“Quien cuenta al pueblo falsas historias de
revolución o lo engaña, a propósito o sin saberlo, con ditirambos históricos,
es tan culpable como el geógrafo que entrega mapas falsos a los navegantes”. (Falcionelli,
A.)
Editó: Lic. Gabriel Pautasso
EJÉRCITO DEL PUEBLO o GUERRA DEL PUEBLO o LUCHA
ARMADA en la ARGENTINA
“Un partido de combate se
caracteriza por eso mismo, porque combate, y en esta Argentina que está en
guerra, la política se hace en lo fundamental armada, por lo tanto, en cada lugar donde el Partido (PRT) esté
presente en las masas se debe impulsar las tareas militares. Combatir, formar
el ejército en la práctica de la lucha armada: quien no pelea no existe”.
(Resoluciones del V Congreso y Resoluciones
posteriores. Pub. del PRT, 1971, p. 72).
La determinación de continuar la lucha armada
durante del gobierno de HÉCTOR CÁMPORA y la intensificación del accionar
militar y la actuación del PRT-ERP, fundamentalmente a partir de 1974,
serían tan sólo los ejemplos más destacados de aquel proceso. Esta idea de una
creciente militarización fue dando lugar a una afirmación bastante extendida y
aceptada: el desplazamiento de la política fue la contracara de la
intensificación del accionar armado. LA VIOLENCIA ARMADA
y la POLÍTICA
se presentan, desde esta perspectiva, como términos claramente
excluyentes.
Una de las últimas intervenciones que, desde el
campo académico, ha abordado la experiencia de la guerrilla en la Argentina es la obra de PILAR
CALVEIRO Política y/o violencia.
Una aproximación a la guerrilla de los años “70” . Es finalmente en
la supresión de la política donde pueden encontrarse las claves de la derrota
de las organizaciones revolucionarias armadas.
(CALVEIRO, PILAR, Política y/o
violencia. Una aproximación a la guerrilla de los años “70” . Buenos Aires, Norma,
2005, p. 23). “LO MILITAR y lo organizativo
asfixiaron la comprensión y la práctica
políticas” (CALVEIRO, PILAR, op. Cit., p. 129). Para la autora, entre el
surgimiento de las organizaciones armadas y su derrota final, hubo
desplazamiento y reemplazo: “LA LUCHA ARMADA
comenzó siendo la máxima expresión de la POLÍTICA primero, y la POLÍTICA misma más
tarde”.
PABLO POZZI ha ofrecido una versión distinta
pero coincidente, en todo caso, con aquellos enfoques que sobreimprimen a la
experiencia erpiana un postulado divorcio entre “la política” y las armas: “lo
militar no guió la política, pero sí tendió a autonomizarse (…) no hubo
militarismo como tal (lo militar guiando a lo político) lo que hubo fue una
autonomización de los aspectos militares
de la organización. La separación entre ambos aspectos, militar y político, los
llevó a desarrollarse por carriles distintos donde veces chocaban entre sí y a veces se
completaban”. (POZZI, PABLO: “Por las
sendas argentinas”…EL PRT-ERP, la guerrilla marxista, Buenos Aires, Eudeba,
p. 271).
*DECÍAMOS AYER… *
DESÓRDENES y DEPURACIÓN: PERÓN, que juró
como presidente el 12 de octubre de 1973, había organizado ya su movimiento
desde la primera vez que volvió el 30 de julio de 1973, poniendo en la cumbre
un buro ejecutivo compuesto por JOSÉ HUMBERTO MARTIARENA, responsable político
(con FERDINANDO PEDRINI, JOSÉ MANUEL CAMUS Y FRANCISCO JULIÁN LICASTRO), JOSÉ
RUCCI, responsable sindical (con LORENZO MIGUEL, CASILDO HERRERA (EL “ME
BORRÉ”) y RODOLFO MEDINA, SILVANA ROTH, responsable femenina (con HILDA CASTREIRA,
DOLORES AYALA DE MORENO y PATRICIA ROMERO GÓMEZ) y JULIO YESSI, responsable de
la juventud (con JOSÉ LUKS TIRAGLIA, ANA MARÍA SILA y HUMBERTO ROMERO. Era
urgente volver a tomar en mano las riendas del Movimiento justicialista, donde
se habían infiltrado elementos marxistas y revolucionarios. Al lado de las F.
