COMPAÑEROS DEL EXERCITO DE LOS ANDES: ya no queda duda de que una fuerte expedición española viene à atacarnos: sin duda alguna los gallegos creen que ya estamos canzados de pelear, y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan ni ensartan: vamos a desengañarlos. La guerra se la tenemos de hacer del modo que podamos: sino tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos tiene de faltar: cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos trabajen nuestras mujeres, y sino andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios: seamos LIBRES, lo demás no importa nada. Yo y vuestros oficiales demos el ejemplo en las privaciones y trabajos. La muerte es mejor que ser ESCLAVOS de los maturrangos. COMPAÑEROS, juremos no dejar las armas de la mano, hasta ver el país enteramente LIBRE, o MORIR con ellas como hombres de corage.- SAN MARTÍN.
A la manera de Homenaje a ese SAN MARTÍN real y vigoroso, cumplamos la ORDEN GENERAL DEL 27 DE JULIO DE 1819, ante la séptima invasión inglesa a nuestras islas y mares del sur. ¡VIVA LA PATRIA!
…En las barrancas que hacia el puerto ondulan
Y avanzan al canal,
Do vela el sueño de gloriosos muertos
La solitaria cruz de ñandubay…
“… en los dominios de mis antecesores, en las riberas del Paraná, se libró un combate famoso con dos escuadras extranjeras. Allí murieron centeneras de argentinos. Sobre esas tumbas, mi familia elevó en aquella época una cruz, “la solitaria cruz de ñandubay” que menciono en El Hogar Paterno. Ante aquella cruz, mi madre nos llevaba a orar, nos contaba la historia de los mártires allí enterrados, nos hacia tejer coronas de flores del aire, abundantes en los talares inmediatos, para entrelazarlas en ofrenda a los brazos de esa cruz, - y así, en esa lección sublimemente práctica, aprendimos sus hijos a amar a Dios, a la Patria y a sus héroes, ¡Toda la ciencia actual, todos sus análisis, todas sus afirmaciones, no arrancarán de mí esa lección imperecedera: ese clamor que de tantos compatriotas muertos, bajaba por los labios de mi madre a mi corazón de niños!”.
Confesiones acerca de mis poesías.
(Páginas íntimas para el Dr. Carlos F. Melo, escritas a su pedido), de RAFAEL OBLIGADO, en Obra citada, pág. XXXVI.
El poeta RAFAEL OBLIGADO , nuestro numen que preside nuestros trabajos, nació en Buenos Aires en vísperas del pronunciamiento de URQUIZA, el 27 de enero de 1851. Era descendiente por parte de su madre, DA. MARÍA ORTIZ y URIÉN, del Virrey OLAGUER FELIÚ. Ver Confesiones cit., en Obra cit., pág. XXXVI.
“HOY más que nunca, el que ha nacido en el hermoso país situado entre la cordillera de los Andes y el Río de la Plata tiene derecho a exclamar con orgullo: Soy argentino”. RAFAEL OBLIGADO.
“…en el lindo país que me hospeda y tantos goces brinda al que es de fuera, sin hacer agravio a su bandera beso con amor los colores argentinos y me siento vano al verles más ufanos y dignos que nunca”. J. B. ALBERDI.
“¡Enigmático y grande! Su figura
Se erguirá en la granítica futura,
Grande apoteosis que en los tiempos flota.
Cuando el rebato de los odios viejos
Toque a silencio, y se destaque lejos
Su apostura de gaucho y de patriota”.
Julio Oyanarte: Bronces Futuros.
“Como resultado de la heroica resistencia federal a la segunda coalición antiargentina, SE ROBUSTECIÓ Y CONSOLIDÓ el desleído espíritu nacional. En 1835 éramos un reñidero de “cacicazgos hostiles” en vías de balcanización definitiva, respondiendo, muchas veces inconcientemente, a sutiles planes de misteriosas fuerzas ocultas; en 1850, la Argentina en cambio era una Patria, libre y soberana, fruto de una voluntad política, y respetada por las más grandes Potencias del mundo. La escuadra de la futura emperatriz de las Indias orientales la había desagraviado con veintiún tiros de cañón, e igualmente la marina del presidente-emperador Luis Bonaparte (NAPOLEÓN III). Y a pesar de todas las calamidades que había padecidota Confederación Argentina, a pesar de la sangrienta guerra civil y del inicuo bloqueo y conflicto internacional, el país progresaba, y progresaba a pasos de gigante”. (ADOLFO SALDÍAS: Historia cit., T. III, cap. LXII, pág. 336).
CIELITO DE LA INDEPENDENCIA
Cielito, cielo cantemos,
Cielito de la unidad,
Unidos seremos libres,
Sin unión no hay libertad.
Todo fiel Americano
Hace a la Patria traición
Si fomenta la discordia
Y ni propende a la Unión.
Cielito, cielo cantemos,
Que en el cielo está la paz
Y el que la busque en discordia
Jamás la podrá encontrar.
Oprobio eterno al que tenga
La depravada intención
De que la Patria se vea
Esclava de otra Nación.
Cielo, cielo festivo,
Cielito del entusiasmo,
Queremos antes morir
Que volver a ser esclavos.
Viva la Patria, patriotas!
Viva la Patria y la Unión,
Viva nuestra Independencia,
Viva la nueva Nación!
Cielito, cielo dichoso
Cielo del Americano
Que el cielo hermoso del Sud
Es cielo más estrellado
El cielito de la Patria
Hemos de cantar, paisanos,
Porque cantando el cielito
Se inflama nuestro entusiasmo.
Cielito, cielo y más cielo,
Cielito del corazón,
Que el cielo nos da la paz
Y el cielo nos da la Unión.
(BARTOLOME HIDALGO)
Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
Diario Pampero Condurbensis nº 213
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