Temas Históricos
"Ese día fuimos a La Tablada. Todo era confusión. Nadie sabía quiénes estaban al frente del copamiento. Tomamos un helicóptero. En un momento se dijo que nos habían baleado mientras volábamos. Pero nunca sentimos ningún tiro. Cuando llegamos hicimos una recorrida. Había un olor a muerto, un olor a carne quemada increíble. ¡¡¡Yo vi una cabeza!!! Juro que vi una cabeza. Se me salían los ojos de órbita. Se intentó hacer la "visita" de una manera protocolar, pero era imposible. Alfonsín se fue de ahí con bastante olor a muerto. Después se reunió con Caridi, que era el comandante en jefe del Ejército, y con Nosiglia. Creo que todos tardamos días en recuperarnos." Víctor Budge, fotógrafo presidencial.
(1º parte)
COMBATE DE LA TABLADA
23 de enero de 1989
GUERRA CONTRA LA SUBVERSIÓN
MARXISTA, ATEA Y APÁTRIDA.
Ataque a los cuarteles de la Patria
Regimiento de Infantería Mecanizado 3 “General Belgrano”
Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 1
Declaraciones del vocero presidencial - Sr. José Ignacio López, 24 de enero de 1989
1. Antes de la visita del Dr. Raúl Alfonsín a La Tablada (11:30 hs)
El "Frente de la Resistencia Popular" sería quien se atribuye esta operación, fundamentando a través de lo que permito calificar, desde ya, como una patraña y una novela. Aparentemente, una operación destinada –según se lo pretende hacer creer– a defender la Constitución por esta vía inaceptable, como si la Constitución ayer hubiera estado en peligro por vía de otros elementos a quienes allí se les pretende atribuir la responsabilidad que no ha existido en ningún momento, al menos, en la situación de ayer.
Porque allí, como ustedes los habrán visto por alguna comunicación que ha obtenido ayer alguna agencia de noticias, se pretendía hacer creer como que se estaba en vísperas de un golpe y que esto se hacía para salvar a los argentinos de un golpe. Esta es una patraña, una novela.
2. Al regreso de la visita presidencial (17:00 hs)
Periodista: ¿Qué nos puede decir de la visita?
Vocero Presidencial: Éstas son situaciones en las que uno debe confesar que no tiene palabras; no tengo palabras para expresar lo que acabo de ver. Es realmente muy difícil tratar de exteriorizar el sentimiento que a uno le provoca ver la demencia puesta en acción. Ahí vemos lo que puede la alucinación si es que se puede emplear esta palabra para calificar de alguna manera este ataque a mansalva, esta entrega de vidas, esta muerte.
Realmente, los argentinos, creíamos que ya habíamos pagado la cuota de dolor y sangre que toda la sociedad está pagando para construirse. Realmente creo que esto nos puede llenar de estupor y también nos debe estimular el coraje, la decisión, la valentía, la disposición de esos hombres de las Fuerzas Armadas, del Ejército y de las Fuerzas de Seguridad: esos hombres, con cara pintada y sin cara pintada, que se dispusieron a dar la vida para que nosotros podamos seguir viviendo en libertad.
La Nación, 25 de Enero de 1989:
"Panorama desolador después del final"
Sólo quedaban cuerpos mutilados, municiones dispersas y edificios destruidos donde se había desarrollado un cruento combate. Ya había sido abierto el tránsito a los vehículos particulares por la avenida Crovara que pasa por delante del Regimiento. Ese detalle y los innumerables curiosos que se comenzaron a congregar por centenares delante de las cámaras de televisión y frente al alambrado del cuartel, pese al agobiante calor, eran los signos de que las dramáticas horas vividas ya habían quedado atrás.
Distribuidos en varios grupos y acompañados por el jefe de prensa del Estado Mayor General del Ejército, coronel Roque Troiano, los periodistas realizaron una luctuosa visita al lugar, minutos después de que el presidente Alfonsín se retirara de allí. Participaron en la invasión aproximadamente cincuenta delincuentes. Más de veinte fueron abatidos y hay unos diez detenidos. Desconocemos si algunos lograron escapar. Entre el armamento encontrado hay granadas de origen soviético.
