In Memoriam
“Algún día todo el mundo conocerá la verdad sobre lo ocurrido en Montecassino”.
(Abad GREGORIO DIAMARE, 6 de enero de 1944).
Personalidades:
- Alfred Joldl, 1890-1946, coronel general ejecutado en Nürenberg. Jefe de operaciones en Berlín del Ober Kommando der Wehrmacht (Comando supremo de las fuerzas armadas alemanas).
- Albert Kesselring, 1885-1960, General Mariscal de campo de la Luftwaffe y comandante supremo de las tropas alemanes en Italia en 1943/1944.
- Vittorio Emmanuele III, 1897-1947, rey de Italia 1900-1945, emperador de Etipía en 1936. En 1922 nombra jefe de gobierno a Benito Mussolini. En 1943 lo sustituye por Badoglio. Abdica en 1945 a favor de su hijo. Muere exiliado en Alejandría, Egipto.
- Pietro Badoglio, 1897-1956, Mariscal de Italia, duque de Addis Abeda. En
- 1943en el gobierno de Italia y firmó en septiembre el armisticio de Italia frente con los Aliados.
- Fridolim von Senger und Etterlin, 1882-1963, general de caballería y tropas de montaña. Comandante de operaciones de la línea Gustav, con epicentro en Cassino. Hombre de singular cultura humanística y estudioso del canto gregoriano, el canto propio de la Iglesia Católico, creado por el Papa San Gregoriano, decisivo por su protección a los monjes y en el traslado del tesoro artístico-cultural del monasterio de San Benito de Nursia, al Vaticano en 1943.
- Sir Harold Alexander, 1891-1969, mariscal británico, adjunto del general Eisenhower en ÁFRICA del Norte, comandante en jefe del teatro de operaciones del Mediterráneo y comandante del XV grupo de Ejército. Dirige las operaciones militares en Cassino y en el desembarco de Anzio-Nettuno.
A mediados de enero de 1944, los Aliados intensificaron sus esfuerzos para tratar de romper la Línea GUSTAV. Pero los éxitos relativos conseguidos en los flancos contrastan con el fracaso en el centro, donde CASSINO sigue siendo inexpugnable. Finalmente, el Mando Aliado se convence de que Cassino no puede ser atacado frontalmente, sino que debe ser cercado, para lo cual hay que conquistar las alturas que lo rodean, especialmente MONTECASSINO, donde se encuentra la famosa abadía benedictina. Montecassino, junto con Stalingrado, es uno de los nombres que sonarán más durante la segunda guerra mundial…y después de ella, ya que la destrucción de la abadía por los bombarderos Aliados, presentada por los anglo-americanos como una “necesidad militar”, constituyó un monumental error táctico y psicológico y provocó enconadas polémicas. En el monasterio, cuyas obras de arte había sido evacuadas previamente a Roma, no había un solo soldado alemán; únicamente unos cuantos monjes y algo más de un millar de refugiados civiles de los pueblos colindantes que habían obtenido silo en la abadía. El 14 de febrero de 1944, un año antes de la destrucción de Dresde, cerca de doscientos fortalezas volantes dejan caer sobre el monasterio 450 toneladas de bombas. Sólo quedan en pie las centenarias paredes de roca. Pero los efectos son absolutamente contrarios a lo esperado: los alemanes encuentran en aquellas ruinas unas posiciones inexpugnables, en las que resistirán todos los ataques Aliados hasta el 17 de mayo, frenando durante cuatro largos meses el avance el avance de todo un Ejército.
Montecassino es la página negra de los Aliados. Posteriormente, el propio general CLARK admitirá que el bombardeo de la Abadía fue un grave error.
“Defendía Cassino la Primera División de paracaidistas alemanes. La insensata de estos soldados hizo desplomarse todo nuestro plan. Otras cosas concurrieron a retrasar la operación, pero lo esencial fue la fanática moral de aquellos jóvenes, educados desde la infancia en la creencia de que sus vidas debían ser dedicadas a Adolfo Hitler. La intensa profundidad de ese sentimiento no fue nunca bien comprendida entre los Aliados. Sin embargo, ello impidió la necesaria unión de las dos fuerzas del general Clark, condenando al ejército a cuatro amargos e improvechosos meses de peligro. Algunas de nuestras mejores, como las neozelandesas, se estrellaron inúltimente contra posiciones que, dentro lo normal, debían haber caído. Alan Moorehead, Eclipse, José Janés Editor, Barcelona, 1946, p. 61.
“El 12 de febrero. En mi ausencia – había ido a Anzio – FREYBERG telefonea a GRUENTHER para pedirle que la Aviación apoye, al día siguiente, a la División hindú debilitando las posiciones enemigas de la región de Cassino.
“No estoy seguro – replica GRUENTHER de poderos proporcionar un apoyo aérea tan importante como pedís. El general comandante del Ejército (CLARK) ha ordenado que la Aviación concentre su esfuerzo principal en el frente principal de Anzio. Sin embargo, haremos todo lo posible por complacerse.
Después de examinar la situación, GRUENTHER llama a FREYBERG para prevenirle de que sólo dispondrá de una escuadrilla de cazabombareros.
“¿QUERÉIS INICARNOS LOS OBJETIVOS QUE DESEÁIS VER ATACADOS? – pide GRUENTHER.
