido el 17 de noviembre de 1794. Sin otro deseo que el de explotar las circunstancias para realizar sustanciosos beneficios, los americanos, durante un primer período que se extiende casi desde 1792 a 1808, desarrollan su marina mercante (cuyo tonelaje se multiplica por ocho: 123.893 toneladas en 1789 contra 981.000 en 1810); inician la construcción de una escuadra en 1798; se dedican al contrabando con Francia, España y Holanda y aumentan su comercio exterior, hasta el punto de que las exportaciones alcanzan 108,3 millones de dólares y las importaciones 130,5 millones en 1807.

Referencias
(1) La pirámide de Adam Weishaupt, es decir de los Iluminados de Baviera, terminó siendo el sello de la Nueva Jerusalén. Dicen que este sello fue motivo de grandes discusiones e inclusive de una consulta popular, todo lo cual, para mí, viniendo de quien viene, no tiene ningún valor que no sea el folclórico. Sin embargo, así como lo vemos, fue diseñado por George Washington. Esta limitado por dos círculos que en la masonería representan al Universo. El ojo (izquierdo, el de los egipcios) que se encuentra dentro del triángulo equilátero radiante (mágico, de los pitagóricos) pertenece al Gran Arquitecto del Universo y representaría la Obra inconclusa de la pirámide construida por la masonería. Esta pirámide tiene en su base una fecha: en romanos MDCCLXXVI (1776), el año de la independencia. Desde allí hacia arriba se pueden contar 13 capas, que dicen son los 13 estados que tenía la Unión en ese momento. También son 13 las letras que coronan la imagen: ANNUIT CŒPTIS. Las de abajo son 17: NOVUS ORDO SECLORUM. La suma 13 + 17 = 30 (el Grado 30º es el del Gran Elegido Caballero Kadosch o del Aguila Blanca y Negra). Pero el 13, el 17 y el 30 son números mágicos de los Iluminados. La parte trasera de la pirámide es oscura (la masonería negra) y representaría a los aerópagos y traslogias, parte invisible, que sostienen a la parte delantera visible y se corresponden con los Grados Sublimes: Comendador (Grado 31º); Sublime y Valiente Príncipe del Real Secreto (Grado 32º) y Soberano Gran Inspector General (Grado 33º). Respecto al gajo con hojas: son cinco grupos de tres hojas; total 15 hojas. Tres son los Grados Simbólicos (aprendiz, compañero y maestro) de gran importancia entre los satanistas; el Grado 5º se denomina Maestro Perfecto; el 15º es el Caballero del Oriente o de la Espada y al Grado 16º, el gajo que sostiene las hojillas, (para que nadie tenga duda) le endilgaron el de Príncipe de Jerusalén.
(2) En el escudo de la Nueva Jerusalén encontramos como figura central un águila rampante como símbolo del imperio. Al número 13 lo hallamos en las flechas; en las franjas rojas y blancas del escudete central; en las plumas de las alas doradas del ave; y en las estrellas que se encuentran sobre la cabeza del águila sobre un fondo azul, color característico de la masonería. Casualmente el Rito Masónico de York cuenta con 13 grados. Fue fundado en 1777 (un año después de la declaración de la Independencia de la Nueva Jerusalén). Recibió este nombre porque esa ciudad fue la capital de los antiguos masones ingleses durante la Edad Media. La de York es la masonería del Real Arco o del Arco Real o de la Real Arca y tiene como lema: Nulla salus extra. Haber: esto quiere decir que fuera de ella no hay salvación. Digamos que tipo Arca de Noé o, sin ir tan lejos, de la Iglesia Católica. En el Rito Escocés el Grado 13º es llamado del Real Arco.
(3) Uno de los traficantes americanos más célebres y más ricos de la época fue el circunciso Aaron López, armador de Newport, fallecido en 1782. Tras haberse dedicado al contrabando de té holandés, con su correligionario Henry Lloyd, de Boston (1756), y haber establecido corresponsales en Charleston (asiento del hebreo Isaac da Costa), y en Jamaica (mercado del judío Benjamín Wrigth), se asoció en 1764 para la importación de esclavos de Guinea con su cuñado Jacob Rodríguez Rivera (que era de Newport), casado en los años 1740 con Hanna, hija del sefardí Samuel Rodríguez Pimentel, habitante de Curazao, y viuda de Sasporlas, y en 1767 con su yerno Abraham Pereira Mendes, de Jamaica. La red familiar, extendida a todo el mar de las Antillas, funcionaba con el apoyo de comanditarios en Inglaterra (Henry Cruger, de Bristol, con aportaciones de varios millares de libras esterlinas, y sobre todo de George Haley, de Londres, al cual Aaron López le era acreedor de 22.000 libras en 1774 y de 22.600 en 1775). Contaba con tan buenas amistades en los dos bandos, que el desencadenamiento de la insurrección americana no interrumpió en lo más mínimo su campaña de pesca de la ballena, en 1775.
(4) Mientras reinaba en Francia el más que septuagenario “rey ciudadano” Luis Felipe I (1830-1848), hijo de Felipe Igualdad, los elementos avanzados de la masonería, reunidos secretamente y de años atrás (1845) en sus ventas de carbonarios, fueron preparando al camino al socialismo. Alarmado por esta situación el Ministro de Guerra prohibió en 1845 a instancias de Guizot, la afiliación de los militares a las logias masónicas. Pero todo fue en vano porque la monarquía ya tenía firmada su sentencia de muerte. La revolución, que debía abarcar toda la Europa Central, quedó decretada en el Congreso Masónico reunido en Estrasburgo en 1847. El 24 de febrero de 1848 estalla la revolución en París y del 13 al 30 de marzo de 1848, es decir, en no más de dieciocho días, tremendas conmociones sociales se sucedieron desde los Pirineos hasta el Vístula: el 13 de marzo en Viena; el 18 de marzo el masón von Gagern (jefe de los masones alemanes concurrentes al Congreso de Estrasburgo, junto con Fickler, Herwegh, Buge, Blum, etc.) proclama la república en Berlín y el mismo día comienza la revolución en Milán; el 20 en Parma y el 22 en Venecia, Nápoles, Florencia, Toscana y Roma. El poeta Alfonso de Lamartine y los socialistas masones Ledruc-Rollin (vecino de San Martín pared de por medio), el confeso Luis Blanc, el terrible Pedro Proudhon, Arago, Marie, Garnier Pagès, Crèmieux, Cavaignac, Caussidiére, Marrast, Vaulabelle, Vilain, Pyat y otros fueron los delegados de Francia en aquel Congreso de acuerdo al convenio anterior celebrado en Rochefort, bajo los auspicios de Lord Palmerston desde Londres que es la vinculación de la masonería con la Alta Finanza de la City londinense. Casualmente estos personajes aparecerían luego ocupando los puestos en el gobierno de la Segunda República a partir del 24 de febrero de 1848: Lamartine, a cargo del Ejecutivo, la Presidencia Provisional ; Ledruc-Rollin en la cartera del Interior; el hebreo Isaac Crémieux en Justicia; Arago en Marina; Marie en Obras Públicas; Goudchaux en Hacienda, los delincuentes Caussidière y Sobrier se hacen cargo de la Prefectura de Policía, etc. “Basta consultar estas fechas –concluye Maurice Fara-, para encontrar la prueba evidente de una dirección común de estos acontecimientos, y es indiscutible que esta fuerza directora no podía ser otra que la masonería con sus diversas secciones.” (Maurice Fara, La Masonería al Descubierto, pág. 69, Ed. La Hoja de Roble, Buenos Aires septiembre de 1960).

Diario Pampero Cordubensis - Número Especial.