En el pasillo que forman esas dos construcciones estaban los cuerpos de tres atacantes abatidos: dos hombres y una mujer. Los vehículos con que habían ingresado los agresores al cuartel estaban literalmente aplastados, ya que las tanquetas les habían pasado por arriba. La mayoría tenían los baúles repletos de panes de trotyl y de proyectiles antitanques. Había cinco Renault 12, una camioneta Ford y un Ford Falcon incendiados. También estaba el camión de reparto de gaseosas con el frente totalmente destruido y con el que habían roto el portón de la entrada principal de la unidad militar.
Los edificios de la guardia principal y donde están los calabozos fueron también escenario de las escenas más violentas. Después de los disparos de grueso calibre y con las bombas incendiarias, los dos lugares se incendiaron completamente. Adentro yacían en una habitación los cuerpos de tres personas calcinadas, ubicados uno al lado del otro. El coronel Troiano confirmó que el segundo jefe de la unidad, el mayor Fernández Cutiellos, tuvo una actuación realmente heroica, tal como se había dicho en la crónica de anteayer. Indicó que repelió la agresión, pero que después de haber caído herido fue liquidado por los subversivos con un balazo en la garganta.
El teniente coronel Jorge Echezarreta acompañó a Fernández Cutiellos en los últimos momentos de su vida. "Lo llamé como lo hacía siempre, por su apodo. Me acerqué y me tomó la mano fuertemente al tiempo que levantaba el pulgar de la otra mano para darme a entender que todo estaba bien", dijo el militar con la cara crispada por la emoción. "Tenía burbujas de sangre que le salían por la cara y poco después murió", dijo Echezarreta.
Clarín, 25 de enero de 1989:
"El retorno de la subversión"
Como una pesadilla recurrente, la subversión volvió a irrumpir el lunes con estrépito en la escena política argentina. Los hechos ocurridos en una unidad militar de La Tablada, cuando un grupo de sediciosos copó a sangre y fuego las instalaciones y las retuvo con armas sofisticadas contra la policía provincial y efectivos del Ejército, constituyen un episodio confuso. Pero indudablemente forma parte de la crónica de la subversión, esa crónica que creíamos cerrada para siempre en el país. Se trató, además, de un episodio de inusitada crueldad por los métodos usados en el combate. Y demencial, pues nadie advierte cuál pudo ser en definitiva su propósito ni su objetivo. Todo lo cual no impide que pueda ser apreciada claramente su importancia. Habrá, evidentemente, un antes y un después del 23 de enero. La guerrilla parecía sepultada tres lustros atrás. ¿Por qué renace? Esta pregunta y sus posibles respuestas llenarán el análisis político de las próximas semanas. Entretanto, sorprende que el Gobierno no haya podido vislumbrar la magnitud del riesgo que se aproximaba y alarma que los insurrectos hayan podido exhibir una libertad tan amplia para agruparse, entrenarse, aprovisionarse y atacar.
La realidad ha mostrado que había una guerrilla esperando en las sombras para operar. Ante ello, será del caso replantearse con todo cuidado el papel de las Fuerzas Armadas en casos de conmoción interna. Es otro tema para el debate próximo. Lo que sí está claro es que necesitamos Fuerzas Armadas integradas a la Nación y conscientes de su dignidad. Repitámoslo: la Argentina necesita de un gobierno democrático y representativo, consagrado a los fines nacionales. Necesita Fuerzas Armadas preparadas para defender la soberanía en forma idónea e integradas al cuerpo de la Nación.
La Nación, 26 de enero de 1989:
"El desafío más grave y decisivo"
El Presidente de la República doctor Alfonsín expresó en su mensaje de anteayer que los episodios vividos en La Tablada constituyen "el desafío más grave y decisivo de mi gobierno" y que el país se encuentra "bajo la agresión de elementos irregulares de filiación ultraizquierdista", con lo cual salió del paso de los sectores que, desde dentro del Gobierno y fuera de él, se empeñaron inicialmente en disimular una filiación que resultaba innegable desde el primer instante.
"Hemos podido repeler este acto subversivo –dijo el Presidente– porque hubo hombres en disposición y con la decisión de pelear". Esta expresión podría aplicarse, también, a la lucha que las Fuerzas Armadas sostuvieron con anterioridad a la restauración del régimen constitucional y el mismo reconocimiento formulado anteayer por el primer mandatario lo merecen por aquellos hechos del pasado cercano.
