lunes, noviembre 12, 2012

Esperanzas en el mañana


Por Vicente D. Sierra 

ESPAÑA, como América, logró “saltar” el siglo XVIII; existió más que vivió el XIX, pero aguardando su hora, sin caer en la irreligión fuera de sus masas urbanas, y ésta es la hora en que ella es el único país europeo donde se asiste a un renacimiento cultural efectivo y sorprendente. Hacemos la afirmación seguros de provocar sonrisas, sobre todo en los burgueses que siguen esperando el milagro de París; los intelectuales que lo esperan de Moscú; o los infelices que lo esperan de New York o de Hollywood. La historia es siempre un camino matizado con sonrisas similares. Decimos que el meridano de la verdadera cultura vuelve a lo hispano, y a quienes ahora no lo ven lo deplorarán mañana; lo que afirmamos ante el desarrollo que en su seno han adquirido los estudios religiosos, en un afán extraordinario para proseguir el diálogo interrumpido en el siglo XVII, con la teología.   
Toda civilización es una transvaloración de los valores; no crea nada; se limita a modificar la interpretación de los elementos creados por la cultura. SANTO TOMÁS es la cultura, CARLOS MARX la civilización. Para los pueblos de América, en los cuales lo civilizado es mera circunstancia histórica, consecuencia de una imitación forzada por las minorías dirigente de las grandes urbes, volver a la verdadera línea de la cultura cristiana no es ni un sacrificio ni un esfuerzo, es, simplemente volver a ser, reencontrarse. La encrucijada debe terminar. La importancia de la composición doctrinaria del general PERÓN es, justamente, un retorno conscientemente concebido para volver a las bases espirituales en que deben descansar las verdaderas ideas sobre el progreso y la humanidad. En la acción de gobierno del general PERÓN hay, sin embargo, una dualidad. Si por una parte no busca expresiones furtivas ni ilegítimas, basadas en teorías científicas o política social, a la que da un sentido de justicia que tiene tono religioso, y los fines humanitarios prácticos de esa acción se apoyan en principios basados en una tradición religiosa positiva y, en tal sentido es un acierto indiscutible, cuya vigencia está asegurada en la mentalidad argentina; a la vez, el general PERÓN, como gobernante, debe actuar en una comunidad atada por la oligarquía a la civilización occidental, es decir, a formas  sociales, económicas, religiosas, científicas, políticas y espirituales extrañas a toda tradición religiosa, consecuencia de una verdadera desviación espiritual que condujo a valorar exclusivamente los éxitos materiales. No se puede pedir que la doctrina y la obra del peronismo sea, por consiguiente, parejas en grado sumo, pues no basta un simple período de gobierno para que la doctrina se trueque en ideal de perfeccionamiento humano y no en oportunidad simple de mejoras económicas, consideradas hasta con criterio individualistas. Esta dualidad es la encrucijada que dificulta la acción integral del gobierno del general PERÓN, pero se trata de un hecho inevitable.   
El mayor mal que aqueja a la Argentina es su desarrollo desparejo, o sea, un campo prácticamente despoblado rodeando a una de las urbes más pobladas del mundo: Buenos Aires. Este desarrollo urbano es, además, un signo de decadencia. La acción de gobierno del general PERÓN ha determinado un desarrollo urbano que debe ser contenido, y lo será por la fuerza de los hechos, pero mediante un proceso lento que debe correr con el progreso que alcance la difusión de los principios del movimiento “peronista”. Que por su fondo religioso tiende a que el hombre se adapte a él, sin pretender obligarlo a que así proceda. Pero en esta primera etapa el “peronismo” no puede dejar de seguir las tendencias generales de la civilización que el país ha asimilado, idealizando el trabajo como aspecto esencial de la acción, de una acción que, por cierto, nada tiene que ver con el aspecto llamado cristiano del problema social. No es fácil salir de las ideas adquiridas y habrá de costarle un esfuerzo continuado al país para lograrlo, hasta el punto de encontrarse casi desprendido de las tendencias mecanicistas, del predominio de los hechos materiales, del absolutismo estatal, que constituyen la esencia de la civilización a que fue unido poco menos que forzadamente, aunque sin destruir nunca del todo los núcleos de resistencia, más vitales en el interior del país  que en los grandes ciudades. Cabe la fe en que se logrará el triunfo de los fines buscados, porque son verdaderos y porque hasta el espectáculo de la Europa en crisis contribuirá a ello. La endeblez de las expresiones argentinas es un fenómeno que comienza a llamar la atención de los mejor dotados, para quienes no es un secreto que una exposición nacional de pintura, por ejemplo, no pasa de ser la exposición concreta de una dispersión mental y espiritual alarmante. No se puede hablar de una literatura argentina, aunque si de literatos argentinos. Estas típicas señales de decadencia angustian al observador que advierte la urgencia de incidir sobre la  escuela argentina, cuya base, carente de todo sentido religioso – cosa que no se puede enseñar – procurando así espiritualizarla – denuncia u divorcio de toda manifestación concreta  de cultura, porque, y lo repetimos con OSWALD SPENGLER: “LA ESENCIA DE TODA CULTURA ES RELIGIÓN: POR CONSIGUIENTE, LA ESENCIA DE TODA CIVILIZACUÓN ES IRRELIGIÓN”.                        
Miremos como una enorme esperanza, por consiguiente, que un hombre de gobierno, en Argentina, el general PERÓN, haya dicho palabras salvadoras, como las siguientes:
“La riqueza espiritual que, con la cruz y la espada, España nos legó – esta cruz y esta espada tan vilipendiadas por nuestros enemigos y tan encarnecida por los que con su falsa advocación medraron – fue marchitándose hasta convertirse en informe montón irreconocible hecho presa después del fuego de los odios y de las envidas que habían concitado con su legendario esplendor. Pero antes de convertirse  definitivamente en cenizas, las pavesas del incendio aún nos bastarán para que en nuestras manos se convierta en antorchas que, remozando el “alma mater” de la universidad argentina, traspase las fronteras, despierte la vacilante fe de los tibios y semidormidos pueblos que aún creen más en las taumaturgias del oro que en los veneros  que encierran el espíritu y la voluntad del trabajar y ennoblecerse y tenga aún fuerzas suficientes para llegar al corazón de Castilla y decir con acento criollo y fe cristiana: “¡ España, Madre Nuestra, Hija eterna de la inmortal Roma, heredera dilecta de Atenas la grácil y de Esparta la fuerte, somos Tus Hijos de claro nombre; somos argentinos, de la tierra con tintineos de plata, que poseemos tu corazón de oro! ¡Cómo bien nacidos hijos salidos de su seno te veneramos, te recordamos y vives con nosotros! Precisamente porque somos hijos tuyos, sabemos que nosotros somos nosotros. Por esto, sobre lo mucho que tú nos legaste, hemos puesto nuestra voluntad de seguir hacia arriba hasta escalar nuevas cumbres y conquistar nuevos laureles que se sumen a las viejas arcas que guardan los restos de la cultura que esparciste por el mundo a la sombra de banderas flameantes defendidas por espadas invencibles. Tus filósofos, poetas, y artistas, y tus juristas, místicos y teólogos, cuando vieron que las antorchas de la revolución espiritual y el vaho del materialismo hacían peligrar el tesoro secular que acumulaste, decidieron ponerlo a buen recaudo, que evitara su profanación”.
“Pasaron los siglos del olvido y las horas de ingratitud, NOSOTROS, los ARGENTINOS, tus hijos predilectos, hemos labrado en el frontispicio de nuestras universidades una leyenda de imperial resonancia, una leyenda de filial gratitud y de solar hogareño, una leyenda que dice: “¡NO SE PONDRÁ JAMAS EL SOL DE NUESTRA CULTURA HISPÁNICA!” 
En la noche de Navidad de 1949-2009. LAUS DEO. 
Cátedra de la Argentinidad: Doctor JOSE MARÍA ROSA (h) de Santa Fe de la Veracruz para toda la Argentina: numen del revisionismo histórico argentino. 
Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero Cordubensis nº 177 

El secreto mejor guardado


Che Guevara: REVELACIONES SORPRENDENTES!

Editó: Lic. Gabriel Pautasso
    
Algunos lo ven como un asesino fanático quien, en  nombre de convicciones muy cuestionables, mató a cientos de personas. Otros lo ven como un héroe glorioso, defensor de los débiles y de los oprimidos, un encanto romántico que hechiza a los jóvenes del mundo entero ocupando un lugar destacado en sus T-shirts.