A. P. (fuerzas armadas peronistas), salidas de las juventudes, de los
“Montoneros”, encabezados por el guevarista MARIO ROBERTO SANTUCHO – las F.A.R.
(fuerzas armadas revolucionarias), maoístas-, las F.A.L. (fuerzas armadas de
liberación) y sobre todo el E.R.P. (ejército revolucionario del pueblo),
trotskista, se señalaban por sus fechorías: desde principio del año hasta
septiembre de 1972, 30 muertes en atentados contra las fuerzas del orden; en
1973, 170 raptos y, en estos dos últimos años, 80 millones de dólares sacados a
título de rescate. Esta actividad subversiva se manifiesta, ya sea bajo forma de secuestros (STANLEY SILVESTRE, ex
cónsul en Córdoba, raptado el 24 de marzo de 1971 – el mismo día que el general
ARAMBURU -; el director de la compañía Philips y más tarde el empresario ADOLFO
KAPLUN, raptados y luego liberados el 6 de septiembre de 1972; OBERDAM
SALLUSTRO, director de la Fiat
de Córdoba, raptado el 21 de marzo de 1972 y muerto el 10 de abril, al igual
que su jefe de personal, ROBERTO KLECKER,
ametrallado el 4 de abril de 1974, ya sea bajo formas de atentados
contra autoridades (tentativa fallida contra el general LANUSSE y el presidente
del Uruguay, JORGE PACHECO, el 9 de julio de 1971; contra el general JUAN
CARLOS SÁNCHEZ, comandante del II Cuerpo en Rosario, muerto el 10 de abril de
1972, y contra su sucesor, el 7 de agosto; contra el almirante retirado RODOLFO
EMILIO BERISSO, considerado como responsable de los incidentes de TRELEW: del
22 al 25 de agosto de 1972, 19 terroristas, evadidos de Rawson, se han
amotinado en la base aeronaval, antes de que Chile decida acogerlos y luego
Cuba. El 11 de abril de 1972 ya, tres prisioneros de la cárcel de Villa Urquío
(Tucumán) se evadieron matando a cinco guardines, habiendo sido capturados de
nuevo en compañía de una brasileña y de su marido argentino. Muerto el 28 de
diciembre delante de un supermercado, después de haber escapado a la colocada
en su coche; contra el domicilio del coronel SEVILLA en Córdoba el 15 de
febrero de 1973, y de los locales militares, el 18; contra el almirante ALEMÁN,
raptado el 3 de abril, también en Córdoba; contra el coronel de inteligencia
IRIBARREN del III Cuerpo, muerto al querer al querer resistirse a sus
agresores, un comandante de gendarmería raptado el 27 de abril: contra el
almirante retirado HERMES QUIJADA, ametrallado por dos motociclistas el 30 de
abril; contra el cuartel del Servicio de Salud para hacerse de armas – un
coronel y un soldado muertos, dos heridos, y 11 partidarios detenidos -, el 6
de septiembre; contra el ex jefe de la policía de Tucumán, asesinado en
septiembre; contra el cuartel, en Azul, de un regimiento blindado de húsares –
el coronel, su mujer y un soldado muertos, un teniente y dos soldados heridos,
un teniente coronel raptado, dos asaltantes muertos, varios heridos, 10
detenidos -, el 19 de marzo de 1974; asalto fracasado contra la base aérea de
Morón, a 35 kilómetros
de la Capital Federal – 10 de los 40 asaltantes quedan detenidos -; complot con
motivo de la visita del presidente uruguayo BORDABERRY, el 12 de febrero,
seguido por 30 detenciones, en el que están comprometidos, con dos senadores
refugiados, el ex ministro del Interior ESTEBÁN RIGHI y el ex gobernador de
Buenos Aires – tres policías muertos y uno herido -, el 24 de marzo; el
