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“Para decir algo verdadero y justo, nunca es demasiado tarde”. - S. H.
“Escribe como si estuvieses solo en el Universo y no tuvieses nada que temer de los prejuicios de los hombres”.
La Metrie
Hoy en día los historiadores revisionistas forman ya legión. Pero un tiempo en que pocos, muy pocos, tuvieron el valor de negar los mitos oficiales. Y entre los primeros en hacerlo el lugar más destacado le corresponde a un francés, PAUL RASSINIER. Hoy queremos rendirle aquí un pequeño homenaje, tanto para reconocer su labor como para resarcir su memoria de tan injustos ataques.
Su actitud tiene más valor cuanto que él fue una víctima del Nacionalsocialismo. Miembro del PC francés en 1922 y del Partido Socialista (SFIO) desde 1934, formó parte de las redes de resistencia del grupo “Liberation Nord”, siendo detenido por los alemanes en 1943, pasando por los campamentos de concentración de Buchenwald y Dora. Su obra publicada es muy amplia. En “Pasaje de la Ligne” 1948 narra su experiencia en los campos de concentración; en “Le Mensogne de Ulysee” 1950 (2009: 59 años) se enfrenta por vez primera a la literatura de guerra concentracionaria y exterminacionista, que provocó un revuelo de la mayor magnitud. Otras obras suyas son “Le Discours de la Derniére Chance – Introduction a une doctrina de la paix 1953; “Le Parlament aux mains des banques” 1955; “Candasse on le Huitieme Peche Capital (Une histoire d´autre Temps) ; « Ulysse trahi par les siens 1961 ; « La veritable Proces Eichmann ou Les Vainqueurs Incorregibles » 1962 ; « L´Equivoque Revolutionnaire 1962 ; « La fin du Regne du Peur » 1963 ; « Una troisieme guerra mondiale pour le petrole ? » ; Le Drama des juifs europeens » 1964 ; « L´Operation Vicaire » 1965 ; « Partis et politiciens devant la guerre » 1966.
Esta monumental obra ensayística e historiográfica ha sido traducida al inglés, al italiano, al alemán, y también al español, con cuatro títulos editados en castellano “La mentira de Ulises”, “La verdad sobre el proceso Eichmann”, “La operación Vicario” y “El drama de los Judíos Europeos”, todos por editorial Acervo, de Barcelona, España.
RASSINIER fue víctima de ataques especialmente insidiosos, no sólo en su país sino en todo el mundo. En España, por ejemplo, ese conspicuo historiador del sistema que es MARIANO FONTDROMA , es especialista en temas del fascismo y las guerras mundiales de “Historia y Vida” SE ATREVÍA a escribir (“H y V”, nº 23): “Mi personal opinión es que Rassinier ni es francés, ni es socialista, ni estuvo en Buchenwald, por lo menos como cautivo”. Como sabemos que, por desgracia, son muchos los que comparten estas peregrinas ideas hemos querido reproducir en nuestras páginas documentos que atestiguan todo lo que FONTDROMA y sus discípulos vernaculos PIGNA, LANATA, ROMERO, O´DONNELL, y aquel ex secretario de cultura de ALFONSIN más tutti quanti, demás “historiadores” “gacetilleros” se empeñan en negar.
Entendemos que honrar a RASSINIER es, también honrar a todos los que han sufrido la persecución por defender la Verdad Histórica: FAURISSON, STÄGLICH, CHRISTOPHERSEN, ZÜNDEL, KEEGSTRA, BUTZ, etc.
SEIS MILLONES DE MUERTOS: tal es la espantosa cifra que las organizaciones judías lanzan sin cesar a la faz del mundo; es, al mismo tiempo, el argumento sin réplica que han utilizado en el Concilio Vaticano II (1962-1965) para obtener la revisión de la Liturgia católica en Semana Santa.
Esa cifra de seis millones declarada por las organizaciones judías – de los congresos mundiales a las DAIA (s) para el nuevo eclesial ecuménico interconfesional - , sin comprobación ni control de ninguna clase, sirvió de base a la acusación en ocasión del Proceso internacional de Nuremberg de 1946 y fue ventilado por la prensa del mundo entero.
