miércoles, junio 06, 2012

“Sarmiento y la Religión Católica”


*A través de sus escritos por Alfredo Tarruella*

Editó: Lic. Gabriel Pautasso

*DE LA VIRGEN DE LUJÁN dice: “No es tanto su poder que pueda hacer competencia a Nuestra Señora de Lourdes. El milagro ya hace un siglo que se echa de menos en la tierra, debido a los progresos de la física y la química que los despintan apenas vislumbran en la embrollada inteligencia de los ignorantes”. DFS, OC, t. XXXVIII.p. 9*

1. La literatura romántica de los unitarios del siglo XIX argentino fue una expresión de odio, de profundo y deliberado rencor. Estos escritores constituyeron un grupo de libelistas –panfletos-, que usaron toda clase de artilugios, astucias y engaños para realizar sus propósitos. En realidad el conjunto de intelectuales que se desterraron voluntariamente en la época de JUAN MANUEL DE ROSAS, usaron de todas las armas prohibidas para persuadir a sus coetáneos con vistas al futuro, y esto lo advirtieron claramente, porque sus ideas dieron inconcebibles frutos. Fue una literatura peculiarísima, de una efectividad altisonante. Como obra literaria, como valor estético constituyó, indudablemente, un fracaso. Es que todos ellos no escribieron para enaltecer la belleza, no fueron ni poetas, ni novelistas, ni ensayistas con el fin elevado de dar trascendencia a la cultura de la patria. Escribieron con el único objeto de hacer triunfar un partido, creyeron que la ideología que preconizaron era la verdad, como lo creyeron muchos españoles del siglo XVIII, al subestimar la grandeza de la Edad de Oro y anhelar viva la europeización, es decir, la extranjerización de las fuerzas vitales del espíritu español. El pensamiento de los escritores unitarios fue idéntico. La misma crisis de religiosidad y la misma crisis de patriotismo. Españoles notables del siglo XVIII se cegaron como los nuestros, como se cegaba el indio ante el abalorio, o como los liberales contemporáneos, ante el desarrollo industrial estadounidense. El poeta QUINTANA proclama lo mismo que SARMIENTO: la religión del progreso; MORATÍN y MELÉNDEZ VALDÉZ RENIEGAN DE SU PATRIA PARA SEGUIR A LOS FRANCESES. El afrancesamiento español como el nuestro, que debíamos padecer durante toda la segunda mitad del siglo XIX. Indudablemente existe una similitud entre el liberalismo argentino, que desemboca en las quemazones de conventos de los tiempos de MENDIZABAL.
“El 12 de diciembre de 1883 decía SARMIENTO en la ciudad de Rosario: “En Rosario, en lugar de cúpulas y torres que fatigan al cielo con plegarias, levántanse graneros colosales. Os felicito porque hacéis poco consumo de iglesias y mucho de trilladoras y vagones”. DFS, OC, t. XXII, p. 217 *

2) Existe también otra similitud digna de tenerse en cuenta. Los europeizantes como SARMIENTO, ECHEVERRÍA, ALBERDI, GUTIÉRREZ, etc., defendían el librepensamiento, el progresismo, la moral sin religión. Era el pensamiento preconizado por los liberales españoles. En contraste, la clase campesina española, defendió denodadamente la religión, afilándose al carlismo en defensa de sus tradiciones. La revolución federal argentina, aunó al campesinado, al gauchaje, en un solo haz, y su lema fue muchas veces religión o muerte. La traición de los escritores unitarios contra el sentido religioso de la vida, contra la tradición hispánica encarnada en múltiples valores, entre ellos el idioma castellano, que fue despreciado, prefiriéndose el francés al castellano, tiene otra faz que ha de ser juzgada con la severidad que se merece, cuando las generaciones futuras hagan triunfar la verdad histórica. Nos referimos a la deslealtad, a las armas usadas para hacer triunfar un sistema ideológico que todavía existe y que tantos males haga irrogado al país de muchas décadas. Los métodos de la MENTIRA, la CALUMNIA, y el FRAUDE fueron utilizados sistemáticamente por los unitarios, por estos escritores que comentamos, para desprestigiar a todo lo que no correspondía a sus corrientes ideológicas.  