teniente coronel ALBERO RIVERO, ex secretario del almirante ISSAC FRANCISCO
ROJAS, mezclado en el juicio contra los agresores de La Salud, raptado y
liberado el 30 de marzo; un cuartel de ingenieros atacado el 6 de abril; el
norteamericano ALFRED LAUN, de la U. S. I. S., raptado y gravemente herido el
12 de abril por el ERP. También se manifiesta esta actividad subversiva por
tentativas de la guerrilla urbana en Mendoza, donde, del 4 al 6 de abril de
1972, la subida brutal del 100% de la tarifa de electricidad impulsa a 15.000
personas a manifestarse ante el gobierno provincial, a levantarse barricadas, a
incendiar 100 coches, a saquear tiendas (dos muertos, 20 heridos y 40
detenciones); la “marcha del hambre” de estudiantes y obrero el 22 de abril
8360 detenciones); disturbios y huelgas en Tucumán, del 24 al 27 de junio (un
estudiante muerto); incidentes en Mendoza; en la Facultad de Medicina de La
Plata; manifestación tumultuosa delante del Congreso Nacional el 22 de agosto
de 1973, dispersada con gases lacrimógenos (un centenar de detenciones);
ocupación de la Facultad de Derecho el 18 de marzo de 1974; refriegas en
Córdoba el 17 de marzo (dos heridos de bala, 140 detenciones), y también se manifiesta
por ajuste de cuentas y luchas entre facciones entre peronistas ortodoxos y de
la “Tendencia revolucionaria”.
El secretario general del Movimiento Nacional
Justicialista, JUAN MANUEL ABAL MEDINA condenó el 30 de marzo de 1973 los
atentados. Pero el 22 de abril, en una reunión de las juventud peronista en el
sindicato del calado, entonó el coro con el extremista RODOLFO GALIMBERTI que
reclamaba la instauración del socialismo por métodos revolucionarios y la
creación de las milicias populares. El 28 de abril, PERÓN destituyó a los dos
culpables, mandó proclamar el 1º de mayo el estado de sitio en seis regiones,
reclamó el restablecimiento de la pena de muerte contra los terroristas y
dirigió el 31 de mayo y el 1º de junio dos mensajes de advertencia a la CGT y a las juventudes
recordándoles que “EL ORDEN IMPERA PARA TODOS”. Lo cual no fue suficiente para
acabar con los excesos: asesinato del secretario de los mecánicos, DAVID
CLOSTERMANN, el 22 de mayo, y refriegas entre
jóvenes peronistas (ocho heridos, uno de ellos grave), manifestaciones
tumultuosas en las que participan 50.000 personas para la liberación inmediata
de los detenidos al día siguiente de la asunción de CÁMPORA de las cárceles de
Villa Devoto (188 prisioneros, de Rawson (154), mientras los detenidos de
derecho común se amotinaban en Caseros, y que en Córdoba un centenar estaban
liberados y 20 políticos amnistiados de 50 y que, el 27 de mayo, 400 jóvenes
revolucionarios lanzaron una operación contra el aeropuerto donde se apoderaron
de 40 rehenes. El 19 de junio, J. M. ABAL MEDINA, que arengó a los
manifestaciones delante de las cárceles, cayó herido en un atentado; el 7 de
julio le expulsaron del PJ y será herido en un brazo en una nueva tentativa de
asesinato el 24 de mayo de 1974. Sin embargo, el 21 de julio, los terroristas
del ERP y del PTR oponen al “Pacto Social” sus propias reivindicaciones: relevo
del salario mínimo a 180.000 pesos, aumento de sueldo en 60.000;
nacionalizaciones con control obrero sobre las contabilidades de las empresas;
prohibición de los despidos; derecho para los obreros a fijar por sí mismos
“sus normas de trabajo”, etc.
