La aparición de ESTANISLAO LÓPEZ (1786-1838) en la plena luz de la escena es uno de los aspectos de aquel fenómeno histórico. Sus anteriores, contemporáneas y posteriores a la guerra grande del litoral lo presentan como el representante tal vez más característico, el prototipo del autonomismo argentino en lo que tuvo de más espontáneo, necesario, inevitable. ESTANISLAO LÓPEZ representa el espíritu autonómico al estado alcaloide.
Pero antes de abordar la exacta determinación de la política del gobernador santafecino, es preciso ocuparse en su conducta de la guerra, en su actuación como jefe de la montonera. En los acontecimientos trascendentales de 1819 y 1820 su papel de soldado es más importante que el de diplomático en la coalición de los caudillos litorales. Su estrategia en medio de las ingentes tropas cuya concentración sobre Santa Fe había ordenado el Directorio francés permite afirmar que aquella fue su campaña de Italia; aunque sin el completo éxito del gran corso (NAPOLEÓN BONAPARTE), que venciera a los austríacos, superiores en número, por la extraordinaria movilidad impresa a su pequeño, ESTANISLAO LÓPEZ equilibro la lucha con las fuerzas de línea que amagaban su provincia por occidente y oriente gracias al superioridad de movimientos que le daba la organización de la montonera. Tan pronto se hallaba frente a las avanzadas de BALCARCE como las de BELGRANO; y probablemente con los mismos hombres con qué peleó en la Herradura, contra BUSTOS, PAZ y LAMADRID sin ventaja ni desventaja apreciable, vencerá con pocas horas de diferencias pero a distancia de muchos leguas, a Hortiguera, en la importantísima acción de Barracas.
Su máquina de guerra era la famosa montonera. Difícil atribuir a nadie la invención de un sistema militar que aparece espontáneamente, en ciertas épocas de ciertos países, de características parecidas a las del nuestro en aquel entonces. Pero también es difícil exagerar el mérito de ESTANISLAO LÓPEZ en la organización de la montonera argentina. Por todo lo que se sabe, es indudable que el caudillo santafecino le puso al sistema cuyo retorno periódico es eterno en la historia de la humanidad, su sello propio con el invento de la infantería montada, que nadie le discute, y que fue, es y será por mucho tiempo unas de las creaciones más útiles del pensamiento militar criollo. A vuelta de los años, el ejército argentino dotado durante mucho tiempo de una organización científica europea, adoptó de nuevo el arma de la infantería montada, si no sobre las mismas bases en la creación de ESTANISLAO LÓPEZ, obedeciendo a las mismas condiciones aparentes de la guerra en nuestro medio geográfico-social.
Los primeros documentos en que el partido popular de la guerra civil recibe el nombre con que hiciera famoso, son militares. Indicio sobre el origen de la calificación. Montoneros serían para los militares de línea los que peleaban “en montón”, no en grupos regulares, de línea, según su la táctica científica. Era un calificativo jactancioso. Porqué la táctica de las fuerzas de línea no era tan científica como para justificar el desprecio por la de otros. Sobre todo frente a una táctica diferente de la regular, como la de los montoneros, quienes si no habían su nombre, tenían cierto orden en medio del caos. En efecto, la montonera seguía en la lucha ciertas normas fijas, rara vez infringidas, que hacían las de un sistema: peleaba, 1) siempre en orden disperso, 2) atacaba sólo con fuerzas superiores, 3) se retiraba, si se le resistía, para volver a atacar después de una reconcentración en puntos diversos, 4) al perseguidor regular que se aventuraba muy lejos no le presentaba blanco, dispersándose en la retirada como en el ataque, y volviéndose, lo rodeaba. Tendiendo a cortarlo de su base de operaciones. Las pocas excepciones en que la montonera venció a la fuerza de línea en igualdad, o hasta inferioridad de condiciones, no hacen más que confirmar la regla. Su método era más defensivo que ofensivo. A falta de elementos de guerra, tendía a anular los que se hallaban en manos del adversario, cuyas líneas se componían de tácticos poco menos chapetones que los propios montoneros, y haciendo valer al máximo las ventajas de su situación.