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sábado, octubre 25, 2008

Una crisis bursátil: Un medio para trastornar el estado de cosas

A pesar de una guerra mundial y de las revoluciones sangrientas en serie, los planes concebidos por nuestros modernos profetas parecen haber desembocado únicamente en un callejón sin salida.
Antes de reanudar la marcha hacia delante y de fomentar una nueva guerra, hay que asegurarse buenas posiciones de partida en la Europa occidental (ese será el papel de los frentes populares vía Moscú) y, para empezar, una base sólida en los Estados Unidos.

Del martes 22 al viernes 25 de octubre de 1929, un CRACK de una amplitud sin precedente estalla en la Bolsa de Nueva York, en la que 16.000.000 de acciones son lanzadas al mercado. ¿Cuáles son las causas? ¿Crisis de superproducción consecutiva a la Gran Guerra 1914-1918, cuando, diez años después, se ha efectuado la reconversación y el número de desocupados, rebajado de 5.000.000 en 1921 a 2.000.000 en 1924 y a 400.000 en 1929, no ha sido tan bajo y los salarios reales han aumentado en un 15% de 1919 a 1929. ¿Baja de los precios agrícolas? (Del índice 150 en 1926 a 137 en 1929, es decir, menos de un doceavo, y el tercio no será alcanzado hasta 1930, o sea, después del CRACK.

Desde luego, el crédito agrícola, mantenido bajo control de BERNARD BARUCH y de EUGÈNE MAYER (doce bancos federales de plazo medio, creados por la Agricultural Credit Act del 14 de marzo de 1923, prestando a las sociedades nacionales que agrupan en 1929 a 4.662 cooperativas), no ha logrado sanear la situación, ni poner coto a los abusos cometidos por los bancos hipotecarios privados, por acciones. ¿Exceso de disponibilidades, rescate de la prosperidad, concretada en el aumento del volumen de los depósitos (que han pasado de 43.000 millones de dólares en 1921 a más de 60.000 en 1929 en los bancos comerciales y de 4.900 millones en 1914 a 10.600 en 1919 en los bancos de ahorro, mutuales y por acciones, y en las Cajas de Ahorro? O, sobre todo, el desequilibrio entre el índice de los valores (que ha pasado de 105 a 220 desde principios de 1925 a principios de 1929), en otras palabras, o en conclusión, el abuso de la especulación, estimulada por el hinchamiento de los “call loans”, de los préstamos a la vista (las aceptaciones han pasado de 416 millones de dólares en marzo de 1922 a 1.730 a finales de 1929), de los anticipos a los agentes de bolsa, “brockers” (2 millones en 1922, 4, en 1927, 8,5 en septiembre de 1929), sobre fianza de títulos, de las facilidades de las Trust Cies (3.400 millones de dólares), de los bancos privados (600 millones), etc. Por su parte, los dividendos han aumentado de 7.000 millones en 1922 a 10.000 en 1929. Especulación tardíamente frenada de golpe por un lado, con el aumento del tipo de descuento del 5% - 6 para el “call Money” – al 8,5 entre julio de 1928 y septiembre de 1929, y por otro lado con la reducción de los créditos a disposición de la Bolsa, de 8.500 a 4.000 millones de dólares en dos meses.
Pero la crisis, de origen bursátil, recuerda singularmente la de 1907, que expulsó una primera vez a los republicanos del poder en 1911. Tanto más por cuanto, tras una primera recaída en mayo de 1930, será seguida en julio de 1932, en vísperas de las elecciones de noviembre, de una nueva sacudida todavía más reveladora. Hasta el punto de que OGDEN MILLS, secretario del Tesoro, y el propio EUGÈNE MAYER, nombrado gobernador del Federal Reserve Board en septiembre de 1930 y director de la Reconstruction Finance Corporation (creado en febrero de 1932), acusan a BERNARD MANES BARUCH de ser su creador. El senador WILCOTT, de Connecticut, hombre de confianza del senador RORNBACK y socio de una entidad, la Bonbright and Co., controlada por MORGAN , reclamaba una comisión de encuesta (una cometa), que será enterrada ante la amenaza de una ola a la baja todavía más fuerte. De hecho, BERNARD M. BARUCH, que ha situado a uno de sus colaboradores, ALVIN BROWN, como adjunto del junto del joven DOUGLAS, director de Presupuesto, a fin de inspirar a este último unas brutales medidas de restricción, perfectamente advertido,, y con motivo, de la inminencia y, en marzo de 1930, de la larga duración de la CRISIS, ha escapado a las consecuencias del CRACK, lo mismo que su compadre y rival, PAUL WARBURG (Paul Warburg: miembro del Consejo consultivo del Federal Reserva Board desde 1921 hasta 1926, presidente del International Acceptance Bank y de la International Manhattan Cy, en la que hijo JAMES, socio del First National Bank de Boston desde 1919 hasta 1921, le secunda y le sucederá como vicepresidente desde 1922 hasta 1929, y como presidente, del primero desde 1931 hasta 1932 y de la segunda desde 1932 hasta 1935). Él ha puesto en guardia a sus accionistas por medio de una circular de fecha 8 DE MARZO DE 1929, al iniciarse la depresión de los negocios.

Para la economía norteamericana, aquella crisis es verdaderamente CATASTRÓFICA. Para los agricultores, cuyos productos siguen vendiéndose mal y que, incapaces de pagar sus deudas, resisten a veces con el empleo de fuerza las ejecuciones con que les amenazan los bancos hipotecarios en 1930, en tanto que el gobierno se esfuerza en socorrerles con una ayuda de 45 millones de dólares en enero de 1931, y con un aumento a 125 millones del capital del Federal Land Bank. Para los industriales, cuyas empresas periclitan (el índice de producción desciende de 120 a 57 y el producto de 104 a 58 millones de dólares entre 1929 y 1932). Para los obrero, reducidos al paro (de 400.000 en 1929, el número de los tienen trabajo asciende a 4.639. en octubre de 1930, 7.778.000 en 1931, 11.586.000 en 1932 y 13.000-000 a principios de 1933). Para el comercio exterior: las exportaciones se hunden de 5.241 millones en 1929 a 1.611 millones en 1932, y las importaciones de 4.339 a 1.323, lo que provoca un alza de las tarifas aduaneras (la media “ad valorem” de la tarifa Hawley-Smot del 17 de junio de 1930 es de 40,59 en vez de 33,38 % para Fordney-Mac Cumber del 27 de septiembre de 1922 y de 21 bajo la tarifa Underwood). La restricción de los créditos al extranjero (17.000 millones de dólares en 1929) entraña como corolario en la Europa central en mayo de 1931, una moratoria sobre las deudas propuestas por el Presidente HOOVER y las conclusión del plan YOUNG. Para los pequeños bancos, cuyas quiebras son numerosas (6.987 de 1920 a 1930, más de 2.294 en 1931 y 1.456 en 1932), a pesar de la ayuda que el gobierno incita a los mayores establecimientos a procurarles por mediación de la National Credit Corporation, y luego de la Reconstruction Finance Corporatión, cuyo director (sólo durante seis meses), de un capital de 500 millones de dólares, aumentado a 3.300 millones finalmente por la Emergency Relief Act del 21 de julio. Para las finanzas públicas, finalmente, que registran (mientras unas leves reducciones del impuesto sobre la renta, con escalonamiento de las tasas para los particulares del 0,5 al 4% y para las sociedades del 11% al 12%, tratan, el 2 de diciembre de 1929, de reanimar los negocios) serios déficits: 903 millones de dólares para el ejercicio terminado el 30 de junio de 1931, 2.885 millones en 1932, más de 3.000 en 1933, y cuya deuda aumenta de 16.750 millones a 19.500 en el curso del mismo período. En conjunto, R. LEWINSOHN calcula que el CRACK ha amputado la fortuna bursátil en ¡30.000! millones de dólares, y FOSTER RHEA DULLES (Labor in America), que la renta nacional se ha reducido a la mitad en tres años (40.074 millones de dólares, en vez de 82.885; e incluso 87,2, según GEORGE SOULÉ y ROSENSTOCK-FRANCK, en 1929).

