GRAMSCI, quería ser, quería representar la posición revolucionaria pura, posición revolucionaria que de hecho implicaba que el Partido Comunista para él no era un partido, sino una concepción de la vida…
Por Gabriel S. P. Pautasso
Pese que algunos círculos dicen que GRAMSCI y su estrategia está pasado de moda, nosotros no lo pensamos así y lo fundamentos de esta manera: GRAMSCI muere en 1937 y deja una serie de obras sumamente confusas de muy difícil sistematización, lo que resulta más cómodo para los propios marxistas ya que pueden de éste. Sin embargo, GRAMSCI, en el fondo es unívocamente el primer adaptador importante del marxismo leninismo para Occidente (Europa occidental y América). Esta nos parece que es su clave. Y, a su vez, el leninismo es una adaptación del marxismo para la realidad rusa. Hay que recordar que Rusia era una poderosa monarquía imperial, con una sociedad civil que empezaba a formarse y desarrollarse, y como la dicho ALEJANDRO SOLZHENITSYN en forma esclarecedora, el marxismo nos viene en el momento más inoportuno, justo cuando empezábamos el despegue de verdad”.
GRAMSCI se da cuenta desde de su prisión y desde su experiencia previa, de que en el mundo occidental democrático, los Estados son débiles o son fuertes, pero, en cambio, las sociedades en sí que son fuertes y que entonces el asalto leninista a la sociedad, que en Rusia fue muy fácil, a ser mucho más costoso en Occidente. Sobre estos presupuestos GRAMSCI monta toda su estrategia de asalto, de infiltración del nuevo leninismo en los principios sustentadores de la sociedad para que después caiga el Estado como fruta madura.
En este orden de consideraciones GRAMSCI se va a fijar, por encima de todo, en el campo CULTURAL, en el campo de las IDEAS y va a concluir que toda revolución importante en la historia del mundo ha sido precedida por una REVOLUCIÓN CULTURAL. En este contexto GRAMSCI edita profundamente sobre la Iglesia Católica, que va a ser anti-modelo y la clave fundamental de su meditación política y estrategia. Para GRAMSCI la Iglesia Católica, a la que considera una realización histórica genial, es una institución que ha conseguido infiltrarse culturalmente en la sociedad con profundidad y solvencia; manteniendo una identidad completa a lo largo de los siglos.
Ese es el modelo que hay primero que imitar y luego que abatir. A nosotros nos parce que es otra claves de GRAMMSI. ¿Cómo se obtiene ese objetivo? Mediante la creación del aparato paralelo, primero fuera de la Iglesia, es decir, el Partido Comunista debe convertirse en un gran pulpo tentacular, en un gran INTELECTUAL ORGÁNICO que haga la misma función de “infiltración” que ha hecho la Iglesia Católica en la propia sociedad – esto es el avance de GRAMSCI sobre LENIN -, Y, luego en la penetración técnica de esa intelectualidad marxista pura ya liberada en el corazón de la propia Iglesia. Esto es lo que LENIN no dijo, éste planteaba que la lucha de clases no debía darse en la Iglesia Católica sino en el seno de la sociedad global, civil y política, con la participación de los sacerdotes y de los católicos que quisieron. En tanto GRAMSCI dice que hay que infiltrarse en el seno de la Iglesia Católica para subvertir esas relaciones e incluso de la Iglesia e incluso soñada él pudiéramos hacerlo en el corazón en el corazón de la Compañía de Jesús.
El problema que GRAMSCI que se plantea es el siguiente: ¿Cómo implantar el comunismo en un país desarrollado, donde la clase media es muy amplia, donde no hay una oposición frontal de proletarios y capitalistas, dónde existe homogeneidad no sólo en lo social y en lo económico, sino que prevalece también un patrimonio de creencias comunes que atraviesa todas las clases sociales? El ve que en esta situación no hay posibilidad de instaurar el marxismo o filosofía de la praxis por la vía violenta – la revolución en la estructura, como decía MARX – y busca, entonces, una estrategia a largo plazo para llegar a implantar democráticamente el comunismo. Para ello, es necesario modificar la mentalidad, cambiando la cultura del pueblo, desde luego suprimiendo toda creencia en un orden transcendente. Alcanzado el domino ideológico-cultural por la filosofía de la praxis, es decir, el marxismo, entonces será posible que se instaure el poder de la Revolución.