En los primeros del país el montonero, gaucho dejado en gran parte a la propia iniciativa, cuidaba el común medio de movilidad mejor que el soldado regular, entregado a la dirección de jefes que, o eran maturrangos ellos mismos, o no sabían organizar el cuidado de los caballos en un gran ejército. En un país despoblado, de grandes distancias, entre una y otra población, la superioridad en la comunicación, factor siempre decisivo en la guerra,, lo era más que en un país europeo. A esto se agregaba el conocimiento del terreno. La montonera hacía casi siempre la guerra local, única donde su sistema era perfectamente practicable, pues hostigar para dispersarse si el triunfo no era inmediato, y reconcentrarse en lugares diversos para no dar blanco al enemigo, requerían absoluto dominio de la topografía. La tropa regular, haciendo la guerra ofensiva, operaba en terreno desconocido, pues rara vez los hijos de una provincia peleaban contra la montonera de la misma. El país no estaba catastrado; los jefes regulares debían valerse de baqueanos, cuya fidelidad era generalmente insegura en aquellas condiciones. Todo conspiraba a favor de la montonera, y en contra de las fuerzas de línea, durante la contienda en que ESTANISLAO LÓPEZ adquierió su gran prestigio de guerrero americano.
El caudillo santafecino ESTANISLAO LÓPEZ es considerado in gran civilizador. El interés político y la acción cultural encontraron en su entusiasmo un claro rumbo por donde canalizarse. El “PATRIARCA DE LA FEDERACIÓN” tuvo una gran actuación decisiva en ocasión de salvar la vida del general JOSÉ MARÍA PAZ, prisionero de los federales. Su renuncia en Itaquí, considerada “El Guayaquil del brigadier”, lo rodeo de una aureola desinteresado patriotismo.
Por estas y otras razones su personalidad resulta apasionante aunque no ha conquistado todavía el lugar histórico que merece.
(Véase, GIANELLO, LEONCIO: “Estanislao López. Vida y obra del “Patriarca de la Federación”, El Litoral, Santa Fe, 1955).
Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero nº 98 Cordubensis
Mi homenaje al caudillo patriarca de la federación de la provincia de Santa Fe pero para la Patria toda. - GP
VOLVER a Diario Pampero
Pero antes de abordar la exacta determinación de la política del gobernador santafecino, es preciso ocuparse en su conducta de la guerra, en su actuación como jefe de la montonera. En los acontecimientos trascendentales de 1819 y 1820 su papel de soldado es más importante que el de diplomático en la coalición de los caudillos litorales. Su estrategia en medio de las ingentes tropas cuya concentración sobre Santa Fe había ordenado el Directorio francés permite afirmar que aquella fue su campaña de Italia; aunque sin el completo éxito del gran corso (NAPOLEÓN BONAPARTE), que venciera a los austríacos, superiores en número, por la extraordinaria movilidad impresa a su pequeño, ESTANISLAO LÓPEZ equilibro la lucha con las fuerzas de línea que amagaban su provincia por occidente y oriente gracias al superioridad de movimientos que le daba la organización de la montonera. Tan pronto se hallaba frente a las avanzadas de BALCARCE como las de BELGRANO; y probablemente con los mismos hombres con qué peleó en la Herradura, contra BUSTOS, PAZ y LAMADRID sin ventaja ni desventaja apreciable, vencerá con pocas horas de diferencias pero a distancia de muchos leguas, a Hortiguera, en la importantísima acción de Barracas.
Su máquina de guerra era la famosa montonera. Difícil atribuir a nadie la invención de un sistema militar que aparece espontáneamente, en ciertas épocas de ciertos países, de características parecidas a las del nuestro en aquel entonces. Pero también es difícil exagerar el mérito de ESTANISLAO LÓPEZ en la organización de la montonera argentina. Por todo lo que se sabe, es indudable que el caudillo santafecino le puso al sistema cuyo retorno periódico es eterno en la historia de la humanidad, su sello propio con el invento de la infantería montada, que nadie le discute, y que fue, es y será por mucho tiempo unas de las creaciones más útiles del pensamiento militar criollo. A vuelta de los años, el ejército argentino dotado durante mucho tiempo de una organización científica europea, adoptó de nuevo el arma de la infantería montada, si no sobre las mismas bases en la creación de ESTANISLAO LÓPEZ, obedeciendo a las mismas condiciones aparentes de la guerra en nuestro medio geográfico-social.