Sordos a la llamada de CÁMPORA el 25 de junio
para entregar sus armas en el plazo de cuarenta y ocho horas, siguen tomando
como blanco a los jefes moderados de la CGT Secretario General de la
central obrera JOSÉ IGNACIO RUCCI, se encuentra el 25 de septiembre entre dos
fuegos de dos equipos de custodios, y muere acribillado a balazos (23); su
chofer resulta muerto, dos sus guardias, heridos. Su adjunto, ADELINO ROMERO,
ocupará su puesto el 1º de octubre. El 26 de septiembre, un joven dirigente
peronista, ENRIQUE GRINDBERG, resulta muerto. El ex secretario de la
construcción, ROGELIO CORIA tendrá el mismo fin el 22 de marzo de 1974. (JEAN
LOMBARD, La cara oculta de la historia
moderna, tomo IV, Fuerza Nueva, Madrid, 1977, p. 551-552).
*LA CARACTERIZACIÓN DEL PROCESO REVOLUCIONARIO
EN EL PRT-ERP*
El análisis de la línea política y la práctica
partidaria exige prestar atención a la caracterización del proceso
revolucionario que hiciera el PRT-ERP: esto es, a aquel concepto que dio forma
y tiempo a la revolución en el imaginario erpio-perretista, DETERMINANDO SUS
CARACTERÍSTICAS y orientando en consecuencia el accionar partidario. Fue un
texto de ROBERTO PITTALUGA, titulado “Por
qué el ERP no dejará de combatir” (P.R.: “Por qué el ERP no dejará de
combatir”, Ponencia presentada en las VIII Jornadas de Interescuelas/
Departamento de Historia, Salta, 2001), la primera intervención en señalar la
importancia definitoria de esta caracterización del proceso revolucionario que
hiciera el PRT-ERP. En líneas generales puede decirse que lo que allí PITTALUGA
define es el proceso por el cual se configuró en el imaginario erpio-perretista
una concepción de la revolución como “guerra revolucionaria”.
Señala el autor que en las representaciones del
F.R.I.P., puede identificarse un difuso componente de insurrección de masas.
Tomando un texto modélico de esa organización, escrito por MARIO R. SANTUCHO en
1964 (“El proletariado azucarero tucumano, detonante de la revolución”),
advierte: (“Si lo que se precisaba era el detonante, era porque se presuponía
un “combustible” ya acumulado. La revolución era pensaba así como explosión
revolucionaria, como insurrección generalizada”. Ese imaginario, por su parte, continúa
PITTALUGA, guardaba estrechas similitudes con el que habitaba la organización
de NAHUEL MORENO “Palabra Obrera”; la huelga general revolucionaria era la
forma predominante a través de la cual se proyectaba la escena de la
revolución. Ahora bien, esta concepción de la revolución, advierte PITTALUGA,
no podía sino ser conmovida por las experiencias CUBANA, CHINA y VIETNAMITA.
Así, en el caso particular del PTR, el autor señala un proceso de
reconfiguración de las concepciones de la revolución que terminó por desplazar
las perspectivas de insurrección de masas a favor de una nueva noción de revolución
como guerra. La importancia de esa reconfiguración radica en sus
consecuencias: a partir de la nueva constelación simbólica tuvo lugar un
proceso de colonización de la palabra política por la jerga bélica; el
militante fue re-categorizado como combatiente y “la lucha” se
transformó en “combate”, concluye PITTALUGA.
