“Un partido de combate se caracteriza por eso mismo,
porque combate, y en esta Argentina que está en guerra, la política se hace en
lo fundamental ARMADA, por lo tanto, en cada lugar donde el PARTIDO esté
presente en las masas se debe impulsar las tareas militares. COMBATIR, FORMAR
EL EJÉRCITO EN LA PRÁCTICA DE LA LUCHA ARMADA: QUIEN NO PELEA NO EXISTE. (Resoluciones del Vº Congreso y Resoluciones posteriores. Pub. del PRT,
1971, pág. 72)
Editó: Lic.
Gabriel Pautasso
La caracterización del proceso revolucionario en el PRT-ERP
El
análisis de la línea política y la práctica partidarias exige prestar atención
a la caracterización del proceso revolucionario que hiciera el PRT-ERP: esto
es, a aquella noción que dio forma y tiempos a la revolución en el imaginario
perretista, determinando sus características y orientando en consecuencia el
accionar partidario.
Fue un
texto de ROBERTO PITTALUGA, titulado
“Por qué el ERP no dejará de combatir” (Pittaluga, Roberto “Por qué
el ERP no dejará de combatir, ponencia presentada en las VIII Jornadas de
Interescuelas. Dptos de Historia, SALTA, 2001).
Se
trata de la primera intervención en señalar la importancia definitoria de esta
caracterización del proceso revolucionario que hiciera el PRT-ERP. En
líneas generales puede decirse que lo analiza allí PITTALUGA es el
proceso por el cual se configuró en el imaginario perretista UNA CONCEPCIÓN DE
LA REVOLUCIÓN COMO “GUERRA REVOLUCIONARIA”.
Señala
el autor citado que en las representaciones del FRIP puede identificarse un
difuso componente insurreccionalista. Tomando un texto sustancial de esa
organización, escrito por MARIO
ROBERTO SANTUCHO en 1964 (a 1974-1976) en “El proletariado
azucarero tucumano, detonante de la Revolución”, advierte: “si lo que se
precisaba era el detonante, era porque se presumía un “combustible” ya
acumulado: la revolución era pensada así como explosión revolucionaria, como insurrección
generaliza.
Ese
imaginario, por su parte, continúa PITTALUGA, guardaba estrechas
similitudes con el que habitaba la organización morenista PALABRA OBRERA:
la huelga general revolucionaria era la forma predominante a través de la cual
se proyectaba se proyectaba la escena de la revolución.
Ahora
bien, esta concepción de la revolución, advierte PITTALUGA, no podía
sino ser conmovida por las experiencias CUBANA, CHINA y VIETNAMITA. Así, en el
caso particular del PRT, EL AUTOR CITADO SEÑALA UN PROCESO DE
RECONFIGURACIÓN DE LAS CONCEPCIONES DE LA REVOLUCIÓN QUE TERMINÓ POR DESPLAZAR
LAS PERSPECTIVAS INSURRECCIONALISTAS en favor de una nueva NOCIÓN de revolución
como guerra. La importancia de esta reconfiguración radica en sus consecuencias
a partir de la nueva constelación simbólica tuvo en lugar un proceso de
colonización de la PALABRA POLÍTICA por la jerga BÉLICA: el militante fue
re-categorizado como combatiente y la
“LUCHA” se transformó en “COMBATE”, concluye PITTALUGA.
*La insurrección general*
El
esquema de acción delineado por LENIN establecía que ante una situación
revolucionaria, cuando las masas están en estado de fermentación, la acción del
partido debía centrarse en el lanzamiento de CONSIGNAS cada más enérgicas y,
paralelamente, en la organización de acciones de masas. El punto culminante de
dicha combinación era la HUELGA GENERAL de concierto con la insurrección
armada contra el poder de la burguesía. (Véase, “ERP, Curso de Iniciación
Política”, 1ª edición 1972, pp. 74).
