En buena parte, la actitud del nacionalsocialismo alemán hacia los judíos hay que buscarla en su base ideológica, fundada en la moral del trabajo. HITLER, que había nacido en una esfera modesta y forjado su personalidad en la experiencia de la vida de lucha y privaciones, sabía que dentro de un pueblo no cabían preferencias odiosas, y buscaba en el individuo la ponderación el mérito por el trabajo. En 1924, escribía:
“El judío no es un nómada; pues hasta el nómada tuvo ya una noción definida del concepto “trabajo”, que habría podido servirle de base para una evolución ulterior siempre que hubiesen en él las condiciones intelectuales necesarias.
El judío fue siempre un parásito en el organismo nacional de otros pueblos, y si alguna vez abandono su campo de actividad, no fue por voluntad propia, sino como resultado de la expulsión que de tiempo en tiempo sufriera de aquellos pueblos de cuya hospitalidad había abusado. “Propagarse” es una característica típica de todos los parásitos, y es así como el judío busca siempre un nuevo campo de nutrición.
“En la vida parasitaria que lleva el judío, incrustada en el cuerpo de naciones y ESTADOS, está la razón de lo que un día indujera a SCHOPENHAUER a exclamar que el judío es “el gran maestro de la mentira”. Su vida en medio de otros pueblos puede, a la larga, subsistir, solamente si logra despertar en ellos la creencia de que, en su caso, no se trata de un pueblo, sino de una “comunidad religiosa”, aunque muy singular”. (Mein Kampt – Mi lucha -, cap. XI).
RESULTABA inevitable, por tanto, que al ocupar el Poder en Alemánia dictara medidas contra los “parásitos” JUDÍOS. El 15 de septiembre de 1935 firmo la ley que prohibía el matrimonio entre judíos y alemanes. Al mismo tiempo, no se permitía a ninguna mujer menor de cuarenta y cinco servir en una casa judía, y no se permitida tampoco a los judíos exhibir la bandera nacional. Tan sólo podrían ser ciudadanos alemanes los alemanes “puros” o las personas de sangre aria. Dos meses más tarde, el 14 de noviembre, HITLER, FRICK y HESS firmaron las normas que establecían quiénes era judíos. En ellas se declaraba que era judío cualquier descendiente de tres abuelos judíos, o de dos si practicaba la religión judía.
A CONSECUENCIA de estas medidas se inició un verdadero éxodo: se calcula que entre 1933 y 1939 abandonaron Alemania 300.000 judíos, de una población total de medio millón.
El 7 de noviembre de 938, un joven judío asesinó en París, al agregado de la Embajada alemana, VON RATH. La reacción en Alemania fue fulminante y terrible. En la noche del 9 al 10 de noviembre, que alguien descrito como “una noche e horror y pesadilla”, los nacionalsocialistas desencadenaron un alud de represalias contra establecimientos judíos y la propia comunidad israelita. Según un informe de HEYDRICK a GOERING de fecha 1º de noviembre de 1938 (Nuremberg, tomo IX, pág. 554: documento reconocido como auténtico por GOERING y todos los acusados contra los cuales fue presentado), durante aquella noche, conocida como la Kristallnatch (Noche de Cristal), fueron saqueadas y destruidos 815 almacenes, 171 inmuebles, 267 sinagogas y otras 14 monumentos de la comunidad israelita, siendo detenidos 20.000 judíos, 7 arios, 3 extranjeros y produciéndose 36 muertos y 36 heridos.
Aquellos actos vandálicos no sólo no provocaron medidas oficiales para evitar su repetición, sino que motivaron la adopción por parte el gobierno nacionalsocialista de las disposiciones:
1) Sanción a los judíos con una multa de mil millones de marcos.
2) Exclusión de los judíos de la vida económica alemana.
3) Orden a las compañías de seguros para que entregaran al Estado y no al perjudicado judío las indemnizados correspondientes a los daños sufridos.(De otra forma – observó GOERING en la reunión donde se aprobaron estas disposiciones – el verdadero perjudicado sería todo el pueblo alemán).
En aquella época se iniciaron los internamientos en CAMPOS DE CONCENTRACIÓN PARA EL PERSONAL ENEMIGO, internamientos que se incrementaron durante el curso de la guerra. Hay que señalar, no obstante, que incluso en la misma Alemania el 40 5 aproximadamente de los judíos lograron sustraerse a la deportación.
En los campos de concentración alemanes, que se constituyeron cuando el Partido nacionalsocialista accedió al poder, en particular, los comunistas, los “bolches” acá diríamos.
2) Los judíos, en porcentaje más elevado y por simple hecho de pertenecer a la comunidad racial. Por motivos raciales, aunque en número muy inferior, fueron internados también los gitanos (los egipcios).