Porque si es verdad que en aquella lucha hubo excesos y que los responsables debieron ser juzgados y condenados –posición que siempre hemos compartido desde esta columna editorial– no es menos cierto que esos excesos no pueden llevar a ignorar ni los méritos de la defensa contra la subversión ni la existencia de una guerra que no fue declarada ni iniciada por las Fuerzas Armadas. Cuando el Presidente dijo con referencia a los sucesos de La Tablada "...hubo argentinos que murieron para que otros argentinos pudiésemos mantener nuestra libertad, preservar nuestro estilo de vida, nuestra convivencia..." bien puede extenderse ese agradecimiento a los hombres de las Fuerzas Armadas y de seguridad que en los años anteriores al 10 de diciembre de 1983 murieron, igualmente, detrás del mismo objetivo.
El Presidente se refirió, más adelante, al "legítimo orgullo de ver a los hombres del Ejército que nuevamente han dado prueba fehaciente de su valentía, de su decisión de defender nuestra independencia y de resguardar, por consiguiente, la soberanía popular". Hay, asimismo, en este párrafo, una palabra clave: "nuevamente". Quiere decir que se acepta que el lunes último y anteayer los hombres del Ejército y de las fuerzas de seguridad hicieron lo que ya tuvieron que hacer años atrás. El Presidente encarna la soberanía legítima de orden constitucional y el Ejército es el brazo armado de la República que lo protege. Así debe ser siempre, y cuando las Fuerzas Armadas y de seguridad entregaban sus vidas en la guerra cruel desatada por la subversión estaban haciendo posible esta realidad de hoy.
Revista Gente Nº 1227, 26 de enero de 1989:
"Reconocimiento"
Párrafos del discurso del presidente Raúl Alfonsín, el martes 24 de enero a las 22,55 hs.
Hoy al mediodía fui a la Tablada. Quienes estuvimos allí, asistimos a un espectáculo estremecedor. Era una pesadilla. La muerte. Otra vez la muerte. La brutalidad, la barbarie. A cada metro encontramos expresiones tangibles de la dimensión de la agresión que había sufrido no sólo un regimiento, sino el conjunto de los argentinos. También a cada momento, recogíamos las evidencias del coraje de quienes hoy merecen el reconocimiento de la Patria. Hemos podido repeler este acto subversivo porque hubo hombres en disposición y con la decisión de pelear. Quiero decirles a ellos que ésta también es mi pelea. Aquí nadie se hará el distraído mientras otros arriesgan sus vidas. Esta es mi pelea y la conduciré hasta el final…
Todos sentimos un gran dolor y pesar al honrar a quienes dieron sus vidas por la tranquilidad de todos. Sentimos estupor e indignación frente a la sanguinaria y cruel acción de esos personeros de la muerte. Pero al mismo tiempo experimentamos el legítimo orgullo de ver a los hombres del Ejército que nuevamente han dado prueba fehaciente de su valentía, de su inquebrantable decisión de defender nuestra independencia y de resguardar, por consiguiente, la soberanía popular.
Como Presidente de la Nación y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas felicito a todos los hombres del Ejército que han actuado con decisión y coraje para contener la acción de los delincuentes. Mi reconocimiento también a las fuerzas de seguridad, particularmente a la policía de la provincia de Buenos Aires. Y mi solidaridad, que es la de todos los argentinos, con las familias de los caídos.
Clarín, 29 de enero de 1989:
"Ante otro país"
Por Joaquín Morales Solá
La ceguera política de los insurgentes, las características mismas del episodio, plantean todavía interrogantes que los investigadores no pueden responder. Pero, entre todo eso, sobresale la más tenaz y cruel de las preguntas ¿ha sido sólo un hecho loco y aislado o ha sido, en cambio, el principio de una ola de violencia cuya dialéctica le dará una dinámica propia a la política?
Con un ejército nuevamente lacerado por muertos y heridos, la administración y los políticos en general debieron replantear rápidamente su relación con los militares. Ya no es el pasado lo que signa esa convivencia sino el duelo del presente y el estado de necesidad del que advierte un futuro incierto. Una operación supuestamente rápida y no frontal no necesitaba complicar a dos jefes del nivel de Gorriarán Merlo y Jorge Baños. Si bien la presencia de Gorriarán Merlo es confusa aún, el cadáver de Baños con las armas en las manos elude toda polémica. Es un caso sorprendente. Baños había logrado perfilar cierta imagen como abogado defensor de derechos humanos y se había abierto paso en publicaciones de centro izquierda o de izquierda como articulista. ¿Por qué mandar al sacrificio a un hombre de esa importancia?
