“Yavé arrojará ante vosotros a todos los pueblos más numerosos y más poderosos que vosotros”. (Deut. 11: 23).
Sin un estudio detallado del Antiguo Testamento, es decir, de la Torah, no podemos encontrarle solución a las aspiraciones judías de adueñarse del poder mundial ni comprender los acontecimientos de la actualidad. Quienes no están familiarizados con los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, es decir, el Pentateuco, podrían abrigar dudas acerca de esas intenciones judías y rechazarán, por lo común, cualquier a ello como alucinaciones “antisemíticas”. Esa gente es incapaz de darse cuenta que la judería está a punto de lograr la total dominación del mundo.
Desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la derrota del nacionalsocialismo alemán cualquiera que se atreva a referirse a esos hechos a esos hechos espantosos será calificado de “NAZI” o acusado de preparar una nueva dictadura del procesable proceso o de planear otra matanza. Al hacer “tabú” de la palabra “JUDÍO” se está aboliendo la libertad de opinión y de pensamiento y, a la vez, se consigue que los pueblos de todo el mundo no puedan ver con claridad en el momento del peligro. La acusación de nazismo está al alcance de cualquiera, es barata y popular. El hombre de la calle conoce del nacionalsocialismo lo que los grandes órganos de la prensa judía le han “permitido” conocer, y, por eso, en su ignorancia, considera a la judería mundial como una raza “perseguida” y la simple mención de la “JUDÍO” significa “ANTISEMITISMO”.
Por lo tanto, con su mente envenenada por la propaganda y acción psicología el hombre común está poco inclinado a admitir como real que todo eso que ahora maldice y condena en el nacionalsocialista alemán, aquellos principios por los cuales sus líderes fueron ahorcados en Nuremberg en nombre de la “conciencia universal”, ya existieron en los pasados tres o cuatro milenios. Durante la jefatura de MOISÉS lo mismo sucedió en el régimen totalitario de Yavé. Las leyes proteccionistas de la raza judía de esa época y el nacionalismo tribal de los judíos han sobreviviendo más que el jefe del nacionalsocialismo alemán. Porque la concepción de la superioridad junto con sus cultos políticas y religiosos no es una invención de HITLER.
Cuando HITLER, GOEBBELS y ROSEMBERG promovieron una concepción racial no hicieron nada más que emplear las armas judías en contra el judaísmo. Todo lo que los judíos del mundo condenaron, disimulado bajo las banderas de los poderes aliados, fue realmente su propia factura y creación. En realidad, fueron los judíos quienes se ahorcaron en Nuremberg. Porque las leyes de segregación (separación) racial se publicaron por primera vez en los libris de los profetas ESDRÁS y NEHEMÍAS y no en el Rassenschutz Gesetz (Leyes de protección racial) de Nuremberg. Los campos de concentración KZ no fueron inventados por HEINRICH HIMMLER sino por el rey SALOMÓN. El lema del total aniquilación y extermino del enemigo vencido apareció en los mandatos de MOISÉS, el FÜHRER judío.
HITLER proclamó solamente que los germanos eran de raza superior a los judíos. En ese punto MOISÉS alcanzó mayores extremos al proclamar que los judíos eran de origen divino directo y que, como pueblo elegido de Dios, eran sagrados. ¡Todo y cada uno de los judíos es sagrado en su persona y quien afonde a un judío ofende a Dios mismo! Esta es la opinión que, incluso hoy, sostienen los judíos.
¿Qué otra cosa es esto sino la forma más exagerada y nacionalista de totalitarismo tribal-racial? Es evidente que, hasta hoy, permanece muy viva esa antigua y soberbia (superbia jodearum: el orgullo de los judíos) conciencia de la excelencia y santidad raciales cuando vemos que los judíos protestan contra la sentencia recaída sobre un judío acusado ante cualquier tribunal cristiano, porque consideran que la afrenta a un judío no es meramente un ultraje individual sino que está dirigido contra TODO el judaísmo. Según las normas del nacionalismo judío de hace cuatro milenios (4.000 años), todo insulto a un judío es un insulto a Dios y un crimen contra la sagrada estirpe de ABRAHAM.