Pero, ¿quién era realmente este sudamericano revolucionario que llegó al poder en Cuba y murió en una tierra extranjera, objeto, antes y después de su muerte, de un amor incondicional por parte de sus admiradores y de un gran desprecio de sus enemigos?

Después de sólo cuarenta años de la muerte del Che, las agencias de inteligencia de los dos bloques anteriores han abierto sus archivos para revelar la verdadera identidad del mito de la revolución cubana. Los documentos descubiertos recientemente nos dejan penetrar profundamente en la personalidad y la obra de Ernesto llamado "Che" Guevara. Se trata del descubrimiento de su pertenencia al pueblo judío y de su compromiso durante los pocos años que le quedaban por vivir, a su pueblo y a su tierra.

Fue en 1964 cuando su madre, Celia, sintiendo próxima su muerte y atormentada por los remordimientos (murió en mayo de 1965), reveló a su hijo la historia tanto tiempo escondida de su familia. Celia nació en 1908 en Buenos Aires, en una familia judía sionista practicante, descendiente de la inmigración rusa. La llaman así en recuerdo de su tía Celia asesinada durante un pogrom. Hasta la edad de 18 años Celia Sharon creció en el ambiente cerrado del barrio judío de la capital argentina, recibiendo una educación muy respetuosa de las tradiciones. A esa edad dejó a su familia para casarse con un católico argentino, el doctor Ernesto Guevara Lynch, renunciando para siempre a su judaismo e incluso a su apellido Sharon. Un año más tarde dio a luz a Ernesto.

La educación que recibieron el Che y sus hermanos y hermanas no podía hacer ni remotamente imaginar la idea de tener raíces judías. Celia oculta hábil y tenazmente sus orígenes, sin decir una palabra ni a su propio marido. Sin embargo, poco antes de su muerte decidió hablar con su hijo Ernesto. Este se enteró con asombro que era judío según la Torá, ya que su madre era judía, y también que en el viejo continente tenía primos hermanos. Primos judíos como él! Celia sabía que su hermano Samuel, 18 años mayor que ella, un ferviente sionista, había salido de Rusia y emigrado a Israel (conocida en ese entonces con el nombre de Palestina).

Las confidencias de su madre trastornaron completamente el espíritu del Che, quien hasta ese momento no se había interesado nunca ni a la cultura hebrea ni a Israel. Comienza entonces a estudiar con empeño todos los textos sagrados, todos los libros relacionados con el judaísmo. Se lanzó en cuerpo y alma a toda la documentación que logró obtener.

En los años 60 el Che sintió una intensa necesidad de adquirir los elementos más fuertes a fin de ligarse físicamente a la tierra de sus antepasados. Fue a Egipto, a la República Árabe Unida, donde pasó una semana hasta 24 de febrero. El 1° de marzo reapareció en el Valle del Nilo, haciendo durar dos últimas semanas su estadía en Egipto. Sí, pero ¿dónde exactamente? Dónde Ernesto Che Guevara, Ministro cubano y presidente del Banco Nacional de Cuba estuvo exactamente la semana intermedia entre el 24 de febrero y el 1 de marzo?

Es solamente hace poco tiempo, en 2007, que la CIA reveló el contenido ultra secreto de algunos archivos referentes al famoso revolucionario, donde aparece lo siguiente: el 24 de febrero Guevara salió de Egipto y se embarcó hacia Chipre, de donde llegó a Israel. Esta fue la primera vez en su vida que pisaba la tierra de sus antepasados. Llegó de incógnito con el único propósito de encontrar y establecer relaciones personales y políticas con la familia de su tío Samuel. Descubrió la existencia de un primo hermano de su misma edad. No perdió tiempo e inmediatamente fue a Tel Aviv para encontrar al misterioso primo: se trataba del general Ariel Sharon, comandante de la Primera División Blindada del ejército!

No hace mucho tiempo el periódico israelí Maariv publicó un reportage afirmando que el argentino Ernesto Che Guevara y el ex primer ministro israelí Sharon eran primos y que se reunían en secreto con mucha frecuencia. Celia de la Serna era "de hecho, una rusa judía que había huido de los pogroms. Su apellido era Sheinerman, hermana menor de Shmuel Sheinerman, el padre de Ariel Sharon, quien emigró a Palestina a principios del siglo XX". No fue sino hasta 1965, poco antes de su muerte, que Celia explicó al Che su estrecho lazo familiar con  Ariel Sharon. El Che fue a Israel con una identidad falsa. Tomó contacto con su famoso pariente y se inscribió en un instituto de altos estudios rabínicos.

Sorprendente, verdad?

Saludos

-- ANTONIO RODRIGUEZ


DIARIO PAMPERO CORDUBENSIS
1º DE NOVIEMBRE DE 2012, EN CÓRDOBA DE LA NUEVA ANDALUCÍA. FIESTA DE TODOS LOS SANTOS, SOPLA EL PAMPERO. ¡VIVA LA PATRIA! Gspp*

*LA FISONOMÍA y LA VIDA DEL BUENOS AIRES COLONIAL*

Vivían los pacíficos vecinos en amplias casas bajas, de tejados salientes, de rejas voladizas y de anchos y macizos portales. Allí la existencia corría mansamente…

Editó: Lic. Gabriel Pautasso


*CARLOS PERFECTO IBARGUREN  nació el 18 de abril de 1877 en la ciudad de SALTA. Sus padres fueron FEDERICO IBARGUREN y MARGARITA URIBURU. Tuvo cinco hermanos: FEDERICO, ANTONINO, JORGE, ROSA y MARGARITA.
LOS IBARGUREN vinieron de ESPAÑA con la corriente conquistadora y colonizadora del PERÚ y se casaron en AMÉRICA con hijas y nietas encomenderos.
Allí, en SALTA, se quedaron los IBARGUREN. En las primeras décadas del siglo XIX encontramos a ANTONINO DE IBARGUREN, nieto de DON MIGUEL y de DOÑA LUISA, establecido en su gran finca PUERTA DE SECLANTÁS, PRÓXIMA DE CACHI, en el departamento de MOLINOS. Don ANTONINO y de Doña ELENA DÍAZ NIÑO fueron los padres de FEDERICO Y ABUELOS, por consiguiente, de nuestro autor.

Dijo sobre esto CARLOS IBARGUREN: “MI  LINAJE, con un arraigo de más de TRES SIGLOS en la tierra que había conquistado y donde reposan sus muertos, mantuvo a través de las generaciones el amor a ese suelo, del que no se alejó, fecundándolo con su trabajo y rindiendo culto a las virtudes señoriales”…” LOS IBARGUREN, a diferencia de los URIBURU, nunca habían intervenido en actividades políticas, ni en sus luchas; estuvieron consagrados a los labores rurales lejos del bullicio urbano. FALLECIÓ EN BUENOS AIRES el 3 de abril de 1956.


*Era apacible y religiosa la fisonomía de BUENOS AIRES colonial. Devotos tenderos y graves funcionarios cumplían fervorosamente los preceptos de la Iglesia, procurando salvar así del infierno a sus almas codiciosas y pecadoras. En los negocios terrenales acudían al rey quien, aunque poco accesible, agraciaba al cabo de largas suplicatorias y dilatados trámites. A veces estallaba un conflicto de oidores y de capitulares: la preferente colocación de los sitiales en las ceremonias; la disputa desarrollábase a través de inacabables oficios contradictorios. Los celos, las ambiciones, la vanidad ardían entonces en el alma de los contrincantes. El voluminoso iba a ESPAÑA, y una real orden apaciguaba, años después, a los pleitistas. Un aumento en la tasa de las alcabalas o de cualquier otro impuesto provocaba murmuraciones contra  el odioso arbitrio y algún contribuyente  exaltado animábase, durante la noche, a pegar cautelosamente en las esquinas letrero…*