3) SARMIENTO fue el representante más conspicuo de mentalidad materialista unitaria. Con más energía física y mental que sus cofrades, con más seguridad, más astucia y espíritu destructivo que los demás, supo engañar y aún sigue engañando a los timoratos y a los débiles. El pensamiento sarmientino, sus ideas sobre la religión católica, a quien ataca continuamente, tratando de reemplazar el sentido católico de la vida por el liberal o el protestante. Este ataque sin solución de continuidad va unido a otra agresión constante hacia un enemigo irreconocible, a quien no perdona su lucha titánica, primero contra el mahometano y luego contra el protestantismo. Este enemigo es ESPAÑA. Caen en un lamentable error quienes creen que SARMIENTO en lo fundamental de sus ideas fue un contradictorio. Siempre supo a donde iba. Asestaba los golpes con un fin premeditado. Durante más de cuarenta años  escribió en los periódicos contra el catolicismo y contra ESPAÑA. En el Facundo, que los liberales consideran como obra maestra de SARMIENTO, quizá porque es el libro donde más se ensaña contra la tradición nacional, no solamente es ROSAS su enemigo natural, que hay que derribar para felicidad de la República, sino que insulta y calumnia a FELIPE II. Este rey que constituyó el baluarte de Occidente contra la herejía, que gracias a su afán purificador contribuyó maravillosamente a que se realizara el milagro de la Edad de Oro, le quitaba el sueño a SARMIENTO. Creyó todo lo que dijeron los protestantes de este caballero de la cristiandad, y lo injuriaba en cuanta oportunidad se le presentaba. Durante más de cuarenta años en periódicos de CHILE y la ARGENTINA no hizo sino denostar contra él; con las frases más grotescas de su género libelista, ese género que cultivó durante toda su vida, quejándose de la intolerancia de los demás.
● Lee SARMIENTO en el Congreso su mensaje inaugural: Hemos recibido en herencia masas populares ignorantes…Una mayoría dotada con la libertad de ser ignorante y miserable no constituye un privilegio envidiable para la minoría educada de una nación que se enorgullece llamándose república y demócrata”. José María Rosa, Historia Argentina, t. VII, La Oligarquía 1862-1878. p. 236.*

4) Desde que inició su carrera periodística en CHILE, SARMIENTO comienza sus ataques a la Iglesia en forma sistemática. No pierde oportunidad para ello. Escribe contra la moral cristiana, contra las jerarquías de la Iglesia, contra los seminarios, las órdenes religiosas y los fundamentos del catolicismo. El 21 de julio de 1842, a los treinta años de edad, escribe en el “Mercurio” de Valparaíso, un artículo, atacando virulentamente a un seminario que se iba a crear, a un proyecto de semanario. El artículo en cuestión se intitulada: “El exceso de clérigos”. Y dice entre otras cosas: “No se explica de otro modo la sublevación de toda Europa contra la Compañía de Jesús, orden docente, su extrañamiento de todos los países católicos, su reaparición al lado de tronos legítimos, el nuevo destierro que experimentan sus miembros desde que aquel poder regresor cae, y últimamente sus recientes tentativas para colarse en los nuevos Estados americanos, para ejercer su antigua profesión de maestros de la juventud que han perdido en todas partes, buscando aquí pueblos bisoños, y deseosos de recibir instrucción, no importa de quien, ni para qué fines. Son estos padres, tablas rotas de un antiguo naufragio, que andan flotando en el Océano de la nada, hasta que tocan una playa, donde no habiendo artífices que labren la madera, no falta quien la recoge y la utilice”.
En realidad los Jesuitas nada tienen que ver con tema periodístico que trata SARMIENTO. Pero aprovecha cualquier inoportunidad para calumniarlos. Las personas informadas saben muy bien que no fue toda Europa la que sublevó contra la Compañía de Jesús. Conocemos el crimen que se cometió con la expulsión de los padres de la Compañía, de América; conocemos también cómo fueron el liberalismo y la masonería los principales y ejecutores de una de las mayores injusticias de la historia universal. Pero SARMIENTO VOLTERIANO, imbuido del odio que animaba y anima a los masones contra la Iglesia, prosigue encarnizadamente, desnaturalizando los fines y propósitos del sacerdocio y dice: “¿Cuántos sacerdotes se necesitan para una población de poco más de un millón de habitantes? ¿Puede ser limitado su número? ¿Por qué el sacerdocio no es más hoy en nuestras sociedades, que una profesión, un medio de vivir útilmente para quien lo ejerce en la sociedad? 
Esta actitud de SARMIENTO respecto a la religión católica persiste durante toda su vida y es el tema de infinidad de notas periodísticas que comienzan en CHILE, su patria de adopción, y que continúan luego en los diarios argentinos.
Hay, por ejemplo, el evidentemente eficaz “Slogan” para su época, sobre la civilización y barbarie, (la civilización eran ellos, los hombres de casaca negra, la barbarie eran los demás, aunque fueran cultos hidalgos de provincias, como QUIROGA, PEÑALOZA, VARELA, NAZARANIO BENAVÍDEZ). Pero fue, ¿quién lo duda? Ese sub-título del “FACUNDO”, una bomba de tiempo puesta a la sociedad argentina”. (Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, Buenos Aires, segundo semestre, “Sarmiento y sus Mitos por RAMÓN DOLL, p. 57-60).