Los primeros documentos en que el partido popular de la guerra civil recibe el nombre con que hiciera famoso, son militares. Indicio sobre el origen de la calificación. Montoneros serían para los militares de línea los que peleaban “en montón”, no en grupos regulares, de línea, según su la táctica científica. Era un calificativo jactancioso. Porqué la táctica de las fuerzas de línea no era tan científica como para justificar el desprecio por la de otros. Sobre todo frente a una táctica diferente de la regular, como la de los montoneros, quienes si no habían su nombre, tenían cierto orden en medio del caos. En efecto, la montonera seguía en la lucha ciertas normas fijas, rara vez infringidas, que hacían las de un sistema: peleaba, 1) siempre en orden disperso, 2) atacaba sólo con fuerzas superiores, 3) se retiraba, si se le resistía, para volver a atacar después de una reconcentración en puntos diversos, 4) al perseguidor regular que se aventuraba muy lejos no le presentaba blanco, dispersándose en la retirada como en el ataque, y volviéndose, lo rodeaba. Tendiendo a cortarlo de su base de operaciones. Las pocas excepciones en que la montonera venció a la fuerza de línea en igualdad, o hasta inferioridad de condiciones, no hacen más que confirmar la regla. Su método era más defensivo que ofensivo. A falta de elementos de guerra, tendía a anular los que se hallaban en manos del adversario, cuyas líneas se componían de tácticos poco menos chapetones que los propios montoneros, y haciendo valer al máximo las ventajas de su situación.
En los primeros del país el montonero, gaucho dejado en gran parte a la propia iniciativa, cuidaba el común medio de movilidad mejor que el soldado regular, entregado a la dirección de jefes que, o eran maturrangos ellos mismos, o no sabían organizar el cuidado de los caballos en un gran ejército. En un país despoblado, de grandes distancias, entre una y otra población, la superioridad en la comunicación, factor siempre decisivo en la guerra,, lo era más que en un país europeo. A esto se agregaba el conocimiento del terreno. La montonera hacía casi siempre la guerra local, única donde su sistema era perfectamente practicable, pues hostigar para dispersarse si el triunfo no era inmediato, y reconcentrarse en lugares diversos para no dar blanco al enemigo, requerían absoluto dominio de la topografía. La tropa regular, haciendo la guerra ofensiva, operaba en terreno desconocido, pues rara vez los hijos de una provincia peleaban contra la montonera de la misma. El país no estaba catastrado; los jefes regulares debían valerse de baqueanos, cuya fidelidad era generalmente insegura en aquellas condiciones. Todo conspiraba a favor de la montonera, y en contra de las fuerzas de línea, durante la contienda en que ESTANISLAO LÓPEZ adquierió su gran prestigio de guerrero americano.
El caudillo santafecino ESTANISLAO LÓPEZ es considerado in gran civilizador. El interés político y la acción cultural encontraron en su entusiasmo un claro rumbo por donde canalizarse. El “PATRIARCA DE LA FEDERACIÓN” tuvo una gran actuación decisiva en ocasión de salvar la vida del general JOSÉ MARÍA PAZ, prisionero de los federales. Su renuncia en Itaquí, considerada “El Guayaquil del brigadier”, lo rodeo de una aureola desinteresado patriotismo.
Por estas y otras razones su personalidad resulta apasionante aunque no ha conquistado todavía el lugar histórico que merece.
(Véase, GIANELLO, LEONCIO: “Estanislao López. Vida y obra del “Patriarca de la Federación”, El Litoral, Santa Fe, 1955).
Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero nº 98 Cordubensis
Mi homenaje al caudillo patriarca de la federación de la provincia de Santa Fe pero para la Patria toda. - GP
VOLVER a Diario Pampero
No hay comentarios:
Publicar un comentario