3) Los combatientes de la Resistencia de los diversos países europeos, que no eran considerados como soldados regulares por los alemanes (guerrilleros o partisanos o maquis).
4) Los prisioneros de guerra (soldados regulares) y los trabajadores extranjeros que incurrían en atentados o sabotajes. Algunos núcleos de prisioneros rusos fueron internados sin motivo determinado, o al menos conocido.
5) Los delincuentes comunes.
Originariamente, los campos estaban administrados por las SS, que paulatinamente fueron dejando la administración en manos de los propios internados, buscando con ello una economía de personal. Se ha afirmado que los alemanes esta medida por sadismo, pero lo cierto es que se trata de una práctica corriente en todas las cárceles del mundo, aunque justifique el refrán de que no hay peor cuña que la misma madera. La Haftlingsführung (Dirección del campo por los mismos internados) era la dueña de la vida interna del campo, y las fuerzas alemanas se limitaban a la guardia exterior. Formaban parte de ella indistintamente los internados políticos –que llevaban como distintivo un triángulo rojo cosido a la manga de la chaqueta– y los internados por delios comunes -triángulo verde -. En términos generales, lo triángulos rojos eran más capaces y acabaron imponiéndose en la mayoría, aunque no puede decirse que su actuación resultara más beneficiosa para los internados. Tal vez trataran con más humanidad, desde un punto de vista puramente físico, a sus compañeros, pero en la mayoría de los casos el humano afán de sobrevivir y el deseo de conserva los privilegios derivados de su situación hacían que el egoísmo se impusiera a la solidariedad.
Resulta muy difícil calcular el número total de internados en los campos de concentración alemanes. De forma muy aproximada podría cifrarse en 5.000.000 internados durante el período de existencia de los campos, con un máximo de 3.500.000 judíos.
Las causas de los sufrimientos y de la mortalidad en los campos de concentración fueron el hambre, los malos tratos, las ejecuciones (principalmente de los que intentaban fugarse y de los saboteadores) y las epidemias de tifus. También las matanzas colectivas con finalidad de exterminio, en donde los hubo. En Buchenwald y en Dachau el porcentaje de muertes fue del 13% al 20%. En Auswichtz fue más elevado, alcanzando 30% entre los judíos. También debe tenerse en cuenta que muchos deportados fallecieron en los años inmediatamente posteriores a su liberación a consecuencia de enfermedades contraídas durante su internamiento.
La persecución implacable contra los judíos se acentuó a raíz de la declaración de guerra a RUSIA, que, según difundió GOEBBELS, ministro de propaganda del III Reich, habían forzado los judíos, presionados a su vez por STALIN. Poco después apareció el libro titulado GERMAN MUST PERISH (Alemania debe morir), de un tal THEODOR KAUFMAN, JUDÍO norteamericano, en el se preconizaban medidas de esterilización de todos loa alemanes, hasta lograr que en plazo de 60 años quedara eliminada del continente la raza alemana. HITLER ordenó que el libro fuese leído en todas las emisoras de radio del país.
Las cifras de los muertos en los campos de concentración se han exagerado extraordinariamente por varios motivos:
a) Porque gran parte de la mortalidad fue consecuencia de la mala ADMINISTRACIÓN , a cargo de los propios internados, los cuales, al ser liberados, pretendieron justificar muchas muertes con las cámaras de gas.
b) Aumentando la DIMENSION de los crímenes nazis se justificaban la represión y los atropellos de los Aliados.
c) Se perseguía también una finalidad económica, es decir, la obtención de indemnizaciones para los fallecidos y ex internados.
TESTIMONIO 1:
“El bloque estaba dividido en dos castas: por un lado los recién llegados, por el otro los once individuos, jefe de bloque, escribiente, peluquero y Stubendienst, germanos o eslavos, que forman su aparato administrativo, con una especie de solidariedad que elimina todas las discrepancias, todas las diferencias de condiciones o de concepciones y les une a todos incluso en la reprobación contra los demás.
Ellos, que también son presos como nosotros, pero desde hace más tiempo, y que conocen todas bribonadas de la vida penitenciaria, se comportan como si fuesen nuestros amos, nos mandan con el insulto, la amenaza, y el garrote. Nos es imposible el no considerarlos como agentes provocadores o esbirros de la S. S. Yo entiendo al fin lo que lo que son los “Chaouchs”, esos carceleros y sus hombres de confianza en los presidios, de los cuales nos habla la literatura francesa sobre prisiones de todo tipo. Desde la mañana a la noche, los nuestros, arqueando el torso, alardean del poder que tienen para enviarnos al crematorio a la menor salida de tono y con una simple palabra. Y, también desde la mañana hasta la noche, comen, fuman lo que insolentemente, visto y sabido por todos, nos roban de nuestras raciones: litros de sopa, rebanadas de pan con margarina, patatas guisadas con cebolla, o con pimienta picante. Ellos no trabajan. ESTÁN GORDOS. NOS REPUGNAN”.