5) No solamente contra los clérigos arremetía SARMIENTO en los periódicos, su irreverancia llenaba todo el ámbito religioso. En el “Mercurio” de  ese mismo año 1842 apareció un artículo intitulado: “Las Hermanas de Caridad”. Aprovecha entonces para elogiar al protestantismo y las revoluciones liberales.  El vocablo civilización que utilizó para colocarlo como antagonista de la tradición nacional, para contraponerlo al gaucho, al caudillo, al hombre de nuestras pampas, lo utiliza en esa oportunidad contra el catolicismo. En el “Facundo” utilizó: “Civilización o barbarie”. Aquí aparece con otro lema: “civilización o catolicismo”. Efectivamente, enfrenta estos conceptos como antagónicos, como enemigos, como verdaderamente opuestos, antípodas. Y así nos dice: “La civilización parece mostrarse hostil a las casas monásticas, y los hombres que creen que las sociedades pueden retrogradar o detenerse, se han imaginado que el mal no está en las necesidades de la época, sino en el espíritu innovador de los que llaman filósofos. A esto podría preguntarse, admitiendo su hipótesis: ¿Por qué existen ahora estas ideas, y no han existido durante larga serie de siglos en que los conventos han existido sin obstáculo? ¿Por qué existen se manifiesta en todas partes esta misma prevención? ¿Por qué cada día ejercen estas casas menos influencia en la Sociedad? ¿Por qué los hombres mismos que ponen su hombro para que no caigan estos edificios que amenazan ruina, no hacen tomar a sus hijos el hábito? ¿Por qué escasean las fundaciones pías que en otro tiempo acumulaban tesoros para su esplendor y mantenimiento? ¿Por qué son vencidos a la larga donde quiera que su supresión se ha intentado realizar? ¿Por qué necesitan apoyarse en la autoridad para resistir? 
Esta persecución anticatólica que encontramos a través de la lectura de los escritos de SARMIENTO y que llena muchas páginas de los cincuenta y dos tomos de sus obras completas (¡52!), tiene caracteres inverosímiles, que revelan un estado paranoico que avanza a medida que aumenta su edad. Para SARMIENTO LAS REVOLUCIONES LIBERALES, CON SUS ESTRAGOS Y MATANZAS, constituyen la reacción de la civilización contra el pensamiento obscurantista representado por el catolicismo. Lo dice en sendos artículos publicados en las entregas del diario: “El Progreso”, de los días 10 y 11 de marzo de 1843. La diatriba en cuestión está dirigida contra “La Revista Católica”, que aparecía entonces en Santiago de Chile, e incita a los católicos a plegarse al librepensamiento, no resistir más las corrientes foráneas que van minando la tradición. Es como una obsesión sarmientina el elogio continuo e inveterado al progresismo industrial de las naciones protestantistas, desde según sus convicciones está la mayor gloria de Dios, y agrega: “Por eso desearíamos que nuestro clero conociese profundamente la historia profana de las épocas modernas, y el espíritu, marcha y tendencias del siglo en que vive. Por falta de este conocimiento puede incurrir en el grave error de darnos una sexta, décima o vigésima edición de las resistencias inútiles que en todas partes y en épocas diversas, ha hecho a las ideas del siglo, resistiendo a las  reformas o instituciones que la opinión exige, y suscitando contra la parte pensadora de la sociedad, las preocupaciones populares, que al principio corresponden al llamamiento, pero que al fin se vuelven en verdugo del mismo clero. Desearíamos que el clero se convenciese de que la CIVILIZACIÓN es una misma en todas partes de que los intereses de PARTIDO son unos mismos, y que lo que ha sucedido en EUROPA en diversas épocas, es un mismo hecho, cuyo resultado es fatal y necesario; y que este hecho con todos sus incidentes se ha de reproducir entre nosotros, siempre que se suscitan resistencias desacordadas”. 
El odio sistemático contra las manifestaciones de carácter religioso se convierte en una manía. ESPAÑA y su clero vuelve a ser víctima de los dicterios más agudos, habla de la intolerancia de los españoles, pero su propia intolerancia raya a alturas desconocidas- Es un intemperante sin fiscalización, pero esta intemperancia está animada por pasiones tremendas, que denotan una naturaleza sensual que no sabe detener sus impulsos. En el diario “El Progreso”, en 15 de marzo de 1843, escribe: “El proyecto de procesiones de semana santa, es pues, un verdadero anacronismo sin resultado, y sin otra importancia que una mascarada religiosa”. En el mismo periódico, en 28 de agosto de 1844, escribe: “La verdad es que la España, después de trescientos años de haber llevado una mordaza en la boca, de haberse gozado brutalmente en ahogar toda manifestación que contrariase las ideas dominantes, ha demostrado con los horrores y las atrocidades cometidas contra el sacerdocio, que no se contraría impunemente la marcha del espíritu humano, y que la intolerancia armada tiene también su día de castigo ejemplar y de expiación de sus delitos”.  
Este Jacobino enardecido, entregado a todos los elementos de su furia temperamental, que puso a precio la cabeza de RAFAEL HERNÁNDEZ, que logró para su satisfacción personal la de PEÑALOZA, que ansiaba el aniquilamiento del gaucho, para traer inmigrantes de los países protestantes, que bregó en CHILE contra su patria y que iba a tener en el normalismo, el baluarte del despotismo ideológico donde se fraguó el laicismo ateo, la falsificación de la historia nacional y se enalteció el libro más anti-argentino, surgido de su pluma, construido sobre la base de las mayores inexactitudes, ha conseguido triunfar parcialmente sobre las ruinas de la verdadera tradición argentina que hoy resurge patrióticamente.   
Pero SARMIENTO ha sido aleccionado por VÉLEZ. “Si la masonería ha sido instituida para destruir el culto católico, desde ahora declaro que yo no soy masón”, empieza con desconcierto de muchos y termina: “Hechas estas manifestaciones para que no se crea disimulo mis creencias tengo el deber de anunciar a mis hermanos -tres puntos- que de hoy en adelante me considero desligado de toda práctica o sujeción a estas sociedades. (A SARMIENTO no se lo tenía por católico, pese a algunos catecismos cuando fue director de Escuelas en Chile y Buenos Aires, y ciertas actitudes para congraciarse con el clero. Pero la Constitución Nacional exigía la condición de católico para ser presidente). José María Rosa, Historia Argentina, t. 7, p. 236.  

