Deum, sanctos, parentes colere. (Honrar a Dios, a los santos, a los padres).
El marxismo criollo siempre adoptado una posición francamente adversa al Revisionismo Histórico y a la figura cesárea de ROSAS.
Basta recordar para ello, las difundidas obras de RODOLFO PUIGGROS: “La herencia que ROSAS dejó al país” (1940) y “ROSAS el pequeño” (1943), o las opiniones vertidas por otros escritores izquierdistas en la revistas porteñas “Argumentos” y “Nosotros”, o en los periódicos “Orientación” y “La Vanguardia”, del socialismo, durante las décadas de 1940 y 1950.
El marxismo seguía en este sentido, la interpretación LIBERAL de la historia argentina, y se daba así la aparente paradoja de que conservadores y socialistas, o comunistas, anarquistas o demoprogresistas, veneraran sin rubor los mismos próceres, servidores de Su Majestad Británica, a quien por distintos motivos todos estaban ligados.
Pero en los últimos años, ya más de una década, esta actitud hostil, que aún subsiste para la mayoría de los grupos marxistas, ha sufrido una marcada evolución, principalmente en el sector denominado trotzkysta que, paralela o consecuentemente con su aproximación, en el orden político, al movimiento nacional, ha modificado su apreciación con respecto a ROSAS y a su época.
Ya en 1949, un conspicuo miembro de esta secta, el periodista JORGE ABELARDO RAMOS, en su libro “América Latina, un país” (cap. “ROSAS: una política nacional en el Río de la Plata”, - que mereció en su oportunidad un agudo comentario de JOSÉ MARÍA ROSA (véase Revista del Instituto JUAN MANUEL DE ROSAS, º 15/16, 1951, p. 180/7) – inició una nueva concepción de la historia marxista del revisionismo histórico clásico. A este atisbo, le siguieron de inmediato otras manifestaciones, hasta culminar con los recientes pronunciamientos de EDUARDO B. ASTESANO: “ROSAS, bases para un nacionalismo popular”, y JUAN JOSE HERNÁNDEZ ARREGUI: “La formación de la conciencia nacional” (cap. “El revisionismo histórico”) y sgtes.), ambos publicados en este año. Pero todos, claro está, situándose desde un ángulo ideológico comunista, en una visión cercenada de toda dimensión religiosa, átea, con enfoques puramente materialistas, económicos; como corresponde, por otra parte, al materialismo dialéctico.
La realidad es que estos comunistas de la IV Internacional (HERNÁNDEZ ARREGHI afirma no serlo), que han dado en denominarse a sí mismos: “IZQUIERDA NACIONAL”, han comprendido el significado de ROSAS, y lo que es más, su arraigo definitivo en la masa popular, debido a la prédica revisionista, facilitada por el proceso histórico de la Revolución Nacional iniciado en 1945 y hoy inconcluso; y quieren servirse de él, como nuevo y eficaz instrumento de penetración en la clase trabajadora, así como antes, negándolo, lograron sus “parientes ricos” de la III Internacional, hacerse simpáticos a la burguesía liberal.
Para comprender mejor esta evolución, es preciso tener presente que hoy, el comunismo concibe al legítimo esfuerzo de los pueblos sometidos en su lucha por la “liberación nacional”, como una etapa intermedia entre el capitalismo y el colectivismo internacional. HERNÁNDEZ ARRIGUI, en su obra citada, lo dice claramente: “en la Argentina del presente, el nacionalismo de derecha se ve compulsado a reconocer la presencia de las masas como actoras de la historia, y el comunismo el hecho de que esas masas, antes de que esas masas, ante que nada, encuadran su lucha en un marco nacional, AUNQUE EL DESTINO DEL PROLETARIADO SEA INTERNACIONAL” (p. 448, el subrayado es nuestro).
Sin embargo, al margen de justificadas prejuicios, se debe entender bien que esta evolución no nos molesta en cuanto suponga la modificación de una postura equivocada, por una comprensión leal y honesta de nuestro pasado, tal como fue, sin parcelamientos; pero sí, desde el momento en que pretenda desconocer la raíz secular del ser nacional, actualizando solamente aquellos brotes que quedan injertarse dentro de una ideología importada, para servicio de sus fines, en última instancia, confesadamente internacionalistas.