El primer y más importante mandamiento de MOISÉS, el gran estadista hebreo, está destinado a salvaguardar la pureza racial. El insistente objetivo del Antoguo Testamento es siempre la orden de MOISÉS, quien, antes de la conquista de la Tierra Prometida, señala a las naciones vecinas y dice a los hijos de Israel: “…las darás al anatema, no harás pacto con ellas, ni les harás gracia. No contraigas matrimonios con ellas, no des tus hijas a sus hijos ni tomes sus hijas para tus hijos”. (Deut. 7: 23).
MOISÉS apareció entre los hijos de Israel (como más tarde JESUCRISTO) en una de las horas más difícil de su historia. JACOB había abandonado este mundo legando una profecía que habría de ser citada muchos siglos después, en pro y en contra de los judíos, incluso en la España medieval.
“El cetro no será quitado de JUDÁ, ni de su posteridad el caudillo, hasta que venga el que ha de ser enviado, y éste será la esperanza de las naciones. El MESÍAS o ENVIADO ligará a la viña con su pollino, y a la cepa, ¡oh hijo mío!, su asno. Lavará en vino su vestido y en sangre de las uvas su manto. Sus ojos son más más hermosos que el vino y sus dientes más blancos que la leche” (Génesis, XLIX, 10-
12).
Los hijos de Israel fueron explícitamente elegidos por el Creador de la Humanidad para los más altos destinos: mantener vivo el conocimiento y la adoración de Dios verdadero, frente a las supersticiones salvajes y las orgías degradantes de naciones menos favorecidas y recibir en su día al Redentor que vendría al mundo a salvarnos no sólo a los hebreos, sino a todos los hombres todos, y dar ese Redentor a la Humanidad.
La unidad y la continuidad de la revelación del monte SINAÍ y de la revelación de CRISTO es frecuentemente olvidada en nuestros días. Esta inadvertencia explica algunas de las tragedias y de los mayores desatinos de la Historia, y aclara seguramente varios misterios que en tiempos remotos separaron a los hebreos de otros pueblos, manteniendo aislado hasta ahora al grupo, relativamente pequeño, e los que conocemos bajo la denominación de judíos.
Cuatro mil años más tarde, el nacionalsocialismo alemán se propuso el mismo objetivo cuando el matrimonio, la amistad y las relaciones comerciales con los judíos fueron prohibidos por las leyes de Nuremberg de 1935.
Los jueces puestos por los judíos en los juicios espectaculares de Nuremberg no se cansaron de subrayar, en nombre de la “Conciencia Universal”, que las leyes raciales alemanas eran bárbaras. Pero, al mismo tiempo, esos jueces no se daban d al dictar sentencia condenaban a los propios judíos. Porque cuando los judíos regresaron del cautiverio de Babilonia: “Y acaeció, que luego que oyeron la ley, separaron de Israel a todo extranjero”. (Nehemías, 13:3).
Y el diario del profeta “nazi” continúa: “Ví asimismo en aquel tiempo algunos Judíos, que estaban casados con mujeres de Azoto, de Ammón y de Moab. Y sus hijos la mitad hablaban la lengua de Azoto, y no sabían hablar judaico, y se hablaban según la lengua de los dos pueblos. Y los reprendí y maldije. E hice azotar a algunos de ellos, y mesarles los cabellos, y que jurasen por Dios que no darían sus hijas a los hijos de ellos, y que no tomarían de las hijas de ellos para sus hijos (…)”. (Nehemías, 13: 23-25).
Sin embargo, NEHEMÍAS, el profeta “nazi” de las leyes de protección racial de esos tiempos, solamente maldice y golpea a los que corrompen la pureza racial mientras que ESDRÁS actúa con mucho más vigor y energía. Nos dice en su libro que los judíos habían tomado mujeres entre las hijas de cananeos, jeteos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, según las abominaciones de esos pueblos (Esdrás, 9: 1,2,12).