6) El mismo SARMIENTO dechado de infinita vanidad en el folleto que escribió atacando a su ex ministro AVELLANEDA y que intitulaba: La escuela sin la religión de mi mujer se jactaba con estas palabras de su victoria: “Nos admira la veneración que ya tienen nuestros hijos por los Padres de la Patria, que la constituyeron en nación en 1853, pues ya tenemos los hombres de la leyenda y del mito popular”. Esta confesión pública de la soberbia sarmientina nos revelaría de todo comentario si no existiera algo de verdad y mucha falsedad en sus aseveraciones. En realidad, hay una leyenda sarmientina fraudulenta y ya en plena decadencia y también supervive el mito de SARMIENTO que no es precisamente un mito popular; es el mito de la instrucción, del progresismo y del laicismo que fue impuesto por los gobiernos liberales y masones. Es el mito anti-católico que hoy defienden los epígonos del liberalismo y del marxismo unidos por un mismo quehacer y tarea análoga en el campo político y social.  
Al famoso predicador y teólogo ilustre, rector de la universidad de Córdoba, PEDRO IGNACIO DE CASTRO BARROS, presidente del congreso de Tucumán, secretario de Estado y diputado nacional en los tres congresos patrios de 1813, 1816 y 1825, lo trató de “fanático, ambicioso, majadero, insano e hipócrita”, porque condenó el liberalismo y defendió a los jesuitas. Y al año siguiente sostenía, como Gran Maestre de la masonería, que bastaba el simple deísmo profesar la creencia en el Gran Arquitecto del Universo y en la inmortalidad del alma”. Revista Masónica Verbum, discurso de 1882. Héctor D. Daliadiras, “Algo más sobre SARMIENTO”, Editorial Nuevo Orden, Huemul, Bs As. 1965, p. 158.