PREPARANDO EL ADVENIMIENTO DE ROOSEVELT

¿En beneficio de quien? De los especuladores en primer lugar, a cuyos jefes de lista conocemos. De sus aliados, ROOSEVELT y su “trust de cerebros” demócrata a continuación, delante del cual se abre, con las avenidas del poder, la posibilidad de reanudar la obra de estatización de tendencia socialista, iniciada durante la guerra y provisionalmente interrumpida por unas elecciones adversas. La crisis acaba con el partido republicano y el escrutinio de 8 de noviembre de 1932 permite a FRANKLIN DELANO ROOSEVELT, designado como candidato en la cuarta vuelta por la convención de Chicago en junio, entrar en la Casa Blanca con una cómoda mayoría (22.813.000 votos y 472 electores, contra 15.759.000 y 59 para HOOVER), mayoría reforzada en marzo de 1933 con la presencia de 59 demócratas contra 36 representantes en e Senado, y 313 contra 117 en la Cámara de Representantes. (Véase, JOHN T. FLYNN, “El mito de Roosevelt, Editorial Mateu, Barcelona, 1962, 286 páginas, que por último, concluye el autor, “La figura de ROOSEVELT, tal como aparece proyectada ante nuestros ojos, fue una imagen ficticia. No fue el hombre altruista, tenaz, sabio, magnánimo, ni tampoco el filósofo, el filántropo, ni el guerrero artificiosamente creado por la propaganda y cuya fantasmal memoria aún quiere aprovecharse, para sus diabólicos fines, una reducida pandilla de ciudadanos norteamericanos).

EL CRACK DESTRUYE EL EDIFICIO DEL PLAN YOUNG

Pretexto y ocasión para una intervención del Estado sobre la economía norteamericana, la crisis bursátil, desencadenada el 29 de octubre tuvo también repercusiones en Europa.
Desde principios de año, los banqueros, dueños de las finanzas mundiales, deseosos de acelerar la reanudación de los negocios, multiplicaban los contactos, esforzándose al mismo tiempo la carga de las reparaciones de la Primera Guerra Mundial y crear entre ellos un organismo permanente de enlace.
Sobreviene el CRACK, y todo aquel edificio, apenas bosquejado, se hunde bruscamente. La retirada de los capitales norteamericanos de Europa (11.000 millones de dólares), iniciada en 1928, se intensifica en el curso del año 1930.

(Véase, JEAN LOMBARD COEURDEROY, “La cara oculta de la hisoria moderna”, tomo III, Editorial Fuerza Nueva, Madrid, 1977, 681páginas).

Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero
nº 98 Cordubensis
Córdoba de la Nueva Andalucía, 26 de octubre de Penthecostés del Año del Señor, en la Fiesta de Cristo Rey

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Comentarios y reflexiones sobre la revolución rusa

Tres viajeros juzgan al comunismo soviético 1918-1924

Revolución de octubre: 24-25 de octubre de 1917 (6-7 de noviembre de 1917) en Petrogrado (1917-2008: 91 años).


1918: El bolchevismo se hallaba, a la sazón, en lo más recio de su lucha por mantenerse y consolidarse en el poder mediante el terror organizado. ROBERTO VAUCHER, corresponsal de la Illustratión Française, después de dar un largo y accidentado rodeo por el mar Glacial Ártico, logró penetrar en Rusia, a mediados de abril de ese año, armado de su máquina fotográfica y unas decenas de placas. A su regreso a Francia, VAUCHER publicó las anotaciones de su diario de viaje con el nombre El Infierno Bolchevique, traducido al castellano y editado por Seix y Barral, Barcelona, 1920.

1920: Guerra civil, terror y hambre. En junio de ese año, comienza un viaje a la Rusia Soviética el economista alemán ALFONSO GOLDSCHMISDT. Sus comentarios fueron publicados en forma de libro y traducidos al inglés, a las lenguas escandinavas y al “idish”. En castellano se editó en Buenos Aires por M. Gleizer, en 1923.

1922-1924: Un paso atrás, dos adelante. La NEP (Nueva Economía Política). Hambre y terror. JULIO ÁLVAREZ DEL VAYO, español, miembro de la comisión de ayuda a Rusia dirigida por el explorador y sabio noruego doctor NANSEN, estuvo en Rusia dirigida en 1922 y en 1924. No oculta sus simpatías por el régimen soviético. Sus impresiones fueron publicadas con el título de La Nueva Rusia. (Manejo una edición argentina sin fecha, pero que por sus características tipográficas debe haber sido impresa entre 1927 y 1930).
Rusia cayó bajo las garras del bolchevismo no como consecuencia de causas internas sino como objetivo de un meditado plan, financiado por la banca judía internacional, apoyado por los desaciertos – dirigidos desde las sombras – de la política alemana y de la diplomacia británica. Es por ello muy cierta la cita de ÁLVAREZ DEL VAYO 8recordando la frase con que comienza PHILIPS PRICE su libro sobre Rusia): La Revolución de marzo vino como un ladrón en la noche.

La revolución de marzo de 1917 fue el resultado inmediato de un pedido al “Gobierno para que se preocupase un poco más del suministro de víveres “que degeneró en rebelión apoyada por algunos regimientos de Petrogrado. Las fuerzas ocultas habían trabajado y carcomido todos estamentos. Por eso, “acabó el Zarismo sin que apenas nadie hiciera nada por derrocarlo”, comenta ÁLVAREZ DEL VAYO. “Pero la revolución de octubre, en cambio – prosigue el mismo autor -, es el resultado de una táctica continua, ejercida con férrea voluntad, por un partido consciente de sus medios y fines”. Los bolcheviques, con la audacia que desde entonces los caracterizan utilizaron, para ganar al proletariado de la capital, la “táctica de prometer al pueblo todo aquello que el Gobierno de entonces no acertada a darle”. “Prometían – nos dice ÁLVAREZ DEL VAYO – con reservas mentales, pero prometían. Prometieron terminar la guerra, y, en efecto, la terminaron. Prometieron convocar la Asamblea Constituyente tan pronto como subieran al poder, y en efecto… uno de los primeros actos fue disolverla al encontrarse dentro de ella en minoría”.

“Medio millón de hombres – leemos en GOLDSCHMITDT – son los que mandan de hecho en la inmensa tierra del soviet. Y si digo medio millón de hombres, todavía exagero, porque buena parte de los comunistas, la mayor parte, acaso, están en el frente. En Moscú hay muy pocos comunistas. Nunca antes se detentó el poder con tan mínima cantidad de hombres” en una población de más de 150 millones. “Sin embargo, de esto, el Partido Comunista Ruso es el que domina ya que no las almas, sí todo el aparato administrativo y el ejército de Rusia”. Más adelante el mismo autor sostiene que en Rusia se ha impuesto la dictadura del proletariado, pero “es estrictamente la dictadura proletaria ejercida por el Partido Comunista”.

¿Y con qué otra poderosa organización compara GOLDSMICHDT al bolchevismo soviética? Leemos: “Trae a la memoria la orden de los jesuitas, la que tampoco aparentemente cede en principio alguno, pero concede en cláusulas complementarias, que permiten meter mano en la lucrativa realidad concreta. Así el Partido Comunista es rígido en los principios y elástico en la práctica; en nombre de los principios ataca a quien le parezca adverso y con la autoridad de las cláusulas que miran a lo necesario y contingente se concilia con sus enemigos? ¡La coexistencia pacífica en su faz prístina!

