miércoles, diciembre 17, 2008

Un judío contesta a tres argentinos


Como siempre, su publicación no tiene otro objeto que despertar la conciencia adormilada de la gran mayoría de los argentinos, desconocedores de los peligros que los acechan.
Quiera el buen DIOS que estas páginas tengan la difusión y comprensión que su valor merece.


“…En la guerra pasada hicimos una propaganda feroz con las supuestas manos cortadas de niños, y la gente creyó el cuento como un dogma.
Hoy hemos convertido un campo de concentración para disentéricos y tíficos en un campo de masacre de varios millones de seres humanos, y la gente nos ha creído nuevamente.
Recién se darán cuenta cuando hayamos concluido con ese pueblo para siempre. (Se refiere a la destrucción de Alemania a partir de 1945).
Y luego esas sepulturas en masa de los centenares de miles de muertos por los ataques aéreos que ni siquiera cabían en las fosas de emergencia, y por eso tuvieron que ser quemados por medio de lanzallamas, etc. Ahora los hacemos levantar de sus tumbas de sus tumbas para dar testimonio contra su propia patria (Alemania derrotada). Ya ven ustedes – dice el judío – que no andamos con muchos miramientos, cuando ya llegado la hora de vengarnos, remata el judío.
Han vuelto de los campos de concentración nazis, sanos y salvos, ni gaseados, los enemigos máximos del nazismo, como ser: el ex canciller de Austria, SCHUSCHNIGG; luego THÄLMANN, jefe del partido comunista alemán: el obispo protestante NIEMOELLER, quien tanto combatió a los nazis desde el púlpito de su iglesia, y hasta el propio LEÓN BLUM, judío y ex premier de Francia. Es de comprender que si los nazis no han matado a éstos sus enemigos máximos, menos habrán dado muerte a otros enemigos de menor categoría.
Tampoco han matado o vejado a mis connacionales los judíos, sólo les habían quitado la libertad de acción, obligándolos así a salir del país.
Pero de los centenares de miles de judíos que han salido de Alemania tanto antes de la guerra como durante la misma, no hemos podido utilizar a ninguno para nuestra propaganda de atrocidades, pues en realidad, no los habían sufrido. Mas, como ya dije, el pueblo alemán estaba descubrimiento nuestros planes para el futuro. Nuestras más íntimas corrían el peligro de ser frustradas, poco antes de su realización definitiva. Ya habían publicado “Los Protocolos de los Sabios de Sión”. Felizmente conseguimos en aquel famoso proceso en Suiza que, en primera instancia, la autenticidad de este documento fuera negada. Aprovechamos esta sentencia para darle una publicidad tal, que cuando en segunda instancia, la legitimidad fuera confirmada, ya era tarde. No había ninguna prensa o media en todo el mundo que se prestara para publicar esa rectificación del juicio en la primera instancia. Pero en lugar de haber aprendido esta magnifica lección, los alemanes siguieron con su guerra implacable de publicaciones contra nosotros, para hacernos aparecer a los ojos del mundo como criminales, cuando tan sólo queríamos cumplir con nuestra misión nos ha prometido sin lugar a dudas.
Por eso los israelitas de todos los países nos unimos como un solo hombre contra la Alemania nazi haciendo aparecer, por intermedio de la prensa, de la radio y del cine, a todo el pueblo alemán como un pueblo de criminales.
Así como ustedes creen que nosotros, hace 2.000 años, hicimos pasar al hombre más justo de la tierra por criminal, llevándolo a la cruz porque estaba contra nosotros, así hemos condenado hoy a toda una nación a la muerte moral y física, para que el mundo aprenda lo que significa levantar la mano contra el pueblo elegido y ungido por Dios.
Actualmente estamos evacuando a la Alemania ocupada por Rusia. A los hombres y mujeres les marcamos con hierro candente – igual que a animales – la estrella de David en la frente. Así no se pierden en la Siberia. Sus gritos de dolor son para nosotros más agradables que más agradables que la mejor música de BEETHOVEN, MOZART o de cualquier otro compositor alemán. El mundo entero sabe y conoce estos hechos, pero se calla. No puede hablar, porque nosotros le tapamos la boca. No permitiremos hablar sino de lo que nosotros queremos.
Del resto de Alemania aún no ocupada por Rusia nos llevaremos por de pronto a toda la juventud de edad escolar so pretexto de reeducarla en Rusia – pero a nuestra manera – y nadie en el mundo se hará eco del dolor ni de los padres ni de los chicos (que jamás volverán a verse), ni se salvará de barbaridad. Y a las bellas jóvenes alemanas las llevaremos al “patíbulo” de placer para la victoriosa soldadesca rusa y asiática. Así les pasará su orgullo racial. ¡Que tomen nota los demás pueblos – por si acaso -¡ Ni una sola protesta del pueblo alemán se oirá, ni un solo lamento.
Así procedemos nosotros. Callamos lo que queremos y levantamos la voz a los cuatro vientos cuando nos conviene.
¡Guay de quien se oponga! Y ¡cuidado con tocar a los verdaderamente intocables!
Quieren más pruebas? Hagan una tentativa y publiquen esta carta. No se lo aconsejo en bien de ustedes, aunque les doy mi palabra de honor que no les voy a delatar, siempre que no pongan mi nombre. Apuesto, en cambio, una de las dos cosas: o la prensa o media calla por completo esa publicación, o lo tilda de procedencia nazi. ¡No tendréis ningún éxito!