*LA INSURRECCIÓN GENERAL*
El esquema de acción delineado por LENIN
establecía que ante una situación revolucionaria, cuando las masas están en
estado de fermentación, la acción del Partido debía centrarse en el lanzamiento
de consignas cada vez enérgicas y, paralelamente, en la organización de acciones
de masas. El punto culminante de dicha combinación era la huelga
general de concierto con la insurrección armada contra el poder de
la burguesía. El modelo de la INSURRECCIÓN
DE MASAS apelaba, necesariamente, a un PLAN MILITAR. Sin
embargo, tanto LENIN como aquellos dedicados a sistematizar la teoría de la
insurrección de masas, procuraron diferenciar esta estrategia de blanquismo (se
refiere a LUIS AUGUSTO BLANQUI (1805-1881), SOCIALISTA y revolucionario
francés, que en 1870 reclamó en La Patrie en danger, la institución de la Comuna , la supresión de los
cultos. El alistamiento y armamento forzoso de los sacerdotes, etc. Su hermano,
se llamaba JERÓNIMO ADOLFO, publicista y economista francés, Dedicó su
vida al estudio de la situación de la clase obrera en distintos países
(1798-1854). Enfatizando la obligada supeditación y circunscripción del
accionar armado al contexto del auge de las masas. Sustentada en la confianza
del papel creador de la violencia la táctica blanquista consistía en
hacerse en el momento propio del poder, por medio de una organización
armada, secreta fuertemente y centralizada. La representación de la
revolución en el blanquismo se asimilaba, entonces, a un complot militar.
La planificación de la insurrección – pensaba
en el esquema leninista como un ARTE
(LENIN, Marxismo e Insurrección, 1917,
en www.marxists.org) – implicaba la “preparación”
militar de cuadros en el seno del partido. A tal fin, éste debía contar con un Comité
Militar Revolucionario, cuya función y responsabilidad principal fuese el
adiestramiento de cuadros, la planificación de las acciones militares y el
abastecimiento de recursos materiales. Lo importante a destacar aquí, en todo
caso, es que en el modelo insurreccional la actuación efectiva de las fuerzas
militares se inscribían en el contexto de una situación revolucionaria,
entendida ésta como un período de “auge de las masas”, de ciclo de
sublevaciones parciales pero ascendentes en su radicalidad y desafío político y
que implicaba, por lo demás, la desorganización y debilitamiento de las fuerzas
enemigas. Es decir, a diferencia de otros modelos como el FOQUISMO o GUERRA
POPULAR PROLONGADA, la LUCHA ARMADA
se circunscribía a la etapa final de la confrontación entre clases. Era, de
alguna manera, expresión y consecuencia, a la vez del momento en que dicha
confrontación, por su agudeza “se transforma en GUERRA CIVIL ABIERTA”. (LENIN,
La guerra de guerrillas, 1906, en www.marxists.org). La
lucha armada no era, entonces, ni la usina que alimentaba el proceso
revolucionario, ni la principal forma de lucha hacia la toma del poder. Era la
modalidad final e imprescindible que acompañaba el alzamiento de las masas,
pero supeditada a los otros “procedimientos esenciales (…): la influencia
educadora y organizadora del socialismo”. (LENIN, op. Cit.)
Por último, el planteo de la insurrección de
masas preveía que el desarrollo de la “guerra civil” tendría lugar en
las ciudades (donde se concentraba el proletariado industrial) para
luego expandirse territorialmente hacia el campo.
*GUERRA POPULAR PROLONGADA*
La experiencia de las revoluciones china y
vietnamita habrían de ofrecer a las izquierdas, especialmente aquellas de los
países del Tercer Mundo, un nuevo modelo estratégico para la toma del poder.
Una estructura económica-social signada por la presencia de una población
abrumadoramente campesina, sometida en gran medida a relaciones de
dominación caracterizadas como “feudales” o “semi-feudales”, y el combate
contra un enemigo colonialista o invasor determinaron en estas experiencias la
conjunción entre guerra de liberación y
guerra revolucionaria. Esta conjunción no podía menos que
implicar una estrategia alternativa recibiría el nombre de guerra popular prolongada. Una de las características
fundamentales de la guerra popular
prolongada era que, en tanto suponía la confrontación bélica con un
enemigo técnicamente superior, iría “de lo pequeño a lo grande, de lo débil a
lo fuerte” a través de “mil batallas tácticas”, como advertían las máximas del
líder chino, MAO TSÉ TUNG.