Y no sólo los trotzkystas han evolucionado en su apreciación sobre ROSAS, sino también en mayor o menor medida -, otros comunistas provenientes de distintos sectores: RODOLFO PUIGGROS, ya citado, notorio disidente del Partido Comunista, hoy ya no es mismo de 1940 (¡¡), v. g.: “Historia crítica de los partidos políticos argentinos” (1956); y en HÉCTOR P. AGOSTI, por el contrario, leal servidor del Partido, a través de sus últimos libros: “Nación y Cultura” y “El mito liberal”, apunta una nueva concepción histórica aledaña al revisionismo. También es el introductor en 1948 de ANTONIO GRAMSCI.
ROSAS, cuyos méritos singulares de HEROICO DEFENSOR DE LA SOBERANÍA NACIONAL, CONQUISTADOR DEL DESIERTO, FORJADOR DE LA UNIDAD DEL PAÍS, RESTAURADOR DEL ORDEN TRADICIONAL y CAUDILLO DE LAS MASAS PROLETARIADAS, ha reivindicado el revisionismo para las nuevas generaciones argentinas; ha pasado a ser, para los comunistas de la izquierda nacional, privativamente, - subrayando el primero y el último de los atributos señalados - , EL DEL NACIONALISMO POPULAR, ANTIOLIGÁRQUICO y ANTIIMPERALISTA, pero no con sentido cristiano, acorde con nuestra tradición, como es cierto y ya lo han señalado con anterioridad a estos rezagados “descubridores” izquierdistas, escritores como CARLOS IBARGUREN (Juan Manuel de Rosas, 1930); JUSTO DÍAZ DE VIVAR (Las luchas por el federalismo, 1936); MANUEL GÁLVEZ, (Vida de Juan M. de Rosas, 1939); JUAN PABLO OLIVER (Política económica de Rosas, en Rev. del Instituto nº 4, 1939); HÉCTOR A. LLAMBÍAS (Rosas restaurador, en Rev. Del Instituto nº 5, 1940); VICENTE D. SIERRA (Rosas, el marxismo y la política contemporánea, en Rev. del Instituto, nº 5, 1940); JOSÉ MARÍA ROSA (Defensa y pérdida de nuestra independencia económica, en Rev. del Instituto nº 8, 1941; etc., sino con sentido materialista y ateo, despojado de toda inspiración superior y trascendente.
Es preciso, pues, estar prevenidos contra esta progresiva conversión de los intelectuales comunistas y marxistas, trotzkystas, que conduce a una nueva deformación de nuestra historia, que juzgamos mucho más peligrosa que la falsificación de la historia liberal, ya superada, puesto que aprovechándose de todo el acopio documental y expositivo realizado por meritorios y estudiosos del REVISIONISMO, amenaza desvirtuar sus conclusiones rigurosamente científicas, con torcidas interpretaciones que, aunque a veces sugerentes de nuevas perspectivas, pueden resultar intencionadamente demagógicas. Otro trabajo esclarecedor es el de ENRIQUE UNDIANO, “RAMOS y el REVISIONISMO MARXISTA”. Y el sobresaliente de MARIO NADDEO en la Rev. del Instituto de Investigaciones Históricos JUAN MANUEL DE ROSAS, nº 22, Buenos Aires, julio-diciembre de 1960.