*Vivían los pacíficos vecinos en amplias casas bajas, de tejados salientes, de rejas voladizas y de anchos y macizos portales. Allí la existencia corría mansamente. La mujer, hacendosa y rezadora, era abnegaba sierva del marido, vivía consagrada al hogar y a la piedad, cosía las ropas de los hijos y de los criados, las albas y las sobrepellices para los clérigos, bordaba manteles para los altares y primorosas labores ofrecidas a la santa imagen de su devoción. Cultivaba en el huerto claveles sevillanos, fragantes jazmines, albahacas y floripondios, cuya fragancia sahumada el fondo de las arcas y de los armarios; ella dirigida la industria doméstica: preparaba el sebo y el pabilo para las antorchas, y el mechero para los candiles, vigilaba celosamente los acopios de provisiones en las alacenas y aderezaba suculentas viandas para celebrar la Navidad, la Pascua y las felices aniversarios familiares.
La numerosa servidumbre integrada a la familia: esclavos, negros bozales, pardos ladinos, mulatas donosas y locuaces criadas por “su merced” desparramábanse en el interior ocupándose en las faenas del servicio.
Y vida deslizábase con implacable monotonía. A la noche la tertulia: los concurrentes llegaban después de cenar, y se anunciaban desde lejos; rumor de voces, ruido de pasos resonaban en la oscura calle, y las linternas aproximábanse oscilantes para ser apagadas por los esclavos frente al portal. En el estrado de la sala, bajo la luz del quinqué, el parlero corrillo de damas comentaba los chismes del día, y los señores sentados en torno de la mesa jugaban con naipes una partida de “revesino”, mientras la mulatillo servía con el mate de plata y la garrafa de sorbete enfriada en el pozo. De improviso oíase desde afuera un campanilleo que tintineaba frente a las ventanas; era el viático que pasaba; las conversaciones enmudecían y los tertulianos arrodillándose murmuraban la plegaria de los agonizantes. Cierta vez el Virrey LORETO paseaba por la ciudad y encontró a un sacerdote portador del viático; descendió de su carroza, hizo subir en ella al ministro de Dios y ordenó que su guardia lo escoltara.
La adormecida villa alborotábase en algunas ocasiones: las solemnes ceremonias eclesiásticas, la muerte del monarca y la jura al nuevo rey. Con motivo de esta última, el vecindario celebraba gran fiesta, expresiva del regocijo público: guarnecíanse las calles para el paseo del Real Estandarte, pendían de rejas y balcones gualdos tapices adamascados, cenefas rojas, mantones recamados de China y caladas mantillas de Valencia. Luminarias en la Plaza Mayor, sarao fastuoso en casa del Alferez Real, como aquel que con tanta pompa ofreciera al vecindario DON AGUSTÍN CASIMIRO de AGUIRRE CUANDO LA JURA DE CARLOS IV, juegos de cañas y de sortija, lidias de toros, desfile de carros alegóricos. Terminados los festejos y apagados sus rumores, volvía la monótona calma y se sucedían de nuevo los días lentos y las noches silenciosos.
Tal era el ambiente de Buenos Aires, cuando al empezar el llamado “Siglo de las Luces”, al año 1800, el Coronel DON FRANCISCO ANTONIO CABELLO y MESA, “abogado de los Reales Consejos y primer Escritor del Reyno del Perú”, como él se designaba, solicitó al Virrey MARQUÉS de AVILÉS el permiso para constituir en BUENOS AIRES una SOCIEDAD PATRIÓTICA y LITERARIA y publicar un periódico que llevaría por título TELÉGRAFO MERCANTIL, RURAL, POLÍTICO, ECONÓMICO e HISTORIÓGRAFO del RÍO DE LA PLATA.
En el reinado de CARLOS III y bajo la influencia de JOVELLANOS, de CAMPOMANES el afrancesado, de JOSÉ MOÑINO Conde de Floridablanca y de otros innovadores, se abrió en ESPAÑA el cauce para las corrientes filosóficas y literarias vertidas desde FRANCIA. El  ILUMINISMO devoto de la ciencia, impregnado de espíritu humanista y crítico, y el gran movimiento racionalista, intelectual, de los enciclopedistas, determinaron el empuje LIBERAL, de los ENCICLOPEDISTAS que remató más tarde en la revolución francesa. En tiempos de aquel monarca se propagó por toda ESPAÑA una suerte de ACADEMIAS PÚBLICAS denominadas SOCIEDADES PATRIÓTICAS, destinadas a exaltar la sabiduría en las ciencias y en las letras. Tales entidades, que agrupaban a los que se llamaban eruditos, pulularon tanto en el suelo español a fines a fines del siglo XVIII que se decía que no “no hay provincia, ciudad, villa y lugar grande en que no estén establecidas”; ellas irradiaron gérmenes que atravesaron el mar y dieron nacimiento en MÉXICO al núcleo cultural titulado FILÓSOFOS MEXICANOS que publicó los primeros periódicos en las colonias hispanoamericanos: La Gaceta, El Diario Civil, y la revista Historia Natural.  
DON FRANCISCO ANTONIO CABELLO y MESA, natural de Extremadura, abogado y militar, era un espíritu inquietud, emprendedor y aventurero. Su vida azarosa fue una sucesión de lances, y terminó trágicamente en el patíbulo, condenado en ESPAÑA por revolucionario a raíz de la primera restauración de FERNANDO VII. El año 1800 vino a Buenos Aires procedente del PERÚ; allí había caído en sus manos un número de El Diario Civil de MÉJICO y su lectura “inflamó mi corazón – dice -, quise escribir también y sin mirar lo arriesgado de lo arriesgado de la empresa vió Lima nacer y prosperar otros tres que contribuyeron mucho al lustre y esplendor con que hoy se la admira”. Esos tres periódicos fueron: El diario curioso, erudito, económico y comercial, El semanario crítico y El mercurio peruano. Además, CABELLO se jacta de haber fundado la sociedad patriótica-literaria limeña Amantes del país.
“Yo fui el primero – escribe CABELLO con ufanía – que franqueó a aquellos eruditos del RIMAC el escabroso pero plausible camino de hacer públicas y útiles sus tareas literarias; y soy también el primero dichoso instrumento y móvil que haya impulsado en Buenos Aires sus Argentinos Superiores Genios. Por éstos influido, y de un Superior Numen inspirado, intento, si es posible, reducir a Política, un Sistema completo…Parece que sólo una Sociedad de Literatos prácticos en las Bellas Artes y en todas materias instruidos podrá satisfacer cabalmente a este tan digno e importante objeto. Es verdad. A esa empresa tan alta no llega mi talento, y el único merecimiento a que aspiro es ser el primero que emprendió tratarla aquí por un método nuevo, científico, claro y ventajoso”.
CABELLO expresa vanidosamente que: “sin mi arbitrio hubieran quedado sepultados para siempre en el olvido las producciones de la Sociedad Amantes del País (de LIMA) como ello lo confiesa en el Mercurio Peruano, tomo 1, nº 7, 52”; y agrega que en tomo I nº 34 fol. 308 de ese periódico limeño anunció la obra que realizaría en Buenos Aires, en estos términos: “Tal vez antes del año 1800 Buenos Aires y Chile darán a luz respectivamente un Diario, un Mercurio, o una Gazeta. La posteridad se admirará de nuestra predicción; pero mucho más cuando la vea realizada”.
A pesar de esas afirmaciones, el nombre de CABELLO no es mencionado en la excelente obra Vida Intelectual del Virreynato del Perú, de FELIPE BARREDA y LAOS, entre los fundadores de la SOCIEDAD AMANTES del PAÍS y de su órgano, el periódico MERCURIO PERUANO, cuyo editor fue JACINTO CALERO.  La constitución de la Sociedad Amantes del País, aprobado por el Virrey GIL DE TABOADA fue redactada por UNANUE, BAQUIJANO, CALERO y EGAÑA. Probablemente el jactancioso CABELLO exageró en Buenos Aires al establecer la Sociedad Patriótica y Literaria y el Telégrafo Mercantil su participación en las fundaciones culturales limeñas. Pero es evidente que el dinámico periodista cooperó en el establecimiento de esas entidades de esas esas entidades peruanas y colaboró en El Mercurio. Allí, diez años antes de actuar en Buenos Aires, CABELLO recibió la influencia intelectual de Don JOSÉ BAQUIJANO y de Don HIPÓLITO UNANUE, a quienes recuerda algunas veces en el Telégrafo Mercantil. BAQUIJANO  estaba imbuido de las ideas y de las obras de los ENCICLOPEDISTAS y, como dice BARREDA LAOS, poseía en su biblioteca en la que abundaban libros prohibidos; burlando la vigilancia del Virrey CROIX las obras de VOLTAIRE, de ROUSSEAU, de MONTESQUIEU, DE FONTANELLE, DE BAYLE, etc., llegaron a manos de los redactores del Mercurio.  
La corriente revolucionaria francesa en las ideas, y el movimiento reformador, en el orden científico y filosófico, de fines del siglo XVIII, tuvieron en el Perú por eficientes propagandistas a BAQUIJANO y a UNANUE, y éstos ejercieron evidente influjo en Don ANTONIO CABELLO y MESA, quien vino a Buenos Aires trayendo los gérmenes liberales y innovadores.  
También en el Río de la Plata se leían en la última década del siglo XVIII, libros de los enciclopedistas franceses. En el inventario, hecho en 15 de Noviembre de 1790, de la biblioteca de Don FRANCISCO DE ORTEGA figuran quatro tomos en octavo en francés de Munsieur de Monte9squieu (Montesquieu). Un tomo en octavo de “Cartas Un tomo en octavo de “Cartas Persas”, en francés. Quatro tomos en octavo de BOLTER (VOLTAIRE). Onza tomos en quarto en francés “Historia Natural” de Mr. BUFFON (BUFFON). Quatro en obtabo de Mr. Marmouter (Marmontel). Dos tomos “Derecho de la Naturaleza”, en francés. Onze tomos en octavo, obras de Fontenneli  (FONTENELLE), Veinte y ocho de a folio la “ENCICLOPEDIA”,  etc. La lectura de esas obras que contribuyeron la portada filosófica de la revolución francesa, conocida y comprendida aquí por un grupo reducido de hombres cultos, preparó el espíritu de éstos para acoger con vivas simpatías el propósito que trajo del PERÚ a BUENOS AIRES EL CORONEL Y ABOGADO DON ANTONIO CABELLO Y MESA.  