Con respecto a la Tercera Internacional, donde se concentraba toda agitación comunista en el mundo, era “una organización centralizada en que se cifrada - nos dice el mismo realidad – todos los efectos revolucionarios y desde entonces esos efectos obran con carácter simbólico y doctrinario. En esto – sostiene - las revoluciones son como las religiones”. “La historia de la Tercera Internacional de Moscú – prosigue – es quizá la más interesante de las historias: en ella abundan los sacrificios, los triunfos y las deserciones. La única historia comparable a ésta acaso sea la del Papado”.

¿Eran rusos los que hicieron y dirigieron la revolución bolchevique? ¿Qué nos dice al respecto ROBERTO VAUCHER, corresponsal de la Illustratión Française? “Cuando se vive en contacto con los funcionarios que están en servicio del gobierno bolchevique, un hecho singular es sorprende en seguida: todos, o casi todos, son judíos”. El corresponsal aclara que no es antisemita, no hace más que constatar lo que ve con sus propios ojos. “En todas partes – prosigue – en Petrogrado, en Moscou, en provincias, en los ministerios, en los cuartelillos de barrio, en Smolny y en el mismo autor: “Cuando más se observa esta segunda revolución rusa – s refiere a la octubre – tanto más se advierte que el bolcheviquismo es un movimiento judío”.

Todos los judíos que tomaron el poder en Rusia – por otra parte – habían camuflado bajo patronímicos rusos sus verdaderos nombres, y – sostenía VAUCHER – “sus fisonomías en su mayor parte son desconocidos en el extranjero”. “Me será muy difícil presentar a los personajes que componen el mundo bolchevique de Petrogrado, pues la mayoría son ilustres desconocidos”. Y continúa: “A pesar de mis pesquisas, que han durado varios meses, todavía no he conocer los antecedentes de ANTONOF, un judío que manda el ejército rojo del frente noreste; de JOFFE, judío también, embajador actual de la República de los
Soviets en Berlín; y de STEINBERG, ítem judío, comisario de justicia”. Cita a continuación a los amos del día. En primer lugar, por supuesto, coloca a LENIN, nacido el 10 de abril de 1870. Nos da su verdadero nombre, WLADIMIRO ILLITCH ULIANOF, aunque – quizá por desconocimiento – no da su origen judío por parte de madre. A continuación coloca a “su lugarteniente LEIBA DAVIDF BRONSTEIN, llamado NICOLAS (SIC) TROTZKY, , judío, nacido en 1877”. En tercer lugar coloca a ZINOVIEF, judío, nacido en 1883, cuyo verdadero nombre ee ALFELBAUM RADOMILKSKY OVSEY GUERCHON ARONOF”. “El presidente del Soviet de los Sovits rusos, JACOV MOVCHEF SVERDLOF – agrega – es un farmacéutico judío nacido en Ninji-Novgororod. ZORÍN, presidente del Tribunal revolucionario, es judío”.

Lo que vio el corresponsal de la Illustratión Française en las calles de Petrogrado, es testimonio de una realidad que puede repetirse entre nosotros y venir como un ladrón en la noche si nos quedamos con los brazos cruzados. “En el puente de la Fontanka – leemos – vi un espectáculo doloroso y característico: a un lado, un voluntario del ejército rojo dándose el gustazo de hacerse limpiar las botas; y a otro, varios soldados ciegos, descalzos, implorando limosna. Estos se batieron como héroes, aquél no ha estado nunca en el frente”. Más adelante VUACHER nos habla del hambre en Petrogrado (como medio de dominación) , “provocada por los doctrinarios irreductibles y sostenida por especuladores sin alma”.
¿Cómo se sostuvieron y dominaron Rusia los judíos bolcheviques?: Mediante el terror. Un decreto, de fecha 20 de diciembre de 1917, crea la Comisión Extraordinaria Panrusa de Lucha contra la Contrarrevolución (en abreviatura: CHEKA), y pone en manos de FÉLIX DZERCHINKI, un judío polaco, el instrumento legal necesario para la seguridad del nuevo régimen y de cada uno de sus hombres. “A partir de ese momento – comenta ÁLVAREZ DEL VAYO – en él se concentran todas las actividades de la justicia revolucionaria. Juez instructor, acusador público, Tribunal de apelación, verdugo “. “Puesto que hay que matar – se dice a sí mismo DZERCHINFI - ¿qué importa que los ejecutores sean asesinos? Al contrario, cuanto más asesinos, más en su papel. Chinos, letones, finlandeses licenciados de presidio, antiguos agentes de la policía secreta zarista, prostitutas, ningún antecedente penable les invalida – sostiene ÁLVAREZ DEL VAYO – para entrar en la CHECA. Al admitirlos en ella todo se les perdonaba de antemano, todo menos que tuviesen un segundo de flaqueza en la lucha contra la contrarrevolución”. “Por toda Rusia – agrega el mismo autor – se extiende como una maldición la fama macabra de la CHECA. Las dos calles en que tiene sus oficinas centrales, la Lubyanka de Moscú y la Gorochowaya, de Petrogrado, adquieren pronto trágico renombre. El público las evita”. ¿Quién recuerda hoy el número 2 de la Gorochowaya? “Basta pronunciar estas pocas letras para provvocar en cualquier parte – dice VAUCHER - un impresión de terror. Es un edificio que pasará a la historia en virtud de los horrores que en él se han cometido, desde hace algunos meses, en nombre la justicia.

La CHECA de Petrogrado era dirigida por “MOISÉS SALOMONOVITTCH URITZKI, nacido el 2 de enero de 1873, hijo de un tendero israelita. Después de haber vivido pobremente bajo el régimen zarista – leemos en VAUCHER - URITZKI muere millonario, en pleno régimen de terror”. Fue asesinado por un estudiante de veintidós años, “judío, llamado LEÓNIDAS AKIMOVITCH KANIGUISEN”. “Los organizadores del ceremonial que ha de servir para los funerales de URITZKI – leemos en VAUCHER – han tomado una hábil medida. Para que al lado del ejército rojo figuren todavía unos proletariados, han declarado que hoy solamente se dará pan a los que asistan a los funerales hasta su terminación”.

Dice el Padre Prbo MIGUEL PORADOWKI en obra “El imperio marxista de la fuerza frente a la fuerza de la justicia” que “La revolución marxista recibe una nueva dimensión, la dimensión popular; ya no es solamente la obra de los “revolucionarios profesionales”, es decir, del partido, sino de todo el “pueblo”, de toda la población envilecida por el crimen, corrompida por la envidia y el odio; el “pueblo” asume la función del verdugo, de un verdugo muy eficiente, pues, en pocos años asesinó torturando más de 150 MILLONES DE PERSONAS. Ergo: el comunismo mundial fue el responsable directo de la muerte sobre la tierra de 150 millones de personas, desde su inicio en el siglo XX hasta nuestro tiempo en el siglo XXI.

Con respecto al campesino y la revolución, es interesante señalar lo que escribe ÁLVAREZ DEL VAYO:”Con recordar que las siete décimas partes de la población rusa es rural queda señalada la importancia que tiene el campesino en la vida del país. Por algo la revolución comunista, que no respeta castas ni clases y que se apoya inmediatamente sobre el proletariado industrial, coloca, sin embargo, al frente del Comité Ejecutivo panruso como Jefe de Estado a KALININ, un campesino…”. Siempre los bolcheviques han colocado como Presidente de la Unión Soviética es decir, su figura decorativa de escaparate, a un ruso; y si en este caso colocaron a un campesino, ello fue debido a que el campesino era el enemigo potencialmente más peligroso – mucho más que el burgués – para implantar la dictadura bolchevique Fue una táctica de captación. “La gente del campo – nos dice ÁLVAREZ VAYO – no se interesa por el comunismo. El campesino ruso no acepta – agrega – más propiedad que la suya. En ese sentido fue un factor revolucionario cuando se trató de quitar las tierras a los grandes terratenientes”. “Padrecito, a ti te queremos, pero líbranos de los comunistas”. Así dicen – según ÁLVAREZ VAYO – que le hablaban a LENIN, en 1920, las delegaciones de campesinos que iban a Moscú a protestar contra las requisiciones El campesino ruso “evolucionaba – según el mismo autor – hacia una gran democracia campesina”, “TROTZKI percibió en seguida el peligro que esto suponía para el régimen soviético”. En 1921, según la táctica de LENIN: Un paso atrás, dos adelante, el régimen cedió, cuando “toda la agricultura rusa anunciaba ruina”, devolviendo al campesino “el incentivo del mercado”.