Recurren al ejemplo de los montoneros, cuando el propio Firmenich debió protagonizar el secuestro y el posterior asesinato del ex presidente Aramburu. Una certeza no es cuestionada por nadie: Gorriarán Merlo fue jefe supremo de esta irrupción guerrillera con el nombre de guerra de Richard o Ricardo, seudónimo el primero que aparece a la cabeza del organigrama de la célula hallado entre las ropas de un sedicioso. La presencia de Gorriarán Merlo ha desdoblado la investigación. Hombre de extrema confianza del ministro del Interior de Nicaragua y dirigente fuerte del régimen sandinista, Tomás Borge, Gorriarán fue entrenador del sector del ejército nicaragüense que responde directamente a Borge.
Estupor tras estupor
Ese lunes de lágrimas deparó dos sorpresas al presidente Alfonsín. Una de ellas fue que su gobierno se encontró jaqueado por la subversión de izquierda; en verdad, la administración demoró muchas horas en convencerse a sí misma que estaba ante un rebrote del extremismo que asoló la década pasada.
Para las concepciones políticas del Presidente era imposible que el terrorismo se solazara con un gobierno de origen democrático. ¿No había visitado él personalmente a Fidel Castro para reclamarle que frenara el extremismo chileno porque éste le hacía daño al proceso de democratización en el país de Pinochet?
Sin mirar el detallismo legal, creó por sí solo el Consejo de Seguridad que, por primera vez en cinco años, reúne en un ámbito común a dirigentes civiles y a la cúpula militar.
Ya no había dos Ejércitos como él había dicho apenas días antes. La reaparición del viejo enemigo abroqueló a los hombres uniformados y quita todo margen a los arabescos internos de unos y otros. La situación en el Ejército ha entrado en un statu quo que no puede modificarse hasta donde llega la mirada.
Expresiones oficiales que trabajaron estos días con jefes uniformados dicen que han advertido un cambio ostensible en ellos: Han encontrado una razón de ser, una mística nuevamente, aseguran. Señalan, inclusive, que hubo oficiales rebeldes que abandonaron su prisión domiciliaria para combatir en las defensa de La Tablada y luego retornar a la anterior condición.
La Prensa, 5 de febrero de 1989:
"Después de la batalla"
Por Horacio Mayorga
Domingo de reflexión
El domingo 29 de enero, día que debió ser de luto nacional para todos los argentinos, según lo pidió el gobierno, fue también una magnífica oportunidad para reflexionar sobre los hechos que han lastimado al país más allá de toda ideología. Fue un horror, pero un horror del que se había advertido al gobierno que podría ocurrir. La respuesta fue siempre la misma: la democracia hacía imposible la vuelta de la guerrilla, estos anuncios eran cosas de militares para influir en la búsqueda del poder perdido. Las FF.AA. fueron denostadas, perseguidas, injuriadas durante cinco años desde el gobierno y desde la mayor parte de los medios de comunicación, infiltrados por la izquierda.
Los militares y la SIDE
Dentro de esa política un hecho que tuvo fundamental importancia: la exclusión de casi la totalidad de los militares, retirados o no, que revistaban con enorme antigüedad y experiencia en la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Fueron reemplazados por los muchachitos del partido y de la Coordinadora a quienes se envió por pocos meses al extranjero para capacitarlos en la tarea. Para extirpar todo lo militar del ambiente gubernamental se prohibió la participación de los servicios de inteligencia de las FF.AA. en el estudio de la situación interna del país.
Ese aspecto lo cubriría solamente la SIDE.
¿Cuál fue el resultado? La sorpresa de La Tablada. El horror. La SIDE no supo nada, no podía haberlo manejado tampoco, pese a que no le faltaron avisos e indicios de sucesos anormales, operaciones de ensayo, presencia nueva de guerrilleros viejos… así ocurrió lo que no podía ocurrir. Daba pena ver a políticos y en especial al vocero presidencial recurrir a eufemismos y divagaciones tristes para no llamar a los guerrilleros lo que eran: guerrilleros…
Allí estaba Baños, hasta hace poco perteneciente al CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), camarada de ruta de Zamora, Mignone, Parrilli, Meijide y de otros que ayudaron a condenar a las FF.AA. como "genocidas", aliados a las Madres de Plaza de Mayo, cuyos hijos en muchos casos también sembraron el terror.