ESDRÁS, ordena a los corruptores de la pureza racial judía ir a Jerusalén, los pone al descubierto y los denuncia en su libro, cita la ley divina y pide que se separen de sus mujeres no judías, entre ellas había mujeres que ya habían tenido hijos, dice el Antiguo Testamento. ESTO NO INTERESA. Todos perecerán por haber profanado la “sagrada” estirpe, todos, madres e hijos mestizos tendrán que morir. En el Estado teocrático, el DIOS-JAVÉ-JEFE racial no tolerará madres de origen extranjero o hijos mestizos. Los profetas no pudieron prever que dos mil años después esa misma “falta de tolerancia” sería señalada y condenada tan implacablemente por Mr. SULZBERGER en el poderosísimo diario – el más importante del mundo – “New York Times” como pecado contra Dios, cuando las leyes de ESDRÁS y NEHEMÍAS (consultar dos sagradas escrituras, NACAR-COLUNGA y JUAN STRUBINGER, ver ESDRÁS y NEHEMÍAS) eran aplicadas contra los propios judíos. Las iglesias cristinas, incluso la Católica al enseñar el Antiguo Testamento denuncian las leyes hitlerianas de Nuremberg 1935 como impías, y, mostraron absoluta tolerancia y benévola comprensión para con las leyes del nuevo Parlamento israelí cuando en 1953, prohibieron el matrimonio entre judíos y gentiles.
Semejante discriminación racial podría perecer una oscura superstición, una herejía. No obstante, la leyes judías consideran la pureza racial como un mandamiento de suma importancia. “El Ammonita y el Moabita NO ENTRARÁN JAMÁS EN LA ASAMBLEA DEL SEÑOR, AÚN DESPUÉS DE LA DÉCIMA GENERACIÓN” (Deut. 23:3).
Posteriores descendientes de los judíos tomaron este mandato de MOISÉS con tanta seriedad que, según HOUSTON STEWARD CHAMBERLAIN, algunas jóvenes que habían quedado embarazadas por obra de los gentiles, fueron enviadas a otras comunidades israelitas donde las futuras madres junto con sus hijos fueran asesinados. En 1949, los rabinos judíos norteamericanos decretaron la prohibición de matrimonios de judíos y gentiles.
La magia de la santidad de la estirpe sagrada, la conciencia de su superioridad racial, arde en el Antiguo Testamento con el feroz resplandor del nacionalismo más fanático de todos los tiempos. Los judíos asesinaron y destruyeron los pueblos no judíos de la antigüedad por obediencia a las leyes religiosas y nacionales del Dios- Jefe y, si pensamos en los juicios de los modernos “criminales de guerra” en Nuremberg, advertimos con cuánta más razón los antiguos reyes y profetas judíos merecerían ser condenados por la misma causa. Pero las iglesias cristianas nada condenan, continúan enseñando hasta hoy a los niños no judíos, el libro más pornográfico y sanguinario, el Antiguo Testamento. Por otro lado, los titulados libros sagrados de los judíos, hacen alarde de venganza al narrar los actos más macabros de matanza y exterminio de pueblos enteros. Proclaman la carnicería de inocentes, incluyendo niños y niñas si no son judíos, como cumplimiento del deber nacional supremo y como el acto más agradable a Dios: “Y te las entregaré al Señor Dios tuyo, las pasarás a cuchillo sin dejar uno sólo. No harás alianzas con ellas ni tendrás compasión de ellas” (Deut. 7, 12).
La soberana raza judía tiene libertad para cometer crímenes. Según la Torah y los profetas, la matanza y la destrucción de otras razas y pueblos no es solamente un deber religioso sino un derecho absoluto del pueblo judío, y ese derecho lleva implícita la prerrogativa de la dominación de otros pueblos.
El profeta ISAÍAS describe el futuro poder mundial… “Y los hijos de los extraños muros edificarán tus muros, y los reyes te servirán (…). Y estarán tus puertas abiertas de continuo: de día y de noche no se cerrarán, para que sea conducida a ti la fortaleza de las naciones, y el reino que a ti no te sirviere, perecerá, y las naciones serán destruidas y desoladas (…). Y mamarás leche de las naciones, y serás amamantada por el pecho de los reyes (…)” (ISAÍAS, 60: 10-12, 16).