Quedarían truncos estos comentarios y reflexiones de viajeros sobre la Revolución de Octubre, si no recordáremos que, años más tarde, muerto LENIN y defenestrado TROTZKI, el judío georgiano IOSPH DAVID VISSARIANOVICH DJUGASSHILI-KOCHBA, vulgarmente como JOSÉ STALIN “HOMBRE DE HIERRO”, habiendo ya liquidado a los burgueses y completado los engranajes del aparato represivo, impuso la colectivización forzosa del campo. ¡Fue espantoso! Más de diez millones de campesinos rusos murieron de hambre o fueron víctimas de los comisarios judíos, para el triunfo de la doctrina marxista-leninista fuera una inhumana y satánica realidad.

Conclusión:

Debemos considerar dos obras: 1) de SERGIO DE CHESSIN, “La locura Roja Aspectos y escenas de la revolución rusa (1917-1918) Traducción de GAZIEL, 2ª edición Sex y Barral, Barcelona, 1921, 326 páginas.
2) de LEÓN DE PONCIS, “Las fuerzas secretas de la Revolución Francmasonería y Judaísmo, Ediciones Fax, Madrid, 1928, 263 páginas, que incluye la Plegaria de S. A. I. GRAN DUQUESA OLGA asesinada en Ekaterinburgo el 17 de julio de 1918.
El comunismo bolchevique siempre es tema de actualidad y hoy más que nunca. Su triunfo en Rusia y su expansión por el mundo no ha sido consecuencia de circunstancias sociales que con carácter fatal así lo han determinado. Es el fruto de un plan metódico elucubrado durante siglos por esoteristas judíos, al sólo efecto de dominar utilizando como palanca el enfretamiento y lucha de los contrarios. Esa sutil y diabólica dialéctica ha penetrado y carcomido ya el cono sur del continente americano, resultado no de un ideólogo trasnochado sino de un empírico coronel de las pampas argentinas, surgió una doctrina, profundamente cristiana y profundamente, que es la antitesis del comunismo bolchevique, del trotkismo guerrillero y del socialismo internacionalismo: resultado todo del marxismo, pseudo-doctrina filosófica, judaica, materialista y ateo, de dominación. Su nombre es sonoro y claro como la Patria: JUSTICIALISMO. El enemigo pretende hoy sutilmente desvirtuarlo y convertirlo en compañero de ruta, después de haber denigrado y escarnecido, desde que surgiera en 1943, no solamente la doctrina, sino también a su creador y a la inmensa mayoría del pueblo argentino, su fiel sostenedor. Y aquí cabe una pregunta: ¿Puede la doctrina justicialista, en este momento en que hasta el cristianismo se ha judaizado, vencer a la doctrina marxista? Quizá en fuerza diabólica de la dialéctica de los contrarios esté el germen de la destrucción de ésta, y la soberbia judaica se desmorone ante la sola permanencia prístina e incorruptible de aquélla.

*Las imagenes son del libro de JEAN LOMBARD COEURDEROY, “La cara oculta de la historia moderna”, tomo III, página 65, Editorial Fuerza Nueva Madrid, 1977. 661 páginas.

Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero
nº 110 Cordubensis

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viernes, octubre 24, 2008

¡Ya la religión se acaba!

En América Latina: Prelados rojos, misioneros marxistas y sacerdotes “guerrilleros”.
El jesuita Alejandro del Corro en el Congreso de Jesuitas argentinos, celebrado el 8 de octubre de 1968 (natalicio de Juan Perón), proclamó que “no hay más salida que la violencia”…


LA OLEADA DE SUBVERSIÓN que señaló los años 1968-1969 (hace cuarenta años) inundó todo el hemisferio sur de América cuya población tuene, en general, un nivel de vida muy bajo. Hasta aquel momento, no obstante la jerarquía había prevenido al clero y a los fieles contra las empresas marxistas revolucionarios. Tal ha sido el caso, especialmente, del Cardenal ANTONIO CAGGIANO y 33 obispos argentinos que, el 21 de febrero de 1959 (S. S. JUAN XXIII), denunciaron la “alianza de la francmasonería y del marxismo”, y del Cardenal CARLOS MARÍA DE LA TORRE, de Quito (Ecuador), el 23 de diciembre de 1960. Pero había excepciones, existían prelados que no habían entendido la lección de Cuba aunque FIDEL CASTRO RUS, disfrazado de reformador agrario, tras haberse beneficiado de la ayuda del progresistas JOSÉ MARÍA AGUILERA de la Confederación de Trabajadores Cristianos y JOSÉ LANUZA de Deportes, se hubiese quitado la máscara, para instaurar el comunismo totalitario y eliminar la influencia de la Iglesia.

En primera fila, monseñor HELDER CÁMARA, inclinado quizá a la política por la herencia de un padre francmasón – que convirtió su “camisa verde”, porque había sido fascista de 1931 a 1936, mas tarde en roja -. Obispo auxiliar de Río de Janeiro, pero amigo de Monseñor J. B. MONTINI, fue nombrado en 1964 arzobispo de Recife, capital de una región miserable del nordeste brasileño. Obtuvo luego del futuro papa la autorización para crear una Confederación Nacional Episcopal y, en 1965, un Consejo Episcopal de América Latina (CELAM), lo cual le permitió extender su influencia antes de atacar de frente la autoridad de los militares que gobernaban Brasil y, sobre todo, la de ARTUR DA COSTA SILVA, cuando éste último suprimió las libertades civiles mediante una quinta enmienda a la Constitución de 1968. La actitud rebelde de aquel “Savonarola brasileño” y de sus seguidores (1.000 sacerdotes, quizá, de 13.000) le causó lamentables dificultades. En octubre de 1968 se libró por poco de ser ametrallado, en mayo de 1969 uno de sus colaboradores, el padre ANTONIO HENRIQUE PEREIRA NETO DA SILVA fue asesinado y el 25 de julio de 1973 desaparecieron dos. Cuando 21 sacerdotes hicieron público en 1970 un “Libro Negro” que denunciaba las torturas a que sometida a sus prisioneros la policía, el padre ANTONIO DE MAGALHAES, autor de la “declaración” publicada el 26 de mayo de 1970, fue detenido, y monseñor HELDER CÁMARA FUE REDUCIDO AL SILENCIO.