Baños y otros como él colaboraron con la CONADEP del preclaro Sabato, ayudados por el gobierno para lo que fue realmente una "caza de brujas" para la familia militar. Lloraban a los desaparecidos que luego aparecieron cuando el terremoto de México, pero no por Larrabure o Viola o Quijada o el juez Quiroga o peor aún por los cientos de conscriptos o agentes de policía muertos.
El Presidente y los "carapintadas"
Las revistas mostraron fotos impresionantes. En mi reflexión me detuve en una: la del Presidente rodeado, protegido, amparado por los "carapintadas" a quienes hubo que recurrir para tomar el cuartel. ¿Dónde quedaron los epítetos contra ellos de pocos días atrás? Dentro del ambiente político surgió entonces otra verdad a medias: "Hoy se ha reprimido dentro de la ley, mostrando que eso es posible…". Hoy se pudo hacer porque La Tablada no fue una guerra sino un combate. Hoy el Dr. Alfonsín está sentado donde está porque hubo muchas Tabladas, muchos muertos, muchos Fernández Cutiellos y conscriptos y suboficiales y policías que dieron su vida en pos de la victoria final.
Se asustaron los jueces y el Congreso y la población toda. Sabían lo que pasaba y cómo pasaba, pero nadie quería otra cosa que la victoria sobre el terrorismo a todo trance y de cualquier forma. Si vuelve esa guerra se volverán a asustar y rogarán que aparezcan unos pocos que arriesguen su vida para que otro Alfonsín pueda iniciar otro gobierno democrático… pero restablecida la calma la suerte de los militares será incierta, como lo fue ayer. Dos posturas del Presidente me mueven a una respetuosa pero vehemente crítica. La primera, cuando a la vista de los muertos en La Tablada dijo: No olvidaré jamás lo que vi.
Me alegro que se sienta así hoy, porque parecía que hasta ayer no hubiera reparado en lo que debe haber experimentado el almirante Lambruschini al rescatar de entre los escombros los restos deshechos de su hija Paula. Ella pagó por la democracia, por los Alfonsín, por los Caputo, por los Manzanos y tantos otros.
Revista SOMOS (año 12, nro. 645, 1ro de febrero de 1989)
"Como si el ataque a la Tablada no fuera de por si un completo drama, sus secuelas parecen destinadas a golpear en todo el mapa de la izquierda. Si como es frecuente, los organismos defensores de derechos humanos se consideran parte de ese espectro, tampoco están a salvo.
La crisis empezó a sacudir a esos organismos el mismo martes 24 en que se confirmó que el abogado Jorge Baños, hasta hace dos años integrante del CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales -NOTA DE TRUE PEACE: Ahora el presidente es el periodista Ex Oficial montonero Horacio Verbistky-, figuraba entre los guerrilleros muertos. Con las radios saturadas por esa noticia, las entidades se cruzaron por teléfono las primeras y nerviosas consultas sobre que hacer con la defensa de los detenidos. "Es lo que nos faltaría para quedar pegados con la guerrilla. Si no nos consultaron antes, ahora que se busquen un buen abogado en otro lugar, que deben tener plata para eso. O si no, que acepten el defensor de oficio, que los va a defender bien", razonaron casi al unísono los incómodos dirigentes.
"Las entidades se sienten moralmente estafadas por lo de Baños, y hay que comprenderlas. Pero tampoco hay que olvidar que todos tienen el derecho a una defensa en juicio, sin que por eso se les pueda endosar a los abogados la ideología de sus defendidos", afirmo Echegaray (Partido Comunista). Para el socialista Simón Lázara, diputado extra partidario de la UCR, "el Estado democrático tiene que usar todo lo que está a su disposición para combatir al terrorismo, y no le faltan medios para eso. Mientras las decisiones estén en manos de los poderes de la República, estará garantizado el marco jurídico.
El Presidente de la República Dr. Raúl Alfonsín avanza cerca del cuartel de La Tablada siendo protegido celosamente por un grupo de comandos.
Editó ANNHA y JORGE MARTINO
Fue cortesía del Lic. Gustavo Carrère Cadirant
DIARIO PAMPERO Cordubensis
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