- El convento, responde FREYBERG.
- - ¿Queréis decir el monasterio? No figura en nuestra lista de objetivos.
Con esta expresión se refiere a los puntos a bombardear establecidos por el Estado Mayor del V Ejército, basados principalmente en las recomendaciones de FREYBERG. No debía ser modificado más que en el caso de que el Estado Mayor del V Ejército propusiera reemplazar uno de los objetivos por otro, más indicado, cuyo bombardeo reportara una ayuda más eficaz a las tropas de asalto. Esta lista contaba con mi aprobación.
Según la nota que GRUENTHER m envío inmediatamente después de esta conversación, FREYBERG replicó: “Estoy completamente seguro de que figura en mi lista de objetivos. En cualquier caso, deseo que sea bombardeado. Los otros objetivos carecen de importancia, pero éste reviste una importancia vital. El comandante de la división que lleva a cabo el ataque cree que constituye un objetivo esencial y yo estoy enteramente de acuerdo con él”. (MARK W. CLARK).
Afirmo que el bombardeo de la abadía que se alzaba al suroeste de Cassino, en la cumbre de la colina, ha sido un error y lo hago con pleno conocimiento de las controversias suscitadas por este episodio de l campaña de Italia.
Una carta dirigida por la Secretario de Estado norteamericano al Subsecretario de Estado del Vaticano, el 13 de octubre de 1945, resume perfectamente, creo, la posición oficial. Se subraya ALLÍ QUE “los jefes Aliados poseían la prueba irrefutable de que la Abadía del monte Cassino ESTABA ENGLOBADA en el sistema defensivo alemán.
Yo era uno de los jefes y quien dirigía las operaciones de Cassino. Yo afirmé entonces que nada probaba que el enemigo hubiera utilizado la abadía con fines militares. Ahora mantengo, y poseemos la prueba cierta, que ningún soldado alemán, salvo, salvo los emisarios, penetró jamás en el interior del monasterio con otro fin que el de prestar auxilio a los enfermos o visitarlo. Una vez empezaba la batalla, el motivo turístico dejó de ser un pretexto para recorrerlo. El bombardeo de la abadía para nuestra propaganda fue no sólo perjudical para nuestra propaganda sino un ERROR TÁCTICO DE LOS MÁS GRAVES. Hizo nuestra tarea más difícil, más costosa en hombres y en material y nos hizo perder tiempo. (MARK CLARK).
Después de nuestro fracaso al tratar de romper el frente de Cassino, visite el hospital de nuestra base en Caserta para ver a nuestros heridos. Al llegar al hospital pregunté si había algún herido alemán y me contestaron que había una veintena de soldados alemanes gravemente heridos pertenecientes a la Primera División de Paracaidistas. Eran atendidos en una sala separada.
Cuando aparecí en la puerta de su sala, el feldwebel (sargento mayor) alemán, a pesar de sus gravísimas heridas, dio una voz de mando a sus hombres:
- ACHTUNG, HERR GENERAL!
Los heridos adoptaron una posición de firme en sus camas, con sus brazos extendidos sobre las sábanas.
-Machen Sie weiter – me ví obligado a exclamar, pues de lo contrario se habrían quedado en aquella posición hasta nueva orden.
Menciono este incidente para dar una idea de la clase de soldados que se enfrentaban con nosotros. Cualesquiera que sean nuestros sentimientos con respecto a los alemanes, éstos eran extraordinarios tenaces y valerosos. HAROLD ALEXANDER.
El VIII Ejército tiene ahora por misión rebasar por misión rebasar y apoderarse de Cassino y penetrar en el valle del Liri mientras que el V Ejército debe recorrer la costa hasta Anzio. En nuestro sector sólo hay una ruta, la carretera número 7, que bordea la costa, completamente dominada por importantes cadenas de altas montañas. La carretera parece un canalón colocado en un tejado de fuerte pendiente y es imposible tomarla sin tener el control de las alturas vecinas. Decidido, pues, que el V Ejército hará lo que nadie, y menos los alemanes, esperan. Se lanzará directamente al asalto de las montañas con toda la fuerza y la rapidez que sea capaz…
A las 11 de la noche, desde Cassino hasta el mar, alrededor de 1000 años empiezan a disparar a un mismo tiempo. Los obuses caen con gran precisión sobre los puestos de mandos enemigos, los nudos ferroviarios, los cruces de carreteras, y sobre los objetivos de importancia VITAL, identificados tranquilamente durante los reconocimientos aéreas de los meses precedentes. Las cadenas de montañas que bordean el frente ocupado por un resplandor muy vivo, se sumergen de nuevo en la oscuridad, después tiemblan bajo la selva siguiente. Fue seguramente el bombardeo más eficaz de toda la campaña. Redujo pura y simplemente a polvo gran número de baterías y centros vitales enemigos. Por eso, muchas horas después del choque inicial de este ataque, lanzado donde menos lo esperaban, los alemanes estaban sumergidos en la confusión y eran incapaces de recuperar el control ordenado de su sistema defensivo. (MARK W. CLARK).
Editó Gabriel Pautasso
gabrielsppautasso@yahoo.com.ar
DIARIO PAMPERO Cordubensis Nº 221
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