7) El odio al catolicismo estuvo unido al odio a España. A través de su labor periodística advertimos cómo esta nube rencorosa de denuestos, calumnias y digresiones VOLTERIANAS contra la religiosidad española, crece y recoge cuanto detritus encuentra a su paso. No hay nada original en ese ataque sin tregua, pero la blasfemia es continua. Veamos algunos. En “El Progreso”-diario del 23 de agosto de 1844. Escribe: “La España agriada por la lucha con los mahometanos, se hizo intratable en materia de creencias religiosas; porque para ella la patria, la familia, la nacionalidad, la libertad, el idioma, estaban representados en su  creencia religiosa. La  cruz y la media luna lucharon palmo a palmo por la posesión de la España; si el islamismo triunfaba, los españoles de raza eran esclavos, expatriados, desnacionalizados. Cuando la España salvó de este peligro, la intolerancia quedó no obstante, en la médula de los huesos de todo el pueblo. La reforma no hizo más que irritar esta inveterada llaga, y si la nación en masa lo esperó armada de hogueras, tormentos, confiscaciones, delaciones y persecuciones espantosas. Nada reservó de entre sus más vitales intereses, que no sacrificase a la pasión que la dominaba. Con la expulsión de los moros perdió su industria y su agricultura, con la de los judíos, su dinero y su comercio, con la inquisición armó a sus reyes del despotismo más absoluto, dándoles derecho de penetrar a toda hora con el Santo Oficio en el hogar doméstico, destruyendo así todas las garantías que resguarden al ciudadano y como si sacrificios tan grandes no le pareciesen aún bastantes, no quiso cultivar las ciencias, por miedo de errar; y mientras que la Europa se enriquecía, se civilizaba y se hacía libre, la España continuaba remachando sus cadenas y retardándose indefinidamente en la carrera de la industria y de la libertad. Recién hoy la vemos moviéndose y trabajando, no con el sudor de su frente, sino con la sangre de sus venas, por reparar los males que se hizo con su funesta ceguedad”. SARMIENTO que era el hombre más intolerante de su tiempo señala como intolerante a España y recoge todas las falseadas que el protestantismo difundió durante dos centurias. No es exacto lo que dice de moros y judíos ni tampoco lo que afirma sobre el Santo Oficio. La intolerancia fue general en Europa durante los siglos XVI y XVII, pero los más intolerantes, los ejecutores de las grandes matanzas, de las grandes confiscaciones fueron sin lugar a dudas las sectas protestantes, acuciados por la rapiña de los nuevos propietarios. SARMIENTO, como los detractores malévolos ignoró el sentido y la obra del tribunal de la Inquisición e ignoró la obra maravillosa de la contrarreforma en su lucha por la conservación de la fe. Por eso SARMIENTO, como discípulo de VOLTAIRE, se ensaña en su diatriba contra los jesuitas sobre la base de una información falsa y del odio nacido con el fermento de pasiones groseras.
CÓRDOBA OSCURANTISTA. Sarmiento, además, tuvo un gesto especial en infamar a Córdoba, REDUCTO DEL OSCURANTISMO HISPANO, según él. En “El Nacional” del 6 de marzo de 1883, escribía: “LA RELIGIOSA CÓRDOBA, JESUITA Y MEDIEVAL, ES LA PROVINCIA MÁS ATRASADA Y MÁS IGNORANTE, COMO RESULTADO DE TRES SIGLOS DE EDUCACIÓN JESUÍTICA, FRANCISCANA Y CONVENTUAL. Ignorancia disimulada bajo capuchones de frailes y borlas doctorales”. Sarmiento, Obras Completas, Tomo XLVIII, pp- 210. 211.

