*DEA ROMA *
*PUERI EDUCATIO*
Editó: Lic. Gabriel Pautasso
Desde el dies lustricus la madre inicia con el niño romano aquella labor paciente que PLAUTO considera una especie de arquitectura en la que la mano ruda y el ingenio vigoroso contribuyen por igual a dar a la materia informe la solidez y la belleza de una constitución perfecta. Los romanos, usando una expresión poética, pero igualmente acertada, del verbo EDUCARE que significa “sacar”, “desarrollar”, “conducir” afuera”, la llamaron EDUCATIO.
La educación, pues, es en el concepto romano el “arte de desarrollar” lo que la naturaleza ha depositado en el niño en embrión o en potencia. Y como los bienes de que el niño dispone son de dos especies, el cuerpo y el espíritu, claro es que la educación, para que alcance su finalidad, no sólo se propone desarrollar el cuerpo, sino también las facultades del alma, de suerte que toda la naturaleza del niño crezca, según dice TÁCITO, “sincera et integra et nullis pravitatibus deporta”. Esta labor maravillosa que tiene algo de la labor de un escultor que consigue con el retoque continuo y paciente infundir en la arcilla la idea que lo anima y lo inspira, es ella también un arte delicado al que tan sólo la madre puede aplicarse y ninguna mujer puede en esta empresa sustituirla: “filius, escribe TÁCITO, ex casta parente natus, gremio ac sinu matris educabatur”.
No es fácil describir propiamente en qué consistían las normas de la educación que la madre practicaba. ROMA, que fue tan precisa al definir los deberes y oficios de cónsules y magistrados, nada dejó escrito para definir los deberes maternos. La razón de ello estriba en que la educación es la misma continuación de la maternidad: luego algo muy simple, vinculado a la naturaleza y a la divinidad. La madre es la defensora y la maestra natural de su criatura: todos los demás son pedagogos extraños al corazón del niño. Ella sola sabe: los demás no saben.
¿Pero cuál es el secreto de la educación? Es el MOS PATRIUS o sea el conjunto de usos y costumbres, ritos y creencias, sacrificios, actos y sentimientos que brotando al calor del hogar tienen algo de sagrado e indefinible que se sustrae a la vista del legislador y al control de la vida exterior.
La instrucción misma, escribe QUINTILIANO, es algo propio de la función materna. Como la educación física comienza a lacte, así toda ciencia debe desprenderse en sus comienzos del seno materno. El hogar es pues para el Romano la primera escuela.
Es cierto que si todos los hijos no tuvieron la suerte de tener una madre literata como CORNELIA, madre de los GRACOS, o como HORTENSIA, hija de QUINTO HORTENSIO, no hubo sin embargo, casa civil donde la madre no enseñara a leer y a escribir (elementa puerorum) a sus hijos, ejercitándolos sobre las tablillas enceradas in tabellis. QUINTALIANO nos habla también de letras de marfil o de boj que se daban al niño para que las juntara formando sílabas y palabras.
Bajo el Imperio se generalizó la costumbre griega de entregar el niño a un pedagogo, cuando había cumplido seis años. El pedagogo era generalmente o un liberto elegido entre los más cultos y aptos para el oficio. A más de paedagogus se le llamaba también pedissequus, comes y custos porque su oficio era llevar el niño a la escuela (schola), al teatro, a la palestra (gymmaseum), a paseo. Debía además asistirle en sus estudios, enseñarle cómo debía portarse en las conversaciones y contribuir a formar su carácter con los ejemplos y las exhortaciones. Sin embargo, no era siempre óptima la elección de este educador: y TÁCITO llega a decir al respecto: ex ómnibus servis plerumque vilissimus nec cuique serio ministerio accomodatus.
Y otros nos dicen que a menudo los había rudos, crueles y borrachos, si bien los hubo admirables como el liberto VERRIO FLACO a quien AUGUSTO confió sus sobrinitos y MARCO TULIO TIRÓN que tanta estimación mereció de MARCO TULIO CICERÓN. Bajo la guía del pedagogo sale el niño por primera vez de la casa y se mezcla con la gente de las calles de la Urbe. He aquí el FORO, el Comicio, el Tribunal, las estatuas de DUILIO, de CÉSAR, de AUGUSTO. He aquí la via sacra, la Curia donde se reúne el Senado, la Rupes Tarpeia, el templo de Jupiter Capitolino con su estatua de oro. El pedagogo explica e ilustra los monumentos y el NIÑO se conmueve y siente el despertar de una grande y noble emulación.
*LA EDUCACIÓN*
Filius, ex casta parente natus, non in cella emptae nutricius, se gremio ac sinu matris educabatur, cui parecipue laus erat tueri domum et inservire liberis. Eligebatur autem maior natu propinque, cuius probatis moribus subsoles committerentur ; coram qua neque dicere fas erat quod turpe dictu, neque facere quod inhonestum factu videretur. Ac non studia modo sed remisiones lususque puerorum sanctitate quedam ac verecundia temperabat. Sic CORNELIUM GRAECCHORUM, sic AURELIAM CAESARIS, sic ATIAM AUGUSTI praefuisse educationibus accepimus. (TÁCITO: lo que podemos decir de TÁCITO son meras conjeturas. Nació entre los años 54 y 56. Se casó con la hija del cónsul JULIO AGRÍCOLA, y ya desde entonces fue ascendiendo en el cursus honorum. TÁCITUS se informa documentalmente para hacer su historia; así, pues, sus obras tienen un alto informativo para la posteridad. La originalidad de TÁCITO es genial y son admirables, sobre todo, su carácter moralizador y sus grandes dotes para pintar almas).
*LA EDUCACIÓN DE UN NIÑO ROMANO*
Si queremos formarnos una idea de conjunto de lo que podía ser la educación de un joven romano, hay que leer en PLUTARCO la manera cómo CATÓN EL VIEJO educaba a su hijo. Tenía en su casa un esclavo letrado, de derecho y de ejercicios corporales. Se había tomado el trabajo de escribir de su puño un cuaderno de letra grande para enseñarle a leer.
Pero, ante todo, predicaba con el EJEMPLO.
Tratárase de montar a caballo, de manejar las armas, de luchar, de pasar un río a nado, de soportar el frío y el calor, el padre no confiaba a nadie la satisfacción de mostrar cómo se formaba el ciudadano y el soldado digno del nombre ROMANO.
Este sistema, enteramente PRÁCTICO, fue durante mucho tiempo la regla en las buenas familias. Cuando el muchacho había perdido a su padre, encontraba siempre alguna persona de consideración y de edad madura que le formase y dirigiese.
La vigilancia del padre sobre el hijo era continua. Aunque fuera a comer de convidado, le llevaba consigo. Le reprimía con severidad cualquier acto que pudiera ofender la inocencia de la primera edad. CATÓN, siendo censor, excluyó del Senado a MANILIO, porque en pleno día había besado a su esposa en presencia del hijo.
Esta educación ofrecía la ventaja de formar cuerpos robustos, caracteres firmes, almas disciplinadas y ciegamente sometidas a las LEYES. ROMA le debe, sin duda, el haber merecido el imperio del mundo, no dejándose abatir jamás por ninguna adversidad.
POTTIER, Dictionn. Des Antiquités.
*EDITÓ: gabrielspautasso@yahoo.com.ar DIARIO PAMPERO Cordubensis e INSTITUTO EMERITA URBANUS. Córdoba de la Nueva Andalucía, 1 de abril del Año del Señor de 2010. Semana Santo de 2010. ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA! Gratias agamus Domino Deo nostro! gspp. *
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