El crecimiento del “Ejército del Pueblo”
estaba necesariamente ligado a la consolidación del control territorial, cuyo
sentido iba del campo hacia la ciudad, momento crucial éste en el cual, recién
entonces, tendría lugar el llamado a la insurrección general. En
resumidas cuentas, la “guerra del pueblo” no era más que la vía de una
paulatina “acumulación de fuerzas” políticas y militares (identificadas
con “la nación” y “el pueblo” simultáneamente) hasta acusar una
clara superioridad de fuerzas respecto del enemigo. La figura de la guerra no
evidenciaba la etapa culminante de la situación revolucionaria signada por el
auge de masas sino que era su propio motor, y el Ejército – aunque bajo la
dirección del partido – su gran protagonista.
El crecimiento “de lo pequeño a lo grande”
tenía un claro correlato en las modalidades del enfrentamiento bélico, La “guerra
del pueblo” comenzaba bajo la forma de guerra de guerrillas para
transformarse gradualmente en una guerra de movimientos (forma de
combate en que comienzan a evidenciarse principios de la guerra regular)
que en su etapa final se combinada parcialmente con la guerra de posiciones.
La sucesión de estas etapas exigía la
transformación del “EJÉRCITO DEL
PUEBLO” en un verdadero ejército regular. En palabras del general GIAP:
“sobre la base de un fortalecimiento continuo de la conciencia política (…)
para elevar la capacidad combativa del ejército, para lograr una fuerte
centralización del mando (…) es indispensable poner en vigor reglamentos propios de un ejército regular” (GIAP, Vo NGUYEN, Vietnam liberado. Guerra del pueblo-Ejército del pueblo, Ediciones La Rosa Blindada , Buenos Aires,
1971, p. 78).
LOUIS-AUGUSTE BLANQUI, “el tétrico BLANQUI,
gruñón pedante y doctrinario de su propia causa, asceta macerado en las
cárceles…”, como lo pinta HERZEN, no se encontraba en París cuando
estalló la rebelión. Arrestado en Figeac por orden de THIERS, no tuvo
ninguna responsabilidad directa en los actos terroristas de sus discípulos,
aunque la haya tenido indirecta, y nada desdeñable, por sus doctrinas tal como
las había expuesto en sus discursos y en los periódicos dirigidos por él.
Cuando las jornadas de Julio, se había destacado en el partido republicano por
su espíritu revolucionario y por su disposición constante a la acción directa.
Activista por encima de todo, tenía un respeto relativo por la idea en sí porque
consideraba la fuerza como el elemento práctico por excelencia de toda
revolución social. Para BLANQUI LA DEMOCRACIA debe ser
integral, y no puede serlo por intermedio de la dictadura revolucionaria, es
decir, por la fuerza y por el terror. Tal dictadura, no hay que
prepararla con teorías económicas porque es ridículo pensar que la sociedad se
resuelva por sí sola en el sentido de un régimen proletariado, y porque las
conquistas no podrán tener lugar antes que el Estado burgués sea completamente
destruido por la INSURRECCIÓN ,
no de las masas que, según él, no son dinámicamente revolucionarias,
sino grupos reducidos pero decididos a la acción directa. Y, en su obra
escrita, pero extensa, se nota como en la de BABEUF la ambición de
transformarse en el dictador del proletariado, en el regenerador de la
sociedad. Las doctrinas, por lo demás, son las mismas. Escribe: “…la igualdad
no es el reparto agrario. El parcelamiento infinito del suelo no cambiaría
nada, en el fondo, al derecho de propiedad. La riqueza proveniente de la
posesión del instrumento de trabajo más que del trabajo mismo, esta especie de
explotación que quedase en pie, sabría muy pronto, por la reconstrucción de las
grandes fortunas, restaurar la desigualdad social”. Y prosigue BLANQUI:
“Todo progreso es una conquista, todo regreso una derrota del comunismo: su
desarrollo es el desarrollo mismo de la civilización. Se acusa al comunismo de
sacrificar al individuo y negar la libertad. Evidentemente, si el comunismo
naciese con el fórceps antes de tiempo, este triste aborto inspiraría horror.
