jueves, julio 31, 2008

EN EL 195º ANIVERSARIO DEL COMBATE DE SAN LORENZO (1813-2008)

“…Los españoles apenas tienen tiempo de montar sus cañones y efectuar algunos disparos; la carga los arrolla en menos de TRES minutos. ZABALA que mandaba en jefe, intentó hacerse fuerte en la barranca protegido por el fuego de la escuadrilla, y resistiendo con bayoneta a los granaderos. QUINCE minutos después, se vio obligado a bajar a la barranca y reembarcarse dejando en el campo sus dos años, una bandera, 50 fusiles, 40 muertos y 14 prisioneros. Los Granaderos tuvieron 27 heridos y 15 muertos (entre ellos el capitán BERMUDEZ)…(JMR, H.A. Buenos Aires t.3, p. 47).


LOS GRANADEROS
3 de febrero de 1813-2008

Rompe en los desfiladeros
El estruendo de un ciclón…
Son ellos, los granaderos
Dantescos del escuadrón
De la muerte: los primeros
Que escalando los peñones
En un fantásticos vuelo
De Pegasos redomones,
Empenacharon el cielo
El casco de sus morriones¡

¡Son ellos¡ Bajo la lumbre
Del firmamento inmediato
Revuelan de cumbre en cumbre
Y ve absorto el Tupungato
Una alada muchedumbre
Que trepa por la ladera
Purpurada de arrebol,
Lo mismo que si quisiera
Robarse el disco del sol
Para usarlo en la bandera ¡

¡Son ellos¡ Descenderán
Del lado de Occidente;
Y las águilas verán
Que al retomar el naciente,
Por botín de guerra van
Conduciendo los atletas,
Redención en las pupilas,
Luz en las almas inquietas,
Libertad en las mochilas
Y cielo en las bayonetas ¡

BELISARIO ROLDÁN


BATALLAS DE AMÉRICA – SAN LORENZO (3 DE FEBERO DE 1813-2008)

“El convento de SAN LORENZO situado a 80 leguas N. O. de Buenos Aires, ocupa una planicie poco accidentada y casi horizontal, a 300 varas de los empinados barrancos que encajonan la márjen derecho del correntoso Paraná, al que solo puede llegarse por la Bajada del Puerto á 428 metros frente á la puerta principal del templo, ó por lo que denominan Bajada de Puerto á 428 metros del edificio, y que merced á su suave descenso es la única frecuentada por el tráfico del cabotaje. Esta fue elegida por los Marinos para efectuar su desembarco, como lo á ver luego”.

“Al primer canto del gallo, se incorpora SAN MARTÍN , y seguido de un ordenanza penetra en el Monasterio, donde despierta á su guardian el R. P. frai PEDRO GARCÍA con el que conserva largamente, hasta que aproximado el día, asciende al menguado campanario que contrastaba entonces con la severa estructura del templo, y una vez allí, tomando su catalejo, recorre con avidez los horizontes aun caliginosos y ofuscados, para fijarlo incontinenti sobre las naves enemigas, que alargando la real enseña, principian á barquear la tropa, quedando terminada esta operación á eso de las cinco de la mañana, de centro blanco, ya estaba en la ribera formada en batalla, y flanqueaba por dos carronadas de á 4, todo al mando del capitan ZABALA, que tenía por subalternas á los oficiales DON PEDRO MARUYR, DON DOMINGO MARTÍNEZ, y DON MANUEL OLLOA”.

“En esta situación, quedó inmóvil por algun tiempo, observando el telégrafo de faroles que subían y bajaban en los mástiles, hasta que ya disipadas las sombras por el vislumbre del nuevo día, el redoble pausado del tambor que marcaba el paso á los soldados enemigos, que con bandera desplegada ascendían la barranca por la bajada principal, no dejó duda de que era de que era llegado el momento tan vivamente anhelado, de hacer debutar al brillante cuerpo al brillante cuerpo que educaba”.

“Escuchábanse aun distintamente los marciales ecos de los pifanos y parches de guerra que batian la marcha granadera, cuando el jefe patriota descendia precipitado las humildes gradas del Colegio, para hollar en seguida las encumbradas de la gloria”.

“En efecto: no tardó en vérsele, vestido con el riguroso uniforme de su grado de coronel, mandar tocar á la sordina botasilla y á caballo, y tirando de su acero. Pronunció breves pero enérgicas palabras, recordando á los su deber para con la patria y la imperiosa necesidad de crearse un nombre, que compensará á esta los sacrificios de su institución: “espero, fueron sus últimos acentos, QUE TANTO LOS SEÑORES OFICIALES COMO LOS GRANADEROS, SE PORTARÁN CON UNA CONDUCTA TAL, CUAL MERECE LA OPINIÓN DEL REGIMIENTO”.

“En seguida, asume el mando inmediato de la 1ª compañía, dejando el de la 2ª al capitan don JUSTO BERMUDEZ, á quien ordena flanquée al enemigo para cortarle la retirada, mientras lo atacaba por el frente. Debiendo advertir, que la primera fila de cada compañía iba armada de lanza, y la segunda de carabina y sable”.

“Tomadas estas disposiciones, mandó dar cuarto de conversión á la izquierda, para salvar el costado norte del convento, haciéndolo BERMUDEZ con su compañía en el orden inverso en cumplimento de lo acordado”.