En esta inversión de la relación entre estructura y superestructura se encuentra la originalidad de GRAMSCI respecto al marxismo-leninismo. Para LENIN, dado el primado de la estructura, el comunismo llega al poder mediante la conquista violenta del Estado; a esta acción siga el abatimiento de las superestructuras liberal-burguesas y su situación por el pensamiento marxista. Para GRAMSCI, en cambio, en los países que se distinguen por las características ante señaladas – como el caso de Italia y/o Argentina – la Revolución comunista triunfará sólo si se conquista primero la sociedad civil y, como consecuencia, el Estado. Hace falta, por tanto, sustituir la cultura vigente por una nueva cultura integralmente marxista y hacer que se extienda hasta dar origen a un nuevo sentido común: una forma de razonar, una concepción marxista del mundo.
GRAMSCI, quería ser, quería representar la posición revolucionaria pura, posición revolucionaria que de hecho implicaba que el Partido Comunista para él no era un partido, sino una concepción de la vida que debía sustituir las concepciones – católica, liberal, etc. – y sobre todo, el socialismo es la religión que debe dar muerte al cristianismo, darle muerte al cristianismo, darle muerte en el sentido de ponerse en su lugar.
* CUADERNOS DE LA CÁRCEL DE ANTONIO GRAMSCI.
Selección Testimonial.
1) “Pero la Contrarreforma esterilizó este pulular de fuerza populares: la COMPAÑIA DE JESUS es la última gran orden religiosa, de origen reaccionario y autoritaria, con carácter represivo y “diplomático”, que marcó, con su nacimiento, el endurecimiento del organismo católico. Las nuevas órdenes surgidas después tienen poquísimo significado “religioso” y un gran significado “disciplinario” sobre la masa de los fieles, son ramificaciones y tentáculos de la Compañía de Jesús o se han convertido en tales, instrumentos de “resistencia” para conservar las posiciones políticas adquiridas, no por fuerzas renovadoras de desarrollo. El catolicismo se ha convertido en “jesuitismo”. El modernismo no ha creado “órdenes religiosas” sino un partido político, la democracia cristiana. (Recordar la anécdota, referida por STEED, en sus Memorias, del cardenal que explica al protestante ingles filo-católico que los milagros de SAN GENNARO son útiles para el bajo pueblo napolitano, no para los intelectuales; que también hay “exageraciones”, y a la pregunta: “¿pero no somos cristianos?”, responde, “nosotros somos prelados”, o sea “políticos” de la Iglesia de Roma”.
(IV, 252 p.)
2) “La posición de la filosofía de la praxis a esta filosofía católica: la filosofía de la praxis no tiende a mantener a los “simples” en su filosofía primitiva del sentido común, sino por el contrario a conducirlos a una concepción superior de la vida. Si afirma la exigencia del contacto entre intelectuales y “simples” no es para limitar la actividad científica y para mantener una unidad al bajo nivel de las masas, sino precisamente para construir un bloque intelectual-moral que haga políticamente posible un progreso intelectual de las masas y no sólo de escasos grupos intelectuales.
El hombre activo de masas actúa prácticamente, pero no tiene una clara conciencia teórica de este su actuar que, sin embargo, es un conocer el mundo en cuanto qye lo transforma. Su conciencia teórica incluso puede estar históricamente en contraste con su actuar. Casi puede decirse que tiene dos conciencias teóricas (o una conciencia contradictoria), una implícita en su actuar y que realmente le une a todos sus colaboradores en la transformación práctica de la realidad y una superficialmente explícita o verbal que ha heredado del pasado y ha acogido sin crítica”.
(IV, 252-3 p.).
3) “El fascismo ha nacido como el supremo esfuerzo de un pueblo de un pueblo civilizado (incluso, del pueblo más íntimamente civilizado entre todos) para poner en práctica una forma de comunismo civilizado. O sea resolver el problema del comunismo dentro del mayor problema de la civilización; pero puesto que no hay civilización sin la espontánea manifestación de los cuales se ha hablado de aquellos valores individuales antiguos que constantemente se renuevan, de los cuales sea ha hablado, nosotros concluimos que el fascismo es, en su íntima y universal significación, un comunismo libre; en el cual, para entenderse, lo comunal o colectivo es el medio, el organismo empírico, el instrumento que responde al problema de un determinado momento de la historia, mientras que el fin real, el destino último, es la civilización, o sea, en el sentido ya dicho y repetido, la “libertad”. Es lenguaje indigesto de filósofo. “Creer en pocas cosas…” Por ejemplo, creer simplistamente que el fascismo no es comunismo, nunca, en ningún sentido, ni concreto ni traducido, puede resultar más “útil” que fatigarse a la busca definiciones demasiado ingeniosas para no ser, en último análisis, equívocas y nocivas”.
(IV, 149 p.).
GRATIAS AGAMUS DOMINO DEO NOSTRO!
Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO PAMPERO Cordubensis
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Por Gabriel S. P. Pautasso
Pese que algunos círculos dicen que GRAMSCI y su estrategia está pasado de moda, nosotros no lo pensamos así y lo fundamentos de esta manera: GRAMSCI muere en 1937 y deja una serie de obras sumamente confusas de muy difícil sistematización, lo que resulta más cómodo para los propios marxistas ya que pueden de éste. Sin embargo, GRAMSCI, en el fondo es unívocamente el primer adaptador importante del marxismo leninismo para Occidente (Europa occidental y América). Esta nos parece que es su clave. Y, a su vez, el leninismo es una adaptación del marxismo para la realidad rusa. Hay que recordar que Rusia era una poderosa monarquía imperial, con una sociedad civil que empezaba a formarse y desarrollarse, y como la dicho ALEJANDRO SOLZHENITSYN en forma esclarecedora, el marxismo nos viene en el momento más inoportuno, justo cuando empezábamos el despegue de verdad”.
GRAMSCI se da cuenta desde de su prisión y desde su experiencia previa, de que en el mundo occidental democrático, los Estados son débiles o son fuertes, pero, en cambio, las sociedades en sí que son fuertes y que entonces el asalto leninista a la sociedad, que en Rusia fue muy fácil, a ser mucho más costoso en Occidente. Sobre estos presupuestos GRAMSCI monta toda su estrategia de asalto, de infiltración del nuevo leninismo en los principios sustentadores de la sociedad para que después caiga el Estado como fruta madura.
En este orden de consideraciones GRAMSCI se va a fijar, por encima de todo, en el campo CULTURAL, en el campo de las IDEAS y va a concluir que toda revolución importante en la historia del mundo ha sido precedida por una REVOLUCIÓN CULTURAL. En este contexto GRAMSCI edita profundamente sobre la Iglesia Católica, que va a ser anti-modelo y la clave fundamental de su meditación política y estrategia. Para GRAMSCI la Iglesia Católica, a la que considera una realización histórica genial, es una institución que ha conseguido infiltrarse culturalmente en la sociedad con profundidad y solvencia; manteniendo una identidad completa a lo largo de los siglos.
Ese es el modelo que hay primero que imitar y luego que abatir. A nosotros nos parce que es otra claves de GRAMMSI. ¿Cómo se obtiene ese objetivo? Mediante la creación del aparato paralelo, primero fuera de la Iglesia, es decir, el Partido Comunista debe convertirse en un gran pulpo tentacular, en un gran INTELECTUAL ORGÁNICO que haga la misma función de “infiltración” que ha hecho la Iglesia Católica en la propia sociedad – esto es el avance de GRAMSCI sobre LENIN -, Y, luego en la penetración técnica de esa intelectualidad marxista pura ya liberada en el corazón de la propia Iglesia. Esto es lo que LENIN no dijo, éste planteaba que la lucha de clases no debía darse en la Iglesia Católica sino en el seno de la sociedad global, civil y política, con la participación de los sacerdotes y de los católicos que quisieron. En tanto GRAMSCI dice que hay que infiltrarse en el seno de la Iglesia Católica para subvertir esas relaciones e incluso de la Iglesia e incluso soñada él pudiéramos hacerlo en el corazón en el corazón de la Compañía de Jesús.
El problema que GRAMSCI que se plantea es el siguiente: ¿Cómo implantar el comunismo en un país desarrollado, donde la clase media es muy amplia, donde no hay una oposición frontal de proletarios y capitalistas, dónde existe homogeneidad no sólo en lo social y en lo económico, sino que prevalece también un patrimonio de creencias comunes que atraviesa todas las clases sociales? El ve que en esta situación no hay posibilidad de instaurar el marxismo o filosofía de la praxis por la vía violenta – la revolución en la estructura, como decía MARX – y busca, entonces, una estrategia a largo plazo para llegar a implantar democráticamente el comunismo. Para ello, es necesario modificar la mentalidad, cambiando la cultura del pueblo, desde luego suprimiendo toda creencia en un orden transcendente. Alcanzado el domino ideológico-cultural por la filosofía de la praxis, es decir, el marxismo, entonces será posible que se instaure el poder de la Revolución.
En esta inversión de la relación entre estructura y superestructura se encuentra la originalidad de GRAMSCI respecto al marxismo-leninismo. Para LENIN, dado el primado de la estructura, el comunismo llega al poder mediante la conquista violenta del Estado; a esta acción siga el abatimiento de las superestructuras liberal-burguesas y su situación por el pensamiento marxista. Para GRAMSCI, en cambio, en los países que se distinguen por las características ante señaladas – como el caso de Italia y/o Argentina – la Revolución comunista triunfará sólo si se conquista primero la sociedad civil y, como consecuencia, el Estado. Hace falta, por tanto, sustituir la cultura vigente por una nueva cultura integralmente marxista y hacer que se extienda hasta dar origen a un nuevo sentido común: una forma de razonar, una concepción marxista del mundo.
