jueves, julio 31, 2008

VIOLENCIA REVOLUCIONARIA: EL “MITO” DEL “CHE” GUEVARA

El “CHE” GUEVARA fue muerto el 9 de octubre de 1967, hace cuarenta años, pero su nombre constituye un “mito” alimentado hoy por sectores extremistas de la izquierda postmoderna y política de todo el mundo, que no vacilan en utilizar su nombre en cuanto grupo subversivo y para subversivo logran movilizar. Pero el “mito” del “CHE” GUEVARA no aclara nunca que el argentino-cubano fue un extremista de la violencia, un generador de la violencia, un criminal que proclamaba que el ODIO debía ser el motor de los guerrilleros. Decía el “CHE” GUEVARA en la Revista “Tricontinental” el 16 de abril de 1967 “El ODIO como factor de lucha; el ODIO intransigente al enemigo que impulsa más de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar… Toda nuestra acción es un grito de guerra…”.
ERNESTO GUEVARA LYNCH, conocido más tarde como el “CHE”, nació el 14 de junio de 1928 en Rosario, provincia de Santa Fé, Argentina. A los diecinueve años ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. En 1952 viajo mucho por Sudamérica y, de regreso a nuestro país, se graduó al año siguiente. Luego se dirigió a Guatemala para trabajar con el gobierno del comunista JACOBO ARBENZ, y solicitó asilo en la embajada argentina cuan do ese gobierno fue derrocado en 1954. Conoció a FIDEL CASTRO RUZ en México y lo acompaño en la expedición a Cuba en 1956, donde combatió al régimen de FULGENCIO BATISTA desde Sierra Maestra. Al triunfar la Revolución Cubana, se le dieron varios puestos en el gobierno: comandante del fuerte La Cabaña, presidente del Banco Nacional y ministro de Industrias. Pero el “CHE” no logró amoldarse a la rutinaria tarea administrativa de épocas de paz. Entonces se convirtió Asamblea General de las Naciones Unidas (diciembre de 1964) y luego intentó, sin éxito, dirigir un grupo guerrillero en África. En 1967 trató de nuevo de crear una revolución a partir de un “foco” guerrillero, esta vez en Bolivia, capturado el 8 de octubre, al día siguiente fue ejecutado.
Ningún líder revolucionario de los tiempos contemporáneos ha sido objeto de tanta adulación como ERNESTO “CHE” GUEVARA. Fue una figura “mítica” aún durante su propia existencia. Ha sido llamado “el revolucionario más brillante de nuestra época” y “el hombre más completo de esta era”. Ha sido comparado con LEV BRONSTEIN (“el TROTSKY de la Revolución Cubana”) y hasta con el mismo JESÚS (“el CRISTO de nuestra Era”).
Fue víctima, en su muerte, de su propia leyenda. Su teoría cubana resultó inútil en la Bolivia de 1967, donde trató de encender la revolución comunista continental con la cual soñaba. Había pocas posibilidades, después de su captura, que enfrentara alguna vez un tribunal. Un juicio hubiera significado una sensación internacional, originando enormes problemas políticos para Bolivia y los Estados Unidos, cuyos asesores habían estado comprometidos en las operaciones contra la banda de GUEVARA. De haber sido éste tan solo un líder guerrillero cualquiera, las cosas hubieran sido diferentes. Pero no lo era, era el gran “CHE”, el héroe de toda una generación. Por lo tanto, fue muerto. Su teoría debería haber muerto con él, ya que no sólo en Bolivia, sino en toda América del Sur, se descubrió, muy simplemente, que era equivocada. Los intentos de adoptar las propuestas de GUEVARA terminaron en desastres en Perú 8dos veces, en 1962 y 1965), en la República Argentina (1964, con el autodenominado “EGP” o el “ejército guerrillero del pueblo” conducido por el periodista JORGE MASETTI (“comandante segundo”) mientras “CHE GUEVARA” era el “comandante primero” , derrotado por la Gendarmería Nacional en la Provincia de Salta) y en Brasil (1965). En efecto, Salta fue también un sepulcro de la subversión castro-comunista, antes que en Bolivia lo fuera por el Ejército de Bolivia. Debe señalarse, que el grupo “Pasado y Presente” de Córdoba fueron los asesores políticos del “EGP”. Este grupo de “togliatianos-guevaristas” fueron la primera expresión del marxismo-gramsciano en la década del 60, liderados por JOSÉ MARIA ÁRICO, OSCAR DEL BARCO, HÉCTOR NAUM SCHMUCLER, entre otros.