Actualmente, han llegado a nuestro conocimiento muchos hechos y documentos que eran ignorados en aquella época, y ya no resulta posible otorgar crédito a aquella cifra.
Un socialista francés de izquierda, que estuvo internado en el campo (KZ) de Buchenwald, M. PAUL RASSINIER , a llevado a cabo investigaciones prolongadas y minuciosas acerca de esta cuestión, y a expuesto su resultado en cuatro extensos volúmenes.
RASSINIER ha llegado a la conclusión de que el número de judíos muertos en deportación se eleva a un millón doscientos mil, aproximadamente, y esa cifra ha sido aceptada finalmente como válida por el “Centro Mundial de Documentación Judía Contemporánea. Señalemos que el estudio de M. PAUL HILBERG sobre el mismo tema da la cifra de 896.292 víctimas.
Después del cúmulo de exageraciones y de imposturas que han deformado completamente los hechos, creemos que es equitativo dar a conocer al lector deseoso de VERDAD HISTÓRICA el contenido real de un drama indiscutiblemente trágico pero que, reducido a sus exactas proporciones, se inserta en el contexto de lo que fue el drama se produjeron, de una y otra parte, millones de víctimas inocentes.
Las notas que siguen pertenecen a las dos últimas de M. PAUL RASSINIER : La verdad sobre el proceso EICHMANN, 1962 y El drama de los judíos europeos, Ediciones Acervo, Barcelona, 1976, 264 pp. A más: La Operación Vicario, Ediciones Acervo, 1966, 264 p. y JOSÉ A. LLORENS BORRÁS, Crímenes de guerra, Ediciones Acervo, 1973, 189 p. Pero dejemos al autor la responsabilidad de sus escritos y estudios. Pero nos ha parecido que esos libros eran un testimonio muy valioso que, PRUEBAS EN MANO, sitúa el problema en sus justos términos.
No pretendemos desconocer ni paliar los crímenes que cometieron los alemanes durante la guerra. Nos parece, sin embargo, excesivo que todavía hoy se castiguen y se persigan. Y más cuanto que, según creemos demostrar, los vencedores incurrieron también en execrables crímenes que quedaron en la impunidad. Sin embargo, las palabras pronunciadas por GOLDA MEIR en su visita al PAPA PABLO VI el pasado mes de enero de 1973, y comentando la misma, no dan lugar a dudas en cuanto a la persistencia del deseo de venganza que alientan determinadas figuras y esferas influyentes. 1. La jefe del Gobierno de Israel se expresó de la siguiente forma: “El Papa me dijo, de entrada, que se le hace difícil comprender al pueblo israelí, porque debía comportarse con mi misericordia y, en cambio, reacciona con aspereza en su tierra”. Como yo – añadió doña GOLDA – no puedo soportar que me hablen de este modo, le respondí al Pontífice: - “Santidad: el primer recuerdo de mi vida es la matanza de judíos en Kiev. Cuando nosotros éramos misericordiosos y no teníamos una patria, cuando éramos débiles, nos han llevado a las cámaras de gas”.
…No podía olvidar – dijo también – que me hallaba frente al cabeza de la Cristiandad, al hombre de la Cruz, y que bajo ese signo han sido matados hebreos en todas las generaciones. (A.B.C. 21 de enero de 1973).
En el curso de los procesos de los grandes criminales de la guerra alemanes, en Nuremberg, en 1945-1946, se citó por primera vez el número de judíos víctimas de los campos de concentración – KZ – y de las cámaras de gas nazis.
En su requisitoria del 21 de noviembre de 1945, M. JUSTICIE JACKSON declaró que, de los 9.500.000 judíos que vivían en la Europa ocupada por los alemanes, habían desaparecido 4.500.000.
Esa cifra no fue tenida en cuenta por el tribunal. Sin embargo, transformada a no tardar por la prensa en diez millones, fue posteriormente rebajada a un promedio de seis millones y asentada definitivamente por el mundo entero.