CANCIÓN PATRIÓTICA

Coro

*¡VIVA COMPATRIOTAS  NUESTRO PATRIO SUELO, Y  LA HEROYCA  JUNTA DE NUESTRO  GOBIERNO!      
DIARIO PAMPERO Cordubensis Nº 477
INSTITUTO EREMITA URBANUS
A DOS DE NOVIEMBRE DEL AÑO DEL SEÑOR DE 2012
Córdoba de la Nueva Andalucía. CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS. Soplo el Pampero ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA libre, justa y soberana! Gspp*

martes, noviembre 06, 2012

Inglaterra en la caída de Perón y el caos subversivo


"Uno de los factores poco conocidos de la caída de Perón es la industrialización creciente del país. Esto significó un perjuicio considerable para los tejidos y cueros británicos, cuya exportación a la Argentina disminuía rápidamente. La desconfianza británica se transformó en hostilidad cuando comprendió que Perón se preparaba a explotar las enormes reservas petrolíferas del subsuelo argentino". "Journal du France". Octubre de 1955

Editó: Lic. Gabriel Pautasso

Inglaterra y la caída de Perón

En 1964 Perón escribió sobre el tema que nos ocupa: "El imperio británico celebró mi caída como una victoria típicamente inglesa. Ante una Cámara de los Comunes delirante de entusiasmo”, así Sir Winston Churchill desencadenó todos los fuegos de artificio de su pirotecnia verbal. Señaló que mi derrota era para el Imperio, un hecho tan importante como la Segunda Guerra Mundial y que no se me daría tregua ni cuartel, hasta el final de mis días".

La sentencia de Churchill se cumplió, Perón no tuvo ni tregua ni cuartel hasta el día de su muerte y después de ella.

¿Qué había hecho el Gran Conductor Argentino para que Churchill lo considerase un enemigo de tales dimensiones? Algo muy simple: declarar y hacer efectiva la Independencia Económica del país, que fue solemnemente jurada por todo el gobierno, en Tucumán, el 9 de Julio de 1947.. La puesta en marcha de esa Independencia Económica, era revertir y recuperar para los argentinos, los tres millones de kilómetros cuadrados de la geografía que nos quedaba.

La Argentina primaria del pasto y de la vaca inglesa fue reemplazada por la Nueva Argentina industrial, tecnológica y científica.

La Argentina de Perón, consolidada jurídicamente en la Constitución Nacional de 1949, era la puesta en marcha del ideal de los próceres precursores de Mayo de 1810. Era la revancha contra el brutal colonialismo que nos había impuesto Gran Bretaña, durante un siglo y medio.

Ferns, el célebre historiador inglés contemporáneo, señala en el Tomo I de su obra dedicada a la Argentina que antes del acceso de Perón al poder, la Argentina "absorvió entre el 40 y el 50% de todas las inversiones fuera del Reino Unido". (pag. 397)

Estas cifras son más que indicativas de los intereses que la obra del peronismo había lesionado. Si tenemos en cuenta que durante el decenio 1946/55, Inglaterra tuvo que resignar ante Ghandi su presencia en la India y que Mohamed Mossadegh había puesto fin a los intereses ingleses en el petróleo de Irán, comprenderemos la gravitación que nuestro país tenía en 1955 en el derrumbe del Imperio Anglicano.

El reconocimiento que los Estados Unidos hicieron al poder de Perón y de la Argentina Justicialista fue lo último que pudo soportar la metrópoli londinense de su ex colonia.

El acuerdo Perón-Eisenhower con respecto a la explotación petrolera a través de la "California Argentina" iba a alejar por siempre de estas tierras a la Gran Bretaña y a las otras potencias europeas asociadas.

Fue entonces cuando Inglaterra se lanzó a la reconquista de la Argentina.

Utilizó para tal fin dos fuerzas tradicionales y muy eficaces: sus diplomáticos y sus agentes diplomáticos. Con respecto a ellos dice Ferns: "Si el arte de la diplomacia consiste en inducir a otros a tomar decisiones que uno desea que ellos tomen, los agentes británicos en la Argentina practicaron ese arte con grandes resultados. Los agentes diplomáticos británicos piden moderación a los actores cuando éstos manifiestan sus feroces inclinaciones contra el Imperio, les hacen zancadillas cuando avanzan demasiado o bien dan un empellón a otros en la dirección que les parece conveniente".(T. I pags. 296-299)

El General Perón desde su exilio escribía a Scalabrini Ortíz: "Usted es uno de los intelectuales argentinos que siempre vio claramente el enemigo real".

Y su recordado y poco difundido trabajo sobre los episodios de 1955 decía: "Quizá un error de nuestra parte fue no haber considerado siempre a nuestro gobierno como una etapa de la lucha secular contra Inglaterra que se inicia con las invasiones inglesas".

Inglaterra y la subversión

En los años que siguieron a 1955, la diplomacia británica no pudo demoler la colosal estructura levantada por Perón.

La Argentina industrial, tecnológica, científica y cultural y social, seguía en pie a pesar de todos los embates y de las más bárbaras políticas que se lanzaban contra ella.

Los textos ingleses de la época no ocultan su preocupación por el problema. La cuestión se hace acuciante hacia 1972, cuando el General Perón confirma solemnemente su voluntad de regresar a la Patria.

Entonces aparece el segundo tomo de la obra del historiador británico Ferns sobre la Argentina. Allí leemos lo siguiente: "Como no sea mediante una guerra civil devastadora, resulta difícil imaginar cómo puede deshacerse la revolución efectuada por Perón". (pag. 247)

Y la guerra civil devastadora para nuestra Patria programada y bien pensada por los estrategas ingleses "para deshacer la revolución efectuada por Perón", llegó a nuestras playas. No vino solamente con palabras, vino con armas procedentes de Inglaterra.

Recuerdo el día 18 de abril de 1974: Un diplomático británico de nombre Micke Jhon Bishop fue detenido en el momento de introducir al país un contrabando de armas.
El diario " La Nación " inicia la reseña del gran escándalo, en estos términos: " La Justicia Federal en lo Criminal y Correccional investiga lo relacionado con el secuestro, efectuado el 10 del actual por personal de Prefectura Naval Argentina, de varios bultos que contenían 17.500 proyectiles calibre 9 mm ., munición de guerra, acondicionados en cajas utilizables para pistola, fusil y ametralladora, que fueron desembarcados del rompehielos de la marina británica Endurance".

Y tras dar detalles asombrosos sobre esta invasión virtual en el propio Puerto de Buenos Aires, la crónica da cuenta de la inmediata libertad del diplomático involucrado, a la vez que señala, como trascendido, que Gran Bretaña había dado al Poder Ejecutivo las explicaciones del caso: "Lamentando no haber cumplido con los trámites que hubiera debido realizar en el caso ante nuestra Cancillería".

Nunca se hicieron públicas las explicaciones que había dado Gran Bretaña. Jamás se conoció la actitud del Ministro de Relaciones Exteriores de aquel entonces. Dejo el tema para los historiadores revisionistas que quieran ocuparse de los años que van de 1973 a 1976.

Al descubrimiento de ese contrabando inglés de armas siguieron otros dos, de los que sólo informó el diario "Mayoría"; uno interceptado en otro buque inglés y el tercero en una aeronave de la British Caledonian. Si los contrabandos de armas descubiertos fueron tres, ¿cuántos fueron los que no se detectaron? Nuca lo sabremos, pero sí todos recordamos que "la guerra civil devastadora" lanzada anónimamente contra el tercer gobierno del General Perón, tenía entonces cuatro frentes bien definidos:

El terrorismo bélico con el crimen planificado

El terrorismo periodístico con la tergiversación organizada

El terrorismo político con la traición reiterada

El terrorismo económico con el desabastecimiento, los vaciamientos de empresas y el sabotaje a la producción.