8) El SENTIDO MATERIALISTA DE LA VIDA, EL ODIO A LA POBREZA Y EL ELOGIO DE LA RIQUEZA ES CONSTANTE EN SARMIENTO que es el irreligioso por antonomasia. Por eso se comprende su rencor a ESPAÑA. En Buenos Aires, después de CASEROS, continuo su antigua prédica ANTIESPAÑOLA y ANTICRISTIANA. El 11 de enero de 1858 escribe en El Nacional, un artículo que sigue su leit-motiv y donde incluye también a ITALIA entre los países despreciables: Tienen aquellos países que habérselas, no ya con preocupaciones hostiles a todo progreso y a toda libertad, sino  con organizaciones e influencias sacerdotales, que pretenden conservar el poder político que tan infructuosamente para la religión y la moral cristiana misma, habían ejercido durante siglos. Los que confunden la religión con la jerarquía eclesiástica, y un personal organizado para enseñar moral, como si la moral fuese ajena a las sociedades mismas, tienen que convenir lo que ese sistema de administración religiosa ha producido la ignorancia, la degradación moral y la pobreza común en ITALIA y ESPAÑA a las clases de la sociedad que tan estado más inmediatamente bajo su influencia, o que si la inmoralidad se ha producido o perpetuado durante siglos por causas extrañas, esa influencia jerárquica es importante para curar males que no pueden atribuirse a errores de la filosofía del siglo XVIII que son posteriores a la pobreza, ignorancia e inmoralidad de que han sido presa la ESPAÑA y la ITALIA durante siglos y de que se esfuerzan por librarse hoy”.  Con un desparpajo detonante SARMIENTO enjuicia a la religión y a sus ministros, y reduce a la nada siglos enteros de cultura, de dos de las naciones más cultas del globo. Esta irresponsabilidad, esta improvisación que sólo puede ser dictada por la ignorancia de la materia de que se trata, la encontramos en el decurso de toda la producción sarmientina. Los 52 tomos de sus obras completas son un venero de esta prosa, donde la audacia convierte en grotesco lo que quiere ser polémica, y que no es sino, una agresión deliberada contra países, la Iglesia Católica y hombres representivos de la más elevada espiritualidad.  
En esta campaña DE TODA SU VIDA contra el catolicismo y España, SARMIENTO ataca todas las épocas DE LA GRAN CULTURA CRISTIANA, aquéllas donde el hombre logró su mayor nivel espiritual. No se detiene nunca ante la mentira o la calumnia, para ello usa todos los proyectiles que se le vienen a mano. ES EL GUERRILLERO PUERIL Y ELEMENTAL QUE DESCRIBE EN “RECUERDOS DE PROVINCIA” que atropella y hiere a pedradas, a todo aquel que se le aproxima. El 15 de abril de 1844 expresa en el diario El Progreso, de Santiago de Chile; “…Nuestra época tiene por fortuna otro espíritu y otra carácter; es menos sacerdotal, pero mucho más cristiana, menos religiosa si se quiere, pero más moral y más caritativa, es en fin lo que debe ser, lo que no está en su mano CAMBIAR”. Ya sabemos que SARMIENTO plagia a VOLTAIRE, y que siente una dilección de apóstata, al injuriar a la orden de SAN IGNACIO. Por eso en El Progreso del 7 de agosto de 1844, intitulado: Los jesuitas”, dice: “Perseguidor ha sido el catolicismo, hasta nuestros días, en los que a fuerza de sangre y