Había sido establecida aproximadamente por especialistas de la demografía judía, comparando, como había hecho el Congreso Mundial Judío, los datos respectivos acerca de la población judía de los diversos países ocupados, antes y después de la guerra, lo cual daba un total de seis millones de desaparecidos. Desgraciadamente, aquellas estadísticas no tenían en cuenta los importantes movimientos migratorios de la población judía europea entre 1933 (inicio de HITLER) y 1945 (fin de HITLER), especialmente hacia PALESTINA y los ESTADOS UNIDOS, y en consecuencia estaba falseadas en su misma base, ateniéndose a las declaraciones verbales o escritas de “testigos”, las cuales, tras una seria investigación, se han revelado en su mayor parte de llenas de contradicciones, de exageraciones y de mentiras (¿de ULISES?), y no pueden, por tanto, ser tomadas en consideración.
“El Pastor NIEÖLLER había informado, en una conferencia pronunciado el 3 de julio de 1946 y editada bajo el título de “Der Weg ins FREIE” por FRANZ M. HELBACH, de Stuttgart, que “238.756 personas fueron incineradas en Dachau”.
Sin embargo, “El 16 de marzo de 1962, en un discurso que pronunció en el propio Dachau ante los representantes de 15 naciones que se habían reunido allí para conmemorar el XVII aniversario de la liberación del campo, MONSEÑOR NEUHÄUSSLER, obispo auxiliar de Munich, pronunció un discurso del cual informaba Le Figaro al día siguiente en estos términos.
“Esta tarde, en medio de un riguroso frío y a pesar de la tormenta de nieve,, los peregrinos se han reunido en el campo de Dachau, donde, según el discurso de MSR. NEUHÄUSSLER, fueron exterminados treinta mil hombres de los doscientos originarios de treinta y ocho naciones que fueron internados en él desde 1933 a 1945”.
(PAUL RASSINIER: El Drama de los judíos europeos, p. 12. Les Sept Couleurs, París, 1964).
Otros, tales como RUDOLF HOESS, HOELBRIGEL, HOETT, WISCELICENY, etc., que figuraron entre los acusados de Nuremburg y sobre los cuales pesaba una condena a muerte o la esperanza de un indulto, son todavía más sospechosos. Habiendo sido objeto a menudo, en el curso de su detención, de malos tratos o de amenazas, parecen haber dicho o escrito lo que se quería que dijeran o escribieran, de acuerdo con una táctica copiada de los soviéticos y que ahora tiene carta de ciudadanía en todas las prisiones del mundo, desde Guantánamo hasta Dachau y vuelta.
Testimonios muy endebles para fundar en ellos un cálculo del número de víctimas de los campos o KZ. Sin embardo, la cifra de los seis millones fue esparcida a través del mundo y aceptada como artículo de fe de la nueva fe, sin control ni comprobación de ninguna clase. Ha hecho escuela gracias a un florecimiento de una literatura de guerra concentracionaria una-mundoalista o cosmopolita planetaria, en su mayor parte JUDÍA, que constituye un cúmulo de imposturas y de FALSOS TESTIMONIOS.
Mencionamos una lista Axis rule in occupied Europe, del profesor RAFAEL LEMKIN, judío polaco, el cual, refugiado en Inglaterra, fue el primero en acusar a la Alemania Nacionalsocialista del delito de genocidio.
Después fueron numerosos los explotaron el tema:
“Cadenas y Luces”, del abate JEAN PAUL RENARD.
“La destrucción de los judíos europeos”, de PAUL HILBERG.
“El breviario del odio”, de LEÓN POLIAKOV.
“El Tercer Reich y los judíos”, de LEÓN POLIAKOV y WULF.
“Documentación sobre los gases”, H. KRAUSNIK.
“Memorias de RUDOLF HOESS”, publicadas en parte bajo el título de “Habla el comandante de Auschwittz…”.
“El Vicario” de ROLF HOCHHUTTH. Pero la palma de oro se la lleva, indiscutiblemente, el inverosímil libro del médico judío húngaro MIKLOS NYIZLI que lleva por título: “Médico en Auschwitz”.