Hoy por hoy y para siempre, toda la prensa o media mundial estará firmemente en nuestras manos y con ella, juntamente con la radio y el cine más la TV, sólo nosotros “fabricaremos” la “opinión pública”.
¿Recuerdan la gritería que se hizo en el caso de Polonia? Hoy hace Rusia cosas muchos peores y no solamente en Polonia y los demás países sino hasta con la amiga Checoeslovaquia, a la cual le quitó tranquilamente toda la Eslovenia y Rutenia, sin nadie gritara.
¿Por qué no levanta nadie la voz contra todo esto? ¿Por qué no protesta nadie contra el hermetismo con que Rusia rodea a todos los países ocupados por ella? ¿Por qué no pide nadie a gritos la libertad de todos esos pueblos? ¿Por qué no reclama nadie la intervención de Inglaterra y Estados Unidos de América? ¿Por qué estos mismos Estados ni siquiera levantan, ni pueden levantar su voz a favor de aquellos países y pueblos, cuando antes han gritado tanto y hasta han declarado la guerra contra Alemania en el caso de Polonia?
Hay una sola razón para todo ello, y es porque todos ellos obedecen a consignas y órdenes superiores ya no emanan de las cancillerías, pues provienen de una sola fuente, y esta fuente se llama: “Los Protocolos de los Sabios de Sión”.
Y así se cumple, esta vez, el destino del mundo totalmente en nuestro sentido. Ya no hay oposición posible. Todo pueblo opositor correrá la misma suerte que Alemania y Japón.
Recomiéndoles a este respecto, la lectura del libro ESTHER de la Biblia - ya que ustedes creen en ella -. Ahí pueden ver, cómo nuestro Dios nos dio la victoria sobre nuestros enemigos, los nacionalistas entre los persas, que querían destrirnos.
Nuestro Dios, mediante y gracias a una muchacha judía de trece años que supo conquistar el amor del rey de los persas hacia su persona – de modo que substituyera a la reina legítima del país – matamos en aquel entonces a 75.000 persas nacionalistas en tres días de matanzas ininterrumpida, apoderándonos además de todos los puestos influyentes del Gobierno persa. Desde entonces, los judíos celebramos, como fiesta máxima, esa victoria sobre el nacionalismo y todos y cada uno de los nacionalismos, en nuestro aniversario llamado “Purim”.
En aquel entonces, matamos a 75.000 persas; hoy llevamos al patíbulo tranquilamente a 75 millones de almas, qué digo: de “goyin”, para triunfar así sobre toda clase de nacionalismo y celebrar una fiesta de “Purim” que ha de superar a la antigua fiesta como el cumplimiento de una promesa.
Ya tienen ustedes ahora una idea de la magnitud que esta fiesta del “ Purim” ha de adquirir, una vez derrotado también el Japón.
Celebramos miles y miles de esas fiestas para dar gracia a nuestro Dios que ha bendecido ostentosamente a su pueblo elegido por él.
Como ustedes ve, nuestro Dios es grande, muy grande. El cumple con las promesas que nos ha dado hace miles de años. Por eso hemos de ponerlo en el trono que le corresponde para que toda tierra le adore.
No digo ningún secreto al revelarles que pronto terminaremos también con la iglesia católica y con toda la doctrina cristiana al igual que lo hemos hecho en Rusia y que estamos haciéndolo en los países ocupados por Rusia. Recuerden la Iglesia del Silencio.
¡No se rían! Cuando haya llegado el momento y pronto llegará, eliminaremos toda la prensa o media, AÚN CATÓLICA, O CRISTIANA, quitándole simplemente el papel, le sacaremos al “santo” padre la ropa sucia – que bastante sucia la tiene – y más rápido de lo que piensan él y sus bienes alimentados obispos y curas, convenceremos a las masas populares, que su religión fue un error y que en realidad hay un solo Dios a quien se debe adorar: ¡el Dios de los Judíos” ¡Nuestro Dios!
Así la doctrina cristiana terminará por haber cumplido con la misión que en un tiempo le habíamos confiado.
No pretendiendo hacer una polémica con ustedes, pues estas verdades de nuestro triunfo no la admiten, pongo punto final.
Sólo quiero que ustedes no piensen que yo sea acaso una excepción por modo de pensar. Pues así como yo pienso, piensa todo judío, por más argentino, chileno, uruguayo, etc., que sea. Nuestra norma de conducta es una sola para todos nosotros y es tan invariable e inalterable como que somos y quedamos judíos por centenares y miles de años que permanezcamos en un país, cualquiera que sea. Todos tenemos una sola misión: la de preparar el terreno para el advenimiento de nuestro imperio mesiánico, que hora está por llegar. Con este hecho tendrán que conformarse ustedes y todos. Los miles de años de persecución interminable nos han hecho más duros e insensibles, que una roca y es por eso que no tomamos ya consideración alguna ni tenemos sentimientos humanos para con los demás pueblos.
Es por eso también que les he sido tan franco en esta carta, pues no quisiera que ustedes, mis amigos, se equivoquen y tomen un camino que el día de mañana tendría que lamentar.
Deseándoles que mis crudas revelaciones no les hayan atribulado demasiado, saludo a ustedes como siempre,
Su amigo
MAURICIO”.

