Editó:
Lic. Gabriel Pautasso
*CARLOS PERFECTO IBARGUREN nació el 18 de abril de 1877 en
la ciudad de SALTA. Sus padres fueron FEDERICO IBARGUREN y MARGARITA URIBURU.
Tuvo cinco hermanos: FEDERICO, ANTONINO, JORGE, ROSA y MARGARITA.
LOS
IBARGUREN vinieron de ESPAÑA con la corriente conquistadora y colonizadora del
PERÚ y se casaron en AMÉRICA con hijas y nietas encomenderos.
Allí,
en SALTA, se quedaron los IBARGUREN. En las primeras décadas del siglo XIX
encontramos a ANTONINO DE IBARGUREN, nieto de DON MIGUEL y de DOÑA LUISA,
establecido en su gran finca PUERTA DE SECLANTÁS, PRÓXIMA DE CACHI, en el
departamento de MOLINOS. Don ANTONINO y de Doña ELENA DÍAZ NIÑO fueron los
padres de FEDERICO Y ABUELOS, por consiguiente, de nuestro autor.
Dijo
sobre esto CARLOS IBARGUREN: “MI LINAJE,
con un arraigo de más de TRES SIGLOS en la tierra que había conquistado y donde
reposan sus muertos, mantuvo a través de las generaciones el amor a ese suelo,
del que no se alejó, fecundándolo con su trabajo y rindiendo culto a las
virtudes señoriales”…” LOS IBARGUREN, a diferencia de los URIBURU, nunca habían
intervenido en actividades políticas, ni en sus luchas; estuvieron consagrados
a los labores rurales lejos del bullicio urbano. FALLECIÓ EN BUENOS AIRES el 3
de abril de 1956.
*Era
apacible y religiosa la fisonomía de BUENOS AIRES colonial. Devotos tenderos y
graves funcionarios cumplían fervorosamente los preceptos de la Iglesia,
procurando salvar así del infierno a sus almas codiciosas y pecadoras. En los
negocios terrenales acudían al rey quien, aunque poco accesible, agraciaba al
cabo de largas suplicatorias y dilatados trámites. A veces estallaba un
conflicto de oidores y de capitulares: la preferente colocación de los sitiales
en las ceremonias; la disputa desarrollábase a través de inacabables oficios
contradictorios. Los celos, las ambiciones, la vanidad ardían entonces en el
alma de los contrincantes. El voluminoso iba a ESPAÑA, y una real orden
apaciguaba, años después, a los pleitistas. Un aumento en la tasa de las
alcabalas o de cualquier otro impuesto provocaba murmuraciones contra el odioso arbitrio y algún contribuyente exaltado animábase, durante la noche, a pegar
cautelosamente en las esquinas letrero…*
*Vivían
los pacíficos vecinos en amplias casas bajas, de tejados salientes, de rejas
voladizas y de anchos y macizos portales. Allí la existencia corría mansamente.
La mujer, hacendosa y rezadora, era abnegaba sierva del marido, vivía
consagrada al hogar y a la piedad, cosía las ropas de los hijos y de los
criados, las albas y las sobrepellices para los clérigos, bordaba manteles para
los altares y primorosas labores ofrecidas a la santa imagen de su devoción.
Cultivaba en el huerto claveles sevillanos, fragantes jazmines, albahacas y
floripondios, cuya fragancia sahumada el fondo de las arcas y de los armarios;
ella dirigida la industria doméstica: preparaba el sebo y el pabilo para las
antorchas, y el mechero para los candiles, vigilaba celosamente los acopios de
provisiones en las alacenas y aderezaba suculentas viandas para celebrar la
Navidad, la Pascua y las felices aniversarios familiares.
La
numerosa servidumbre integrada a la familia: esclavos, negros bozales, pardos
ladinos, mulatas donosas y locuaces criadas por “su merced” desparramábanse en
el interior ocupándose en las faenas del servicio.
Y
vida deslizábase con implacable monotonía. A la noche la tertulia: los
concurrentes llegaban después de cenar, y se anunciaban desde lejos; rumor de
voces, ruido de pasos resonaban en la oscura calle, y las linternas
aproximábanse oscilantes para ser apagadas por los esclavos frente al portal. En
el estrado de la sala, bajo la luz del quinqué, el parlero corrillo de damas
comentaba los chismes del día, y los señores sentados en torno de la mesa
jugaban con naipes una partida de “revesino”, mientras la mulatillo servía con
el mate de plata y la garrafa de sorbete enfriada en el pozo. De improviso
oíase desde afuera un campanilleo que tintineaba frente a las ventanas; era el
viático que pasaba; las conversaciones enmudecían y los tertulianos
arrodillándose murmuraban la plegaria de los agonizantes. Cierta vez el Virrey
LORETO paseaba por la ciudad y encontró a un sacerdote portador del viático;
descendió de su carroza, hizo subir en ella al ministro de Dios y ordenó que su
guardia lo escoltara.