No obstante, personalmente no predicaba la violencia, ni en sus libros La revolución de la paz y La Iglesia y el colonialismo, ni en sus sermones. En abril de 1968, se entrevistó en Roma con su amigo PABLO VI Y, si denunció más adelante “la miseria”, como los superiores jesuitas de 18 países reunidos el 16 de mayo por el muy progresista padre ARRUPE, general de la Compañía de Jesús, si toleró que sus amigos reclamasen el 5 de junio “una sociedad socialista en la que participen también los católicos” y que se uniesen, el 26 de junio, en Río, a una manifestación que pedía la vuelta a las libertades democráticas, si fundó el 20 de julio un “Movimiento de PRESIÓN Moral para la Liberación”, tanto en el Congreso de Bogotá, celebrado del 23 al 25 de agosto de 1968 y presidido por PABLO VI, como en la Confederación Episcopal de Medellín, a la que asistió hasta el 6 de septiembre, personalmente respetó los límites puestos por el Pontífice a la actividad “PROFÉTICA” del clero. Pero no por ello protegía menos a algunos elementos extremistas como el sacerdote belga JOSEPH COMBLIN (expulsado después), quien era un teólogo “leninista” que de vuelta del Congreso de La Habana en enero 1968 se convirtió en intérprete de 18 obispos y 700 sacerdotes del Tercer Mundo, autores de un manifiesto progresista, proponiendo en Medellín un documento de base en el que proclama a “Dios revolucionario” y reclamaba una revolución social y cultural.

Al igual que el arzobispo de Recife, el obispo de Cuernavaca, en Méjico, monseñor SERGIO MÉNDEZ ARCE, partidario de una reforma de las estructuras sociales, además de sus intervenciones personales, apoyaba activamente a monseñor IVÁN ILLICH, de origen judío alemán, que logró adoctrinar en su centro (CIDOC) a unos 2.000 misioneros de la subversión, y la publicación del libro LA IGLESIA, EL SUBDESARROLLO Y LA REVOLUCIÓN, en colaboración con el padre JUAN CARMELO GARCÍA, dominicano de Valladolid, miembro marxistoide de “Justitia et Paz”, el 1º de mayo de 1968, animador de la CIDSE (Cooperación Internacional para el Desarrollo Social y Económico de los Pueblos), el padre jesuita GUSTAVO GUTIÉRREZ MERINO del Perú, autor de Teología de la Liberación, que actuaba en relación con la CELAM y con el “Latin Americam Bureau yanqui.

Van aún más lejos otros que predican abiertamente la rebelión la rebelión: el padre jesuita ALEJANDRO DEL CORRO, que, en el Congreso de Jesuitas argentinos, celebrado el 8 de octubre de 1968 (natalicio de Juan Perón), proclamó que “no hay más salida que la violencia”, mientras, también en Argentina, algunos de sus cofrades participaban en el “Frente Civil de RESISTENCIA” (véase Primera Plana 10 de julio) 23 sacerdotes establecían relaciones con la C. G. T., y, en Colombia, el 18 de diciembre, unos sacerdotes publicaban un manifiesto rebelde y predicaban con el ejemplo, luchando en la guerrilla, como CAMILO TORRES RESTREPO, ex capellán de los estudiantes, secularizado en 1965, creador del “Frente Revolucionario”, muerto en una guerrilla castrista el 15 de febrero de 1966, o el sacerdote guerrillero DOMINGO LAÍN y, en Uruguay, el jesuita JUAN CARLOS ZAFFARONI, autor de Sacerdocio y Revolución y uno de los nueve fundadores del movimiento nacional “tupamaros” en 1963. (¡AY JESÚS QUE COMPAÑÍA…!).

Con el fin de coordinar esta propaganda progresista en todo el continente, se organizó un primer Congreso en Santiago de Chile, del 23 al 30 de abril de 1972, con el nombre de “Encuentro Latinoamericano de Cristianos por el Socialismo”, bajo la conducción de HÉCTOR BORRAT, uno de los creadores del “Frente Amplio” o Frente Popular ampliado uruguayo, animador de la Revista Víspera, de Montevideo, relacionada con el centro IDO-C. El Congreso en…Escorial (España. El palacio de Felipe II) decidió el 25 de abril, “optar por la revolución”. Se organizó un segundo Congreso en …El Escorial (¡pobre Felipe II!), del 8 a 15 de julio de 1972, en la Casa de los Padres del Sagrado Corazón, gracias a la complicidad del Instituto “Fe y Secularidad”, organizado a partir de julio de 1967 por el padre ALVAREZ BOLADO, que estuvo en los coloquios con los marxistas celebrados en Salzburgo en abril y en Baviera en 1966, y a la complacencia de varios prelados españoles, entre ellos monseñor PALENZUELA, de Segovia, ORIS, de Huesca, y ECHARREN, obispo auxiliar de Madrid.

Efectivamente, en aquellos momentos, los progresistas disponían aún de puntos de apoyo políticos en Uruguay, en Chile – donde uno de sus agentes más activos, el padre jesuita ROGER VACKEMANS, jesuita belga colaborador de la revista Mensaje y del Centro DESAL., era uno de los consejeros más apreciados de EDUARDO FREI – y en Venezuela – mientras estuvo en el poder el COPEI – donde 22 sacerdotes osaron rebelarse contra su obispo demasiado tibio para su celo “conciliar”, en abril de 1969, y donde la CLASC (Confederación sindical para América Latina, ligada al CISC de Bruselas, uno de cuyos “misioneros”, TIBER SULIK, de “Justitia et Paz”, presidente mundial de los trabajadores cristianos, fue detenido en Brasil el mes de marzo de 1969, trasladó su sede, que estaba en antes en Santiago de Chile, para unirse en Caracas con el IFEDEC., centro de formación política demócrata-cristiana, mientras, por su parte, las Juventudes Obreras o JODCA se ligaban, mediante el UIJDIC., situado en Roma, con el movimiento comunista de Polonia, la organización de estudiante CELAM, con sede en Santiago, al ORMEU. Todos estos movimientos, al igual que los partidos demócratas-cristianos, eran financiados por sus “partidos hermanos” alemán, italiano, belga (el canónigo Fr. MONTANT, de Louvin, controlada especialmente mediante el FERES a los padres JOSEPH COMBLIN, de Recife, y ROGER VECKEMANS, de Santiago de Chile, así como a Monseñor ILLICH, de Cuernavaca, sin olvidar a los yanquis del Latin America Bureau.
Tal es la red de amparo y protección progresista en la que se apoya la SUBVERSIÓN ROJA. ¿No es lógico que estos elementos extremistas del clero, entregados al papel “profético” fácil de agitadores irresponsables, se vean sometidos prácticamente en todas partes a los rigores de las autoridades, interesadas sobretodo en que se respete, que se esfuerzan, en condiciones difíciles y con medios limitados, por reparar los daños causados por un capitalismo extranjero ciego y un desorden político endémico, equiparado económicamente a su país y mejorando la condición de sus habitantes , aunque sea mediante dictaduras militares, autoridades a las que es demasiado fácil denigrar en nombre de principios sacrosantos?

Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero
nº 103 Cordubensis

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El liberalismo izquierdista


Pastoral del Excmo y Rvmo. Señor Builes, Obispo de Santa Rosa de Osos,
República de Colombia – para la Cuaresma 1949. Se cumplirían 50 años. Dada en Santa Rosa de los Osos, en el día 11 de febrero de 1949, de la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes. Su santa muerte: 29 de septiembre de 1989.


ORACIÓN

Señor, Dios, que suscitaste en s Iglesia al Obispo MIGUEL ANGEL BUILES y le concediste dones incomparables de fe y de caridad. Dotándolo de las virtudes sacerdotales más insignes, que él ejercitó con inquebrantable voluntad de servirte y con celo encendido por el honor de su nombre y la salvación de sus hermanos, dígnate glorificarlo y que gocemos de su intersección.
Por Jesucristo Nuestro Señor
29 de septiembre de 1989.

1) DOCTRINA DEL LIBERALISMO

Este capítulo sobre Doctrina de la Iglesia en relación con el liberalismo abarca varios puntos que enunciamos:
1) ¿Qué es el liberalismo?
2) Doctrina de la Iglesia sobre el liberalismo.
3) Liberalismo católico
4) Aplicación de las doctrinasen Colombia
5) Condenación del liberalismo `por PÍO XI en el Syllabus.
6) Condenación del liberalismo colombiano por PÍO IX.
7) Condenación del liberalismo por los Obispos colombianos.
8) El liberalismo comunista.