Cuando hube terminado la lectura de esta carta, nos miramos horrorizados, y finalmente no pude menos que exclamar: ¡Qué bestialidad se revela en esta carta! De modo que teníamos un amigo, MAURICIO, nacido y educado aquí en la Argentina, argentino como nosotros, pero con una mentalidad completamente contrario a la nuestra y hasta dispuesto y deseoso de hacer sucumbir, también, a ésta u patria, a los “ideales” de su pueblo!
-Ahora lo comprendo todo – dijo RAÚL, el médico -. Nos han hecho ver el fantasma nazi para engancharnos y quitarnos el último resto de independencia y soberanía nacional que teníamos.
- Efectivamente – dije yo -, ya no mandamos e nuestra casa. Han venido de otra parte para decirnos lo que debemos hacer y lo no debemos hacer.
Y si no hacemos como ellos quieren, nos hacen pasar por “nazis” o “fachos”. La prensa o los media nos vende como si tal cosa. Antes hizo tanto alarde para defender los intereses de la patria contra los malos “nazis” y ahora no hay ni una sola protesta de pueblos y gobiernos ajenos en los asuntos más discretos e internos de nuestra patria. Ni reflejan ni consultan la opinión pública sino que la traicionan impunemente bajo la tutela de potencias extranjeros.
Entonces fue, cuando el ingeniero MARCELO se levantó y dijo:
- Esta carta representa una impertinencia y afrenta tal que, si todos los argentinos de verdad y todos los demás pueblos sudamericanos la leyeran, se levantarían como un solo hombre contra semejantes bestias y su asalto infame contra nuestra civilización, para impedir sea en el último momento, que lleguen a realizarse los propósitos criminales de esos truhanes, gangsters, canallas y traficantes de blancas.
- Yo hago imprimir, por mi cuenta, y a pesar de lo que diga MAURICIO, unos cuantos miles de ejemplares de esta carta, para que la gente, aún sana en su modo de pensar, la lea y la difunda y, al final de la carta, voy a pedir a toda persona pudiente que haga reimprimir esta carta para que la leen todos y entonces veremos, si no podemos impedir que nosotros y nuestros hijos sucumban en una esclavitud de indecibles consecuencias.
Así hicimos imprimir esta carta y damos entera libertad para su reproducción también en revistas y diarios (si fuera posible), pues no hay la menor duda que, sin hacernos cargo de las impertinencias contenidas en esta carta, los acontecimientos mundiales revelan una coincidencia tan sorprendente con lo que manifiesta la carta, que debe seriamente preocupar a todo hombre y a toda mujer consciente de su dignidad y de su deber frente al hogar, a la patria y, ante todo, a la posteridad, para que ésta no llegue un día a maldecirnos por nuestra incuria.
El lector nos preguntará qué hay que hacer para afrontar semejante peligro y si hay aún una perspectiva para salvar la patria y toda nuestra civilización.
Le contesto que por de pronto nosotros nos hemos “higienizado”, renunciando definitivamente a nuestra amistad con MAURICIO – así se lo hemos hecho saber por carta – y a todo contacto con cualquier judío.
Opinamos que si todo el mundo hiciera lo mismo y si nuestros gobiernos, en bien de sus pueblos hicieran lo mismo, “higienizando” ante todo todas las instituciones y reparticiones públicas y culturales, de elementos que obedecen a semejantes regímenes extranjeros infernales y subversivos, acatando además no las órdenes no las órdenes que vienen de afuera, sino los mandatos de sus propios pueblos ya que éstos y no extranjeros les confieren su autoridad y poder, el peligro de una esclavitud denigrante y perpetua que amenaza a nosotros, y a toda nuestra posteridad así como a todos los pueblos del mundo, podría conjurarse a último momento. No queremos “progroms” ni persecución, pero si liberación de un peligro que nos amenaza en forma tan visible, que su realidad y magnitud ya no puede dudarse.
¡Pero hay que proceder! ¡Ahora mismo!

¡VIDEANT CONSULES!

¡DELENDA SUPERBIA JUDEORUM!

Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero
nº 141 Cordubensis

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