Todas estas eran las formas de la "guerra civil devastadora", declarada en secreto por los ingleses contra Perón. El objetivo era muy claro: destruir la industria argentina, destruir la tecnología argentina y destruir la ciencia y la inteligencia argentinas, aniquilando a la Universidad que la produce.

Por estos medios, coherentes y contestes de Gran Bretaña para el Río de la Plata , se buscó reinstalar a la Argentina en el sistema colonial de la división internacional del trabajo.

Exportadores de cerebros talentosos (2.500.000 argentinos emigraron en busca de trabajo entre 1976 y 1980) e importadores de los laosianos y vietnamitas (ahora también los coreanos en verdaderas oleadas) que trajo el ministro Harguindeguy para cumplir el "gobernar es poblar", de Alberdi.

La Argentina colonial ha sustituido pues, a la Argentina Independiente de Perón.

Inglaterra y la caída de Isabel

La guerra de las Malvinas enriqueció al país en martirio y heroísmo. En valor sin par. En abnegación y en coraje. Pero también enriqueció al país con documentos decisivos para explicar nuestra tragedia y nuestra frustración permanente.

De ello es altamente significativo el informe de Lord Franks preparado para el Parlamento Británico por el Consejo de la Corona y publicado en enero de 1983. El informe de Lord Franks trae una sinopsis de la inteligencia británica sobre la Argentina que arranca del año 1965.

Refiriéndose a las relaciones con el Gobierno Peronista este importantísimo documento dice textualmente: "Enero 22, 1976: Los comandantes argentinos son contrarios a aprobar cualquier medida militar susceptible de facilitar el mantenimiento en el poder del régimen de la Señora de Perón. Si bien es posible que se establezca una corta tregua, es previsible la toma de nuevas medidas (por parte del Gobierno Peronista) contra los intereses británicos bajo la forma de un aumento de presión hostil, tanto política como económica".

El documento está reproducido en el diario " La Nación " en su edición del día 2 de abril de 1983, página 9. Como es de ver, los británicos preanunciaban las caída del Gobierno Constitucional con dos meses de anticipación.


"Debe ser muy grande el placer que proporciona el gobernar, puesto que son tantos los que aspiran a hacerlo". Voltaire.




DIARIO PAMPERO Cordubensis
INSTITUTO EREMITA URBANUS
Córdoba de la Nueva Andalucía, 8 de julio del Año del Señor de 2009. SANTA ISABEL DE PORTUGAL. Reina y Viuda. Sopla el Pampero. ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! gspp.
APORTE DEL SEÑOR DON RODOLFO JORGE BRIEBA para Diario Pampero Cordubensis. Julio 2009. *

DÍA DE LA TRADICIÓN


El Día de la Tradición se celebra el 10 de noviembre, día que nació el escritor José Hernández, defensor del arquetípico gaucho y autor del inmortal “Martín Fierro”, obra cumbre de la literatura gauchesca; fecha establecida por ley promulgada el 18 de agosto de 1939 por la honorable legislatura de la provincia de Buenos Aires.

Editó: Lic. Gabriel Pautasso


Su origen se remonta el 28 de Marzo de 1928 cuando se funda la Agrupación llamada BASES, en homenaje al Dr. Juan Bautista Alberdi, “con la intención de contribución al enriquecimiento del intelecto para sobreponerse al materialismo de la época”.
Es ésta, quien el 6 de Junio de 1938 presidida por el Sr. Aurelio Amoedo, quien presenta ante el Honorable Senado de la Nación la nota correspondiente pidiendo que se declare el 10 de Noviembre como “Día de la Tradición”. Tomando este día por el natalicio de José Hernández. La aprobación ante la Cámara de Senadores y Diputados fue unánime, declarada bajo la ley Nº 4756 / 39.
La referida ley se originó en el Honorable Senado y fueron sus autores D. Edgardo J. Míguenz y D. Atilio Roncoroni.
Por esta razón es que en el año 1975 se promulga la ley Nº 21154, quien pone en vigencia a nivel Nacional, nuestro "Día de la Tradición"; declarándose también por razones obvias, a la Ciudad de San Martín como “Ciudad de la Tradición”, considerándola como la cuna de la tradición.


"...los pueblos que olvidan sus tradiciones pierden la conciencia de sus destinos
y aquellos que se apoyan en sus tumbas gloriosas mejor ven el porvenir..."
Nicolás Avellaneda

“La palabra latina traditio significa entrega, donación gozosa, de algo valioso. Es como una antorcha que se pasa de generación en generación a través de los siglos, suscitando siempre nuevos emprendimientos. De ahí el grave error de quienes piensan que amar la tradición significa instalarse en un pasado imperturbable. Como si tradición fuese sinónimo de pasividad, y el amante de la tradición alguien carente de iniciativa. Se olvida que en este juego de entrega y recepción, el que recibe es el sujeto activo, a diferencia del que entrega, que es más bien pasivo. El que recibe suele mejorar lo entregado, adaptándolo a los nuevos tiempos. En ello consiste el verdadero progreso. Por lo demás, el auténtico tradicionalista no acepta el pasado por el mero hecho de ser pasado, sino en cuanto tiene de acierto. Por eso no trepida en rechazar lo que en ese pasado pudiera haber de anacrónico o de falso. Según puede verse, la tradición es lo opuesto al inmovilismo así como a la vana pretensión de recomenzar todo de la nada. Separarse de ella equivaldría al suicidio social”.

Fragmento del Prólogo del Rvdo. P. Alfredo Sáenz S. J. a Las murallas de la ciudad: Temas del pensamiento tradicional hispano,
del profesor Miguel Ayuso (Buenos Aires: Nueva Hispanidad, 2001).


CANTO HERNANDIANO
(Fragmento)
(Homenaje a José Hernández en el día de la tradición)
Antonio Cruz


I
En este mundo moderno
que no respeta la historia
y mengua la justa gloria
del criollo gaucho argentino,
sólo nos queda el camino
de no perder la memoria.
II
Como dice el Martín Fierro
el gaucho vive penando;
tan sólo de vez en cuando
tiene el pobre una alegría,
por eso quiero este día
honrar su gesta cantando. 
III
Ni mandinga con su fuerza
ha de lograr aplacarme,
yo habré de saber jugarme
con mi razón más sentida
¡Teniendo un soplo de vida
no hay lazo que pueda atarme!
IV
Por cerros, valles, llanuras,
hei de llevar este canto
y la semilla que planto
dará frutos verdaderos.
¡Soy porfiao como el hornero
ya han de saber lo que aguanto!
V
Nuestro glorioso pasado
guarda muchas enseñanzas
y yo tengo la esperanza
de que en cada corazón
reviva la tradición
hecha canto y añoranza
VI
Recuperemos la patria,
defendamos nuestra esencia.
No destruyamos la herencia
ni los honrosos blasones,
si mueren las tradiciones
quedaremos sin querencia
VII
Con estas coplas sentidas
que levanto emocionado
con el orgullo sagrado
de mi argentino sentir
sólo quiero revivir
un tiempo que fue olvidado.


TRADICIÓN:

ALMA DE LA PATRIA


Noviembre comprende un día consagrado a algo aparentemente abstracto, pero hijo y engendrador de concretos. Es la jornada del 10, dedicada a exaltar la Tradición Argentina. Una fecha que tiene su por qué, desde luego, y que importa mucho, como veremos, y una especial celebración sobre cuya significación y trascendencia entendemos del caso decir algo. Mas, cuando no faltan los que no alcanzan a valorarla como es debido y como interesa a lo esencialmente argentino, y cuando se da -asimismo-, en algunos, una tendencia a acapararla faccionalmente, que puede relativizarla o, al menos, no ayuda a lo que el país más anhela; su consolidación en paz; que no excluya disparidades -desde luego- pero que se afiance en la consideración mutua, en el diálogo sincero, en anteponer lo nacional a todo cálculo sectorial o individual.

¿POR QUE EL 10?