Doctrina sobre el Liberalismo

¿Qué es el liberalismo?

“El liberalismo es un error religioso, filosófico, social y jurídico que consiste en proclamar la absoluta independencia o autonomía del hombre. Es un sistema religioso porque secunda en el orden político una secta, el racionalismo o naturalismo, y lucha contra la Iglesia que se interpone en su camino, siendo, en el fondo, el vetusto racionalismo pagano” (Manjón, citado por Espasa Calpe).
El eminente Cardenal BILLOT, en su tratado “De ecclesiae Christi”, quaestio XVII, de Errores liberalismi et varii Rius formis, lo define así:
“El liberalismo en cuanto dice error en materia de fe y de religión, es una doctrina multiforme que, más o menos, emancipa al hombre respecto de Dios, y de su ley y de su revelación, y, por consiguiente, suelta a la sociedad civil de toda dependencia respecto de la sociedad religiosa, es decir, de la Iglesia, que es guarda, interprete y maestra de la ley divinamente revelada” (Op. Cit. p.2).

Doctrina de la Iglesia sobre el LIBERALISMO

Conocer antes los errores del Liberalismo que en síntesis son:
1) La negación de Dios o sea el ateísmo.
2) La soberanía de la razón o sea el ateísmo y por lo mismo, el rechazo absoluto del dominio de Dios en el orden sobrenatural.
3) El rechazo del dominio de Dios en el Estado.
De estos tres principios erróneos del Liberalismo proceden todos los demás y las actuaciones que han sido su norma desde la revolución francesa hasta el sovietismo o comunismo ruso al que acaba de ingresar esta secta en Colombia, afirma MONS. BUILES, y en el mundo. Estos tres errores del Liberalismo los refuta LEÓN XIII en la Encíclica LIBERTAS.
LOS TRES GRADOS DEL LIBERALISMO

“Los estos tres grados es liberalismo, hace clarísima y magistral exposición el Sumo Pontífice LEÓN XIII, en s Encíclica LIBERTASm del 20 de junio de 1888. Copiamos íntegramente Monseñor MIGUEL ÁNGEL BUILES, Obispo esclarecido en Dios y en la Patria,.

“La falsa libertad – dice – sí. Si los que a cada paso disputan acerca de la libertad, la entienden honesta y legítima, como acabamos de describirla, nadie osaría acusar a la Iglesia de aquello que con suma injusticia propalan de ser enemiga de la libertad o de la sociedad; pero hay muchos imitadores de Lucifer, cuyo es aquel nefando grito: NO SERVIRÉ, que con nombre de LIBERTAD defienden una licencia absurda. Tales son los partidarios de ese sistema tan extendido y poderoso, quieren ser llamados liberales”.

a.- Liberalismo radical (Primer grado). En realidad lo que en filosofía pretenden los naturalistas y radicales, eso mismo pretenden en la moral y en la política los fautores del liberalismo, los cuales no hacen sino de aplicar a las costumbres y a las acciones de la vida principios sentados por los partidarios del naturalismo. Ahora bien: lo principal de todo, el naturalismo, es la soberanía de la razón humana, que negando a la divina y eterna la obediencia debida y declarándose a si misma sui juris, se hace a sí propia sumo principio y fuente y juez de la verdad. Así también los sectarios del liberalismo, de que hablamos, pretenden que el ejercicio de la vida ninguna potestad divina hay qué obedecer, sino que cada uno es ley para sí, de la observancia, de todo lo cual nace esa moral que llaman independiente, que, aportando la voluntad, bajo pretexto de libertad, de la observancia de los preceptos divinos, suele conceder al hombre una licencia sin límites. Porque una vez establecido y persuadido que nadie tiene autoridad sobre el hombre, síguese no estar fuera de él y sobre él la causa eficiente de la comunión y sociedad civil, sino en la libre voluntad de los individuos: suele tener la potestad pública su origen en la multitud y además, como en cada uno la propia razón es único guía y norma de las acciones privadas, debe serlo también la de todos para todos en lo tocante a las cosas públicas. De aquí que el poder sea proporcional al número y la mayoría del pueblo sea autora y la mayoría del pueblo sea autora de todo derecho y obligación. Hasta aquí Monseñor BUILES.

b. El liberalismo mitigado (Segunda grado). Es cierto que no todos – dice – los fautores del liberalismo asientan a estas opiniones, aterradoras por su misma monstruosidad y que abiertamente repugnan a la verdad y son causa evidente de muchísimos males; antes bien, muchos de ellos, por la fuerza de la verdad, confiesan sin avergonzarse, y aún muy de su agrado afirman que la libertad degenera en vicio y aún en abierta licencia cuando se usa de ella destempladamente, postergando la verdad y la justicia y que debe ser, por tanto, regida y gobernada por la recta razón y sujeta consiguientemente al derecho natural y a la eterna ley divina. Mas juzgando que no se ha de pasar adelante, niegan que esta sujeción del hombre libre a las leyes que Dios quiere imponerle, haya de hacerse por otra vía que la de la razón natural, confirma Monseñor BUILES.

c. El liberalismo más moderado (Tercer grado). Algo más demorados son, pero no más consecuentes consigo mismos, los que dicen que, e efecto, se han de regir según las leyes divinas la vida y costumbres de los particulares, pero no las del Estado. Porque las cosas públicas es permitido apartarse de los preceptos de Dios y no tenerlos en cuenta al establecer las leyes. De donde sale aquella perniciosa consecuencia: que es necesario separar la Iglesia del Estado.
No es difícil conocer lo absurdo de todo esto: porque la misma naturaleza exige del Estado que proporcione a los ciudadanos medios y oportunidad con qué vivir honestamente, esto es, según las leyes de Dios, ya que es Dios el principio de toda honestidad de toda honestidad y justicia, repugna, ciertamente, por todo extremo, que sea lícito al Estado el descuidar del todo esas leyes, o establecer la menor cosa que las contradiga. Finaliza el Monseñor BUILES, para proseguir en otra oportunidad con Liberalismo católico y Liberalismo comunista.

2) EL DEPARTAMENTO DE ESTADO y el “bogotazo”. NATHANIEL WEYL.