CONSECUENCIAS:
En un libro de ANTONIO CAPONNETTO, “Hispanidad y leyendas negras – La Teología de la Liberación y la Historia de América”, Ed. Cruzamante, Buenos Aires,
1989, 220 págs., nos deja un sugerente conclusión: lo del marxismo bolivariano, responde a una afirmación de JORGE ABELARDO RAMOS sobre la que ha reparado BLAS PIÑAR LÓPEZ. Consiste en superar la idea de nacionalidad e integrar los Estados de América en una CONFEDERACION SOCIALISTA, siguiendo el camino histórico de los grandes modelos interamericanos. En tal sentido, “la tarea de BOLIVAR pasa a los discípulos de MARX. Éstos no podrán realizarla sin la tradición de BOLIVAR, sin remontar el confuso río de la historia, a fin de revelar la unidad profunda de su corriente y tocar con la inteligencia su sólido lecho” (Cfr. RAMOS, JORGE ABELARDO: El Marxismo de Indias. Ed. Planeta, Barcelona, 1973)…De allí, las diversas tesis sobre el SOCIALISMO NACIONAL, la PATRIA SOCIALISTA, el SOCIALISMO CRIOLLO, la IZQUIERDA NACIONAL y el LATINOAMERICANISMO TERCERMUNDISTA. (pág. 173).
Ahora año 2008: El socialismo del siglo XXI: HUGO CHAVEZ, FIDEL CASTRO RUZ, RAUL CASTRO RUZ, CORREA, IVO MORALES, LUGO, BACHELET, DANIEL ORTEGA, VÁSQUEZ, LULA, etc., etc.
Jorge Abelardo Ramos = Almada, Jacinto; Almagro, Víctor; Mambrú; Sevignac y Rodolfo Puiggros = Rodolfo Del Plata. Eran los nombres de encubrimiento (nombres de guerra revolucionaria) de los dos representantes de la Izquierda Nacional para politiquear en actividades extracurriculares (¿?) durante las décadas del 30 en adelante. El testimonio lo extraemos del libro de HORACIO TARCUS: “DICCIONARIO BIOGRÁFICO de la IZQUIERDA ARGENTINA (1870-1976”, Emecé, Buenos Aires, 2007, 735 págs. y donde se exponen otros nombres y otras circunstancias. Excelente para saber que hicieron los “próceres” del comunismo cipayo (1880-2008).
“UNA SALUS VICTIS, NULLAM SPERARE SALUTEM”. (VERGELIUS)
“TOTI ARGENTINAE IMMINET” (amenaza a toda la Argentina).
Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero nº 3 Cordubensis
Córdoba, 14 de noviembre del Año de 2008
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El marxismo criollo siempre adoptado una posición francamente adversa al Revisionismo Histórico y a la figura cesárea de ROSAS.
Basta recordar para ello, las difundidas obras de RODOLFO PUIGGROS: “La herencia que ROSAS dejó al país” (1940) y “ROSAS el pequeño” (1943), o las opiniones vertidas por otros escritores izquierdistas en la revistas porteñas “Argumentos” y “Nosotros”, o en los periódicos “Orientación” y “La Vanguardia”, del socialismo, durante las décadas de 1940 y 1950.
El marxismo seguía en este sentido, la interpretación LIBERAL de la historia argentina, y se daba así la aparente paradoja de que conservadores y socialistas, o comunistas, anarquistas o demoprogresistas, veneraran sin rubor los mismos próceres, servidores de Su Majestad Británica, a quien por distintos motivos todos estaban ligados.
Pero en los últimos años, ya más de una década, esta actitud hostil, que aún subsiste para la mayoría de los grupos marxistas, ha sufrido una marcada evolución, principalmente en el sector denominado trotzkysta que, paralela o consecuentemente con su aproximación, en el orden político, al movimiento nacional, ha modificado su apreciación con respecto a ROSAS y a su época.
Ya en 1949, un conspicuo miembro de esta secta, el periodista JORGE ABELARDO RAMOS, en su libro “América Latina, un país” (cap. “ROSAS: una política nacional en el Río de la Plata”, - que mereció en su oportunidad un agudo comentario de JOSÉ MARÍA ROSA (véase Revista del Instituto JUAN MANUEL DE ROSAS, º 15/16, 1951, p. 180/7) – inició una nueva concepción de la historia marxista del revisionismo histórico clásico. A este atisbo, le siguieron de inmediato otras manifestaciones, hasta culminar con los recientes pronunciamientos de EDUARDO B. ASTESANO: “ROSAS, bases para un nacionalismo popular”, y JUAN JOSE HERNÁNDEZ ARREGUI: “La formación de la conciencia nacional” (cap. “El revisionismo histórico”) y sgtes.), ambos publicados en este año. Pero todos, claro está, situándose desde un ángulo ideológico comunista, en una visión cercenada de toda dimensión religiosa, átea, con enfoques puramente materialistas, económicos; como corresponde, por otra parte, al materialismo dialéctico.