La idea de que fuese el 10 de noviembre, el día de la Tradición, nació tan naturalmente como la de atribuir una jornada determinada a la valorización y "el culto" (por así decirlo) de lo que puede comprenderse como tradicional. Es decir: sintiéndose que era preciso dedicar una fecha específica a lo raigal del ser argentino, hallase ese día 10 como el lógico y no discutido; como es espontáneamente aceptado y el que todos habrían sugerido de ser particularmente consultados. Y así quedó instituido, y así especialmente destacado en la Provincia de Buenos Aires, en la que no sólo se lo aprecia como una jornada de exaltación "de lo nuestro" (como ocurre en todo el país) sino que se le ha conferido el carácter de feriado efectivo, para facilitar que en su curso -justamente- la celebración pueda traducirse en encuentros, reuniones y espectáculos donde lo tradicional brille y pueda ser aprovechado y gustado por la mayor cantidad de personas posible.
¿Por qué noviembre y por qué, el 10?...
Porque a ellos están asociados José Hernández y su obra cumbre, "la Biblia Gaucha", como ha sido calificada: "El Martín Fierro". O si se busca ser más preciso: porque el 10 de noviembre de 1834, nació Don José, y fue en un mes de noviembre -1872- cuando salió a circulación el primer ejemplar de ese libro que le daría fama y que pinta personajes y por el medio donde se produjo la crianza. Como hijo de padres, de razas; y como entidad influenciada por el suelo, el cielo, el clima, el entorno, las posibilidades ambientales.
Ahí, en todo eso, está la "traditio". Lo que se transmite; lo recibido en herencia o por influencia. Lo perdurado; porque a su vez ha de trasladarse a otros. Suma de prácticas, hábitos, costumbre, modismos, usos, gustos, expresiones; pero no acumulación, sino adición más o menos consciente y - sobre todo - admitida como legado y consecuencia. Es decir: valorada no menos que como concreciones, como haber espiritual.
Y esa "traditio" que tiene que trasmitirse, define y proyecta. Define, porque distingue al que la ha recibido. Y proyecta, porque lo hace perdurable en su fisonomía y carácter, y le comunica fuerza al que la ha asimilado.
Basta observar el mundo que nos rodea para registrar el hecho de que ambientes de la campaña bonaerense de la época, que lo mismo valen para otras comarcas pampeanas y de buena parte del Litoral, y que no parecieron extraños ni en Cuyo, las Sierras o aún, en el Norte mismo del país.


SIGNIFICACIÓN Y TRASCENDENCIA

¿Por qué un día especial para exaltar la Tradición?, cabe preguntarse. Vivirla y valorarla, corresponde todos los días. Pero siempre que una persona, un hecho, un ideal, una circunstancia, desea ser reconocida o se aprecia, mueve - también - a que se le consagre una fecha especial para afirmar pública y ostensiblemente esa consideración, en tal ocasión. Y así sabemos de un Día de la Raza, de un Día de la Madre, de un Día del Trabajador Telepostal y uno "de larga tradición", del Cartero.
¿Y se justifica que a la Tradición se la haya consagrado un Día?... Si el término encierra un contenido y dice de un valor con proyección, sí. ¡Y vaya si en esa palabra cabe significación trascendencia! ¡Tanta, que es frecuente que no resulte medida plenamente!; por lo que juzgamos oportuno ahondar un poco en esto.
Un Pueblo es continuidad, vida; cuna, presente y futuro. Y un Pueblo es ser, más que estar; lo que implica origen, formación, idiosincrasia, carácter, personalidad, fisonomía. Todo lo que diga de su existencia individualizable y distintiva y ayude a su afirmación como realidad autónoma. Cuanto reconozca que tuvo un punto de arranque y se fue forjando en sangre y tierra; por lo que fue creado y los Pueblos más evolucionados de la Tierra cuidan y valoran sus particulares Tradiciones. Y lo mismo acontece en las naciones individualistas que en las colectivizadas o las "intermedias". Y sucede igual en las Naciones con milenios de cultura, que muestran orgullosas su pasado de esplendor y procuran enlazarlo con su presente empeño en seguir mereciendo admiración; que en los países de corta existencia, nacidos ha poco, que o buscan en erigir en fuente tradicional aconteceres forzosamente inmediatos, o hallan en otros más lejanos e indirectos, puntos de apoyo para elaborar una tradición que les dé marco y sustancia.
Nadie ignora, así, que los ingleses hacen un culto de sus viejos uniformes; de la misma subsistencia de una Monarquía en las formas, pese a que se gobiernan con lo que realmente es una República, etc. Y que en Francia se cuidan los centenarios castillos como a tesoros de valor incalculable, y se conservan viejas festividades, y se sigue velando por la perduración de vestimentas regionales… O que en Italia, cada vez que se aspira dar un paso adelante, la exaltación de la antigua Roma y sus manifestaciones clásica viene a ser el punto de apoyo para intentar dar el salto; se llame Renacimiento, Resurgimiento o como se quiera. O que los Escandinavos se enorgullecen de su ayer y los nombren vikingos. O que en Rusia, donde todo pudo ser cambiado categóricamente, aunque se les diese otro destino… fueron respetados los viejos palacios imperiales y las catedrales ortodoxas, para terminarse aceptando la reaparición del Culto Ortodoxo, justamente, con sus complejas ceremonias embebidas de simbolismo y ritualizadas con elementos y aparatos seculares. O que en los Estados Unidos, donde todo "es nuevo", "moderno"… cowboy y pieles rojas, casonas coloniales y documentos de la hora independista, etc., sean exornados para tratar de dar un espíritu a esa técnica en marcha, demasiado material y desarraigada, que ha evidenciado una deshumanización que se procura superar inyectándole alguna forma de tradición coherente, que dé alma a lo que sólo exhibe cuerpo.
Y si nos asomamos al África que se emancipa, con todos los dolores y excesos de un proceso de ruptura con lo colonial; o nos introducimos en esa Asia que se moderniza sin renegar del pasado; o llegamos a Australia, la isla continente, con dos mundos que ahora se buscan: el de un ayer primaria que había quedado aislado, y una contemporaneidad introducida y pujante; o hasta nos adentramos a tierras polares, donde los esquimales evolucionan perezosa pero no ciegamente, etc.; también hallaremos que antiguas culturas y corrientes innovadoras pueden moverse a diverso ritmo y apuntar a objetivos diferentes en muchos aspectos, pero que no rechazan conexiones, valoran los precedentes y - en general - es sobre éstos y respetándolos, que quieren trabajar lo nuevo; sea esto, tímido paso o audaz cambio.
Es que la Tradición vincula, cohesiona, afirma, define y, sobre todo, asegura el respaldo espiritual e intelectual que toda empresa reclama para ser sólida, distinguida, considerada, perdurable.
Y es que la Tradición provee bases, fundamentos, símbolos, modos y hasta una mística y cultos; sin todo lo cual el hacer de hoy carecería de otro sentido que el de la realización por que sí. De donde ha de concluirse lo que por otra parte es sabido: que los Pueblos que quieran obrar para el mañana, lo trascendente; han de empezar por forjarlo de acuerdo con lo que diga de su ser, que es lo recibido; que es lo apoyado en las Tradiciones que lo peculiarizan.


SIN FACCIONES

Se puede comprender lo dicho y… puede que haya quienes no lo comprendan. Pero, comprendiéndolo, ha de evitarse - al exaltarse lo tradicional - toda pretensión especulativa con lo que sea o exprese Tradición. Porque en ella ha de verse un elemento cohesionante y no un campo de polémicas del ayer traídas al presente. Y gustar un "gato", recordar un dicho del "Viejo Vizcacha", tomar mate, usar poncho con orgullo, ser "gaucho" en el sentido noble que el gaucho sabía serlo, apreciar un producto de cerámica o una rastra, o tener presente - en hora de decisiones - la conducta de uno de aquellos que forjaron la Patria; han de ser vistos como apoyos para continuar un camino en el que sigamos siendo nosotros mismos, los argentinos, con los menores enconos y resquebrajamientos.
La tradición no es de nadie en particular, ni debiera ser elemento especulable. Si hay quienes la sienten más hondo y quizás más a la ligera, sea; eso no lo negativiza. Si se dan los que están convencidos de que ella va del brazo con una corriente dada, y otros que no lo ven así; poco importa. Pero lo que le interesa al país es que lo tradicional sirva para argentinizarnos espiritualmente; como si fuese el agua lustral que purifica para perfeccionar a cuantos reciben su bendición. Y esto interesa especialmente en el presente momento argentino, cuando todos los que anhelan que se forje un país Grande en el más amplio sentido del concepto, han de aprobar coincidencias, y en la ocasión en que todos los que aspiren a esa Grandeza Nacional honda y trascendente, tienen que comprender que en la Tradición no sólo hay recuerdos, de los que alegran y de los otros, sino - sobre todo - esencia, fuerza, dinámica. Está el Alma Patria. Esa Alma, viva y vibrante sin la que la Argentina -aunque creciese materialmente- no sería ella misma. Como nadie es cuando carece de personalidad. Como nadie es cuando sólo puede mostrar un cuerpo. Como nadie es cuando está falto de esencia, de carácter, de espíritu y cultura distintivos: de TRADICIONES.