PAUL RASSINIER
TESTIMONIO 2:
“NO he llegado aún al final de mi oración fúnebre. ¿Has oído hablar nunca de rehenes? Es un último invento para castigar a los saboteadores. Es la cosa más atroz que pueda imaginarse. Unos ciudadanos inocentes y respetables son detenidos y esperan en la cárcel su condena. Si el saboteador no es encontrado, la Gestapo fusila cinco rehenes, sencillamente. Los periódicos publican con frecuencia la noticia del fallecimiento de esos hombres, bajo el título: “¡Accidente fatal!” Valiente, el alemán. ¡Y pensar que yo pertenezco a él! Pero, no, hace mucho tiempo que HITLER nos convirtió en apátridas. Por otra parte, no hay mayores enemigos de los alemanes y los judíos. Con cariño.
ANNA FRANK
TESTIMONIO 3:
“DACHAU, otro nombre con reminiscencias trágicas. El obispo auxiliar de Munich, Monseñor NEUHAÜSSER, que estuvo internado en Dachau, estudió minuciosamente los ficheros del campo y llegó a la conclusión de que habían pasado por él 200.000 personas procedentes de treinta y ocho naciones (entre 1933 y 1945), y que el número de incinerados fue de 30.000. NERI E. GUN, citado como testigo a un prisionero muy antiguo llamado DOMGALA, hace ascender el número internados a 400.000, con 100.000 muertes. Y el Pastor NIEMOLLER afirmó en 1946 que en Dachau habían sido incinerados 283.756 personas, es decir, una cifra posiblemente superior a los internados.
TESTIMONIO 4:
“Las anomalías del régimen del campo no les alteren y cuando, por azar, reparan en ellas, muy sinceramente responsabilidad de las mismas a la h-Führung o a la masa misma de los detenidos. No comprenden que estamos escuálidos, débiles, sucios y en harapos. El III Reich nos proporciona, no obstante, todo lo necesario: la alimentación, los medios para una higiene impecable, un alojamiento confortable en un campo modernizado en lo posible, distracciones sanas, música, lectura, deportes, un árbol de Navidad, etc. Para nosotros no sabemos aprovecharnos de ello. Es la prueba evidente de que HITLER tiene razón y que, salvos raras excepciones, pertenecemos a una humanidad física y moralmente inferior. ¿Individualmente responsables del mal que se hace bajo su vista, con su complicidad o cooperación, a la vez inconsciente y deliberada? Seguramente no; fueron víctimas del ambiente, de este ambiente especial en el cual, escapando del control de los individuos y rompiendo colectivamente con las tradiciones, todos los pueblos, sin distinción de régimen o de nacionalidad, se pierden periódicamente, y cuando les lega el turno, ante la encrucijadas peligrosas de su historia”.
PAUL RASSIENER
CITAS CITABLES:
1) Paul Rassinier, La mentira de Ulises, Ediciones Acervo, Barcelona, pág. 59.
2) 2) JOURNAL DE ANNE FRANK. Calman-Levy. 950, págs. 54-55. KITTY es un personaje ficticio, al que ANA FRANK dirige esas cartas que componen el Diario. Además, hay una gran polémica sobre la autoria del “Diario”. Ha sido objetado por el Movimiento Revisión.
3) “Europa en llamas39”. Prologo de MANUEL AZNAR, Dirección: JOSÉ LLORENS BORRÁS, Ediciones Acervo, Barcelona, 1975, pp. 576.
4) Paul Rassinier, La mentira de Ulises, págs. 76-77.
Consulta permanente :
PAUL RASSINIER, « La mentira de Ulises », Ediciones Acervo, Barcelona, 1975.
PAUL RASSINIER, “El drama de los judíos europeos”, Ediciones Acervo, Barcelona, 1976.
Cátedra de la Argentinidad: + PAUL RASSINIER, maestro de historia contemporánea, jamás desmentido, con su Mentira de Ulises. 11 ex libris de 1948 a 1964. Un recuerdo a EDICIONES ACERVO BARCELONA que nos enseño a valorizar la VERDAD HISTÓRICA a las generaciones hispanoamericanas, en especial, argentinas.
“AMICUS PLATO SED MAGIS AMICA VERITATIS” - La antigua sabiduria.
Imagen: entrada a un campo con la divisa Arbeit macht frei…El trabajo os hará libres. DP 161. “Revisión…” LA IMAGEN SIGUIENTE: CAMPO DE DACHAU- Alemania, 1945
Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero Cordubensis nº 171
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