La
adormecida villa alborotábase en algunas ocasiones: las solemnes ceremonias
eclesiásticas, la muerte del monarca y la jura al nuevo rey. Con motivo de esta
última, el vecindario celebraba gran fiesta, expresiva del regocijo público:
guarnecíanse las calles para el paseo del Real Estandarte, pendían de rejas y
balcones gualdos tapices adamascados, cenefas rojas, mantones recamados de
China y caladas mantillas de Valencia. Luminarias en la Plaza Mayor, sarao
fastuoso en casa del Alferez Real, como aquel que con tanta pompa ofreciera al
vecindario DON AGUSTÍN CASIMIRO de AGUIRRE CUANDO LA JURA
DE CARLOS IV, juegos de cañas y de sortija, lidias de toros, desfile de carros
alegóricos. Terminados los festejos y apagados sus rumores, volvía la monótona
calma y se sucedían de nuevo los días lentos y las noches silenciosos.
Tal
era el ambiente de Buenos Aires, cuando al empezar el llamado “Siglo de las
Luces”, al año 1800, el Coronel DON
FRANCISCO ANTONIO CABELLO y MESA, “abogado de los Reales Consejos y
primer Escritor del Reyno del Perú”, como él se designaba, solicitó al
Virrey MARQUÉS de AVILÉS el permiso para constituir en BUENOS AIRES una SOCIEDAD PATRIÓTICA y LITERARIA y
publicar un periódico que llevaría por título TELÉGRAFO MERCANTIL, RURAL, POLÍTICO, ECONÓMICO e HISTORIÓGRAFO del RÍO
DE LA PLATA.
En
el reinado de CARLOS III y bajo la influencia de JOVELLANOS, de CAMPOMANES el
afrancesado, de JOSÉ MOÑINO Conde de Floridablanca y de otros innovadores, se abrió en ESPAÑA el cauce
para las corrientes filosóficas y literarias vertidas desde FRANCIA. El ILUMINISMO devoto de la ciencia,
impregnado de espíritu humanista y crítico, y el gran movimiento racionalista,
intelectual, de los enciclopedistas, determinaron el empuje LIBERAL, de los
ENCICLOPEDISTAS que remató más tarde en la
revolución francesa. En tiempos de aquel monarca se propagó por toda
ESPAÑA una suerte de ACADEMIAS PÚBLICAS denominadas SOCIEDADES PATRIÓTICAS, destinadas a exaltar la sabiduría en
las ciencias y en las letras. Tales entidades, que agrupaban a los que se
llamaban eruditos, pulularon tanto en el suelo español a fines a fines
del siglo XVIII que se decía que no “no hay provincia, ciudad, villa y
lugar grande en que no estén establecidas”; ellas irradiaron gérmenes que
atravesaron el mar y dieron nacimiento en MÉXICO al núcleo cultural titulado FILÓSOFOS MEXICANOS que publicó los
primeros periódicos en las colonias hispanoamericanos: La Gaceta, El Diario Civil, y la revista Historia Natural.
DON FRANCISCO ANTONIO
CABELLO y MESA, natural de Extremadura, abogado y
militar, era un espíritu inquietud, emprendedor y aventurero. Su vida azarosa
fue una sucesión de lances, y terminó trágicamente en el patíbulo, condenado en
ESPAÑA por revolucionario a raíz de la primera restauración de FERNANDO
VII. El año 1800 vino a Buenos Aires procedente del PERÚ; allí había caído
en sus manos un número de El Diario Civil
de MÉJICO y su lectura “inflamó mi corazón – dice -, quise escribir
también y sin mirar lo arriesgado de lo arriesgado de la empresa vió Lima nacer
y prosperar otros tres que contribuyeron mucho al lustre y esplendor con que
hoy se la admira”. Esos tres periódicos fueron: El diario curioso, erudito, económico y comercial, El semanario
crítico y El mercurio peruano. Además, CABELLO se jacta de haber
fundado la sociedad patriótica-literaria limeña Amantes del país.
“Yo
fui el primero – escribe CABELLO con ufanía – que franqueó a aquellos eruditos
del RIMAC el escabroso pero plausible camino de hacer públicas y útiles sus
tareas literarias; y soy también el primero dichoso instrumento y móvil que
haya impulsado en Buenos Aires sus Argentinos Superiores Genios. Por éstos
influido, y de un Superior Numen inspirado, intento, si es posible, reducir a
Política, un Sistema completo…Parece que sólo una Sociedad de Literatos
prácticos en las Bellas Artes y en todas materias instruidos podrá satisfacer
cabalmente a este tan digno e importante objeto. Es verdad. A esa empresa tan
alta no llega mi talento, y el único merecimiento a que aspiro es ser el
primero que emprendió tratarla aquí por un método nuevo, científico, claro y
ventajoso”.