La realidad es que estos comunistas de la IV Internacional (HERNÁNDEZ ARREGHI afirma no serlo), que han dado en denominarse a sí mismos: “IZQUIERDA NACIONAL”, han comprendido el significado de ROSAS, y lo que es más, su arraigo definitivo en la masa popular, debido a la prédica revisionista, facilitada por el proceso histórico de la Revolución Nacional iniciado en 1945 y hoy inconcluso; y quieren servirse de él, como nuevo y eficaz instrumento de penetración en la clase trabajadora, así como antes, negándolo, lograron sus “parientes ricos” de la III Internacional, hacerse simpáticos a la burguesía liberal.
Para comprender mejor esta evolución, es preciso tener presente que hoy, el comunismo concibe al legítimo esfuerzo de los pueblos sometidos en su lucha por la “liberación nacional”, como una etapa intermedia entre el capitalismo y el colectivismo internacional. HERNÁNDEZ ARRIGUI, en su obra citada, lo dice claramente: “en la Argentina del presente, el nacionalismo de derecha se ve compulsado a reconocer la presencia de las masas como actoras de la historia, y el comunismo el hecho de que esas masas, antes de que esas masas, ante que nada, encuadran su lucha en un marco nacional, AUNQUE EL DESTINO DEL PROLETARIADO SEA INTERNACIONAL” (p. 448, el subrayado es nuestro).
Sin embargo, al margen de justificadas prejuicios, se debe entender bien que esta evolución no nos molesta en cuanto suponga la modificación de una postura equivocada, por una comprensión leal y honesta de nuestro pasado, tal como fue, sin parcelamientos; pero sí, desde el momento en que pretenda desconocer la raíz secular del ser nacional, actualizando solamente aquellos brotes que quedan injertarse dentro de una ideología importada, para servicio de sus fines, en última instancia, confesadamente internacionalistas.
Y no sólo los trotzkystas han evolucionado en su apreciación sobre ROSAS, sino también en mayor o menor medida -, otros comunistas provenientes de distintos sectores: RODOLFO PUIGGROS, ya citado, notorio disidente del Partido Comunista, hoy ya no es mismo de 1940 (¡¡), v. g.: “Historia crítica de los partidos políticos argentinos” (1956); y en HÉCTOR P. AGOSTI, por el contrario, leal servidor del Partido, a través de sus últimos libros: “Nación y Cultura” y “El mito liberal”, apunta una nueva concepción histórica aledaña al revisionismo. También es el introductor en 1948 de ANTONIO GRAMSCI.
ROSAS, cuyos méritos singulares de HEROICO DEFENSOR DE LA SOBERANÍA NACIONAL, CONQUISTADOR DEL DESIERTO, FORJADOR DE LA UNIDAD DEL PAÍS, RESTAURADOR DEL ORDEN TRADICIONAL y CAUDILLO DE LAS MASAS PROLETARIADAS, ha reivindicado el revisionismo para las nuevas generaciones argentinas; ha pasado a ser, para los comunistas de la izquierda nacional, privativamente, - subrayando el primero y el último de los atributos señalados - , EL DEL NACIONALISMO POPULAR, ANTIOLIGÁRQUICO y ANTIIMPERALISTA, pero no con sentido cristiano, acorde con nuestra tradición, como es cierto y ya lo han señalado con anterioridad a estos rezagados “descubridores” izquierdistas, escritores como CARLOS IBARGUREN (Juan Manuel de Rosas, 1930); JUSTO DÍAZ DE VIVAR (Las luchas por el federalismo, 1936); MANUEL GÁLVEZ, (Vida de Juan M. de Rosas, 1939); JUAN PABLO OLIVER (Política económica de Rosas, en Rev. del Instituto nº 4, 1939); HÉCTOR A. LLAMBÍAS (Rosas restaurador, en Rev. Del Instituto nº 5, 1940); VICENTE D. SIERRA (Rosas, el marxismo y la política contemporánea, en Rev. del Instituto, nº 5, 1940); JOSÉ MARÍA ROSA (Defensa y pérdida de nuestra independencia económica, en Rev. del Instituto nº 8, 1941; etc., sino con sentido materialista y ateo, despojado de toda inspiración superior y trascendente.