No solamente sobre la base del prejuicio racial sino sobre los fundamentos del mandato divino directo, los judíos se sienten autorizados se sienten autorizados a subyugar a los pueblos y a tratar como esclavos a los que caen bajo su poder.
Después de la leyes de Nuremberg para protección de la raza de MOISÉS, después de la segregación racial y de la manía del poder mundial de ESDRÁS y NEHEMÍAS, vemos ahora el primer campo de concentración y los establecimientos de trabajos forzados en los cuales los extranjeros trabajan para la raza dominante. Se narra un hecho consumado que nunca se juzgará en un tribunal humanitario. Los planes de las cámaras del terror del Imperio de KAGANOVICH fueron concebidos en tierras de Israel.
Es el Antiguo Testamento y no el MEIN KAMPF lo que debe analizarse para ver que la cámara de gas, que se hizo mundialmente famosa a través de los diarios de SULZBERGER, fue realmente una invención del pueblo elegido. El profeta SAMUEL nos dice cómo la raza “humanitaria” en el extático arrobamiento de la victoria trató a sus derrotados enemigos: “Y trayendo al pueblo de ella lo aserró, e hizo pasar sobre ellos narrias con hierros: y los traspasó a semejanza de ladrillos: así lo hizo con todas las ciudades de los hijos de AMMÓN. Y volviose DAVID y todo su ejército a JERUSALEN”. (II Sam., 12: 1).
El primer campo de concentración, la primera cámara de gas (un horno de ladrillo) del mundo estuvieron en la tierra de ISRAEL. Y el primer ghetto se estableció en JERUSALÉN y no en EUROPA.
“El judío modeló su propio destino”, escribió HOUSTON STEWART CHAMBERLAIN, refiriéndose a estas posiciones.
Ese nacionalismo judío tribal (son 12 tribus, encabezadas por la de Judá), que creó las leyes de protección racial, los ghettos, los campos de concentración y las cámaras de gas de otras épocas, nunca se extinguió. Continuó matando y asesinado a razas y pueblos vecinos. Aunque derrotado, siempre resurgió. Cantó las tristes melodías de su irredentismo junto a las junto a los ríos de Babilonia durante el cautiverio, y, después de su liberación, comenzó a construir la NUEVA JERUSALÉN con la vehemencia de un revitalizado nacionalismo. Ha sufrido pero esperando al nuevo MESÍAS, al judío nacionalista, liberador y jefe político, al nuevo FÜHRER que pondría en manos judías en manos judías la dominación universal de todas las acciones.
El judaísmo nunca ha renunciado a este grandioso sueño nacionalista de 1897 en Basilea, Suiza, el DR. MANDELSTEIN, profesor de la Universidad de Kiev, afirmó enfáticamente en su discurso al abrir la Conferencia, el 29 de agosto: “Los judíos usarán toda su influencia y poder para impedir la elevación y prosperidad de las otras naciones y están decididos a sostener su esperanza histórica, o sea, la conquista del poder universal”. (“Le Temps”, 3 de septiembre de 1897).
Por ese fanático nacionalismo, el primer ghetto se estableció en Jerusalén y se llevó a cabo la total segregación de los no judíos (JOEL, 3: 17). Fue prometido que JEHOVÁ, el celestial FÜHRER, moraría en Jerusalén perpetuamente y que todos los pueblos no judíos serían excluidos de la presencia de Dios. Los rabinos judíos afirmaron que todos los pueblos no judíos debían ser excluidos de la participación con el nuevo mundo y que sólo se los toleraría como un rebaño despreciable. (Traktat, Gittin, F. 57, Talmud de Babilonia).