En cuanto a la exportación de la revolución por el gobierno cubano castrista, parece que la lección ha sido aprendida. El mismo GUEVARA había sido sondeado la posibilidad de dirigir a los “revolucionarios” indígenas de África y no había obtenido resultados positivos. En Bolivia, ni un campesino local se había unido a su grupo. La siguiente intervención de Cuba en África fue decisiva, pero no fue revolucionaria. FIDEL CASTRO RUZ afirmó que en la década del 70 será la década de la revolución, y Cuba trató de confirmarlo, no con bandas de guerrilleros americanos, sino invadiendo Angola. En 1976, armamento soviético convencional fue utilizado por SOLDADOS, (no guerrilleros indígenas), cubanos regulares que apoyaron a una facción angoleña contra otra. Los guerrilleros, en los lugares en que existían, estaban en el otro bando. CASTRO, en efecto, pudo haber reconocido que la teoría de GUEVARA era inaplicable en los años 70, pero otros no lo hicieron. Los intentos de crear la revolución en la selva o en el monte, tanto militares como políticos, continuaron.
En Occidente, la muerte de GUEVARA aumentó su influencia en vez de disminuirla. Las nociones románticas de revolución, que ante la evidencia del fracaso deberían haberse descartado, fueron reforzadas. La culminación del optimismo revolucionario estudiantil de fines de la década del 60 llevó la memoria del “CHE” al reino de la fantasía. “Para las naciones ricas de la tierra, afirmaba líricamente un escritor, el difunto “CHE” es un enemigo terrible y bello”. Otro autor estima que este mismo GUEVARA ha “eliminado” proporcionalmente más “enemigo de la revolución” después de la victoria de CASTRO que los que eliminó STALIN durante sus purgas. Pero el héroe ha sobrevivido más que el carnicero.
La esencia de la teoría de GUEVARA, que él alegaba haber sido confirmada por la experiencia de la Revolución Cubana entre 1956 y 1958, era simple, a pesar de que para los comunistas ortodoxo línea Moscú sus implicancias era peligrosamente heréticas. La teoría descansaba en tres principios teóricos: 1) Las “fuerzas del pueblo” pueden derrotar a un ejército regular. 2) No se necesita esperar a que las condiciones sean apropiadas para la revolución: la misma acción o lucha armada creará esas condiciones. 3) En los países subdesarrollados de América, el campo básico para la LUCHA ARMADA debe ser el área rural.
El primero de los postulados de GUEVARA era escasamente sorprendente; no ninguna mística vinculada a un ejército regular que lo haga invencible. Sin embargo, sugerir que la victoria podría ser alcanzada sin una técnica y una potencia de fuego equivalente sería engañoso. El mismo GUEVARA no cometió este error. El ejército guerrillero, insistía, debe aprender a través del combate real. En las primeras etapas, la guerrilla debe evitar el contacto con las fuerzas superiores del enemigo: debe, preferiblemente, utilizar su tiempo para aprender sobre el terreno y sobre la población (“el pueblo” como le llaman) en su área de operaciones. También durante este período, la guerrilla e perfeccionar su conocimiento ideológico, ya esto creará las fuentes de moral y la resistencia. Una vez endurecido, desde el punto de vista psicológico, el guerrillero, entonces cualitativamente superior al soldado oponente, puede esperar superar a un enemigo y sobrevivirlo. Lo que buscaba GUEVARA era la IDEOLOGÍA ARMADA, un compromiso a lo OLIVERIO CROMWELL con la “causa”. Sus guerrilleros serían la revolución personificada, predicadores tanto como asesinos, un nuevo estilo de hombres que al mismo tiempo fueran técnicos, expertos en la guerra en la selva y el monte. Una vez que los guerrilleros formaran parte de su ambiente, podrían proceder a dominar su área-base elegida. Al lograr superioridad local, podrían emboscar a los patrulleros del ejército y luego concentrarse para aplastar puestos militares aislados. Pronto las guerrilla tendría un área-base segura, cuya población sería educada, sobornada o aterrorizada para lograr su apoyo. El posterior empleo de grupos antiguerrilleros aerotransportados haría esta etapa mucho más riesgosa para los sucesores de GUEVARA que lo que fue para él. La siguiente etapa militar es tomar la ofensiva contra blancos situados fuera del área-base. A esta altura todos los esfuerzos que se hagan deben estar dirigidos a cortar las líneas de comunicaciones del enemigo para que sus guarniciones no se apoyen las unas a las otras efectivamente contra la guerrilla.