revoluciones se le ha quitado los medios de DAÑAR”. Y después, astuto e irónico a la vez, nos habla del creador de la COMPAÑÍA y de su obra como un enemigo de la fe, que recoge la consabida LEYENDA NEGRA que se ha tejido contra los JESUITAS. He aquí algunos parágrafos del artículo en cuestión: UN CAPITÁN ESPAÑOL LLAMADO D. IGNACIO de LOYOLA, dejó el servicio militar después de haber sido herido en un sitio en Pamplona y formó una asociación de sacerdotes llamada COMPAÑÍA de JESÚS.
El genio de este piadoso varón comprendió bien la situación del catolicismo y realizó desde luego la idea de ASOCIACIÓN más vasta, más profundamente calculada, que concibió jamás cerebro humano. Acaso dio a su arma temple más subido que el necesitaba el objeto especial a que la destinada; acaso la fragilidad humana que degenera las cosas más santas y puras se produjo como la cizaña entre la buena simiente, aprovechando para fines mundanos lo que había concebido para conseguir objetos más altos: lo que hay de cierto es que cuando se hubo desenvuelto esta RED que cubría la sociedad cristiana entera, los soberanos se creyeron como cogidos en ella y aprisionados en sus tronos, en los que no podían moverse ya, sin el permiso de la orden cuyos progresos habían ellos mismos fomentado; y los reyes, los déspotas absolutos, los dueños de vidas y haciendas, se vieron forzados a conspirar y concentrarse en medio de las tinieblas y rodeados del misterio, como los débiles y los oprimidos, para romper de un golpe y en todos los puntos las cadenas que los oprimían”.
Hay escritos de SARMIENTO donde se observa el agravio calculado, la tergiversación de los hechos y de los personajes, todo está estudiado para herir mejor, para calumniar con eficacia. Cuando se refiere a los jesuitas habla como si hablara de una asociación creada para el mal, para tiranizar a la especie humana, para dirigir a los hombres hacia la inmortalidad. Es el lenguaje de la propaganda masónica de ese tiempo.
Es el estupor que sentía GOYENA cuando leía las barbaridades que escribía SARMIENTO, en las que se presenta como un hombre inculto e irrespetuoso de los valores del espíritu, y no podía comprender, la consideración extraordinaria que le dispensaban algunos de sus contemporáneos. En una nota editorial del diario EL PROGRESO, de CHILE, que es de comicidad simiesca: “…Creemos que lo precede bastaría para probar que si conduce a algo que los sacerdotes sean célibes, el gobierno debe poner coto a la multiplicación del sacerdocio a no ser que se diga que dos y tres no son cinco o que el celibato de los clérigos no disminuye la población, lo que a cierto, probaría que el celibato ES A MÁS DE INÚTIL, PERJUDICIAL, Y UN SEMILLERO DE CORRUPCIÓN”. 
CÓRDOBA OSCURANTISTA: SARMIENTO tuvo un gesto especial en infamar a Córdoba, reducto del oscurantismo hispano, según él. En EL NACIONAL del 6 de marzo de 1883, escribía: “La religiosa Córdoba, jesuita y medieval, es la provincia más atrasada y más ignorante, como resultado de tres siglos de educación jesuítica, franciscana y conventual. Ignorancia disimulada bajo capuchones de frailes y borlas doctorales”. Sarmiento, Obras Completas, Tomo XLVIII, pp. 210, 211.