Es preciso, pues, estar prevenidos contra esta progresiva conversión de los intelectuales comunistas y marxistas, trotzkystas, que conduce a una nueva deformación de nuestra historia, que juzgamos mucho más peligrosa que la falsificación de la historia liberal, ya superada, puesto que aprovechándose de todo el acopio documental y expositivo realizado por meritorios y estudiosos del REVISIONISMO, amenaza desvirtuar sus conclusiones rigurosamente científicas, con torcidas interpretaciones que, aunque a veces sugerentes de nuevas perspectivas, pueden resultar intencionadamente demagógicas. Otro trabajo esclarecedor es el de ENRIQUE UNDIANO, “RAMOS y el REVISIONISMO MARXISTA”. Y el sobresaliente de MARIO NADDEO en la Rev. del Instituto de Investigaciones Históricos JUAN MANUEL DE ROSAS, nº 22, Buenos Aires, julio-diciembre de 1960.
CONSECUENCIAS:
En un libro de ANTONIO CAPONNETTO, “Hispanidad y leyendas negras – La Teología de la Liberación y la Historia de América”, Ed. Cruzamante, Buenos Aires,
1989, 220 págs., nos deja un sugerente conclusión: lo del marxismo bolivariano, responde a una afirmación de JORGE ABELARDO RAMOS sobre la que ha reparado BLAS PIÑAR LÓPEZ. Consiste en superar la idea de nacionalidad e integrar los Estados de América en una CONFEDERACION SOCIALISTA, siguiendo el camino histórico de los grandes modelos interamericanos. En tal sentido, “la tarea de BOLIVAR pasa a los discípulos de MARX. Éstos no podrán realizarla sin la tradición de BOLIVAR, sin remontar el confuso río de la historia, a fin de revelar la unidad profunda de su corriente y tocar con la inteligencia su sólido lecho” (Cfr. RAMOS, JORGE ABELARDO: El Marxismo de Indias. Ed. Planeta, Barcelona, 1973)…De allí, las diversas tesis sobre el SOCIALISMO NACIONAL, la PATRIA SOCIALISTA, el SOCIALISMO CRIOLLO, la IZQUIERDA NACIONAL y el LATINOAMERICANISMO TERCERMUNDISTA. (pág. 173).
Ahora año 2008: El socialismo del siglo XXI: HUGO CHAVEZ, FIDEL CASTRO RUZ, RAUL CASTRO RUZ, CORREA, IVO MORALES, LUGO, BACHELET, DANIEL ORTEGA, VÁSQUEZ, LULA, etc., etc.
Jorge Abelardo Ramos = Almada, Jacinto; Almagro, Víctor; Mambrú; Sevignac y Rodolfo Puiggros = Rodolfo Del Plata. Eran los nombres de encubrimiento (nombres de guerra revolucionaria) de los dos representantes de la Izquierda Nacional para politiquear en actividades extracurriculares (¿?) durante las décadas del 30 en adelante. El testimonio lo extraemos del libro de HORACIO TARCUS: “DICCIONARIO BIOGRÁFICO de la IZQUIERDA ARGENTINA (1870-1976”, Emecé, Buenos Aires, 2007, 735 págs. y donde se exponen otros nombres y otras circunstancias. Excelente para saber que hicieron los “próceres” del comunismo cipayo (1880-2008).
“UNA SALUS VICTIS, NULLAM SPERARE SALUTEM”. (VERGELIUS)
“TOTI ARGENTINAE IMMINET” (amenaza a toda la Argentina).
Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero nº 3 Cordubensis
Córdoba, 14 de noviembre del Año de 2008
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