El nacionalismo judío tribal enfrentó los tiempos más peligrosos de su historia a partir del nacimiento de JESUCRISTO Éste fue o pudo haber sido un momento fatal para la historia judía; fue también una amarga decepción. Los judíos quedaron estupefactos al enterarse de que JESUCRISTO no era el Mesías que esperaban; no era un liberador nacionalista que sacudiría el yugo romano. CRISTO era anti-nacionalista o, un rebelde internacionalista como lo llamaríamos hoy. CRISTO se atrevió de puntapiés a las mercancías y derribar las de los cambistas en el Templo de Jerusalén. Era como un resuelto nacional penetrara en el Wall Street, o la Bolsa de valores de Nueva York con un látigo en la mano. Este nuevo profeta no creía en la superioridad racial judía sino en la fraternidad y el amor al prójimo, de todo el género humano. En las calles de Jerusalén este Maestro o Rabí y sus discípulos predicaban contra las doctrinas expuestas por las autoridades acerca del modo de vida chauvinista judío y del nacionalismo judío, es decir, predicaban contra el Sanhedrín y contra los fariseos, escribas y saduceos.
Este Maestro y sus discípulos no creían en una alianza tribal aparte entre y los judíos. PEDRO, el pescador de Galilea, en abierta oposición a los dogmas del jefe de los rabinos, dice a CORNELIO capitán y centurión del Imperio Romano, que: “todas la naciones” agradan a Dios si le temen y obran rectamente. En nombre del SEÑOR JESÚS, estos discípulos enseñan que romanos, judíos y griegos son todos seres humanos y que no hay una redención exclusiva reservada para una sola nación, que no hay un Mesías especial únicamente para los judíos ni una superioridad racial para los seguidores de JEHOVA, porque todos somos seres humanos con criaturas de un solo y único Dios.
CRISTO afirmaba que era el redentor no solo de los judíos sino de toda la humanidad y que no estaba dispuesto a aceptar la supremacía y gobierno de ninguna RAZA SUPERIOR. Por lo tanto tenía que ser crucificado.
Católicos y Romanos, NUESTRA FE, está en JESUCRISTO, verdadero Dios y verdadero hombre, nacido por obra del Espíritu Santo del seno purísimo de la VIRGEN MARÍA; nuestra fe está en JESUCRISTO, salvador de todos los hombres, crucificado bajo PONCIO PILATOS y resucitado de entre los muertos, venido a cumplir la Ley y los Profetas, fundando la Iglesia católica, apostólica y romana, la nueva y eterna Alianza que no es ustedes predica. Con la ayuda de Dios, con el auxilio del magisterio y su bimilenaria Tradición…
Tal vez esta fidelidad permitirá a los judíos beneficiarse con las preciosas de la Redención, gracias que la VIRGEN MARÍA sabrá distribuir en abundancia, como ya aprovecharon a los DRACH, LIBERMANN, RATISBONA, LEMANN, ZOLLI, y tantos otros, verdaderos convertidos, verdaderos hijos de la Iglesia romana, verdaderos hijos de MARÍA.
DIOS DE BONDAD, PADRE DE LAS MISECORDIAS, TE SUPLICAMOS POR EL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA, POR LA INTERCESIÓN DE LOS PATRIARCAS Y SANTOS APÓSTOLES, QUE DIRIJAS TU MIRADA DE COMPASIÓN SOBRE EL RESTO DE ISRAEL, PARA QUE CONOZCA NUESTRO ÚNICO SALVADOR JESUCRISTO Y PARTICIPE DE LAS GRACIAS PRECIOSAS DE LA REDENCIÓN. SEÑOR, PERDÓNALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN. (Oración indulgenciada por S. S. LEÓN XIII y SAN PÍO X).
Cátedra de la Argentinidad:
A WILLIAN THOMAS WALSH, “Personajes de Inquisición”, traducido del inglés por Isabel de Ambía,; prólogo de Cayetano Alcázar, Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 1948, 331 pp.
A LOUIS MARSCHALKO, “Los conquistadores del mundo. Los verdaderos criminales de guerra. Editorial Nuevo Orden, Buenos Aires, traducción Aída Aráoz, 1982, 418 pp.
“Si ha de existir la paz en el mundo, no deberá haber “pueblo elegido” alguno en el futuro sino sólo pueblos libres con igualdad de derechos. Esa es la única verdad, la que, sin duda, prevalecerá al final” (pp. 418).
La orientación histórica estuvo a cargo de GABRIEL PAUTASSO.
Editó Gabriel Pautasso
Diario Pampero Cordubensis nº 170.
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