BOGOTA proveyó amplias pruebas circunstanciales de que FIDEL CASTRO RUS estuvo afiliado desde el principio al comunismo internacional. El jefe de seguridad NIÑO hizo alusión a “los conocidos comunistas FIDEL CASTRO y RAFAEL DEL RÍO”. El presidente de Colombia, MARIANA OSPINA PÉREZ, denunció a los cubanos como “comunistas y organizadores de la insurrección”, en un discurso radial a toda la nación, pronunciado a los pocos días de la tragedia. El distinguido periodista colombiano FANDIÑO SILVA también mencionó a CASTRO como uno de los agentes comunistas internacionales. (Jules Dubois,Fidel Castro, Indianápolis, 1959). Los informes de la policía nacional colombiana evidenciaron que FIDEL CASTRO llegado a Bogotá para reemplazar a un conocido agente ruso; que había distribuido panfletos comunistas; que se comunicaba en código y utilizaba la posta restante; que dictó una conferencia a los activistas comunistas sobre la técnica del golpe de estado; que tenía conocimiento previo sobre la proyectaba insurrección; que conocía a GAITÁN, pero que había mentido a la policía al respecto; que él y sus camaradas tenían en su poder numerosas fotografías de GAITÁN, a pesar de que afirmaron no interesarles ni el hombre ni sus ideas; que el cómplice de CASTRO, DEL PINO, conferencio con el asesino de GAITÁN menos de dos horas antes de consumarse el asesinato; que CASTRO se hallaba cerca del lugar del crimen en compañía de comunistas bien conocidos; que OVARES, cómplice de CASTRO, huyó a los pocos minutos del crimen en circunstancias sospechosas; que en habitación de FIDEL CASTRO se hallaron documentos que lo identificaban a él y a DEL PINO como agentes soviéticos, y que estos documentos están en poder de la Policía Nacional Colombiana.
Éstas, en substancia, son las pruebas de que FIDEL CASTRO ERA AGENTE SOVIÉTICO YA EN 1948. Es difícil comprender cómo el Departamento de Estado USA pudo desconocer estos hechos habiendo estado a su disposición. Más difícil todavía interpretar cómo, diez años después, el Departamento de Estado USA pudo haber informado al Congreso de EE.UU. que CASTRO el movimiento 26 de julio estaban libres de todo origen comunista.
No obstante, esto es precisamente lo que sucedió. Los datos básicos sobre la conducta de CASTRO durante el “BOGOTAZO” ESTABAN IMPRESOS PARA 1949 y a disposición de todo el que supiera leer en español CASTRO fue denunciado como rojo por el presidente OSPINA PÉREZ, en un discurso radial, en 1948. Los libros de ALBERTO NIÑO H. y de FRANCISCO FANDIÑO SILVA, aparición en 1949. El informe del detective nº 6 fue publicado en Caracas el 2 de septiembre de 1949 y por El Siglo, de Bogotá, un mes antes.
Uno de los fncionarios norteamericanos que fueron testigos del “bogotazo” fue RAY RUBOTTOM, secretario de la Embajada norteamericana y la delegación de los Estados Unidos a la Confederación Interamericano. Los RUBOTTOM, se hicieron cargo de dos niños del embajador norteamericano acreditado en Bogotá del Embajador BEAULAC durante el día de la matanza, y hay referencias de ello en términos afectuosos en el libro Career Ambessador de BEAULAC.
De acuerdo con el Quien es quien en América, volumen 29, RUBOTTOM permaneció en la embajada de Bogotá de 1947 al 49. Uno podría haber imaginado que el pesado y salvaje despliegue del poder comunista que le tocó vivir al diplomático RUBOTTOM, debería haber dejado una impresión indeleble en su mente. Hasta podría presumirse que, mientras permaneció en Bogotá, se había interesado en la organización y mecanismo del levantamiento como para leer los valiosos libros e informes policiales y recordar los nombres los principales actores soviéticos en aquella tragedia.
Éste, sin embargo, aparentemente no fue su caso, En el debido plazo el señor RUBOTTOM fue ascendido a Secretario Asistencial de Estado para los asuntos de América Latina. El 31 de diciembre de 1958, un día antes de que CASTRO tomara el poder en Cuba, informó al Subcomité de Asuntos Interamericanos de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado USA, que “no había evidencia alguna de infiltración comunista organizada dentro del movimiento de CASTRO o de que el señor CASTRO mismo se encontrara bajo la influencia comunista. (New York Times, 1º de enero de 1959, p. 21, col. 2).
En realidad, a lo largo del período del ascenso de CASTRO al poder y la subsecuente imposición comunista sobre CUBA, la influencia de RUBOTTOM en la política fue enigmática, si no desgraciada. El 11 de agosto de 1960, en una entrevista exclusiva que al Estándar Times, de Nueva Belford, Mass., el anterior embajador de los Estados Unidos en Cuba, el señor ARTHUR GARDNER, reveló que sus repetidas advertencias de que CASTRO ESTABA DOMINADO POR LOS COMUNISTAS, FUERON OMITIDAS POR RUBOTTOM Y SUS COMPIN. CHES.

El artículo del Standard Times decía:
“…CASTRO se transformó entonces en el caballero andante de Washington, y BATISTA, relegado ahora al papel de villano por RUBOTTOM y compañía, era empujado hacia la puerta y no por cierto con gentileza”.
Nadie escucha los ruegos del embajador norteamericano en Cuba, quien argumenta en vano que “estamos manejando este asunto de una manera errónea e indiferente”.
“Fue esta pandilla la responsable de la renuncia de GARDNER en Cuba. Porqué éste reconoció de que CASTRO no es dferente de cualquier comunista, aun cuando el presidente EISENHOWER deseaba que GARDNER siguiera en su puesto”.

Como castigo de sus insistentes advertencias de que el régimen de CASTRO estaba sujeto bajo la dominación roja y era hostil a los Estados Unidos, el embajador GARDNER fue relevado de su cargo de 1957. El Departamento de Estado USA no convino a que el nuevo embajador en Cuba, EARL E. T. SMITH, conversara con su antecesor, aun cuando GARDNER tenía la ventaja de un conocimiento de los asuntos cubanos y años de residencia allí. GARDNER nunca fue invitado a presentarse en Washington para “informar”, cambio de precedentes que sólo puede ser descripto como un insulto grosero y calculado.

En cambio, RUBOTTOM y su grupo convinieron para que el embajador SMITH fuera presentado por el corresponsal del NEW YORK TIMES, HERBERT L. MATTHEWS, inveterado apologista de los movimientos de infiltración soviética y primer responsable de la campaña de propaganda en América Latina donde se mostró al pueblo de los Estados Unidos, un FIDEL CASTRO liberal y democrático.

“Se debió principalmente a la aprobación de RUBOTTOM” dijo el Stamdard Times en su artículo, “el que CASTRO pudiera venir a los Estados Unidos en abril de 1959 a hablar en la Sociedad Americana de Editores de Periódicos” RUBOTTOM dio su bendición pública y privada al visitante, y el Departamento de Estado USA anunció que CASTRO sería “bienvenido como un distinguido líder y se le brindaría guardia oficial si era necesario, aun cuando la visita no era oficial”.
Por último, el 30 de julio de 1960, ROY RUBOTTOM fue reemplazo como Secretario Asistente de Estado para los asuntos de América Latina. El secretario de prensa de la Casa Blanca, JAMES C. HAGERTY, anunció que RUBOTTOM sería designado embajador en la Argentina y que el traslado no tenía carácter de reprimenda. Este blando tratamiento a un hombre que ha hecho quizás un daño irreparable (de 1959 a 2008) a su país, puede atribuírsele quizás al hecho de que RUBOTTOM había sido un protegido de MILTON EISENHOWER, HERMANO DEL PRESIDENTE, y burócrata del New Deal de F. D. R. bien intencionado y vagamente izquierdista en sus comienzos, que ejercía una influencia (vino a la Argentina para interesarse por la Argentina de PERÓN) masiva sobre los asuntos de LATINOAMÉRICA, vía jesuit company, vitalmente porque era hermano del presidente USA.

NOTA SOBRE EL AUTOR: “La estrella roja sobre Cuba. El asalto soviético al hemisferio occidental”. Esta la estremecedora de cómo una República Popular nació a noventa millas de la frontera de los Estados Unidos. Es igualmente la estremecedora historia del papel que jugó de Departamento de Estado USA al entregar Cuba al barbudo dictador Fidel Castro Rus, a pesar de las específicas prevenciones de dos recientes embajadores en Cuba, de que el movimiento de Castro era comunista, inspirado por el Soviet.
+ NATHANIEL WEYL conoce bien América Latina. Antiguo comunista, perteneció a la célula que ALGER HISS, en la década del treinta y dedico su tiempo cuando pertenecía al Partido Comunita, a los asuntos latinoamericanos. Graduado en Columbia, autor de libros tales como: La reconquista de Méjico y El negro en la civilización Norteamérica, esta totalmente calificado para escribir este relato de los cambios que han recorrido en Cuba.
(Véase Diario Pampero nº 109 Cordubensis sobre El Liberalismo izquierdista. El manifiesto de los Liberales).

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Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero
nº 117 Cordobensis

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