El
modelo insurreccional apelaba, necesariamente, un plan militar. Sin
embargo, tanto como LENIN como aquellos dedicados a sistematizar la
teoría insurreccionalista, procuraron diferenciar esta estrategia del blanquismo,
enfatizando la obligada circunscripción del accionar armado al contexto del
auge de las masas.
Sustentaba
en la confianza del papel creador de la VIOLENCIA la táctica blanquista
consistía en hacerse en el momento propicio del poder, por medio de una
organización armada, secreta, fuertemente organizada y centralizada. La
representación de la REVOLUCIÓN EN EL BLANQUISMO se asimilaba, entonces,
a un complot militar.
La
planificación de la insurrección –pensada en el esquema leninista como
un ARTE – implicaba la
“preparación” militar de cuadros en
el seno del PARTIDO. A TAL FIN, ÉSTE DEBÍA CONTAR CON UN “COMITÉ MILITAR
REVOLUCIONARO”, cuya función y responsabilidad principal fuese el
adiestramiento de cuadros, la planificación de las acciones militares y el
abastecimiento de recursos materiales. Lo importante a destacar aquí, en todo
caso, es que en el modelo insurreccional la actuación efectiva de las fuerzas
militares se inscribían en el contexto de la situación revolucionaria,
entendida ésta como un período de “auge de las masas”, ciclo de sublevaciones
parciales pero ascendentes en su radicalidad y desafío político y que
implicaba, por lo demás, la desorganización y debilitamiento de las
fuerzas enemigas. Es decir, a diferencia
de otros modelos como el FOQUISMO o
LA GUERRA POPULAR PROLONGADA, LA LUCHA ARMADA se circunscribía
a la etapa final de confrontación entre las clases. Era, de alguna manera,
expresión y consecuencia, a la vez, del momento en que dicha confrontación, por
su agudeza “se transforma en GUERRA
CIVIL ABIERTA. (LENIN, Marxismo
e insurrección, 1917, en www.marxistas.org ).
La lucha armada no era, entonces, ni
la usina que alimentaba el proceso revolucionario, ni la principal forma de
lucha hacia la toma del poder. Era modalidad final e imprescindible que
acompañaba el alzamiento de las masas,
pero supeditada a otros “procedimientos esenciales (…): la influencia educadora
y organización del socialismo”. (LENIN, La guerra de guerrillas, 1906, en www.marxistas.org .
En
resumidas cuentas, la “guerra del pueblo” no era más que la vía de una
paulatina “acumulación de fuerzas” políticas y militares (identificadas con la
“nación” y el “pueblo” simultáneamente) hasta acusar una clara superioridad de
fuerzas respecto del enemigo. La figura de la guerra no evidenciaba la etapa
culminante de la situación revolucionaria signada por el auge de masas sino que
era su propio motor, y el Ejército
–aunque bajo la dirección del PARTIDO- su gran protagonista.
Porque
con las armas se despierta la conciencia. Porque con las armas se enfrenta al
enemigo y porque con las armas se erige la resistencia, lo cierto es que en la guerra revolucionaria “la
política se hace en lo fundamental ARMADA” (1970); por eso “el ERP no
dejará en combatir” (1973), por eso, la LUCHA ARMADA “es y será el eje de la
POLÍTICA NACIONAL” (1976).
EL
PRT-ERP fue una organización que apeló a la lucha
armada como parte de su estrategia para la toma del poder. Y lo hizo a partir
de una caracterización del proceso revolucionario como guerra. Y EN ESA GUERRA,
EN TANTO EL ENEMIGO ERA INMESAMENTE MÁS PODEROSO, SÓLO LA CONSTRUCCIÓN DE UN
EJÉRCITO QUE FUERA DE LO “pequeño a lo grande”, templándose en “mil batallas”,
tanto en el campo como en la ciudad, podía garantizar el triunfó triunfo
popular que abrazó en 1968-1976.
*“(…) un muchacho de color subido, cabellera negra ala
de cuervo, piel aceite-ladrillo, boca color tomate, dentadura deslumbrante. Un
poco oblicuo a lo indio, robusto, sano, con ojos de astuto soñador, dulce y
terco”. WITOL GOMBROWICZ.* (HORACIO TARCUS, “Diccionario Biográfico de la Izquierda Argentina”,
Emecé Ed. Bs. As. p. 608).
