EL DR. DE LA CRUZ HERMOSILLA es un distinguido escritor y novelista, autor, entre otras importantes, de la conocida novela “LLORA POR MÍ ARGENTINA”, sobre el tema de la subversión en nuestra Patria.
Gran amigo de nuestro país, al que ha visitado en varias ocasiones, integra en carácter de miembro de número al Instituto español Sanmartiniano con sede en Madrid, España.
LA CARTA DEL TENIENTE ESTEVEZ
La guerra de las Malvinas, obviamente, constituyó un trama profundo para el pueblo argentino. No vamos insistir ahora en las características del mismo ni, por otra parte, parece razonable continuar la búsqueda de razones por las que tuvo ese conflicto tan desgraciado final. En su día, en estas mismas páginas, hicimos más de un análisis de todo ello. Pero el archipiélago y de la sangre criolla que en su suelo se derramó es y seguirá siendo para nosotros un tema inmarchitable, de permanente actualidad, como si nos sintiéramos argentinos y para desmentir aquella enorme estupidez que se le ocurrió al que dijo que era un problema distante y distinto.
Ni distinto ni distante, sino nuestro y próximo. Para confirmarlo, acabo de conocer el texto de una carta que deja el alma en suspenso. Me refiero a la que escribió el Teniente de infantería NÉSTOR ROBERTO ESTÉVEZ, del regimiento 25, dirigida a su padre y qué sólo debía entregársele si el moría en combate, según le hizo prometer a un camarada de arma y rango que luchaba en su misma unidad. Desgraciadamente, el teniente ESTÉVEZ halló la muerte en Darwin, Gran Malvina, por lo que la carta fue cursada a su destino. Como digo, acabo de leer ese texto emocionante, que siempre será motivo de orgullo para su familia. Dice así:
“QUERIDO PAPÁ: Cuando recibas esta carta yo ya estaré rindiendo cuenta de mis acciones a Dios, Nuestro Señor. Él, que sabe lo que hace, así lo ha dispuesto, que muera en el cumplimiento de mi misión. Pero, fíjate vos, ¡qué misión¡ ¿No es cierto? ¿Te acordás cuando era chico y hacía planes, diseñaba vehículos y armas, todo destinado a recuperar las islas Malvinas y restaurar en ellas nuestra soberanía? Dios, que es un Padre generoso, ha querido que éste su hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda a nuestra patria. Lo único que a todos quiero pedirles es: 1º, que restauren una sincera unidad en la familia bajo la Cruz de Cristo; 2º, que me recuerden con alegría y no que mi evocación sea la apertura a la tristeza, y muy importante,: 3º, que recen por mí.
“PAPÁ, hay cosas que, en un día cualquiera no se dicen entre hombres, pero que hoy debo decírtelas: GRACIAS POR TENERTE COMO MODELO DE BIEN NACIDO, GRACIAS POR CREER EN EL HONOR, GRACIAS POR TENER TU APELLIDO, GRACIAS POR SER CATÓLICO, ARGENTINO E HIJO DE SANGRE ESPAÑOLA, GRACIAS POR SER SOLDADO, GRACIAS A DIOS POR SER COMO SOY Y QUE ES EL FRUTO DE ESE HOGAR DONDE VOS SOS EL PILAR. Hasta el reencuentro, si Dios lo permite. Un fuerte abrazo. Dios y Patria ¡O muerte! ROBERTO.
Estas líneas, sencillas y dramáticas, honran a todo un pueblo, honran a un Ejército y honran también a España, de cuyo seno nacieron los antepasados del teniente NÉSTOR ROBERTO ESTÉVEZ, los cuales supieron trasmitir a sus hijos y nietos el orgullo de la estirpe. Honran, por tanto, al conjunto que llamamos hispanidad y que está hecha para desertores y felones, ni para ateos, ni para la turba de hampones que presionan cada día para que la sociedad sea más permisiva y en la que no sea posible detectar el honor y el pundonor. Honran a quienes creen en Dios, en la patria, en la dignidad, a quienes siguen proclamando su fe en lo que JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA llamó valores eternos.
Este mismo teniente, de tan serena actitud ante el destino, es el símbolo de unas Fuerzas Armadas argentinas a las que golpeó cruel y traidoramente el marxismo, obligándolas a hacerle frente con las armas; las mismas que, desde entonces, han sido sistemáticamente ultrajadas por ese marxismo derrotado, bilioso y envenenado que ahora nos ha invadido y va atenazándonos.
Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO PAMPERO Cordubensis Nº 286
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Gran amigo de nuestro país, al que ha visitado en varias ocasiones, integra en carácter de miembro de número al Instituto español Sanmartiniano con sede en Madrid, España.
LA CARTA DEL TENIENTE ESTEVEZ
La guerra de las Malvinas, obviamente, constituyó un trama profundo para el pueblo argentino. No vamos insistir ahora en las características del mismo ni, por otra parte, parece razonable continuar la búsqueda de razones por las que tuvo ese conflicto tan desgraciado final. En su día, en estas mismas páginas, hicimos más de un análisis de todo ello. Pero el archipiélago y de la sangre criolla que en su suelo se derramó es y seguirá siendo para nosotros un tema inmarchitable, de permanente actualidad, como si nos sintiéramos argentinos y para desmentir aquella enorme estupidez que se le ocurrió al que dijo que era un problema distante y distinto.
Ni distinto ni distante, sino nuestro y próximo. Para confirmarlo, acabo de conocer el texto de una carta que deja el alma en suspenso. Me refiero a la que escribió el Teniente de infantería NÉSTOR ROBERTO ESTÉVEZ, del regimiento 25, dirigida a su padre y qué sólo debía entregársele si el moría en combate, según le hizo prometer a un camarada de arma y rango que luchaba en su misma unidad. Desgraciadamente, el teniente ESTÉVEZ halló la muerte en Darwin, Gran Malvina, por lo que la carta fue cursada a su destino. Como digo, acabo de leer ese texto emocionante, que siempre será motivo de orgullo para su familia. Dice así:
“QUERIDO PAPÁ: Cuando recibas esta carta yo ya estaré rindiendo cuenta de mis acciones a Dios, Nuestro Señor. Él, que sabe lo que hace, así lo ha dispuesto, que muera en el cumplimiento de mi misión. Pero, fíjate vos, ¡qué misión¡ ¿No es cierto? ¿Te acordás cuando era chico y hacía planes, diseñaba vehículos y armas, todo destinado a recuperar las islas Malvinas y restaurar en ellas nuestra soberanía? Dios, que es un Padre generoso, ha querido que éste su hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda a nuestra patria. Lo único que a todos quiero pedirles es: 1º, que restauren una sincera unidad en la familia bajo la Cruz de Cristo; 2º, que me recuerden con alegría y no que mi evocación sea la apertura a la tristeza, y muy importante,: 3º, que recen por mí.
“PAPÁ, hay cosas que, en un día cualquiera no se dicen entre hombres, pero que hoy debo decírtelas: GRACIAS POR TENERTE COMO MODELO DE BIEN NACIDO, GRACIAS POR CREER EN EL HONOR, GRACIAS POR TENER TU APELLIDO, GRACIAS POR SER CATÓLICO, ARGENTINO E HIJO DE SANGRE ESPAÑOLA, GRACIAS POR SER SOLDADO, GRACIAS A DIOS POR SER COMO SOY Y QUE ES EL FRUTO DE ESE HOGAR DONDE VOS SOS EL PILAR. Hasta el reencuentro, si Dios lo permite. Un fuerte abrazo. Dios y Patria ¡O muerte! ROBERTO.
Estas líneas, sencillas y dramáticas, honran a todo un pueblo, honran a un Ejército y honran también a España, de cuyo seno nacieron los antepasados del teniente NÉSTOR ROBERTO ESTÉVEZ, los cuales supieron trasmitir a sus hijos y nietos el orgullo de la estirpe. Honran, por tanto, al conjunto que llamamos hispanidad y que está hecha para desertores y felones, ni para ateos, ni para la turba de hampones que presionan cada día para que la sociedad sea más permisiva y en la que no sea posible detectar el honor y el pundonor. Honran a quienes creen en Dios, en la patria, en la dignidad, a quienes siguen proclamando su fe en lo que JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA llamó valores eternos.
Este mismo teniente, de tan serena actitud ante el destino, es el símbolo de unas Fuerzas Armadas argentinas a las que golpeó cruel y traidoramente el marxismo, obligándolas a hacerle frente con las armas; las mismas que, desde entonces, han sido sistemáticamente ultrajadas por ese marxismo derrotado, bilioso y envenenado que ahora nos ha invadido y va atenazándonos.
Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO PAMPERO Cordubensis Nº 286
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