Por la falsificación de los hechos, las evidentes contradicciones, las desvergonzadas mentiras, ese libro parece demostrar que M. MIKLOS NYIZLI habla de lugares en los cuales no ha estado nunca, es decir, tal como señala M. PAUL RASSINIER en pág. 52 de El Drama de los judíos europeos.
A CONTINUACIÓN DAMOS UN EJEMPLO DE LAS MACABRAS ELUCUBRACIONES DE ESA OBRA, DIGNA DE FIGURAR ENTRE LAS NOVELAS DE LA “SERIE NEGRA”,
Si hay que creer al distinguido “médico de Auschwitz”, veinticinco mil personas (25.000 personas) FUERON EXTERMINADAS DIARIAMENTE DURANTE CUATRO AÑOS Y MEDIO, EN AQUEL CAMPO. UN TOTAL DE:
365 x 4 ½ 0 1642 DÍAS,
CON UNA CIFRA DE 25.000 x 1642= 41.000.000 de VÍCTIMAS, es decir, dos veces y media la población total judía mundial de anteguerra, 1939.
M. PAUL RASSINIER trató de localizar a este extraño “testigo”: le dijeron que “había muerto poco antes de la publicación de su libro”.
Hoy, tras la exhumación y publicación de muchos documentos desconocidos en la época del proceso de Nuremberg (1945-1946), resuelta absolutamente imposible continuar sosteniendo como lo hizo JULES ISAAC en sus dos libros: Jesús e Israel y Génesis del Antisemitismo, o M. WLADIMIR JANKÉLEVITH, profesor de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de París, en un artículo de “Monde”, que el número de víctimas judías se elevó a seis millones, y cada día se hace más evidente que la cifra fue considerablemente exagerada por la causa judeo-sionista y no corresponde a ninguna realidad. Sin embargo, la prensa mundial continúa publicando esas cifras, y el semanario parisino “Paris-Match” del 20 de febrero de 1965, en su número especial sobre la toma de Berlín, escribía en grandes titulares: “En los campos de la muerte fueron asesinados quince millones de deportados”(¿…?). (véase, de LEÓN DE PONCIS, “EL JUDAÍSMO Y LA CRISTIANDAD”, Mexico, 1965, 249 pp, sin pie de imprenta).
En el Proceso Eichmann, celebrado en Jerusalén, la cifra de los seis millones de deportados no fue pronunciada en ninguna de las sesiones:
“En el proceso de Jerusalén, la acusación quedó considerablemente debilitada por su motivo central, los seis millones de judíos europeos exterminados en las cámaras de gas”. Esa cifra sólo ha sido dada por la prensa y por los testigos: el Acta de Acusación redactada por M. GEDEON HAUSSNER se limita a decir, como es sabido, “unos” millones; es el primer paso en el camino de las confesiones relativas a esa evidente impostura.
“Recién terminada la guerra, en medio de la confusión de las mentes y el desorden de las cosas, era un argumento que resultaba fácil de hacer admitir. Hoy, se han hecho públicos muchos documentos que se desconocían en la época en que se desarrollo el proceso de Nuremberg, y esos documentos tienden a demostrar que, si bien los judíos fueron odiosamente vejados y perseguidos por el régimen hitleriano no es posible que hubieran seis millones de víctimas”.
(PAUL RASSINIER: La verdad sobre el proceso Eichmann, p. 131).
En efecto, contrariamente a los cálculos establecidos por M. JUSTICE JACKSON , judío, en Nuremberg, y por el profesor SHALON BARON en Jerusalén, durante el proceso Eichmann, la población judía estaba muy lejos de elevarse a 9.600.000, como sostuvo el primero, o a 9.800.000, como pretendió el segundo.
Entre 1933 y 1945, fueron numerosos los judíos de la Europa Central que, para escapar a las vejaciones, y luego a las persecuciones nazis, emigraron hacia otros países como lo demuestran recientes estadísticas. En su libro El Drama de los judíos europeos, M. PAUL RASSINIER da informaciones sumamente concentras acerca de la cuestión.
