Las primeras armas y el escudo actual
Hemos demostrado que hay un primer escudo y copias subsiguientes – inclusive al actual -, las cuales no se ajustan al modelo jesuítico. Nos resta averiguar las diferencias que observamos en las armas modernas respecto a las que les dieron origen, para lo cual es indispensable que antes describamos las auténticas.
El primer escudo pertenece a la especie denominada de Comunidad y Sociedad, y al segundo de los dos tipos – de comunidades eclesiásticas y comunidades seculares – en que los dividen los tratadistas.
Para una mejor comprensión, no lo describiremos en la forma apretada que acostumbran los heraldistas ni interpretamos el significado de sus piezas pues sólo haríamos vana literatura. Hasta tanto no aparezca el documento explicativo de sus símbolos, todo desentrañamiento sería completamente gratuito.
Su forma es ovalada, como la de los escudos italianos, que también suelen ser esféricos, y su campo es de la clase llamada lisa, o simple, esto es sin divisiones ni particiones.
En el cantón diestro del jefe se un SOL, parte de cuyos rayos están ocultos por el borde de la tarja; la divisa interior impide la contemplación de los extremos de algunos otros rayos.
La divisa interior, colocada en el jefe, pertenece a las denominadas perfectas, por constar de cuerpo y alma. Su cuerpo lo constituyen las iniciales o abreviatura de “JESUS HOMINUM SALVATOR” ( I H S), con la cruz encima de la H y debajo los tres clavos evocadores de la Pasión, distintivo usado por la Compañía de Jesús; su alma, el lema: “UT PORTET NOMEN MEUN CORAN GENTIBUS”, que se supone extraído del capítulo IX, versículo 15 de los “Hechos de los Apósteles”.
En la parte inferior del campo, trae un águila coronada y azorada, o sea con las alas entreabiertas, como para iniciar el vuelo, y mirando el sol ubicado en el cantón diestro del jefe.
Esta timbrado el escudo – pasando a describir sus ornamentos exteriores -, por una corona real surmontada, aparentemente unida al blasón por lazos cuyas puntas superiores se abren siguiendo el ritmo de aquélla.
El escudo se halla introducido en una cartela, encima de la cual corre la divisa externa, con esta leyenda: “UNIVERSITAS CORDUBENSIS TUCUMANIAE”, que abraza la mitad inferior del mismo.
Descripto el primer escudo, al compararlo con el actual, advertimos que éste difiere de aquél:
1) Por tener el SOL debajo de la divisa interior, cuando en las armas originales hállase arriba y en el cantón diestro del jefe.
2) Por llevar la divisa interior en un punto y en una posición distintos.
3) Por haberse abreviado así el alma de la divisa: “UT PORTET NOMEN MEUN”, cuando es de esta otra manera: “UT PORTED NOMEN MEUM CORAM GENTIBUS”.
4) Por no presentar debajo de las iniciales I H S los tres clavos evocadores de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
5) Por habérselo cortado en porciones iguales, cuando las armas adoptadas en la génesis de la Universidad eran de campo de la clase llamada lisa o simple, esto sin divisiones ni particiones.
6) Por cuadricularse arbitrariamente el cuartel superior con líneas diagonales que descienden del ángulo siniestro al siniestro inferior. En los escudos que se presentan sin esmaltes, como es el verdadero escudo de la Universidad de Córdoba, éstos se indican únicamente así: el oro, con puntos; la plata, sin señal alguna; el gules, con líneas perpendiculares; el azur, con líneas horizontales; el sinople, con líneas diagonales que bajan del ángulo diestro del jefe; el sable, con líneas transversales y verticales; y la púrpura, con líneas diagonales que desciendan del ángulo siniestro del jefe.
7) Y, finalmente, porque la divisa externa es así: “UNIVERSITAS CORDUBENSIS TUCUMANAE”. Consultado sobre este particular el malogrado profesor de latín en el Colegio Nacional de Monserrat, DON VICENTE MUSCARA, en 1949 nos respondió: “La divisa antigua es más correcta que la actual, porque los sustantivos denominativos que significan agregando el tema el sufijo ia. Ejemplos: Italia, Graecia, Hispania, Gallia, Gernania, etc.”.
En conclusión: comparadas las armas auténticas de la Universidad de Córdoba con el escudo actual, éste difiere notable de aquéllas. Creemos que ningún momento resultaría tan propicio como el presente para recuperar el escudo que campeó en el estandarte de las antiguas ceremonias de colación de grados, y para señalar la iniciación de la ley 13.031, que por patriótico designio del Excmo. Sr. Presidente de la Nación, General DON JUAN PERÓN, regula la vida de las universidades argentinas desde el 9 de octubre de 1947.
*DESDE 1614 HASTA EL PRESENTE, LA UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA HA USADO Y EMPLEA ARMAS PROPIAS*.
*Desde 1614, año en que abrieron las puertas de la UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA a la juventud americana, hasta la víspera de la fecha en que se aprobaron la “Constituciones” del Padre ANDRÉS DE RADA (primeros días de diciembre de 1664), la histórica fundación de Obispo FRAY FERNANDO DE TREJO y SANABRIA careció de armas propias.