Pero debe ser hijo de la ciencia; ¿quién se atrevería a acusar al hijo de tal
madre? Por otra parte ¿dónde están las pruebas que sostienen tal acusación? Es
un insulto gratuito ya que el acusado no nació todavía. Y ¿en nombre de quién
se formula esta arrogante acusación? ¿En nombre del individualismo que, desde
miles de años, asesina permanentemente a la libertad y al individuo? ¿Cuántos
son los individuos de nuestra especie que no han sido hechos, en su honor, ilotas
y víctimas? Uno sobre diez mil quizá. ¡Diez mil víctimas por un verdugo! ¡Diez
mil esclavos por un tirano! Veo la siniestra emboscada que se disimula tras una
definición. LA
OLIGARQUÍA , acaso, ¿no se llama a sí misma DEMOCRACIA?
¡y el perjurio honestidad? ¿y la matanza moderación?
“La
LIBERTAD que se levanta contra el comunismo, nosotros la
conocemos: ES LA LIBERTAD DE
ESCLAVIZAR A LOS DEMÁS, LA LIBERTAD DE
EXPLOTAR…ESTA LIBERTAD, EL PUEBLO LA LLAMA
OPRESIÓN Y DELITO Y YA NO QUIERE ALIMENTARLA CON SU CARNE Y
CON SU SANGRE” (Critique sociale).
(Véase: ALBERTO FALCIONELLI, El
camino de la revolución De BABEUF A MAO TSË – TUNG. Editorial Nuevo Orden,
Buenos Aires, 1965, p. 168-171).
La conquista revolucionaria del poder político
pertenece, pues, según BLANQUI, a la acción enérgica de una minoría
educada revolucionariamente, “La insurrección es una tarea práctica que exige
una técnica que hay que conocer”…resuelta, audaz, disciplinada, que con un
golpe de fuerza de fuerza arrastrará a las masas: “Hay que repetirlo otra vez:
la condición sine qua non de la HISTORIA está en la ORGANIZACIÓN , EN EL
ORDEN Y LA DISCIPLINA.
Antes de buscar los verdaderos móviles de la
mistificación marxista, leninista, maoísta, erpio-perretista, de la revista nº
11 “LUCHA ARMADA EN LA ARGENTINA” y sus escritores, era necesario señalar
cuántas diferencias de doctrina y de táctica oponen a MARX y BLANQUI y a qué
clase de juegos y malabares se encontró el primero, para explotar en su
provecho exclusivo un levantamiento que, lejos de constituir en sí una
base de aplicación del marxismo, no es sino su negación más clamorosa. Era
necesario señalarlo porque, como escribe LISSAGARAY en su Histoire de la Commune de 1871: “QUIEN
CUENTA AL PUEBLO FALSAS HISTORIAS DE REVOLUCIÓN O LO ENGAÑA, A PROPÓSITO O SIN
SABERLO, CON DITIRAMBOS HISTÓRICOS, ES TAN CULPABLE COMO EL GEÓGRAFO QUE
ENTREGA MAPAS FALSOS A LOS NAVEGANTES”. (FALCIONELLI, A. op. Cit. p.
174).
*EDITÓ: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO PAMPERO Cordubensis
INSTITUTO
EREMITA URBANUS
Córdoba de la Nueva
Andalucía
Sopla el Pampero
¡VIVA LA PATRIA ! SOPLA EL PAMPERO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA! gspp.
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