*La
editorial de la revista “ESTRELLA ROJA” decía: “El Comandante SANTUCHO
vivirá eternamente en el corazón de su pueblo. La noticia de la muerte del
Comandante en jefe del ERP, MARIO ROBERTO SANTUCHO, junto a los compañeros del Buró
Político del Partido Revolucionario de los Trabajadores, + DOMINGO MENNA y +
Capitán BENITO JORGE URTEAGA el 19 de julio de 1976… Sorprendidos
accidentalmente por efectivos de las FF. AA. Contrarrevolucionarias en un dpto.
de Villa Martelli, Pcia. de Bs As., se estableció un combate desigual que
terminó con el asesinato de los compañeros al quedarse sin municiones. Así,
nuestro ERP, el PRT, la clase obrera y el pueblo argentino pierden a su más
grande dirigente revolucionario, continuar del espíritu de libertad e
independencia del General San Martín y del Comandante Ernesto “Che” Guevara”.
SANTUCHO, MARIO ROBERTO AGUSTÍN, apodos: ROBI, seuds. CARLOS RAMÍREZ,
MIGUEL, CARLOS, ERNESTO CONTRERAS.
Santiago del Estero, 12.8.1936-Villa Martelli, Pcia de Bs. As. 19.7.1976.
*Referencias Bibliográficas*
.
Política armada: el problema de la militarización en el PRT-ERP. VERA
CARNOVALE, revista Lucha armada en la Argentina, Bs As, 2008, nº 11, pp. 6 y sgtes.
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. ERP
Curso de Iniciación Política, Bs As. 1ª edición. 1972.
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EUGENIO MÉNDEZ, SANTUCHO – Entre la inteligencia y las armas – Ediciones de La
Toma, Bs As. 1999.
. PABLO
POZZI, “Por las sendas argentinas…” EL PRT-ERP La guerrilla marxista”, 2da
Edición, Imago Mundi, 2004, pp 418.
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GUILLERMO CAVIASCA “DOS CAMINOS PRT-ERP y MONTONEROS EN LOS SETENTA”, 2ª
edición, Bs. As. 2009, Cooperativa El río suena, pp. 232.
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HORACIO TARCUS, Diccionario biográfico de la izquierda argentina. De los
anarquistas a la “nueva izquierda” (1870-1976), Bs As., 2007, pp 736. SANTUCHO:
pp. 608-611. Por ROBERTO PITTALUGA CEDinCI.
.LUIS
MATTINI, Los perros. Memoria de un combatiente revolucionario, Ed. Peña Lillo,
ed. Continente, Bs. As, 2006, pp 252.
.LUIS
MATTINI, Los perros 2, Memorias de la rebeldía en los “70”. Ed. Peña Lillo, Ed.
Continente, Bs. As. 2007, pp. 252.
.
ALEJANDRA CIRIZA-EVA RODRIGUEZ, Militancia,
política y subjetividad. La moral del PTR-ERP. p. 85 en Políticas de la
MEMORIA, de CEDinCI Centro de documentación e Investigación de la Cultura de
Izquierda en la Argentina.
. VERA
CARNOVALE, Las Ejecuciones del PRT-ERP,
en LUCHA ARMADA EN LA ARGENTINA, Año 3, nº 8, 2007. p. 04-27.
*“Es
horrible matar. Sin embargo, no sólo matamos a los otros sino también a los
nuestros cuando es preciso. Pues sólo la violencia puede cambiar este mundo
asesino (…). Todavía no nos está permitido, decíamos, no matar”. BERTOLD BRECHT,
“LA MEDIDA”, p. 21*
*editó:
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO
PAMPERO Nº 437
DESDE
DEL BUNKER de los nibelungos australes, a 16 de abril de 2012. Gspp. ¡VIVA LA
PATRIA! *
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