Frente a las corrientes de izquierda (modernistas) y de derecha (integristas), el centro, controlado por el aparato eclesiástico y especialmente el Vaticano, está representante por los jesuitas.(Mach., p. 277).
Editó: Lic. Gabriel Pautasso
Aunque figuran jesuitas en las otras tendencias: “Hay que recordar que ni siquiera los jesuitas son perfectamente homogéneos: el Cardenal BILLOT, integrista intransigente hasta el punto de abandonar la púrpura, era jesuita, y jesuitas fueron ciertos modernistas de renombre como TYRRELL”.
La influencia de los jesuitas en el aparato eclesiástico es un acontecimiento esencial de la historia de la Iglesia. GRAMSCI estima que señala el tránsito del “cristianismo ingenuo” a un “cristianizado jesuitizado”, que no es otra cosa que “un gran hipocresía social”. El jesuitismo es la forma organizativa, ideológica y política de la Iglesia tras el Concilio de Trento. Éste le confía la reestructuración y depuración de la Iglesia, lo que le permite controlar las demás órdenes religiosas. Luego, su hegemonía se vio confirmada en la medida en que fijaron las opciones decisivas de la Iglesia. GRAMSCI subraya el papel de los jesuitas en la opción del non-expedit, de la alianza, y del “poder indirecto” de la Iglesia.
En el plano ideológico, frente a los integristas que predican un conservadurismo doctrinal y los modernistas que reclaman una adaptación a la ciencia y la filosofía modernas, los jesuitas supieron imponer una adaptación “MOLECULAR”.
Dice así GRAMSCI:
“Los jesuitas fueron indudablemente los principales artesanos de este equilibrio, y para conservarlo, imprimieron a la Iglesia un movimiento progresivo que tiende a dar ciertas satisfacciones a las exigencias de la ciencia y la filosofía, pero con un ritmo tan lento y tan metódico que las mutaciones no se perciben en la masa de los simples, aunque parezcan “revolucionarias y demagógicas a los integristas”. (MS, p. 8).
Esta adaptación molecular a las nuevas superestructuras se basa en una modificación del aparato eclesiástico: GRAMSCI considera que la fuerza principal de los jesuitas reside en el control de la sociedad civil católica y en primer lugar de las organizaciones de masas católicas – promovidas por otra parte por los jesuitas – y especialmente de la Acción Católica y las misiones:
“Las misiones y la Acción Católica son las dos niñas de los ojos de la Compañía”. (Mach., p. 281).
Este control se extiende asimismo a los medios de difusión: GRAMSCI destaca la importancia del órgano teórico de los jesuitas, la CIVILTA CATTOLICA (La Civilización Católica), que se ha convertido de hecho en el órgano teórico del Vaticano. La importancia de la CIVILTA CATTOLICA, que proporciona la mayor parte de sus fuentes sobre la cuestión religiosa, incita a GRAMSCI a proponer el análisis detallado de los temas que se tratan en esta revista; se halla un esbozo en los QUADERNI: Mach., pp. 284-285 y p. 305.
Pero este control alcanza también a toda una serie de publicaciones populares que permiten a los jesuitas influir en las masas católicas.
Finalmente, su importancia en el aparato escolar católico – y el papel hegemónico que desempeña éste en Italia tras el Concordato de 1929 – le permite formar los cuadros laicos de las organizaciones católicas y actuar como un grupo de presión muy eficaz sobre el aparato de Estado y la sociedad civil.
El Centro jesuita constituye, pues, el eje ideológico, político y organizativo de la Iglesia. GRAMSCI estima que con PÍO XI la influencia de los jesuitas alcanzó su apogeo:
“PÍO XI, que fue llamado el papa de las misiones y el papa de la ACCIÓN CATÓLICA, debe ser llamado fundamentalmente el papa de los JESUITAS. (Mach., p. 281).
Incluso los jesuitas, que se benefician no obstante del apoyo oficial, utilizaron rama laica de la Compañía:
“Los jesuitas poseen asimismo su organización no oficial o completamente clandestina, en la que deben colaborar los llamados “jesuitas blancos”, curiosa institución probablemente copiada de los terciarios franciscanos y que numéricamente parecen representar alrededor de ¼ de todas las fuerzas jesuíticas”. (Mach., 264).
Se beneficiaban, por último, para sus ataques de los servicios de información del Vaticano,
“no sólo para cuestiones religiosas, sino sobre todo para cuestiones de política francesa e internacionales de carácter reservado. No hay que olvidar que el Vaticano posee un servicio de informaciones, algunas veces y para determinadas cuestiones, más preciso, más extendido y abundante que cualquier otro gobierno. Poder servirse de estas fuentes no fue para la ACCIÓN FRANCESA una de las razones de menor peso en sus éxitos en sus éxitos periodísticos y numerosas campañas personales de escándalo”. (Mach., p. 272).
*HUGUES PORTELLI, “Gramsci y la cuestión religiosa. Una sociología marxista de la Religión. Prefacio de JEAN-PIERRE COT. Editorial LAIA, Barcelona, 1977, 240 pp. Note sul Machiavelli, sulla politica e sullo Stato moderno, 1966, XXII, 371 p. (comprende los Quaderni sobre la Acción Católica, los conflictos entre Integristas, JESUITAS, Modernistas y los concordatos. *
*EDITÓ: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar DIARIO PAMPERO e INSTITUTO EMERITA URBANUS. Córdoba de la Nueva Andalucía, a 19 de septiembre del Año del Señor del 2010. Domingo XVII después de Pentecostés 2010. Sople el Pampero. ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA! Gloria agamus Domino Deo Nostro! gspp. *
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