BELGRANO no anda bien de salud. La mañana del 20 ha vomitado sangre. Los soldados están listos para esa batalla definitiva.
Como en la batalla de Tucumán, todo es sorpresa para TRISTÁN. No esperaba la maniobra de BELGRANO, colocado a su retaguardia por el norte.
El combate es cerca del mediodía. DORREGO con sus cazadores se impuso en su sector. No hubo confusión ni dispersión de gente entre los patriotas.
Fue un combate en base a fusilería y artillería. ZELAYA apoyó a DORREGO y la artillería abrió camino. La columna realista del sector del cerro San Bernardo fue empujada por las reservas al mando de SILVESTRE ÁLVAREZ. DÍAZ VÉLEZ, del ala derecha, fue herido. DORREGO, con apoyo de ZELAYA, lleva a cabo una carga tradicional y los realistas ante su empuje retroceden a la ciudad. La principal resistencia goda la dio el ala derecha con sus batallones de Real de Lima y Paucartambo. Los cañones de PAZ y VILLANUEVA los desbarataron y pusieron en fuga.
La primera posición que recuperan los patriotas en la ciudad es precisamente el Convento e Iglesia de la Virgen de la Merced. Desde allí siguen presionando a los godos hasta la plaza mayor. La avanzada es comandada por DOREGO, SUPERÍ, FORREST, ZELAYA, PICO, LUNA…
TODO TERMINA PARA TRISTÁN. Sus pérdidas alcanzan a 3.400 hombres. BELGRANO le intima la rendición, “EN EL PRECISO TÉRMINO DE UN CUARTO DE HORA, ADVIRTIÉNDOLE QUE SON LAS CUATRO Y MEDIA DE LA TARDE…”.
TRIUNFO TOTAL
La victoria es completa. No escapa un solo realista. TRISTÁN jura y firma todas las condiciones de la capitulación. BELGRANO lo trata con respeto y de acuerdo a su grado militar.
El historiador General BARTOLOMÉ MITRE dijo de esta combate:
“LOS ANALES ARGENTINOS NO RECUERDAN UN TRIUNFO MÁS COMPLETO”.
Al día siguiente, los realistas entregan sus armas, cartucheras y correajes. También sus clarines, pífanos, y tambores. Sus estandartes… sus espadas, carabinas, cañones y cajas de guerra…
Cinco banderas. Dos mil fusiles. Diez cañones. Los muertos fueron sepultados todos, en una fosa común con una placa así rotulada: “AQUÍ YACEN LOS VENCEDORES Y VENCIDOS
DEL 20 DE FEBRERO DE 1813”
Por todos se realizaron, enseguida, cristianos funerales y Misas de Requiem.
BELGRANO asistió a la Misa y Tedeum en la Catedral de Salta. Por todo el Norte y al antiguo y glorioso Virreinato hubo solemnes acciones de gracia, festejos marianos, decretos de los Cabildos y gobiernos provinciales. En todos se alude al auxilio de la VIRGEN GENERALA.
LAS BANDERAS TROFEOS SON DESTINADOS
POR BELGRANO A LOS ALTARES DE LA VIRGEN.
Las dos banderas tomadas en la batalla de Salta del día 20 de febrero de 1813 las envío BELGRANO a Luján, y pide al Cabildo de esa Villa que “se sirva presentarlas a los pies de Nuestra Señora a nombre del Ejército de mi mando, en el templo de ésa…”
De las tres banderas del día de la Capitulación, una la destina a la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes de Tucumán.
Las otras dos las manda a Buenos Aires para la capilla del sagrario de la Catedral.
Todas estas enseñas fueron recibidas en sus respectivos lugares con fiestas, Misas Solemnes, desfiles militares y grandes homenajes.
Hay otros trofeos: son los de la fuga de GOYENECHE.
Son dos banderas y dos estandartes.
Las envía a nombre del Ejército: dos de ellas para la Virgen de Nuestra Señora del Rosario en su templo de Santo Domingo de Buenos Aires (la Iglesia de la Virgen de la DEFENSA y RECONQUISTA), sigue la tradición de SANTIAGO DE LINIERS y las otras dos para Nuestra Señora de las Merced de Salta.
Gracias al obsequio de las Monjas porteñas, los soldados del Ejército del Norte lucían sobre sus pechos la imagen de la Virgen.
El General PAZ, en sus Memorias, destaca el carácter mariano de la mística guerrera de la tropa. Se luchaba por la Independencia y la Soberanía y por el Bien Común de las nuevas comunidades.
Los soldados combatieron llevando sobre sus uniformes los escapularios de la Virgen.
De ello escribe el General PAZ:
“Es admirable que estos escapularios se conservasen intactos después de cien leguas de marcha en la estación de lluvioso, y nada es tan cierto como el que en la acción de Salta, sin convenio tácito y general, los escapularios vinieron a ser una DIVISA DE GUERRA.
Si alguno los había perdido, tuvo buen cuidado de procurarse otros, porque hubiera sido peligroso andar sin ellos”.
Se repetía lo de la Reconquista y la Defensa.
Las tropas de las nuevas comunidades o Provincias Unidas del Sur, defendían los intereses de su Soberanía y su Bien Común amenazado, recurriendo a Santa María y llevando sobre sus uniformes y banderolas el ESCAPULARIOS DE LA VIRGEN.
BERESFORD los había calificado con aquello de que eran “GENTE DEL ESCAPULARIO”…
Y en Salta fue vencedora, también GENTE DEL ESCAPULARIO.
Este temperamento mariano, ha sido característica esencial en las fuerzas iniciales de la Patria. No sólo disposición interna. También señal externa, testimonio público.
(SOBRE las Batallas de Tucumán y Salta los hemos extractado de Virgen Generala del R. P. CAYETANO BRUNO (+) , editorial Apis, pp. 221 a 287 y del volumen VIII de la Historia de la Iglesia en la Argentina, también del PADRE BRUNO, pp. 153 a 193, en la segunda parte, titulada: La Generala de los ejércitos. A más, de la bibliografía sucinta propia sobre el tema, sobre todo la Historia Argentina del Dr. JOSÉ MARÍA ROSA y al R.P. RUBÉN ALÁ (+), salesiano, luchador por Dios y la Patria).
Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero nº 93 Cordubensis
En homenaje de Belgrano y los caídos en la batalla de SALTA
¡VIVA LA PATRIA!
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