martes, agosto 19, 2008

DON JOSÉ y los CHATARREROS (Prof. Enrique Díaz Araujo)

Para los cartoneros tendremos un San Martín más liberal que Alberdi, Rivadavia y Sarmiento juntos, tan “civil” que nadie sabría cómo pudo ganar batallas.

Para ellos escribió el P. LEONARDO CASTELLANI (en “La muerte de Martín Fierro”):

“SAN MARTÍN ha sido grande,
Y hoy es grande su memoria,
Pero no basta su gloria
Pa´ cubrir a un hijo ruin.
No es lo mismo SAN MARTÍN
Que los que escriben su historia”.

Pseudo-historiadores con cama adentro, apologistas descafeinados, revendedores de somníferos, fabricantes de ilustraciones a color.
La Argentina dicen que es un país vencido, y con-vencido por los vencedores de Malvinas. En su nombre, y con un su visto bueno, gobiernan los políticos y aprueban las empresas multi-mediáticas con sus comunicadores de prensa (los periodistas de la “mala leche”). En su pasaporte, los dueños de la globalización han puesto un sello que dice “democrático”. Luego la cultura (o contra-cultura) que se difunde es la que permiten los globalizadores, y no otra. Vencer y convencer.
Consecuencia: el libertinaje práctico, hipócritamente velado por el verbalismo “democrático”. Como ya lo dijera Fedor Dostoiesvsky, por boca del parricida ateo Iván Karamazov: “sino no hay Dios, todo está permitido”.
Domesticado el pueblo con esa `propaganda, jaleado para que se deslice por la pendiente de la decadencia, el programa de la dependencia se torna posible.
Es lo que se ha visto en estas miasmas, como la que acá nos ocupa, la del vituperio de nuestros héroes.
Por lo cual, de entre signos y síntomas de nuestra dolorosa derrota nacional, acontecidos en estas décadas infames, nos incumbe hoy ocuparnos del caso de los “CHATARREROS” sanmartinianos.

Llamamos “CHATARREROS” a esos individuos, dada su vocación irrefrenable por la escoria, su obsesión en sacarle el bronce a las estatuas, con nocturnidad de ser posible.
En una carta del 23 de febrero de 1819, San Martín definía al grupo de ALVEAR y CARRERA, que lo injuriaba con pertinacia, como los “anarquistas de Montevideo”. Ahora, los “anarquistas” adversarios del Gran Capitán, se hallan radicados principalmente en Buenos Aires, aunque en ciertas ciudades del interior también abundan nutridos lotes de “humanizadotes”. Ellos configuran el “partido de los malvados”, del que hablara el Libertador, en su carta a TOMAS GUIDO, del 15 de diciembre de 1816. Partido subsistente y proliferante.
Luego, en su nombre y representación, podríamos ejercer ese derecho en forma intemporal, diciendo con el poeta Ignacio Braulio Anzoátegui:

“Para la Patria todo lo que la Patria pide:
Que la alegría no entra en componendas y el honor no se mide.
Para ella la nieve arrebatada y el aura del jardín.
Los que vivimos la alegría
De pedir cada día honradamente nuestro poco de pan y nuestro poco de poesía.
Los que tenemos el consuelo
De saber que la patria es un ensayo de esperanza y de cielo.
Los de la patria antigua y el acento inmortal,
Los de la sangre limpia, ¡ CON USTED, GENERAL ¡

La figura del Gran Capitán constituye “suprema injuria para los mediocres”; aquellos que, continuando con la frase de LEOPOLDO LUGONES, “nunca pudieron perdonarle el imperdonable crimen de haber sido más grande que ellos”. La envidia igualitaria, “secreción purulenta de esas almas rencorosas”, es la que marca el tono de la contra-cultura dominante.
Una certeza nos alienta. Triunfantes o fracasados en nuestro intento, la figura del General continuará inconmovible. Ni sus apologistas ni sus detractores podrán alcanzarla. Él está por encima y por arriba de todos nosotros. Porque es un héroe. Porque es el héroe nacional de los argentinos.
Empero, hemos querido embanderarnos con un sector. No ser neutrales, ni desear pasar por imparciales. “Los honrados me harán justicia”, dijo SAN MARTÍN en una carta a FRANCISCO JAVIER ROSALES. ¡Y qué bueno ha sido quedar de este lado del cerco!
Una recomendación elemental: chatarreros, no pierdan el tiempo tratando de “sacar el bronce” del monumento. Esa tarea inútil. Ya lo dijo OLEGARIO VÍCTOR ANDRADE:

“¡No morirá tu nombre!
Ni dejará de resonar un día
Tu grito de batalla,
Mientras haya en los Andes una roca
Y un cóndor en su cúspide bravía”.


EL NOMBRE DE DON JOSÉ, EL PADRE DE LA PATRIA, ESTÁ TALLADO EN ROCA. ES GRANÍTICO. POR LO TANTO, CHATARREROS: CUANDO TERMINEN DE EXTRAER LAS MONTAÑAS ANDINAS, NOS AVISAN.

Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero nº 81 Cordubensis
19 de agosto de Penthecostés del Año del Señor de 2008
Sopla el Pampero. ¡VIVA LA PATRIA!

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