Ideológicamente, GUEVARA criticaba a los intelectuales del partido comunista que manejaban la política del ala izquierda en Sudamérica. El debate interminable acerca de las condiciones propicias acerca de las condiciones propicias para la insurrección había neutralizado su capacidad revolucionaria. Sostenían que sólo cuando el desarrollo capitalista de un país ha creado un proletariado políticamente conscientemente, podrá contemplarse la revolución en forma realista. El “CHE” no incurrió en esos derrotismos. Algunos hombres dedicados, creía, podrían llevar al gobierno a la lucha y exponer su carácter clasista. Este concepto difería de la doctrina de MAO TSE-TUNG. La “vanguardia revolucionaria” del “CHE” no era proletaria ni campesina, sino que se basaba en una pequeña élite de revolucionarios profesionales cuyos antecedentes de clase eran de importancia secundaria. Estos hombres debían tener el control total de la estrategia: no existiría ninguna posibilidad de organización partidaria de base URBANA impartiendo órdenes a un ala militar subordinada. El pequeño “FOCO” de guerrilleros era el “Partido en embrión”. Las áreas rurales suministran a la banda guerrillera un campo de entrenamiento, una base secreta y una población simpatizante. La actividad guerrillera rural ofrecía una imagen romántica comparada con la emboscada en los callejones y el disparo por la espalda del terrorismo urbano. Psicológicamente, dijo FABRICIO OJEDA, un líder guerrillero del MNR venezolano, la selva y el monte eran completamente diferente de la ciudad. La disputa entre los teóricos revolucionarios rurales y urbanos era también una discusión entre generaciones. GUEVARA representaba la juventud, una nueva creación. El líder guerrillero guatemalteco CÉSAR MONTES probó el sabor de este contraste al llamar al nuevo enfoque “una visión radical, joven, audaz, dinámica”.
Los principios y el curso estratégico de la campaña de guerrillas modelo “CHE” GUEVARA son, sin embargo, evidentemente rurales. Estaban basados en la experiencia en la experiencia de la Revolución Cubana dirigida por FIDEL CASTRO RUZ. Los escritos del “CHE”, a pesar de todas sus premisas cuestionables, contienen observaciones llenas de sentido común sobre los detalles de la vida del guerrillero. Tal lo señala en “La guerra de guerrillas”. Sus generalizaciones fueron popularizadas por el intelectual francés REGIS DEBRAY. “Revolución en la Revolución”, el trabajo más conocido de éste, no es tanto un análisis como una rapsodia. DEBRAY reitera a GUEVARA con alusiones filosóficas e intenta introducirlo en la tradición histórica de la revolución.
El mismo GUEVARA descubrirá en Bolivia que su oponente allí no es FULGENCIO BATISTA, y que el ejército, lejos de “evaporarse” como lo había hecho el de éste, enviaría su propio “CONTRA-FOCO” de rangers entrenado por los Estados Unidos, para capturarlo. La teoría GUEVARA-DEBRAY sobre la revolución no corresponde a la realidad social y política. La historia del comandante ERNESTO “CHE” GUEVARA tiene todas las características del “mito” heroico y, como tal, continuará inspirando y engañando a las generaciones futuras. Pero, como receta práctica para la insurrección, es lamentablemente inadecuada cuando se la compara con la doctrina del Viet-Minh de la República de Viet-nam, que fue considerada como la mejor de la Infantería del mundo. Por supuesto, hasta los que no comparten la ideología de GUEVARA respetan su perseverancia, aun cuando es innegable que los jóvenes que fueron incitados a la acción directa por el grito cubano de “REVOLUCIÓN O MUERTE” invariablemente encontraron sólo lo último.

DIARIO PAMPERO. Segunda época. Córdoba, octubre 2007

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