GRAMSCI, quería ser, quería representar la posición revolucionaria pura, posición revolucionaria que de hecho implicaba que el Partido Comunista para él no era un partido, sino una concepción de la vida que debía sustituir las concepciones – católica, liberal, etc. – y sobre todo, el socialismo es la religión que debe dar muerte al cristianismo, darle muerte al cristianismo, darle muerte en el sentido de ponerse en su lugar.
* CUADERNOS DE LA CÁRCEL DE ANTONIO GRAMSCI.
Selección Testimonial.
1) “Pero la Contrarreforma esterilizó este pulular de fuerza populares: la COMPAÑIA DE JESUS es la última gran orden religiosa, de origen reaccionario y autoritaria, con carácter represivo y “diplomático”, que marcó, con su nacimiento, el endurecimiento del organismo católico. Las nuevas órdenes surgidas después tienen poquísimo significado “religioso” y un gran significado “disciplinario” sobre la masa de los fieles, son ramificaciones y tentáculos de la Compañía de Jesús o se han convertido en tales, instrumentos de “resistencia” para conservar las posiciones políticas adquiridas, no por fuerzas renovadoras de desarrollo. El catolicismo se ha convertido en “jesuitismo”. El modernismo no ha creado “órdenes religiosas” sino un partido político, la democracia cristiana. (Recordar la anécdota, referida por STEED, en sus Memorias, del cardenal que explica al protestante ingles filo-católico que los milagros de SAN GENNARO son útiles para el bajo pueblo napolitano, no para los intelectuales; que también hay “exageraciones”, y a la pregunta: “¿pero no somos cristianos?”, responde, “nosotros somos prelados”, o sea “políticos” de la Iglesia de Roma”.
(IV, 252 p.)
2) “La posición de la filosofía de la praxis a esta filosofía católica: la filosofía de la praxis no tiende a mantener a los “simples” en su filosofía primitiva del sentido común, sino por el contrario a conducirlos a una concepción superior de la vida. Si afirma la exigencia del contacto entre intelectuales y “simples” no es para limitar la actividad científica y para mantener una unidad al bajo nivel de las masas, sino precisamente para construir un bloque intelectual-moral que haga políticamente posible un progreso intelectual de las masas y no sólo de escasos grupos intelectuales.
El hombre activo de masas actúa prácticamente, pero no tiene una clara conciencia teórica de este su actuar que, sin embargo, es un conocer el mundo en cuanto qye lo transforma. Su conciencia teórica incluso puede estar históricamente en contraste con su actuar. Casi puede decirse que tiene dos conciencias teóricas (o una conciencia contradictoria), una implícita en su actuar y que realmente le une a todos sus colaboradores en la transformación práctica de la realidad y una superficialmente explícita o verbal que ha heredado del pasado y ha acogido sin crítica”.
(IV, 252-3 p.).
3) “El fascismo ha nacido como el supremo esfuerzo de un pueblo de un pueblo civilizado (incluso, del pueblo más íntimamente civilizado entre todos) para poner en práctica una forma de comunismo civilizado. O sea resolver el problema del comunismo dentro del mayor problema de la civilización; pero puesto que no hay civilización sin la espontánea manifestación de los cuales se ha hablado de aquellos valores individuales antiguos que constantemente se renuevan, de los cuales sea ha hablado, nosotros concluimos que el fascismo es, en su íntima y universal significación, un comunismo libre; en el cual, para entenderse, lo comunal o colectivo es el medio, el organismo empírico, el instrumento que responde al problema de un determinado momento de la historia, mientras que el fin real, el destino último, es la civilización, o sea, en el sentido ya dicho y repetido, la “libertad”. Es lenguaje indigesto de filósofo. “Creer en pocas cosas…” Por ejemplo, creer simplistamente que el fascismo no es comunismo, nunca, en ningún sentido, ni concreto ni traducido, puede resultar más “útil” que fatigarse a la busca definiciones demasiado ingeniosas para no ser, en último análisis, equívocas y nocivas”.
(IV, 149 p.).
GRATIAS AGAMUS DOMINO DEO NOSTRO!
Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
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Excelente aporte. Gracias. Le sugerimos que amplíe la idea de Gramsci acerca de cómo penetrar en la Iglesia, para aniquilarla. Asimismo me gustaría una ampliación de la idea del facismoc como un precomunismo, ¿podría decirse?
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Máximo R. Chaparro