CABELLO
expresa vanidosamente que: “sin mi arbitrio hubieran quedado sepultados para
siempre en el olvido las producciones de la Sociedad Amantes del País (de LIMA) como ello lo confiesa en el Mercurio Peruano, tomo 1, nº 7, 52”; y
agrega que en tomo I nº 34 fol. 308 de ese periódico limeño anunció la obra que
realizaría en Buenos Aires, en estos términos: “Tal vez antes del año 1800
Buenos Aires y Chile darán a luz respectivamente un Diario, un Mercurio, o una
Gazeta. La posteridad se admirará de nuestra predicción; pero mucho más cuando
la vea realizada”.
A
pesar de esas afirmaciones, el nombre de CABELLO no es mencionado en la
excelente obra Vida Intelectual del
Virreynato del Perú, de FELIPE BARREDA y LAOS, entre los fundadores de la SOCIEDAD AMANTES del PAÍS y de su órgano,
el periódico MERCURIO PERUANO, cuyo editor fue JACINTO CALERO. La constitución de la Sociedad Amantes del País, aprobado por el Virrey GIL DE TABOADA
fue redactada por UNANUE, BAQUIJANO, CALERO y EGAÑA. Probablemente el
jactancioso CABELLO exageró en Buenos Aires al establecer la Sociedad Patriótica y Literaria y el Telégrafo Mercantil su
participación en las fundaciones culturales limeñas. Pero es evidente que el
dinámico periodista cooperó en el establecimiento de esas entidades de esas
esas entidades peruanas y colaboró en El
Mercurio. Allí, diez años antes de actuar en Buenos Aires, CABELLO recibió
la influencia intelectual de Don JOSÉ BAQUIJANO y de Don HIPÓLITO UNANUE, a
quienes recuerda algunas veces en el Telégrafo
Mercantil. BAQUIJANO estaba imbuido
de las ideas y de las obras de los ENCICLOPEDISTAS y, como dice BARREDA LAOS,
poseía en su biblioteca en la que abundaban libros prohibidos; burlando la
vigilancia del Virrey CROIX las obras de VOLTAIRE, de ROUSSEAU, de MONTESQUIEU,
DE FONTANELLE, DE BAYLE, etc., llegaron a manos de los redactores del Mercurio.
La
corriente revolucionaria francesa en las ideas, y el movimiento reformador, en
el orden científico y filosófico, de fines del siglo XVIII, tuvieron en
el Perú por eficientes propagandistas a BAQUIJANO y a UNANUE, y éstos ejercieron
evidente influjo en Don ANTONIO CABELLO y MESA, quien vino a Buenos Aires
trayendo los gérmenes liberales y innovadores.
También
en el Río de la Plata se leían en la última década del siglo XVIII,
libros de los enciclopedistas franceses. En el inventario, hecho en 15 de
Noviembre de 1790, de la biblioteca de Don FRANCISCO DE ORTEGA figuran quatro tomos en octavo en francés de
Munsieur de Monte9squieu (Montesquieu). Un
tomo en octavo de “Cartas Un tomo en octavo de “Cartas Persas”, en francés.
Quatro tomos en octavo de BOLTER (VOLTAIRE). Onza tomos en quarto en francés
“Historia Natural” de Mr. BUFFON (BUFFON). Quatro en obtabo de Mr. Marmouter
(Marmontel). Dos tomos “Derecho de la Naturaleza”, en francés. Onze tomos en
octavo, obras de Fontenneli (FONTENELLE), Veinte y ocho de a folio la “ENCICLOPEDIA”, etc. La lectura de esas obras que
contribuyeron la portada filosófica de la revolución francesa, conocida y
comprendida aquí por un grupo reducido de hombres cultos, preparó el espíritu
de éstos para acoger con vivas simpatías el propósito que trajo del PERÚ a
BUENOS AIRES EL CORONEL Y ABOGADO DON ANTONIO CABELLO Y MESA.
CANCIÓN PATRIÓTICA
Coro
*¡VIVA COMPATRIOTAS NUESTRO PATRIO SUELO, Y LA HEROYCA JUNTA DE NUESTRO GOBIERNO!
*EDITÓ: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO
PAMPERO Cordubensis Nº 477
INSTITUTO
EREMITA URBANUS
A
DOS DE NOVIEMBRE DEL AÑO DEL SEÑOR DE 2012
Córdoba
de la Nueva Andalucía. CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS. Soplo el
Pampero ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA libre,
justa y soberana! Gspp*
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