“Empero la carga no pudo ser simultánea en razon de la menor distancia que tenía que recorrer la 1ª compañía, pues no bien había librado el último lienzo de la tapia, avistando al enemigo, que aun le faltaban como dos cuadras para alcanzar el Monasterio se dejó oir la voz de SAN MARTÍN que con jesto amenazador mandó Á LA DERECHA EN BATALLA la que repetida en el acto por aquel, que venía marchando aunque con precaución, pero bien ajeno de tal recibimiento, por cuyo motivo, apenas le fue posible formar MARTILLO, rompió en seguida un nutrido fuego graneado”.

“Galopaba el bizarro SAN MARTÍN algunos pasos a vanguardia de su línea, que en aire de carga cerraba sobre el enemigo, cuando un disparo de metralla de una de las dos carronadas aportadas en su centro, derribando su caballo, pone en conflicto á los que le siguen, que en aquel momento lo creen perdido”.

“Al herir el tarro de metralla el pecho del caballo, añade por nota, hizo que éste se encabritase y en su caída apretara la pierna derecha de SAN MARTÍN. Semejante accidente ocurrió tan cerca de la línea española, que, cortándose de esta ZABALA, le tiró un hachazo, que con un movimiento flexible de la cabeza, logró aquel desviar en parte, tocándole de refilón la mejilla izquierda (cicatriz que siempre conservó): entonces un soldado realista, advirtiendo que era un jefe el jinete caido, deja su puesto, y animado de idéntico designio, corre a clavarlo con su bayoneta, cuando el granadero JUAN BAUTISTA BAIGORRIA, puntano, atropellándole, logró alzarlo en la lanza, en tanto que sus compañeros que habían fluctuado por algunos segundos, se entreveraban resueltamente con el enemigo, y otros echaban pié á tierra para retirar á su coronel. Entre estos se encontraba además del citado BAIGORRIA, el no menos valiente JUAN BAUTISTA CABRAL, que herido de bala momentos antes, lo fue allí de muerte”.

“Neutralizado por un instante el empuje de los granaderos, intenta el braco ZABALA ganar la barranca donde le sería más fácil la resistencia, pero no bien trató de evolucionar, en ese sentido, dando vivas al rey y á la España, para reanimar su turbada hueste; cuando llegando al galope la compañía de BERMUDEZ, apenas puede formar un cuadro imperfecto para recibirla, quedando así restablecido el combate, y, por un momento se disputa la victoria con igual ardor y encarnizamiento”.

“Sin embargo de lo brusco y repentino de la carga, los soldados españoles aunque conmovidos en su formación, sostienen un vehemente fuego á quemaropa contra sus adversarios, que lo contestan con punta de la lanza y el filo del sable, al que dan toda la eficacia de su uso”.

“En tales circunstancias, el teniente de marina Don HIPÓLITO BOUCHARD, ávido por quitar la mancha afrentosa que empeñaba sus galones desde el descalabro de San Nicolás (1811), en que le vimos abandonar el buque que montaba, haciendo un esfuerzo supremo, logra arrancar la bandera al Porta español, que la pierde con su vida”.

“Roto y desconcertado su centro, la división enemiga, en que el gallardo ZABALA, hacia prodigios de valor no obstante estar herido de lanza, no pudo ya moralizarse y la confusión llegó a su colmo, cuando un tanto rehecho el escuadrón patriota, pegó por tercera vez su terrible carga tocando A DEGÜELLO, hasta llevarse con el encuentro y derrumbar a sablazos barrancas abajo á los obstinados invasores, que despavoridos buscaron el abrigo de sus buques”.

“Eran las ocho de la mañana y la victoria estaba asegurada, después de más de dos horas de no interrumpidos fuego”.

“Acallados el estridor de las armas, LA DESNUDA PAMPA, teatro del combate, se veia sembrada de despojos y enrojecida con la sangre de los vencidos y vencedores, en tanto que las bélicas trompetas de los Granaderos, después del toque de REUNIÓN, hendian el aire con alegres DIANAS, festejando el triunfo, al que hacian coro de disparos por elevación de los corsarios, que saludaban á bala, puede decirse con verdad, la primera y única tentativa hecha por los españoles después de la revolución, en esta parte de sus antiguos dominios”.

(Gral. GERÓNIMO ESPEJO, “El paso de los Andes”, Ed. G. Kraft, Buenos Aires, 1953, págs. 49 a 52. Se ha respetado la ortografía del texto original. Versión de la revista Hostería Volante, nº 42, noviembre 1994, pp.24-26)*.


SAN LORENZO

Autor: CAYETANO SILVA

Febo asoma
Ya sus rayos
Iluminan el histórico convento
Tras los muros
Sordos ruidos
Oir se dejan de corceles y de acero
Son las huestes
Que prepara
SAN MARTÍN para luchar en San Lorenzo
El clarín estridente sonó
Y a la vez del gran jefe a la carga ordenó.
Avanza el enemigo
A paso redoblado
Al viento desplegado (bis)
Su rojo pabellón (bis)
Y nuestros granaderos
Aliados de la gloria
Inscriben en la historia (bis)
Su página mejor (bis)
CABRAL, soldado heroico
Cubriéndose de gloria
Cual precio a la victoria
Su vida rinde haciéndose inmortal.
Y allí, salvó su arrojo
La libertad naciente
De medio continente:
Honor…honor al Gran CABRAL.

Editó: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar

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