En resumen, he aquí lo que nos dice:
Teniendo en cuenta aquella emigración constante, M. ARTHUR RUPPIN, el más autorizado de los estadísticos judíos, calcula aquella oblación en 5.710.000. Por su parte, el Centro de Documentación Judía de París y el doctor KORHNERR dan , respectivamente, las cifras de 5.294.000 y 5.500.000, siendo esta última la que aproximarse más a la realidad. Las estadísticas de los supervivientes elaboradas en 1945 están falseadas por aquella omisión inicial, y los márgenes de error relativos a los supervivientes no ha sido, pues, 1.651.000, como se dijo entonces, sino de 4.200.000 o más, lo cual reduce la cifra de los desaparecidos de un millón a un millón y medio, que significa ya un elevado porcentaje de víctimas.
Otra fuente de error en lo respecta al cálculo del número de víctimas, como señala M. PAUL RASSINIER en La verdad sobre el proceso Eichmann, p. 81., procede del hecho de que a medida que las tropas rusas avanzaban, los deportados de los campos polacos fueron evacuados hacia los campos de Oeste: Buchenwald, Dora, Dachau, etc. Aquellos detenidos, fichados a su llegada a Auschwitz o a otro campo, al no ser encontrados en el momento de la liberación fueron dados por desaparecidos o exterminados en las cámaras de gas, si se trataba de judíos. En realidad, aquellos prisioneros estaban vivos en los campos alemanes, pero el ritmo de su llegada había hecho imposible su fichaje ulterior y estaban, por decirlo así, incontrolados.
Añadamos, además, esto: el índice de mortalidad en los campos reservados a los judíos fue, desde luego, más elevado que en los otros. Pero, después de minuciosas investigaciones, puede afirmarse que, de un modo general, si la elevada mortalidad en los campos puede atribuirse a las SS encargadas de su custodia, puede atribuirse todavía más a los detenidos encargados de la administración de los campos.
Sea como fuere, el número de desaparecidos que acabamos de señalar está corroborado actualmente por el actual estudio estadístico o encuesta del Centro Mundial de Documentación Judía Contemporáneo, que estima en 1.458.292 LAS VÍCTIMAS JUDÍAS, y no 6, 9, o 15 millones de víctimas judías.
Pero un hecho está comprobado. Investigaciones muy serias efectuadas en los mismos campos han demostrado, de modo irrefutable, que contrariamente a las declaraciones de los “testigos” a que hemos aludido anteriormente, en ninguno de los campos situados en territorio - Buchenwald, Dora, Mathausen, Dachau, Bergen-Belsen – existieron cámaras de gas. Ese hecho esta reconocido por el Instituto de Historia Contemporánea de Munich, dechado de hostilidad al Nazismo.
En Dachau se inicio la construcción de unas cámara e gas, pero sólo fue terminada después del final de la guerra, por unos SS que habían ocupado el lugar de los deportados.
Ello no es pretexto para el doctor BLAHA diera numerosos detalles acerca de las pretendidas exterminaciones en aquel campo, ni pata que el abate JEAN PAUL RENARD afirmara en su libro Cadenas y Luces que “había visto entrar a millares y millares de personas” en las cámaras de gas de Buchenwald… que no existían, ni para que numerosos “testigos” declararon en el proceso Eichmann, en Jerusalén, que habían en Bergen-Belsen a deportados que marchaban hacia la cámara de gas.
En lo que respecta a los campos de Polonia ocupados por la Alemania nacionalsocialista, la existencia y la utilización de cámaras de gas en Chemno, Belzec, Maidanek, Sobidor y Treblinka han sido atestiguados por un único documento de un Sr KURT GERSTEIN. Ese documento, redactado en francés por aquel ex Waffen SS – no se pregunta por qué, pero no lo sabrá nunca, ya que el interesado “se suicidó” en su celda después de haber redactado aquella extraña confesión -, pareció tan apócrifo desde que salió a relucir, que presentado en Nuremberg el 30 de enero de 1946, fue rechazado por el Tribunal y no se aceptó como pieza de cargo contra los acusados. Sin embargo, la prensa de la época lo presentó como auténtico, y continúa circulando en tres versiones – dos francesas y una alemana, que por otra parte no coinciden - . La versión alemana figuró en el proceso Eichmann, en 1961. La mala fe, como puede apreciarse, es tenaz.