REVISTA MENSAJE DÉC. ´80


JOSÉ HERNÁNDEZ
POR LA REIVINDICACIÓN DEL HOMBRE DE CAMPO



Nació en Buenos Aires, en 1834. Y en su nacimiento se dieron circunstancias significativas. Porque quiso el destino que en su sangre concurriesen federales y unitarios, y porque en los días en que vio la luz, Juan Manuel de Rosas era popularmente reclamado para ser llevado a las más altas responsabilidades y con las mayores atribuciones, en tanto en el Noroeste Argentino cundía la desunión y Jujuy, siguiendo los pasos de Salta y reeditando iniciativa tucumana, proclamaba deseos de "ser independiente".

TRAJINAR DE CAMPO Y CAMPAÑAS

Su padre, de ascendencia española, Hernández de apellido, era de ideas federales; pero su madre, descendiente de franceses e irlandeses, era unitaria. Se llamó Isabel y su apellido sabría de muchos exponentes a través del historial argentino: Pueyrredón.
A él, el recién nacido, le dieron el sencillo nombre de José. Y a poco de andar por este mundo, fue llevado a quintas y estancias, por lo que desde temprana edad convivió con la gente de campo, metiéndosele en el alma el lenguaje gaucho e imponiéndose de costumbres, problemas y trajines habituales en la campaña bonaerense y la inmensa pampa.
Ese vivir desentendido de la ciudad porteña, le mantuvo alejado de los hechos políticos y armados de su tiempo, durante sus primeros años mozos.
Pero en 1858, con veinticuatro años "a cuentas", se le sorprende ingresando en un hacer político que se expresa con armas. Y lo vemos con Urquiza y la Confederación Argentina, oponiéndose a su Provincia y tierra natal... porque en ésta el Unitarismo había vestido prendas de autonomía con el fin de no verla alistada dentro de lo que la Constitución del 53 propiciaba: una Nación "Republicana, Representativa y Federal".
Es así que José Hernández está en las batallas de Cepeda, como miliciano, y de Pavón, ya con otro carácter, puesto que a la sazón se estaba desempeñando como Secretario del Vicepresidente de la Confederación, el viejo General Juan Esteban Pedernera, que había servido a órdenes de San Martín y participado en toda su campaña libertadora.
Cuando la estrella de Urquiza se eclipsa y el Presidente Derqui ha de ceder paso al "mitrismo" que desde Buenos Aires se ha avenido teóricamente al Federalismo, pero "unitarizando" al país al someterlo a los intereses porteños y las especulaciones de la Gran Aldea con Inglaterra, sobre todo; Hernández no ceja en su particular enfoque confederal, se asienta en Corrientes, donde ocupa importantes cargos, y desde allí se le comprende aliado de cuanto don Justo José (ya retirado en su Palacio de San José) aprecia: como Peñaloza ("El Chacho), sobre cuya vida escribiría apasionadas páginas donde exalta la nobleza de ese jefe popular; o la resistencia a la guerra con el Paraguay, etc.
Estas posiciones hernandianas, atraerían las iras de Buenos Aires, ya erigida en cabeza directora del país, contra quien las sentía, aquel José que había nacido justamente dentro de jurisdicción porteña, pero que insistía en rechazar las pretensiones de sus coterráneos o, al menos, del grupo que presidía la vida bonaerense.
Y entonces, Hernández tendrá que dejar Argentina; irse -huyendo- al Brasil, y pasar luego a Montevideo, desde donde regresaría a su Patria y el terruño natal recién en 1869.
Entonces funda el periódico "El Río de la Plata", acompañándose de un notable conjunto de hombres de pluma. Circunstancia que no evita que sea efímera la existencia de esa publicación en la que, sin embargo, quien a poco sería autor del "Martín Fierro" empieza a descubrir muchas de sus principales preocupaciones por las condiciones de vida en que le tocaba vivir a la gente de campo. A esa con la que había convivido en tiernos y tempranos años.
Escribe... y vuelve a la palestra política. Se aproxima a Roca; es amigo de Dardo Rocha; va al sudoeste bonaerense, donde le parece que corresponde levantar una Capital para la Provincia (su amigo la concibe donde hoy está La Plata; él la ve mejor lejos de Buenos Aires; por Pehuajó, en la Nueva Plata), y allí -en lo que ahora se ha dado en llamar "el Pago Hernandiano"- junto a su hermano Rafael y en una de las estancias de la familia, escribe pasajes, corrige otros, "rumia" los de más allá... de algo que pronto vería la calle, que casi enseguida despertaría notable interés y que habrían de bastar unos pocos años para que alcanzase, mediando varias ediciones, un tiraje de cien mil unidades, que a poco parecería minúsculo al sumársele nuevas y crecientes cifras.

UN LIBRO COMO RENUNCIA

Fue en 1872, en las postrimerías del año, cuando el "Martín Fierro" (su primera parte) apareció en la ciudad con cuyas cabezas había sostenido largos desacuerdos pero en la cual comenzaba, a la sazón, a sentirse más cómodo.
Y es que en Buenos Aires, el campo y su gente comenzaban a encontrar quienes los midiesen de un nuevo modo. Entre el Pueblo, porque intuitivamente se había rejerarquizado la imagen del gaucho y porque dolían entre los humildes urbanos, las penurias mayores que alcanzaban a sus pares rurales. Y entre la elite, porque sus elementos más progresistas - aún muchos de los enrolados en corrientes liberales - empezaba a comprenderse que se procurase lo que fuera, si algo quería hacerse con pretensiones de solidez... tenía que afirmarse en aquello que por algo estaba dado: el gaucho, sus costumbres. Una afirmación posible, por otra parte, si se comenzaba por hacer justicia a ese ser de la campaña, zaherido, acorralado, desposeído; pero al cual se recurría, sin embargo, cada vez que había que jugarse en "patriadas" o al servicio de intereses gratos a los latifundistas o a sus amigos.
Y es que en Buenos Aires y en la República toda, esa valorización de un lenguaje gaucho y la pintura del drama de un hombre en campaña, venían a convertirse - por un lado - en un modo de afirmar lo nacional, en momentos de extraordinario ingreso de extranjeros y del predominio de una inmigración (la italiana), diversa de la que, mezclada con lo indio, había dado a lo criollo; y por otro, en una forma de expresar protesta frente a las injusticias de un "convivir" donde todas las mecánicas, los medios y elementos respondían al servicio de los grandes dueños de la tierra, domiciliados invariablemente en la Capital e invariablemente, también, proclives a vivir unos meses por año (en lo posible)... en París. Propietarios de suelo y de vacadas, que no podían entender al "gaucho haragán y sucio"... por la misma razón que no comprendían que en la miseria a que los habían llevado y en la falta de perspectivas a que les habían condenado, residían esa haraganería y suciedad que le echaban en cara.



CON SENSIBILIDAD, POR JUSTICIA

No diremos que José Hernández que sintió el dolor de esos desposeídos y que en el "Martín Fierro" vino a exponer su drama; fue, por ello,... ¡un revolucionario! En la práctica de todos los días, en sus enfoques sobre la propiedad, en sus intervenciones como legislador; actúa y se expresa oscilando entre las filosofías liberal y positivista; sólo que valorando siempre lo argentino sin xenofobia pero con firmeza, y procediendo y manifestándose con un claro anhelo de elevar al postergado y castigado gaucho y a la gente de la campaña en general.
Sin duda que, quien mas, quien menos... todos ubican la sensibilidad de este escritor y militante a través de su obra cumbre o, al menos, de pasajes muy difundidos de la misma. Pero si Hernández trasunta su sentir humano, su denuncia y la tácita protesta frente a las injusticias que acosan al hombre de campo en "la pampa húmeda" de su tiempo; es en otra obra suya, menos conocida, donde encara el padecimiento del campesino argentino desde un ángulo analítico y donde, reiteramos, si no apunta a sugerir extraordinarios cambios o transformaciones estructurales, sí señala cosas muy importantes, con realismo de conocedor y generosidad patriota, que lamentablemente no fueron tenidas en cuenta en su momento.
Y allí encontramos, entre otras preocupaciones, observaciones y sugerencias que evidencia y expresa; aquella que se relaciona con lo que luego -mucho más recientemente- un autor llamaría: "El Desarraigo Argentino". Porque Hernández, en lugar de buscarle defectos al gaucho y lamentarse de su primitivismo en las costumbres o calificarle duramente, considerándole "bárbaro" (en una equivocada interpretación de este término) (1); pensó como propender a su real dignificación y como afincarlo provechosamente. No, tampoco, por la vía de una glorificación "palabresca" que en definitiva lo dejaba tan sumergido como antes; sino por la senda ennoblecedora de una planificación del trabajo rural, que no lo excluyera; que no lo empujase a la avería; que no lo rechazase sin darle oportunidades. "Muchos, muchísimos hijos del país -escribiría en 'Instrucción del Estanciero' (que es la obra a que estamos aludiendo)-, que carecen hasta de lo más indispensable para su subsistencia y la de sus hijos, aceptarían con la mejor voluntad la provechosa oferta (de colonias agrícolas); porque el vicio, la holgazanería, no son dominantes en el país, ni constituyen el carácter de los hijos de la tierra; son accidentales, son impuestos por las circunstancias que no está en su mano remediar, pero existe en todos el amor al trabajo, el deseo del bienestar, el anhelo por la comodidad de la familia".