No causará extrañeza la falta de un símbolo en los orígenes del benemérito instituto, si tenemos en cuenta lo dispuesto por el Padre PEDRO DE OÑATE en sus “Ordenaciones”, vigentes con posteridad al 8 de agosto de 1621. El Provincial de la Compañía de Jesús, como Breve de Su Santidad GREGORIO XV no autorizaba a emplear escudo, maza ni pendón, etc., prescribió entonces con toda autoridad de su elevada investidura: no “tomemos armas propias”.
Nos referimos al Breve dado en Roma el 8 de agosto de 1621. El Soberano Pontífice, accediendo a pedidos formulados en nombre del Rey de España, concedió y otorgó por dicho documento a los Arzobispos y Obispos de las Indias Occidentales, y en caso de hallarse vacantes sus sedes, a los Cabildos de la Iglesias Catedrales, la facultad de conferir los grados de Bachiller, Licenciado, Maestro y Doctor a cuantos han estudiado durante cinco años en los colegios formados por los Padres de la Compañía de Jesús en las Islas Filipinas, Chile, Tucumán, Río de la Plata, Reino de Nueva Granada y otras provincias y partes de las mismas Indias donde no hubiese Universidades de estudio general, siempre que aquéllos distasen de las Universidades públicas unas doscientos millas, por lo menos. (Véase Enrique Martínez Paz, Carlos A. Luque Colombres, Luis Roberto Altamira, José R. Peña y Benito Ochoa, Constituciones de la universidad de Córdoba, PP. 75-79, Córdoba, 1944).
Léase el texto completo de la disposición del Padre OÑATE: “No demos a nuestros estudios nombre de Universidad ni tomemos armas propias, mazas, y pendón, como ellas, ni pretendamos ningún género de jurisdicción sobre los estudiantes, que no la tenemos por la bula, ante nuestras constituciones, 4ª.pe. Cap. 11.
*El primer documento que concretamente nos habla de un ESCUDO son las “Constituciones” del Padre RADA, leídas y mandadas observar en Claustro realizado a principios de diciembre de 1664. En efecto, en el Título VII, constitución 46, al ocuparse de la ceremonia del paseo de quien iba a recibir el grado de Doctor, expuso el religioso jesuita:…”y se pondrá el estandarte de la Universidad, que una parte llevará las armas de ella, y a la otra un tafetán, que hará a su costa el Doctorando, donde irán las armas del mismo.
Léase la Constitución 46: “La tarde antes del grado será el passeo del Doctorando (y adviértese que cuando pasare por casa el acompañamiento saldrá la Comunidad a la puerta, y repicarán las campanas) en cuya casa se pondrá el estandarte de la Universidad, que a una parte llevará las armas de ella, y a la otra un tafetán, que hará a su costa el Doctorando, donde irán las armas del mismo, pondráse otro escudo en un bastidor a la puerta de su casa con un dosel. Yrán para este passeo todos los Doctores, y Maestros a casa del Doctorando, y el que faltare aquella tarde perderá de la propina la mitad, y si faltare también el día, toda; pero si falta sólo el día, perderá la mitad. Todo lo cual se entiende, en caso que no lo tenga la misma Universidad ocupado, ó si no fuere por enfermedad. Saldrá delante, después de los atabales, chirimias, y bedeles con sus mazas, el estandarte; luego entre los maestros el Secretario, y seguirán siguiendo los Doctores con sus Capitarotes puestos, y sus Borlas en los Bonetes. El último será el Doctorando, que irá con capirote blanco, y sin bonete entre el Doctor más antiguo de la Universidad, y el Padrino; y assí darán vuelta á las calles más principales de la Ciudad. Y porque suele haver aquí falta de Doctores y Maestros, se convidará al Cavildo seglar, y á los principales Cavalleros de la Ciudad para que acudan al acompañamiento”.
*PARA LA CÁTEDRA DE LA ARGENTINIDAD*
*A DON LUIS ROBERTO ALTAMIRA, Jefe General de investigadores*.
Junto a: DR. ROBERTO I. PEÑA, Director del Instituto de Estudios America-
nistas, y creación de MONSEÑOR PABLO CABRERA y núcleo de la Escuela
de Historia de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad
Nacional de Córdoba,
Con Dn. JOSÉ R. PEÑA, Prbo. Dn. FRANCISCO COMPANY, Dn. EFRAÍN
U. BISCHOFF, con Sra. LELIA NELLY BAZÁN DE MIRAVET, con Srta
MARTA NÚÑEZ, Srta. LEONOR A. CÉSAR LANVERS, Srta. MAFALDA
RINER, Sr. RAMÓN FERREYRA, Sr. CARLOS ALBERTO ZEBALLOS.
Todos bajo la conducción del Delegado de la Facultad de Filosofía y Huma-
nidades, Dr. CARLOS A. LUQUE COLOMBRES.
Y del Rector de la U.N.C Dr. HORACIO AHUMADA.
Siendo Ministro de Educación de la Nación, DR. ARMANDO MÉNDEZ
MARTÍN,
Y Presidente de la Nación, General de Ejército, DON JUAN PERÓN.
*Cuaderno de Historia nº XXI. El Escudo de la Universidad de Córdoba por LUIS ROBERTO ALTAMIRA, Jefe General de Investigadores. Imprenta de la Universidad. Córdoba, República Argentina, año 1952*. (1952-2009: 57 años).
GRATIAS AGAMUS DOMINO DEO NOSTRO!
Editó Gabriel Pautasso
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