No parece probable que haya existido una cámara de gas en Belzec. En Auschwitz, en cambio, parece establecida la prueba de la existencia y del funcionamiento de una tal cámara. Hay una abundante documentación al respecto. Pero los textos son tan a menudo divergentes y contradictorios, que resulta difícil separar la verdad. Si tales cámaras funcionaron en Auschwitz, sólo pudo ser a partir del 20 de febero de 1943, fecha de su terminación el 17 de noviembre de 1944, es decir, durante diecisiete o dieciocho meses, de los cuales hay que deducir cierto número, ya que según el informe del DRTEZSO KASZTNER, presidente del Comité para la Salvación de los judíos de Budapest de 1942 a 1945, aquellas cámaras permanecieron inservibles desde el otoño de 1943 hasta el mes de mayo de 1944.
En cuanto al número de víctimas que habrían pasado por aquellas cámaras parece difícil calcularlo, ya que las cifras facilitadas por los diversos TESTIGOS pertenecen más al terreno de la extravagancia que al de la realidad. Tantos testigos se han “suicidado”, tantas otros, - que quizás no han existido nunca – han “fallecido”, que resulta imposible prestar crédito a sus declaraciones, ya que lo que más sorprende cuando se quieren encontrar testimonios concretos y los originales de los documentos es la “desaparición” de unos y de otros.
Del Estudio de M. PAUL RASSINIER se desprende claramente que si bien la Alemania hitleriana era racista, y como tal no consideraba a los judíos como connacionales, en sus comienzos, por lo menos, no trató de exterminar a los judíos, sino de colocarlos fuera de la comunidad nacional. El Estado de Israel no ha hecho ni más ni menos al expulsar a Jordania a 900.000 (sic) árabes que vivían en Palestina hasta 1948.
“La Alemania hitleriana – dice M. PAUL RASSINIER – era un Estado racista. Sin embargo, es sabido que el Estado racista preconiza la expulsión de la raza minoritaria más allá de las fronteras de la comunidad nacional: el Estado de Israel es un claro ejemplo de ello.
“El artículo 4 del programa de 25 puntos del Partido Nacionalsocialista, hecho público en Munich el 24 de febrero de 1920, decía que “Sólo un compatriota puede ser ciudadano. Sólo el que es de sangre alemana, independientemente de su confesión, puede ser compatriota. UN JUDÍO NO PUEDE SER COMPATRIOTA...
“Y al artículo 5 concluía:
“El que no es ciudadano sólo puede vivir en Alemania como huésped y se encuentra sometido a la legislación de los extranjeros.
“Cuando, el 30 de enero de 1933, el Nacionalsocialismo subió al Poder, los judíos alemanes se encontraron automáticamente incursos en el Estatuto de los Extranjeros, el cual, en todos los Estados del mundo, les excluye de los puestos de mando del Estado o de la Economía. Tal es la base jurídica de las leyes raciales en la Alemania hitleriana…”
“La única diferencia entre la Alemania hitleriana y los otros Estados estriba se es extranjero en virtud de la nacionalidad, en tanto que a los ojos del Nacionalsocialismo se era extranjero en virtud de la raza. Pero, en Israel, no hay ningún árabe que sea profesor, funcionario de Estado,
administrador de un kibbutz , o ministro. Admito que lo que ocurre en Israel no justifica lo que ocurrió en Alemania – aunque sólo sea porque no puede justificarse el mal con el mal -, pero yo no justifico, yo explico, y para explicar desmonto un mecanismo: si cito a Israel, es solamente para demostrar al mismo tiempo con el mal racista, en el sentido en que el Nacionalsocialismo entendía la palabra, está mucho más extendido de lo qe se cree, puesto que los paladines del antirracismo de ayer son hoy sus protagonistas, y que, contrariamente a lo que generalmente se oponía, la Alemania hitleriana no es el único ejemplo de racismo que pueda ofrecerse al mundo”.
(P. RASSINIER: “La verdad sobre el proceso Eichmann, pp. 102-103).
En la foto: M. PAUL RASSINIER en Dachau. KZ.
Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero Cordubensis nº 178 - Edición Especial
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