9) En su afán de dar vuelta a las cosas, de trabucar la verdad, de explicarlo todo de acuerdo a una conveniencia personal, llega hasta lo ridículo. En un artículo denominado: “LA ROMERÍA A LUJÁN” se burla con frases repugnantes de los milagros y ansiosamente propende a sacar la religión de todas partes. Del Estado argentino y de la enseñanza pública. En un discurso de 11 de mayo de 1860, ataca y consigue triunfar sobre un proyecto de FÉLIX FRÍAS que decía:LA RELIGIÓN CATÓLICA, APOSTÓLICA, ROMANA ES LA RELIGIÓN DE LA REPÚBLICA ARGENTINA CUYO GOBIERNO COSTEA SU CULTO. EL GOBIERNO LE DEBE LA MÁS EFICAZ PROTECCIÓN Y SUS HABITANTES EL MAYOR RESPETO Y LA MÁS PROFUNDA VENERACIÓN”. Durante la época de JUAN MANUEL DE ROSAS el Estado era católico y FRÍAS y los católicos anhelaban esta continuidad que era la de la TRADICIÓN NACIONAL del país, pero SARMIENTO, como había hecho en la provincia de Buenos Aires, la reduce a la fórmula constitucional actual. Es siempre el enemigo del catolicismo, que en esa oportunidad proclama: LA LIBERTAD de la CONCIENCIA  es la base de todas las otras  libertades, la base de la sociedad y de la religión misma. Donde no hay libertad de conciencia, donde  la religión fue una tiranía, como en España y aquí, entonces el sacerdote dice: es inútil para los niños el estudio de su propia religión, porque los niños nacen y mueren católicos, so pena de ser quemados vivos”. A la irreverencia une el sarcasmo, a la blasfemia la irrespetuosidad sistemática. SARMIENTO hiere los sentimientos más nobles del pueblo argentino. En 1883, cuando se discutía la implantación de la LEY 1420, SARMIENTO FUE EL PALADÍN DE LA  ENSEÑANZA ATEA. Sus discursos marchan al mismo compás que los WILDE y LEGUIZAMÓN. Pero él, como alto grado de la masonería, es oído en todos cenáculos liberales y triunfa el proyecto que anula la CONCIENCIA ARGENTINA. En “UNIÓN”, GOYENA, LAMARCA, ACHÁVAL y ESTRADA que levantan el último baluarte del catolicismo conocen bien a SARMIENTO y dicen de él que ES EL EGOÍSMO UNIDO A LA GROSERÍA, “SU CRITERIO ES SU APETITO, Y SU APETITO ES DESORDENADO, HASTA INSPIRAR NÁUSEAS”.
Sarmiento en el “EL NACIONAL”-diario del 19 de febrero de 1883, ataca a GOYENA y lo compara FELIPE II, a quien llama asesino. En una prosa tabernaria, con un lenguaje de hampón, sigue con su antigua e inveterada manía de su antiespañolismo. SARMIENTO fue siempre el enemigo implacable del catolicismo, el admirador de RENÁN  y de todos los apóstatas. Por eso se hizo MASÓN desde muy joven. Por intermedio de los HERMANOS TRES PUNTOS consiguió el poder y desde allí pudo consumar su obra empezada varias décadas antes.
*HASTA 1885 fue GRAN MAESTRE DE LA MASONERÍA y en 1888 murió como había vivido, sin auxilios espirituales.  Supo dar  a su vida una dirección siempre continuada en su afán de satisfacer sus grandes vanidades y egoísmos. El cumplió con la masonería y los masones cumplieron con él. Su apostasía corrió pareja con su irresponsabilidad al juzgar hombres y países, su irreverencia era el producto de una falta de sensibilidad por las cosas del espíritu. Careció del don de la POESÍA por eso siempre era materialista, nunca idealizó y cayó en SUS ESCRITOS en galimatías, en concepciones grotescas. Como decía GOYENA en La Unión, nunca fue serio y sensato. Se adivinaba en él la burla grosera del juglar que quiere divertir a su público con sus difamaciones a Países y reyes. POR ESO EL MISMO GOYENA DECÍA QUE CUANDO ESCRIBÍA O HABLABA, LUCÍA CASCABELES, LLEVABA PANDERATA Y HACÍA CABRIOLAS.*



DIARIO PAMPERO Cordubensis  *Nº 449
INSTITUTO EREMITA URBANUS. Córdoba de la Nueva Andalucía y del Tucumán, el 6 de junio del Año del Señor de 2012. Fiesta de SAN NORBERTO , Obispo y Confesor. Sopla el Pampero. ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO! ¡VIVA HISPANOAMÉRICA! Ave María Purísima! Estudio realizado en base de la revista de investigaciones históricas JUAN MANUEL DE ROSAS de Buenos Aires, Argentina por ALFREDO TARRUELLA, “Sarmiento y la religión católica, a través de sus escritos, nº 22, julio-diciembre 1960. ¡Hace 52 años! Pp. 129-140. ¡UNA GLORIA DEL REVISIONISMO HISTÓRICO ARGENTINO! Gspp*

1 comentario:

KaosHispano dijo...

MASONETIS posmodernos felices pero sin saber que la MANO DIVINA les caerá encima en el momento FINAL dado.

DIOS NO PERDONE A LOS DEMOLEDORES ROMAE.

http://kaoshispano.blogspot.com.es/2014/12/la-mafiada-vaticanal-no-permite-ni-un.html