TIERRAS PARA TRABAJARLAS

Pero... ¿Qué propone aquel hombre que tanto comprendió el campo y su gente? Simplemente, la constitución de colonias agrícolas para ¡los nacidos en esta tierra, que más parecían parias en ella! Y las concebía y reclamaba dentro de una concepción y con tales enfoques, que no será inútil recordar mencionando uno que otro pasaje del Capítulo VII (séptima parte) de la "Instrucción del Estanciero".
Por lo pronto, Hernández no se opone a las colonias que puedan ser trabajadas por inmigrantes. Lejos de ello, declara: "Bien venidos sean esos obreros del progreso". Pero ha de advertir más adelante: "Si el país necesita la introducción del elemento europeo (había que probarlo, había que activarlo), necesita también y con urgencia, la fundación de colonias agrícolas con elementos nacionales".
No hay rechazo, entonces, al extranjero que viniera a trabajar y menos, al que se aplicase a la tarea agrícola. Más le cabe, y eran harto lógicas aunque no consideradas, reflexiones como éstas: "¿Qué hace el hijo de la campaña, que no tiene campo, que no tiene donde hacer su rancho, que no tiene trabajo durante muchos meses al año, y se ve frente a frente con una familia sumida en la miseria?"... "Persígase al vicioso, castigase al culpable, pero no hagamos culpables por la violencia de las cosas, a los que no lo son por naturaleza, ni por índole. Ábrase un refugio para los desamparados de la fortuna, adonde puedan ir a ganar con su trabajo honrado, los recursos necesarios para su subsistencia y la de sus familias. Las colonicas de hijos del país son urgentemente reclamadas en la actualidad, y cada día que pasa se siente más esa imperiosa necesidad".
Apreciaciones, éstas, que si se consideran "con los pies en la tierra" y más, en su tiempo; habrá que admitir que llevan mucho de revolucionario. No tanto por cuanto exaltase una colonización con -volviendo a palabras de Hernández- "la vida en grupo, la sociabilidad"; sino porque, de haber sido atendidas, habrían facilitado la reivindicación del hombre hecho al campo y estimulado, además, a los "puebleros" para que unos y otros vieran en la tierra, compartida e inteligentemente trabajada, las esperanzas y posibilidades que a la sazón les eran ofertadas a los inmigrantes. Como que en la Capital se creía que sólo los extranjeros eran capaces de trabajar, por lo que se descartaba a los criollos el darle oportunidades para cultivar el suelo y llevar adelante chacras y granjas.
"A lo largo de las líneas férreas -agregaba el autor del "Martín Fierro"-, o próximo a ellas deben fundarse colonias de hijos del país; dándoles tierras, semillas, herramientas, animales de labranza y en fin, cuanto con tanta generosidad y justo motivo damos a los colonos extranjeros".
Más, sus observaciones, como los reclamos que en tal sentido hiciera en la Legislatura Provincial de Buenos Aires; no fueron valorados. Y en la Provincia, como en el resto de la Provincia, como en el resto del país, "el criollo de la tierra", el gaucho, el paisano, quedaron marginados. Eran "vagos, pendencieros, gente sin ley"; pese a que la experiencia de la Colonia San Carlos, fundada en 1877 cerca de Bolívar (Prov. Bs. As.) y en cuya constitución hubo manos de los Hernández; pudo evidenciar lo contrario al presentar un panorama de intenso trabajo, de manejo armónico y de un convivir laborioso de cerca de tres mil criollos que lograron una producción no inferior a las mejores colonias agrícolas trabajadas por italianos u otros grupos inmigrantes.
¡Lástima que lo de San Carlos, posible por iniciativa privada, no se multiplicó porque los Poderes Públicos no se interesaron en ello! Y ¡Cuánta falta le hubieran hecho al país decenas de colonias criollas como esa! O todavía más... ¿no serían necesarias hoy mismo, empresas como esa, concebidas con organización cooperativa, inspiradas con sentido nacional y alentadas oficialmente? Hernández miró lejos, entonces, cuando consideró el campo argentino. Y quiso hacerlo más nuestro dignificando a la par a quienes más derechos tenían, que eran los hijos del país. Un enfoque, una aspiración, que su época de "europeísta" ni consideró siquiera. Pero algo que todavía encierra valores que ahora, cuando queremos la reargentinización de todo lo nuestro, puede ser comprendido y lo ha de ser, sin duda.
Que todavía hay criollos que se lograrían plenamente y "puebleros" que se acercaría, al campo, si se multiplicasen colonias agrícolas como aquellas que soñó Hernández y como la que - junto a los suyos - contribuyó a realizar exitosamente, allá, por el Sudoeste bonaerense, no tan lejos de donde había aconsejado que se construyese la capital de la Provincia bonaerense: la Nueva Plata.

REVISTA MENSAJE DÉC. '80

(1)   El término bárbaro implica, originariamente, extranjero. No tenía el sentido desdeñoso, que luego le fue atribuido en la práctica. Pero es desatinado, en cualquier caso, aplicarlo a lo criollo, cuando esto es lo nacional por esencia en el medio argentino

Si mueren las tradiciones, quedaremos sin querencia



En este mundo moderno
que no respeta la historia,
y mengua la justa gloria
del criollo gaucho argentino,
sólo nos queda el camino
de no perder la memoria.

Como dice el Martín Fierro
el gaucho vive penando;
tan sólo de vez en cuando
tiene el pobre una alegría,
por eso quiero este día
honrar su gesta cantando.

Ni mandinga con su fuerza
ha de lograr aplacarme,
yo habré de saber jugarme
con mi razón más sentida.
¡Teniendo un soplo de vida
no hay lazo que pueda atarme!

[...]

Nuestro glorioso pasado
guarda muchas enseñanzas,
y yo tengo la esperanza
de que en cada corazón
reviva la tradición
hecha canto y añoranza.

Recuperemos la patria,
defendamos nuestra esencia.
No destruyamos la herencia
ni los honrosos blasones,
si mueren las tradiciones
quedaremos sin querencia.



Hablar de la tradición es rendir homenaje a las fuentes originarias de la argentinidad. La tradición conlleva a mencionar al gaucho, ese personaje de nuestra raza legendaria y que en jornadas de nuestra epopeya fue forjador de nuestra libertad con su coraje y heroísmo. Fue el gran civilizador de la pampa y el conquistador del desierto salvaje.
Fue un producto genuino de la fusión de dos razas, conquistadora y conquistada, su resultante adquirió características inconfundibles, sumado a esto su carácter rudo y agreste de su ascendencia indígena y sus rasgos hidalgos y de generosidad que revelan su ascendencia hispánica.

NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN,
VIRGEN Y PATRONA DE LA PATRIA,
 PATRIA DE TRADICIÓN INDÍGENA, HISPANA, CRIOLLA y FEDERAL,
¡RUEGA POR NOSOTROS!


AUTOR: LIC. GUSTAVO CARRÈRE CADIRANT – BUENOS AIRES,



Adhiere: DIARIO PAMPERO Cordubensis
Instituto Eremita Urbanus
Córdoba de la Nueva Andalucía, 5 de mayo del Año del Señor de 2009. Fiesta de SAN PÍO V, comandante en jefe de la Cristiandad Católica. Sopla el  Pampero.  ¡VIVA LA PATRIA! LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA LIBRE, JUSTA y SOBERANA. Gspp. REEDITADO: 1º DE NOVIEMBRE DE 2012. SANTO DÍA DE LA TRADICIÓN.